
En este sexenio, los enfermos no sólo necesitan médicos, sino también abogados. Por ello, una organización ha interpuesto casi 300 amparos para lograr atención médica y otros 283 exclusivamente para defender a pacientes con cáncer a los que se les negó la atención en el actual sexenio.
Se trata de Justicia vs Cáncer, una agrupación que reúne a 81 firmas legales y casi 300 abogados en todo el país trabajando pro bono, es decir, sin cobrar honorarios por esos trámites.
Su labor se volvió una necesidad para los pacientes que demandan atención médica en los servicios públicos, pero que no la reciben y no podrían pagar un hospital privado y mucho menos un abogado.
Gracias a estos amparos, el Estado mexicano se vio obligado a desembolsar un aproximado de 93 millones de pesos en la subrogación de servicios y la compra urgente de medicamentos para cumplir el mandato de los jueces y, sobre todo, atender a los enfermos.
María Fernanda Rizo, coordinadora nacional de Justicia vs Cáncer, explica que el trabajo de los abogados se ha convertido en una necesidad ante el desabasto de medicinas y falta de atención en el país. Aunque la organización comenzó en 2020, durante la pandemia de Covid-19, aún pasada la emergencia, siguen interponiendo amparos.

Justicia vs Cáncer mantiene en su página de internet un formato para que cualquiera pueda generar su demanda de amparo.
Incluso hicieron un tutorial en video para que puedan seguir los pasos para armar el documento. Y si lo requieren, pueden tener atención personalizada de algún abogado que forme parte de la organización en su estado.
En 2021, más del 60% de las peticiones de ayuda de ciudadanos que se acercaban a Justicia contra el Cáncer tenían que ver con violaciones al derecho a la Salud: “no les estaban dando un tratamiento, o ni siquiera una cita médica, o porque no les podían dar una quimioterapia porque no había algo tan elemental como una jeringa”.
Los números lo confirman: en el actual sexenio, el gobierno recortó hasta en 97% los tratamientos de cáncer infantil; en 93% el cáncer de mama y 95% el cáncer cérvico uterino, luego de eliminar el Seguro Popular y sustituirlo por el fallido Instituto de Salud para el Bienestar que debía atender a los pacientes sin seguridad social, los más pobres del país.
Precisamente, el tema del cáncer se volvió uno de los más recurrentes entre la población que les pedía ayuda legal. Tanto, que la organización creó un programa específico llamado ‘Justicia Contra el Cáncer’, explica Razo en entrevista con Animal Político.

“Nos empezamos a percatar de que ya no era únicamente que los medicamentos oncológicos no estaban disponibles –plantea la abogada María Fernanda Rizo-, sino que las máquinas que tenían instituciones de salud como el IMSS o el ISSSTE también estaban fallando, y por eso cancelaban a los pacientes las citas de quimioterapia. Les decían: ‘no, ¿pues sabes qué? Vuelve el próximo mes, a ver si ya tengo disponibilidad”.
Esto generaba -agrega Rizo- que un paciente de cáncer diagnosticado en marzo de 2021 regresara en abril y ya tenía metástasis, porque se trata de un lapso irreversible. Y por eso muchos pacientes de cáncer comenzaron a llegar con nosotros, para que los ayudáramos mediante la vía del amparo.
– ¿En qué consisten estos amparos?
– Básicamente, consisten en que vamos ante un juez federal y le decimos: ‘hay un paciente que tiene cáncer que se atiende en el IMSS y que el Instituto no le ha dado su radioterapia, o su quimio, porque las máquinas no sirven’. Esto, lo que provoca es que el juez me otorgue a mí como abogada una medida cautelar que se llama ‘suspensión’, y esa suspensión lo que hace es que ordena de manera inmediata al IMSS que le brinde el tratamiento que necesita el paciente, en este caso la radioterapia.
– ¿Y si el IMSS no tiene la máquina o está rota?
– Entonces, tiene la obligación de subrogar ese servicio médico, ya sea a través de otro hospital público o incluso uno privado, pero se tiene que dar radioterapia.
– ¿En cuánto tiempo emite el juez esa suspensión?
– Es de manera inmediata. En cuanto nosotros presentamos la demanda de amparo mediante una plataforma virtual, el juez o la jueza de distrito tiene un término de 24 o 48 horas para pronunciarse y dictar una suspensión en donde le diga al IMSS que ‘informe que ya se le está dando la readioterapia’ al paciente.
