Enfermos que interpusieron amparos para lograr atención médica en el sistema público están padeciendo retrasos de hasta dos semanas para que los hospitales acaten las resoluciones judiciales y les entreguen los medicamentos que necesitan, pese a que antes lo hacían en uno o dos días.
Generalmente, las unidades médicas entregaban medicamentos, realizaban cirugías o estudios que habían sido negados en los plazos fijados por los jueces que no superaban las 48 horas, toda vez que la atención médica es apremiante y puede hacer la diferencia en la vida o muerte de los pacientes.
Sin embargo, la organización Justicia VS el Cáncer, integrada por 81 firmas legales y casi 300 abogados en todo el país que trabajan pro bono interponiendo amparos para que pacientes consigan atención médica, comenzó a detectar el cambio de comportamiento de las unidades médicas hace tres semanas, sobre todo del IMSS, ISSSTECALIj, IMSS Bienestar.
“No fue por la reforma judicial, sino de la declaración de la presidenta Claudia Sheinbaum de que no iba a acatar suspensiones, me parece que se relajó en dos bandas: no hubo un aumento de la presión de los jueces por hacer acatar sus suspensiones y dos, le bajaron en los hospitales en cumplir en más tiempo”, explica Guillermo Rivera, director general de la organización.
Rivera se refiere a la confrontación entre la presidenta Sheinbuaum y el Poder Judicial tras la aprobación de la reforma judicial, luego que la jueza Nancy Juárez determinó que la Presidencia debía retirar del Diario Oficial de la Federación el decreto de la reforma. Pero la presidenta dijo que no lo haría.
“No tiene ninguna atribución para solicitar que se quite del Diario Oficial de la Federación esta publicación. Primero, porque no tiene ninguna atribución, porque una juez no está por encima del pueblo de México. Segundo, porque jurídicamente no tiene ningún sustento lo que está haciendo. Y tercero, porque es el Poder Legislativo quien ordena al presidente, el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador, la publicación en el Diario Oficial de la Federación. Entonces, no vamos a bajar la publicación”.
“La reforma al Poder Judicial va. Ni un juez, ni una jueza, ni ocho ministros pueden parar la voluntad del pueblo de México. La reforma va”, explicó en su conferencia matutina “Las mañaneras del pueblo”, dijo Sheinbaum el 18 de octubre.
María Fernanda Rizo, coordinadora nacional de Justicia vs Cáncer, explica que esta declaración “ha impulsado un efecto dominó en los estados y en las demás autoridades para enfrentar a la autoridad jurisdiccional, caer en desacato y saber que de cualquier forma no habrá consecuencias”.
El aumento de dos días a dos semanas para cumplir en los juicios referentes a la salud no es un asunto menor, explica Rivera, “antes era impensable que se tardaran ese tiempo”, pero ahora, si esta práctica se vuelve recurrente y los hospitales se niegan a cumplir ante la falta de presión para el cumplimiento de un ordenamiento judicial, podría llegar el escenario en que el amparo ya no sería eficiente.
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Y más aún con la aplicación de la reforma judicial mediante la cual los jueces serán elegidos por voto popular, pero los aspirantes serán escogidos por un comité integrado por personas afines al partido del gobierno. Esto porque los nuevos jueces “no querrían entrar en confrontación con los gobiernos. Los que se quieran someter, son los que no van a querer pelear con el quejoso. Ahí veremos si serán jueces valientes o los jueces de papel”, dice Rivera.
Además, “si el hospital responde: si no cumplo ¿qué vas a hacer?” ¿Cuál será la posición de los jueces de distrito: ir más a fondo, o mejor pensar que no se meterán en problemas’”.
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Sin embargo, también advierte que los abogados tendrán que encontrar nuevas formas para ayudar a los pacientes a hacer cumplir su derecho a la salud que aún está en la Constitución. “El amparo nos parecía un instrumento muy eficaz, pero eso no significa que no existan otros, como la responsabilidad administrativa, patrimonial del estado o denuncias penales”.
Sólo entre el 20 de marzo de 2020 a marzo de 2024, la organización ha hecho 283 demandas de amparo relacionadas únicamente con atención a cáncer. Pero, también hizo 295 demandas a nivel nacional por otros padecimientos.
“Son demandas con una resolución favorable en donde la autoridad sanitaria se ha visto obligada por un juez de distrito a brindar la atención médica. Y ahí tenemos de todo: desde cateterismos, prótesis para la columna, instalaciones de marcapasos, conexiones intestinales, prótesis para la rodilla, diabetes, trasplante de órganos, transfusiones sanguíneas, y traslados en ambulancia a otro instituto u otras entidades federativas”, explica María Fernanda Razo.
Los amparos interpuestos por pacientes a través de Justicia VS el cáncer ha obligado a los hospitales a contratar la subrogación de los tratamientos (tipo radiología o quimioterapia) que significó 29 millones 711 mil pesos. Más 62 millones 272 mil pesos en medicamentos. Es decir, la cifra total de tratamientos y medicamentos conseguidos a punta de amparos asciende a 92 millones 983 mil pesos.
