Elementos del Ejército Mexicano fueron atacados con fusiles de asalto, ametralladoras y explosivos, por parte de un grupo criminal del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), en la localidad de La Higuerilla, municipio de Santa María del Oro, Jalisco.
Los reportes preliminares indicaron que tres militares resultaron lesionados y fueron atendidos por sus compañeros, mientras llegaba el apoyo aéreo para trasladarlos en helicóptero a un hospital.
La ofensiva fue perpetrada por esa célula criminal minutos antes de las 3:30 de la tarde de este jueves, cuando el convoy de fuerzas armadas circulaba por esa zona ubicada en los límites de Jalisco y Michoacán.
Los informes señalaron que el grupo armado atacó al Ejército Mexicano, desde varios caminos y puntos de esa zona donde convergen la tierra caliente y fría.
De acuerdo con fuentes consultadas, la célula criminal del CJNG disparó a las autoridades con fusiles de asalto, Barrett calibre .50 y ametralladoras Minigun, con las que han artillado sus vehículos blindados.
Informes de fuerzas federales de seguridad señalan esa zona como un punto rojo debido a que el CJNG también ha sembrado minas antipersonales en los caminos rurales.
Hace una semana, pobladores de al menos 10 localidades, entre ellas, La Higuerilla, pidieron al gobierno federal que ampliara la operatividad de la base militar que tienen en Zipoco.
Esto, tras los ataques de los que han sido objeto desde hace dos semanas a manos de esa organización criminal.
La afrenta del CJNG ocasionó que los pobladores de El Vallecillo, Las Higueras, Santa Rosa, Higuerillas, San Vicente, La Taberna y La Soledad, entre otras, fueran desplazados recientemente.
“Nos tuvimos que refugiar en poblaciones de Michoacán y donde hay Ejército, para salvar nuestras vidas, porque estos lacras, nos despojaron de todo y hasta de nuestras viviendas, entonces, lo único que nos quedaba era que nos mataran”, señaló Bernardino, un jornalero de esa región jalisciense.
Narró que a pesar de que han intentado acercarse a sus potreros o a sus ranchos para tratar de sacar sus animales y algo de pertenencias, el CJNG los recibe con disparos o ataques con drones cargados de explosivos.
“Pedimos que manden más muchachos del 79 Batallón de Infantería de la 15a Zona militar con sede en Tecalitlán, que son los que nos han ayudado, porque la policía estatal, está coludida con los criminales”, clamó Bernardino.
Autoridades de fuerzas federales confirmaron esos ataques que se han extendido a sus compañeros del Ejército Mexicano, por lo que esperan que en las próximas horas lleguen más refuerzos, así como la orden de ampliar su operatividad.
Apenas en octubre pasado, las fuerzas federales revelaron que esa organización criminal, utiliza camiones blindados y equipados con fusiles Barrett calibre .50 y ametralladoras Minigun, capaces de disparar 50 balas por segundo.
Hace tres años, fuerzas federales fueron informadas de que el Cártel Jalisco Nueva Generación había adquirido varias ametralladoras XM134 Minigun, para equipar vehículos con blindaje de alta tecnología.
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Según informes de áreas de inteligencia, esa artillería refuerza los anillos de seguridad que cuidan al líder del CJNG, Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho”.
Desde entonces, los vehículos artillados con esa arma de guerra no habían sido vistos en las ofensivas de esa organización criminal, hasta mediados del año pasado.
En 2016 se creyó que Trump sería un problema para México y el resultado fue casi opuesto. Ahora llega un Trump más ambicioso y en México gobierna una mujer. Una coyuntura desafiante para dos países que se necesitan.
México es quizás el país más afectado en el mundo por lo que ocurre en Estados Unidos.
Las razones son de toda índole: por la frontera de 3.000 kilómetros que comparten, porque es su mayor socio comercial, porque millones de familias tienen miembros en ambos países.
Pero si es el más afectado por razones estructurales, también lo es por razones coyunturales.
Donald Trump fue elegido este martes como nuevo presidente de Estados Unidos en parte gracias a su agenda agresiva hacia México, la cual incluye altos aranceles a las importaciones desde ese país y la deportación de mexicanos indocumentados que estén en territorio estadounidense.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, quiso calmar los ánimos en su conferencia de prensa del miércoles: “No hay motivo ninguno de preocupación (…) México siempre será un país independiente y soberano. Va a haber buena relación. No competimos entre nosotros, nos complementamos (…) Hay mucha unidad y mucha fortaleza de la economía mexicana”.
Sin embargo, las señales de alarma están prendidas.
“Para Sheinbaum va a ser un desafío enorme”, dice Juan Gabriel Tokatlián, doctor en relaciones internacionales. “Si esta política de desalojar migrantes es llevada a cabo y si hace un proteccionismo a ultranza concentrado en Estados Unidos, va a ser una situación muy complicada para México”.