– ¿Y las instituciones si cumplen con ese tiempo?
– Tienen que cumplirlo, no tienen opción. Es una medida obligatoria dictada por un juez. Y si no lo hacen, pueden recibir multas o sanciones como destituciones del cargo.
– ¿Qué te dice que la institución sí cumpla, pero solo a partir de los amparos? Es decir, si cumplen es porque tenían la manera o los recursos para dar esa atención, ¿no? Pero solo lo hacen a partir de una presión legal.
– Sí, en estos cuatro años que llevamos de experiencia nos hemos percatado de que las instituciones de Salud pública, cuando llega esta lluvia de demandas y ven que no tienen otra opción, es decir, que tienen que cumplir los mandatos de los jueces y brindar el servicio médico, lo que sucede es que se pone a trabajar todo el aparato administrativo y presupuestal para conseguir los medicamentos. Y eso, a su vez, lo que quiere decir es que hay una mala planeación dentro de las instituciones de Salud.
– ¿Qué tipos de cáncer son los que más atienden con demandas de amparo?
– Los más frecuentes son cáncer de mama, de próstata, riñón, colon, ovarios, cérvico uterino, de pulmón, tiroides, leucemia, sobre todo en menores de edad, y también cáncer de hueso, cabeza y cuello.
– ¿Además de pacientes con cáncer, les han llegado a pedir ayuda legal personas con otros padecimientos?
– Sí, muchísimos. Entre el 20 de marzo de 2020 a marzo de 2024, tenemos 283 demandas de amparo relacionadas únicamente con atención a cáncer. Pero, además, tenemos otras 295 demandas a nivel nacional por otros padecimientos. Son demandas con una resolución favorable en donde la autoridad sanitaria se ha visto obligada por un juez de distrito a brindar la atención médica. Y ahí tenemos de todo: desde cateterismos, prótesis para la columna, instalaciones de marcapasos, conexiones intestinales, prótesis para la rodilla, diabetes, trasplante de órganos, transfusiones sanguíneas, y traslados en ambulancia a otro instituto u otras entidades federativas.
– Es una enfermedad catastrófica que puede ser muy cara para cualquier institución de Salud. Pero lo que acabas de mencionar es atención básica, cotidiana.
– Exacto. Tenemos pacientes que se detectaron una bolita y no les dan una cita ginecológica y que después de promover el amparo se la dan. Es decir, nos llegan personas que no tienen acceso a una simple cita médica para su diagnóstico.
– Ustedes empezaron con la pandemia, ¿pero antes ya habían tenido casos así, de personas llegando para pedirles ayuda con un amparo por un tema de salud?
– Lo que estamos viendo ahora es novedoso. No habíamos tenido una demanda tan alta de pacientes por déficit de servicios médicos en el país. Es algo que no habíamos tenido nunca. Y esto se debe a que hay una fractura muy severa en la estructura gubernamental que brinda la atención médica, y a un sinfín de errores en la administración pública que hoy tienen obligados a los pacientes a acudir ante las instituciones judiciales que deberían estar concentradas en otras labores.
– Antes hablabas de 295 demandas a nivel nacional por diversos padecimientos y otras 283 por cáncer. ¿Eso en cuánto dinero se traduce? Es decir, cuánto dinero tuvo que invertir el Estado a raíz de las demandas de amparo para atender a la ciudadanía.
– Estamos llevando a cabo una búsqueda para ver, más o menos, en cuánto andan los medicamentos y tratamientos, es decir, en cuánto oscila el gasto que hemos conseguido que se dé en los pacientes a través de las demandas de amparo. Y detectamos que la subrogación de los tratamientos (tipo radiología o quimioterapia) es de 29 millones 711 mil pesos. Y a eso hay que sumarle otros 62 millones 272 mil pesos en medicamentos. Es decir, la cifra total de tratamientos y medicamentos es de 92 millones 983 mil pesos.
Aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador insistió durante todo el sexenio que el sistema de salud sería como el de Dinamarca, la realidad es que personal médico y pacientes protestaron siempre por la falta de insumos básicos y medicinas.