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Sólo en 2022 se registraron 1 mil 602 juicios de amparo promovidos por desabasto de medicamentos e insumos para la salud, mientras que en 2018 apenas hubo 220 recursos.
Esto significa un crecimiento de 628%, de acuerdo con el informe “Radiografía del desabasto de Medicamentos en México 2022”, del colectivo Cero Desabasto que obtuvo la información a través de solicitudes de transparencia.
Los datos revelan que las demandas de amparo crecieron durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador. Pues, en 2017 solo se registraron 229 juicios y en 2018, el último año de gobierno de Enrique Peña Nieto, 220. Al inicio del gobierno de López Obrador, en 2019 comenzó el crecimiento, con 387 juicios; 75% con respecto al año previo.
Justamente en 2020, el año de inicio de la pandemia, surgieron organizaciones como Justicia vs Covid. Ese año ocurrió el mayor repunte, con 1 mil 92 juicios; pero el máximo histórico se registró en 2021, con 2 mil 307 procesos registrados ante tribunales colegiados de circuito.
Ante lo imprevisible de una pandemia mundial, y el deterioro de toda la infraestructura sanitaria del país, la cual viene de muchos años atrás, la abogada María Fernanda explica que se produjo “una lluvia de demandas de amparo” para defender el derecho a la salud ante el nuevo virus.
Sin embargo, con el paso del tiempo y de la pandemia, esa ‘lluvia’ no amainó. Al contrario, arreció en muchos aspectos.
BBC Mundo acompañó a un equipo de rescatistas en la búsqueda de víctimas de las riadas de Valencia.
-Abrimos un agujero y vimos que había cuerpos flotando.
-¿Cuántos cuerpos?
Basilio Vigil, Basi, hace una pausa prudente antes de responder con un escueto “muchos”.
El sábado, junto al resto de compañeros de la ONG Unidad de Rescate y Salvamento con Perros (URESAP), estuvieron todo el día trabajando en el centro comercial de Bonaire, en Aldaia, a las puertas de Valencia.
Su parking subterráneo, de 2 mil metros cuadrados, se ha convertido en el fantasma que ronda las zonas devastadas por las riadas, la pesadilla que muchos temen. Se cree que en los dos millones de litros que se colaron en su interior pueda haber decenas de muertos.
En las redes sociales se especula con todo tipo de cifras. El semblante de Basi y el del resto del equipo se ensombrece y prefieren no contar mucho más.
El temporal que azotó Valencia y el sureste de España ha dejado ya al menos 212 muertos, pero hay muchos desaparecidos, por lo que la cifra podría ser bastante mayor.
Aún quedan muchos sótanos, garajes subterráneos por vaciar y revisar, vehículos que han quedado convertidos en amasijos de hierros y que la corriente arrastró a kilómetros de donde estaban aparcados, y también zonas rurales donde puede que vivan personas con movilidad reducida y que han quedado aisladas.
“La cifra de fallecidos aumentará poco a poco, lamentablemente”, aventura Francisco Javier Andrés, un bombero forestal que en sus fines de semana o en vacaciones se suma a la URESAP.
“A muchos les pilló en la carretera y algunos lo que hicieron fue abandonar sus vehículos e intentar escapar andando”, cuenta de camino a la zona en la que va a trabajar el equipo este domingo.
Son unos garajes anegados en la parte baja de Catarroja, una de las localidades más afectadas por las lluvias torrenciales que el 29 y 30 de octubre devastaron la zona sur de Valencia.
También hay que revisar decenas de vehículos que arrastró el agua y que han quedado sembrados en un descampado del pueblo.
Con la ayuda de Bolo, Roco y Shiva van a buscar a personas que pudieran haber quedado atrapadas, vivas o muertas. BBC Mundo los acompañó.
“Ojalá tengamos un desenlace bueno hoy, pero no sabemos lo que nos vamos a encontrar”, reconoce Alberto Carnicer, un verano que lleva desde los 17 años trabajando como rescatista con distintas instituciones, entre ellas la Cruz Roja y la Protección Civil, y como voluntario en la URESAP.
Pero llegar hasta allí no es fácil.
Algunas calles están colapsadas por las montañas de enseres embarrados que los vecinos han ido sacando de sus casas, y por coches y más coches cubiertos de lodo, aplastados como los restos de papel de aluminio de un bocadillo, allá donde se mire.
Las vías transitables son un bullicio de tractores y excavadoras, grúas, camiones militares, furgonetas con alimentos o agua que traen los voluntarios.
En un camino estrecho, una lancha empotrada contra un garaje deja una historia de supervivencia. El martes por la noche, un chico al que arrastraba la corriente la vio y trepó hasta ella. Allí se quedó hasta que bajaron las aguas.
