Autoridades y pobladores del municipio de Coahuayana, Michoacán, han denunciado el uso de gases tóxicos en artefactos explosivos terrestres empleados por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en sus ataques en la región.
El uso de gases tóxicos, confirmado por fuerzas federales, ha causado la muerte de fauna y ganado, además de poner en riesgo la vida de los habitantes.
El primer caso documentado ocurrió el 3 de abril de 2024, cuando células criminales del CJNG llevaron a cabo una ofensiva armada en diversas localidades de Coahuayana, incluyendo Palos Marías y La Presa.
Durante el ataque, utilizaron armas largas, rifles calibre .50 tipo Barrett, así como drones cargados con C4 y pólvora y artefactos explosivos improvisados tipo mina.
Los pobladores tuvieron que huir ante la violencia, y se reportó la desaparición de varias personas, entre ellas Ana María Cedeño Zepeda, entonces de 65 años, y sus tres nietos.
A pesar de que el Ejército Mexicano tiene una base instalada en Palos Marías, los militares decidieron salir de esa zona rural y refugiarse en la explanada de la presidencia municipal.
Elementos de la Policía Comunitaria, que desde hace 10 años es la corporación que se encarga de la seguridad de ese municipio, contuvieron el ataque e iniciaron la búsqueda de Ana María, de sus nietos y de otros pobladores de los que nada se sabía. Por fortuna, luego aparecieron con vida.
Tras el repliegue del cártel, la Policía Comunitaria halló múltiples explosivos no detonados, incluyendo dispositivos diseñados para drones y minas terrestres. Fue entonces cuando personal militar corroboró la presencia de un fuerte olor a gas, que posteriormente identificaron como gases venenosos emanando de los artefactos explosivos.
Sin dar más detalles, las fuerzas federales se retiraron de la zona y dejaron expuestos los explosivos, no sin antes confirmar al Ayuntamiento la existencia de gases tóxicos en las minas terrestres y en los cartuchos explosivos para ser lanzados desde drones.
Ante la falta de apoyo del Ejército Mexicano, las familias decidieron mantenerse fuera de los lugares donde tenían su vida.
Esa fue la primera ocasión que se tuvo confirmación del uso de ese tipo de explosivos y, a la fecha, en cada ataque, son localizados los restos de más explosivos con esas características, que han matado a decenas de cabezas de ganado y a la fauna.
El 21 de octubre del año pasado, el Cártel Jalisco Nueva Generación atacó nuevamente Coahuayana con explosivos lanzados desde drones y minas terrestres para bloquear el paso de la Policía Comunitaria.
Según informes federales, Óscar Fernando Arreguín Girón, alias El Anzuelo, jefe de sicarios del CJNG en Colima, es uno de los responsables, junto con El Yogurt, otro jefe de plaza. Ambos operan bajo el mando de Luis Gabriel Cabrera Jiménez, El Humilde.
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El Anzuelo y El Yogurt están identificados por las autoridades como los responsables de la privación ilegal de la libertad y desaparición del defensor de Derechos Humanos, Ricardo Arturo Lagunes Gasca y del líder comunitario indígena de Aquila, Antonio Díaz Valencia.
Lagunes Gasca y Díaz Valencia fueron secuestrados desde el 15 de enero del año pasado y hasta este momento se desconoce su paradero.
Michoacán es el estado en el que el Cártel Jalisco Nueva Generación y sus grupos aliados ha concentrado la mayoría de los explosivos que fabrica o que adquiere ya prefabricados, de acuerdo con información pública y áreas federales de seguridad.
Entre enero de 2020 y octubre de 2024, las fuerzas militares detectaron y decomisaron la mayor cantidad de explosivos en esta entidad, según datos de la Secretaría de la Defensa Nacional, obtenidos a través de su plataforma de acceso a la información pública y transparencia.
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De los 4 mil 630 artefactos asegurados en ese periodo por el Ejército Mexicano, mil 965 fueron localizados en Michoacán, de los cuales, las fuerzas armadas destruyeron 592 en el municipio de Apatzingán, 319 en Buenavista y 178 en Aguililla.
El resto de explosivos fueron asegurados en otros municipios del territorio michoacano, donde tiene presencia y control el CJNG, así como Los Viagras.
Después de Michoacán, el estado del país con más artefactos explosivos improvisados por la Secretaría de la Defensa Nacional, es Jalisco, con 432.