Además, prometió que con la creación del Instituto de Salud para el Bienestar, toda la población tendría servicios de salud y medicinas gratuitas, pero no fue así. Después de tres años de operación decidió extinguir el Insabi y tres meses antes de concluir su mandato reconoció, por primera vez, que su estrategia de salud “no funcionó”.
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Las cifras lo confirman: 90% de los recursos del Insabi se regresaron a Hacienda y no se sabe en qué los gastaron. Apenas destinaron 10% de los recursos en salud en 2021. Dejaron a 46% de los enfermos sin consulta médica y dejaron de surtir 15 millones de recetas, 5 veces más que Enrique Peña Nieto, como documentó Animal Político en la investigación periodística No fuimos Dinamarca.
Otro de los efectos ante la falta de servicios y medicinas fue el crecimiento de amparos. Si bien estos recursos legales han sido herramienta utilizada para demandar el acceso a la salud, el crecimiento en su uso ha ido en aumento en este sexenio, como confirman cifras oficiales.
Sólo en 2022 se registraron 1 mil 602 juicios de amparo promovidos por desabasto de medicamentos e insumos para la salud, mientras que en 2018 apenas hubo 220 recursos.
Esto significa un crecimiento de 628%, de acuerdo con el informe “Radiografía del desabasto de Medicamentos en México 2022”, del colectivo Cero Desabasto que obtuvo la información a través de solicitudes de transparencia.
Los datos revelan que las demandas de amparo crecieron durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador. Pues, en 2017 solo se registraron 229 juicios y en 2018, el último año de gobierno de Enrique Peña Nieto, 220. Al inicio del gobierno de López Obrador, en 2019 comenzó el crecimiento, con 387 juicios; 75% con respecto al año previo.
Justamente en 2020, el año de inicio de la pandemia, surgieron organizaciones como Justicia vs Covid. Ese año ocurrió el mayor repunte, con 1 mil 92 juicios; pero el máximo histórico se registró en 2021, con 2 mil 307 procesos registrados ante tribunales colegiados de circuito.
Ante lo imprevisible de una pandemia mundial, y el deterioro de toda la infraestructura sanitaria del país, la cual viene de muchos años atrás, la abogada María Fernanda explica que se produjo “una lluvia de demandas de amparo” para defender el derecho a la Salud ante el nuevo virus.
Sin embargo, con el paso del tiempo y de la pandemia, esa ‘lluvia’ no amainó. Al contrario, arreció en muchos aspectos.

Un concepto sencillo, nacido en la isla del Mediterráneo, puede cambiar cómo ves lo cotidiano.
“En Sicilia tenemos una palabra mágica con un sabor propio: Futtitini“, cuenta el actor italiano Giusepppe Capodicasa en un video de BBC Reel.
“No es una mala palabra, es una bendición”, declara.
Recordemos que en Sicilia se habla italiano como en el resto de Italia, pero suena distinto porque detrás hay siglos de historia trenzada en la lengua.
Antes de que el italiano se adoptara como la voz común del país, los sicilianos ya hablaban el siciliano, una lengua romance marcada por las sucesivas conquistas y dominaciones de la isla: griegos, árabes, normandos, españoles… cada uno dejó alguna huella en el acento y en las palabras.
Cuando el italiano estándar empezó a imponerse en el siglo XIX, no borró esa base, sino que se mezcló con ella.
Por eso, aunque alguien como Capodicasa, quien se identifica “100% siciliano”, habla italiano, se notan tonos, giros y palabras que vienen de esa mezcla antigua.
Futtitinni es una de esas palabras.
Una que, según Capodicasa, encierra “una filosofía de vida, una forma de concebir nuestra existencia”.
“Futtitinni… cuán hermoso suena”, dice el filósofo siciliano Pietro Briguglio, pronunciando la palabra gustosamente.
“Cuando la dices, descargas un peso que tenías y quedas ligero”.
El término está muy presente en el lenguage común pues “se presta a ser usado en muchas situaciones”, afirma Briguglio.
Podría entenderse como “no te preocupes demasiado”, “déjalo pasar”, y su sentido se mueve entre “no te amargues”, “no te enredes” -o el mexicano “no te claves”, el colombiano “no te compliques”, el caribeño “no te calientes la cabeza” o el sureño “no te hagas drama”.
Pero según Capodicasa, “es más matizado, más elegante”.
La raíz de futtitinni es el verbo siciliano futtíri, que no es particularmente elegante: es una manera vulgar de decir “copular”.