La zona baja de Catarroja que el equipo va a inspeccionar, ya lindando con la localidad de Albal, parece una escena apocalíptica.
El pueblo se convirtió el martes en un barranco urbano y mucho de lo que arrastró ha quedado esparcido por una zona de huertas y naranjos donde los automóviles parece que brotaran de la tierra.
El equipo recibe las instrucciones de Basi, el líder y fundador del grupo, que se ha coordinado con autoridades locales, y se echa a andar.
El trabajo es duro y meticuloso. Los rescatistas se abren en abanico para rastrear la mayor extensión posible.
Desde el cielo, un dron dirigido por Cristian Seves, un militar que se unió al grupo hace 15 días, sobrevuela el terreno para tener visión de las zonas a las que no se puede llegar a pie.
Se van acercando vehículo por vehículo, miran por las ventanillas o las rompen si hace falta, revisan maleteros y los perros los rodean en busca de algún olor o figura humana.
“Solo avisan si ven una persona sentada o tumbada y entonces marca, nunca de pie”, aclara Héctor Galdona. Roco, su perro de aguas español blanco y negro, trepa por los montículos, se cuela entre la maleza y busca a cada poco la mirada de su dueño.
“¡Qué bueno ese perro! ¡Muy bueno ese perro!”, le recompensa Héctor.
Lo que parece la huella de una mano en el barro de un asiento llama la atención de Alberto. Los rescatistas logran abrir las puertas traseras del vehículo, pero dentro no hay nada salvo la huella misteriosa.
Una zona arbolada sepultada por la maleza se ha convertido en una especie de cueva vertedero. El agua ha arrastrado mucha ropa de algún almacén. Algunas prendas están aún metidas en sus bolsas, hay maletas, un tablero de ajedrez, un casco de bicicleta infantil de la película Frozen.
Un poco más adelante, en la estación de tren de Albal, que aún no había sido inaugurada, Bolo, un pastor belga malinois, ladra avisando de algo. Un olor pestilente emana del vestíbulo de la estación, que tiene un metro de altura de barro y cañas, y el equipo se acerca con cautela.
De entre el lodo asoma la cabeza de un burro, su cuerpo hinchado, los ojos desorbitados.
A Bolo, que estaba abandonado, lo recogió Luis Ramos, un adiestrador de perros venezolano que en su país trabajó durante 15 años como guía canino de la policía.
Braian Asinari va marcando con un espray una gran letra R en cada uno de los vehículos que van revisando. Braian no es miembro de la URESAP, pero es vecino de Aldaia, uno de los pueblos afectados por la riada. Quería ayudar y se ha unido al grupo. Les hace de guía local.
La batida de hoy no ha encontrado nuevas víctimas, ni vivas ni muertas.
Pero su labor, como la de otros muchos grupos de voluntarios, es fundamental, y los vecinos de Catarroja se lo recuerdan a cada paso que dan.
“Ayer nos dio las gracias un niño de unos 7 años que estaba sacando barro de una casa con una escoba. Eso me emocionó”, reconoce Alberto.
Lo que ven y lo que viven también pasa factura: “En la furgo vamos haciendo chistes, pero luego, cuando pasa un tiempo y vuelves a casa, nos da el bajón”.
Empieza a llover y el equipo decide regresar.
La agencia de meteorología ha vuelto a activar el aviso rojo sobre Valencia, el máximo, y ha pedido a los vecinos que se queden en zonas elevadas por las lluvias. El barro ha atorado parte del alcantarillado de Catarroja y la zona podría volver a anegarse.
En la esquina donde han dejado la furgoneta, la chef Carlota Bonder ha montado un punto de entrega de platos calientes a los vecinos.
Ha venido desde Ibiza en su Porsche Cayenne verde pistacho, que por tener tracción a las 4 ruedas ha ofrecido como vehículo de ayuda humanitaria.
“Tengo a toda la brigada cocinando”, cuenta.
El equipo de Carlota ayuda a repartir tápers con lentejas guisadas y con espaguetis.
El día anterior vieron a una señora desde un balcón que les hacía un gesto de llevarse la mano a la boca. “Subimos corriendo los 6 o 7 pisos de escaleras y nos encontramos con una anciana que tenía alzhéimer y que no había comido en días. Se te parte el corazón”, recuerda Adriana Alés.
Carlota se ofrece a llevar a parte del equipo de rescatistas de vuelta al punto de partida. Su Porsche verde parece un espejismo en medio del lodazal en el que se ha convertido el pueblo.
Mañana habrá más sótanos y más garajes por inspeccionar.
“Nos gustaría encontrar a personas vivas, pero el tiempo corre en contra”, reconoce Fran.
Pero hallar a los muertos, desengrosar la lista de desaparecidos, también es una labor fundamental, explica Basi: “Un cuerpo recuperado es una familia aliviada, que puede iniciar el luto y enterrar a su ser querido”.
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