De ese total, 205 explosivos fueron decomisados y destruidos en Santa María del Oro, un municipio que, de acuerdo con notas publicadas por Animal Político, se ha identificado como uno de los principales bastiones del CJNG para la concentración de tropas y la fabricación y distribución de explosivos caseros terrestres.
Para el consultor en seguridad David Saucedo Torres, la utilización de armas de grado militar por parte de los cárteles de la droga en México es una respuesta a la creciente estrategia de militarización del combate a la inseguridad qué instrumentó el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
En entrevista con Animal Político, el especialista expuso que aunque algunas organizaciones del crimen organizado, como los Zetas, ya habían hecho uso de armamento de alto calibre (sobre todo por la extracción castrense de sus integrantes), a partir de la decisión de militarizar por completo el combate a los cárteles de la droga se dio un proceso análogo de militarización de los grupos delictivos.
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“La militarización del combate a la inseguridad, trajo consigo la militarización de los cárteles”, comentó.
“En paralelo, la contratación de militares y mercenarios extranjeros por parte de los narcos mexicanos, indujo a varios cárteles a utilizar artefactos explosivos más sofisticados como drones con cargas exclusivas y minas terrestres. Está plenamente documentada la colaboración de exmilitares colombianos, de kaibiles (comandos de élite del ejército de Guatemala) y excombatientes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), como instructores en los campos de entrenamiento de sicarios del Cártel Jalisco Nueva generación, más recientemente del cártel de Sinaloa y del Cártel de Santa Rosa de Lima”, añadió.
La contratación de mercenarios extranjeros, dijo el especialista, provocó una transferencia de saberes y conocimientos hacia los cárteles mexicanos en la fabricación y manejo de drones con cargas explosivas y minas terrestres.
Durante la larga guerra civil en Colombia, las FARC se caracterizaron por combatir las incursiones del Ejército Nacional de Colombia y de los grupos de autodefensa, mediante la utilización de minas terrestres, como está ocurriendo ahora en Michoacán y Jalisco.
“Hay dos tipos de minas terrestres: las minas antitanque, que sirven para dañar vehículos motorizados y las minas anti personal, empleadas para herir o matar personas. En México se ha detectado el uso de ambos tipos”, señaló.
Saucedo Torres explicó que las minas son utilizadas para impedir la circulación de tropas enemigas en zonas que desean proteger los cárteles, por lo que con explosivos terrestres crean una “muralla invisible” para defender territorios conquistados.
En México se han detectado minas terrestres en Michoacán, Guanajuato, Jalisco, Nayarit, Zacatecas y más recientemente en Tamaulipas.
Las principales organizaciones del narcotráfico que hacen uso de las minas terrestres son el Cártel Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación.
“De igual modo, las minas que se utilizan en el país, son de manufactura artesanal (fabricadas por los propios grupos de narcotráfico) y minas de importación obtenidas en el mercado negro de armas, fabricadas por empresas que también venden sus servicios para el desminado de campos”.
David Saucedo subrayó que la mayoría de las minas que han sido desactivadas por la Secretaría de la Defensa Nacional son explosivos metálicos que pueden ser detectados con radares de tierra y con detectores de metales, que se usan en la industria minera.
Sin embargo, aclaró, que algunos cárteles están empezando a utilizar minas de plástico que requieren instrumentos y tecnologías más avanzadas para su localización y desactivación.
“Una mina terrestre antipersonal tiene un costo en el mercado negro de aproximadamente 3 mil pesos. El costo de una mina anti personal hechiza es del 10 por ciento del valor de una mina manufacturada. Pero el costo para la localización y desactivación de una mina terrestre, es de aproximadamente $30 mil pesos por unidad. Y, el problema, es que la Sedena carece de los recursos necesarios para desminar los polígonos en los que los cárteles sembraron minas terrestres”, explicó Saucedo Torres.
El mandatario firmó una orden ejecutiva sancionando a los funcionarios de la CPI que investigan a EE.UU. y sus aliados.
El presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva que sanciona a la Corte Penal Internacional (CPI), acusándola de “acciones ilegítimas e infundadas contra Estados Unidos y nuestro aliado cercano Israel”.
La medida impone restricciones financieras y de visado a las personas y sus familias que colaboren en las investigaciones de la CPI sobre ciudadanos estadounidenses o aliados. Trump firmó la medida mientras el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, visitaba Washington.
El tribunal, con sede en La Haya, dijo el viernes que “condena” la medida y dijo que Estados Unidos pretende “dañar su labor judicial independiente e imparcial”.