Proviene del latín futūere, que en español evolucionó como ‘follar’, esa forma coloquial para hablar de las relaciones sexuales que aún se escucha en España.
En siciliano, así como ocurrió en muchas lenguas romances con verbos de origen sexual, futtíri se ha amplió a significados figurados como engañar, fastidiar, robar o tomarse libertades, dependiendo del contexto.
De ahí que futtitinni tenga un matiz entre despreocupado y un poco irreverente, algo así como “que te importe un carajo”, pero con ese tono siciliano que lo vuelve más filosófico que agresivo.
Y es que no se trata de que nada importa, ni de eludir problemas o responsabilidades, ni siquiera de resignación.
“Futtitinni no es superficialidad”, aclara Capodicasa. “Es la capacidad de atravesar las situaciones de la vida con conciencia y ligereza”.
En ocasiones, llama a desprenderse de lo inmutable y seguir viviendo plenamente, como explica el sitio web Entendiendo a Italia.
En esos casos, sirve para para consolar un amigo ante una decepción, para sobrellevar un revés económico, o simplemente para poner en perspectiva un incidente cotidiano.
Es además una herramienta existencial, que sirve para separar lo esencial de lo superfluo, para no cargar con cada contrariedad, y priorizar lo que de verdad importa.
Futtitinni encierra una modo de enfrentar la adversidad con ligereza, dignidad e incluso humor… un sentido que los sicilianos tienen muy desarrollado.
Como notó el político y escritor romano Cicerón, ya en el siglo I a. C., los sicilianos eran “una raza inteligente, pero desconfiada y dotada de un maravilloso sentido del humor”.
“Por terrible que sea una situación, los sicilianos siempre tienen un comentario ingenioso que hacer al respecto”, añadió.
Esa cualidad los ha acompañado a lo largo de sus 3.000 años de historia, a menudo difíciles de sobrellevar.
Solo adoptando una actitud reflexiva, observa Il Italoamericano, pudieron superar la constante tentación de convertirse en figuras trágicas.
Esa actitud se expresa en esa exhortación que los sicilianos usan cuando las cosas se vuelven demasiado abrumadoras: futtitinni.
Y, aunque la palabra existe en dialecto siciliano desde hace generaciones, en los últimos años ha tenido un resurgir notable.
Competiciones de memes, camisetas con la inscripción “Futtitinni“, artículos y blogs que rescatan su significado como “pedagogía de lo esencial”.
Futtitini “no es superficialidad, sino el arte del discernimiento”, señala Francesco Mazzarella en la revista Paese.
Aclara que ese arte del discernimiento es el “que distingue entre lo urgente y lo ruidoso, entre lo que nos edifica y lo que nos consume”.
Explica que cuando un siciliano dice futtitinni, a menudo está diciendo:
“No dejes entrar en tu corazón aquello que no merece habitar allí”.
“No le des poder a quien quiere quitarte el aliento”.
Para Mazzarella, el tradicional término no sólo no ha perdido relevancia sino que, en esta época en la que todo exige atención, y “cada opinión se convierte en guerra, cada imperfección en fracaso (…), futtitinni se ha convertido en revolución”.
Invita a practicar “el buen desapego”, a despreocuparse por lo periferal y centrarse en lo realmente importante.
“¿Tu pareja te dejó?… quizás no era la ideal. ¿Perdiste tu trabajo?… tómatelo como un nuevo comienzo”, ejemplifica Capodicasa.
“Hay quienes hacen yoga, meditación, respiran con el diafragma. Hay quienes van a India a encontrarse a sí mismos”, dice Capodicasa.
“En Sicilia hacemos todo esto con una sola palabra.
“Se dice que un viejo sabio, mientras explicaba las leyes de la filosofía siciliana a un joven discípulo, en cierto momento se detuvo, lo miró a los ojos y le dijo:
“Hijo, si no puedes cambiar lo que te hace sufrir, entonces futtitinni“.
Quizás ese sabio, al pronunciar la palabra, hizo el gesto típico que suele acompañarla para enfatizar: levantando la mano de abajo hacia arriba, como arrojando las preocupaciones al aire.
La intención es distender, dejar de enfocarse en lo negativo.
“La vida te estresa… tómatela con calma.
“Atascado en el tráfico… Paciencia”…
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