“La Corte respalda firmemente a su personal y se compromete a seguir brindando justicia y esperanza a millones de víctimas inocentes de atrocidades en todo el mundo, en todas las situaciones que se le presenten”, dijo en un comunicado.
“Seguiremos brindando justicia y esperanza a millones de víctimas de atrocidades en todo el mundo”, añadió.
En noviembre pasado, la CPI emitió una orden de arresto contra Netanyahu por presuntos crímenes de guerra en Gaza, lo que Israel niega. El tribunal también emitió una orden de arresto contra un comandante de Hamás.
Una hoja informativa de la Casa Blanca que circuló el jueves por la mañana acusaba a la CPI, con sede en La Haya, de crear una “vergonzosa equivalencia moral” entre Hamás e Israel al emitir las órdenes al mismo tiempo.
La orden ejecutiva de Trump dice que las recientes acciones de la CPI “sientan un precedente peligroso” que pone en peligro a los estadounidenses al exponerlos a “acoso, abuso y posible arresto”.
“Esta conducta maligna a su vez amenaza con infringir la soberanía de Estados Unidos y socava la importante labor de seguridad nacional y política exterior del gobierno de Estados Unidos y de nuestros aliados, incluido Israel”, dice la orden.
Añade que “ambas naciones [Estados Unidos e Israel] son democracias prósperas con ejércitos que se adhieren estrictamente a las leyes de guerra”.
Estados Unidos no es miembro de la CPI y ha rechazado repetidamente cualquier jurisdicción del organismo sobre funcionarios o ciudadanos estadounidenses.
La Casa Blanca acusó a la CPI de imponer restricciones al derecho de Israel a la legítima defensa, y de ignorar a Irán y a los grupos antiisraelíes.
Trump ha criticado repetidamente a la corte y tomó varias medidas para sancionar al organismo durante su primer mandato.
En 2020, impuso sanciones a los funcionarios de la CPI que estaban investigando si las fuerzas estadounidenses habían cometido crímenes de guerra en Afganistán. Esas sanciones fueron levantadas por la administración del presidente Joe Biden.
El mes pasado, la Cámara de Representantes de Estados Unidos votó a favor de sancionar a la CPI, pero el proyecto de ley fracasó en el Senado. La CPI se fundó en 2002, tras la disolución de Yugoslavia y el genocidio de Ruanda, para investigar presuntas atrocidades. Más de 120 países han ratificado el Estatuto de Roma, que constituyó la CPI, mientras que otros 34 lo han firmado y podrían ratificarlo en el futuro.
Ni Estados Unidos ni Israel son parte del Estatuto de Roma. La CPI es un tribunal de última instancia y está destinada a intervenir únicamente cuando las autoridades nacionales no pueden o no quieren hacerlo.
Durante su mandato, el presidente Biden también criticó la orden de arresto de la CPI contra Netanyahu, calificando la medida de “escandalosa” y diciendo que no había equivalencia entre Israel y Hamás.
La firma de Trump de su última orden ejecutiva se produce después de que el martes, durante una conferencia de prensa conjunta con el primer ministro israelí, anunciara un plan para que Estados Unidos “se apodere” de Gaza, reasiente a su población palestina y convierta el territorio en la “Riviera del Medio Oriente”.
Después de que los líderes árabes y la ONU condenaran la idea, el presidente estadounidense la reiteró en su plataforma de redes sociales Truth Social el jueves.
“Israel entregaría la Franja de Gaza a Estados Unidos al concluir los combates”, escribió Trump.
Repitió que el plan implicaría reasentar a los palestinos y que no se desplegarían soldados estadounidenses.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, dijo el miércoles que cualquier desplazamiento sería temporal.
El secretario de Estado Marco Rubio afirmó que los habitantes de Gaza se irían por un período “interino” mientras se lleva a cabo la reconstrucción, según la propuesta.
Trump firmó la orden que sanciona a la CPI mientras Netanyahu continuaba su visita en Washington, donde se reunió con legisladores republicanos y demócratas en el Capitolio.
El primer ministro israelí también le entregó a Trump como regalo un buscapersonas dorado.
Este es una referencia a la operación mortal de Israel contra la milicia libanesa Hezbolá en septiembre del año pasado, utilizando dispositivos de comunicación con trampas explosivas.
Decenas de personas murieron y miles resultaron heridas en los ataques.
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