Estos son los cuatro ámbitos sobre los cuales va a girar la compleja relación entre México y Estados Unidos durante los próximos 4 años.
El miércoles, el peso mexicano registró su peor marca en dos años, de casi 21 pesos por dólar, debido a la victoria de Trump.
Aunque la devaluación es una tendencia normal en países emergentes tras las elecciones en la primera economía del mundo y fue en principio una caída menos drástica de lo esperado, los inversionistas extranjeros creen que las restricciones comerciales prometidas por Trump pueden afectar el desempeño de la economía mexicana.
Por varias razones.
Las remesas que los mexicanos en Estados Unidos envían cada mes a sus familiares son uno de los pilares de la economía de consumo de este país: están, según cifras oficiales, entre el segundo y tercer mayor ingreso después del turismo y las ventas del petróleo.
Esa fuente de ingresos se puede ver afectada por las deportaciones y los aranceles de Trump.
En campaña, el republicano también dijo que piensa imponer aranceles del 25% a las importaciones de México si el país no detiene el tráfico ilegal de migrantes.
También aseguró que va a sancionar el transbordo de productos chinos a través de México e imponer una tarifa de 500% a los automóviles producidos por empresas chinas en México.
Según el centro de estudios Capital Economics, un arancel del 10% a los productos importados de México significaría una reducción del 1.5% del PIB mexicano.
Durante el primer gobierno de Trump, entre 2017 y 2021, la guerra comercial con China benefició a México, ya que empresas que producían allá acercaron sus fábricas a EE.UU. radicándolas en el país latinoamericano.
Gracias a esto, el año pasado México se convirtió en el mayor importador a Estados Unidos del mundo, entre otras razones porque goza de un Tratado de Libre Comercio que facilita la importación de productos de un país a otro.
El TLCAN, asimismo firmado con Canadá, tendrá que ser ratificado en 2026 por los tres países.
Aunque en 2020 Trump accedió a firmarlo, lo más probable es que ahora lo use como mecanismo de negociación frente a dos de sus grandes obsesiones: la batalla comercial con China y la migración.
“La pregunta es qué tipo de proteccionismo quiere Trump: si es concentrado en Estados Unidos, sin contemplar a Canadá y México, o si lo hace con ellos pero evitando la triangulación con China”, explica Tokatlián.
El otro gran eje de la relación bilateral va a ser la migración.
Trump prometió deportar un millón de migrantes indocumentados al año y dijo que va a reanudar la construcción del muro fronterizo entre los dos países.
Ambas promesas son difíciles de cumplir, según expertos, porque son costosas y pueden afectar a la economía estadounidense, que en parte depende de la mano de obra migrante.
Sin embargo, con que solo una parte de la “deportación masiva” prometida se realice ya hay razones para la preocupación en México.
Se estima que 5 millones mexicanos están en Estados Unidos en situación irregular.
“México va a insistir en el diálogo y va a informar lo que ya está haciendo”, dice Yanerit Morgan, una diplomática y académica mexicana.
Para evitar los aranceles, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador accedió a detener migrantes y logró reducir el flujo de personas que ingresaba a Estados Unidos.
“Sheinbaum va a seguir con esa política, pero va a tener que fortalecer mucho la red consultar en Estados Unidos, no solo por las deportaciones, sino por el trato a los mexicanos allá”, dice Morgan.
La nueva mandataria mexicana ha insistido en que la migración transnacional debe ser atendida a través de soluciones sociales en los países de origen, una iniciativa que en principio no aparece en el manual trumpista.
A la ecuación se añade el complejo tema del tráfico ilegal de drogas.
Más de 80.000 personas murieron en Estados Unidos el año pasado por cuenta del fentanilo, un potente opioide que se produce y trafica desde México.
Trump prometió que va a bombardear los laboratorios de fentanilo en México, bloquear los puertos mexicanos que transporten sus precursores y designar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas.
Ninguna de estas iniciativas ha sido comentada por Sheinbaum, pero al menos en principio suenan como medidas que en México tocarían la sensible fibra de la injerencia.
En julio, la relación bilateral entró en crisis debido a la detención en Estados Unidos del capo mexicano Ismael “El Mayo” Zambada. La operación no fue notificada al gobierno mexicano y eso generó disgusto en el Palacio Nacional.
Aunque los dos gobiernos tendrán mandatarios nuevos cuando Trump se juramente en enero, el tema inevitablemente va a ser abordado con este antecedente y bajo la preocupación histórica mexicana, aunque marcada en este gobierno, de proteger su soberanía.
Todo lo anterior va a depender de la relación que entablen los jefes de Estado, quienes, en principio, son muy destinos: él, conservador y capitalista, ganó en parte gracias a su rechazo de lo que llama “feminismo radical”; ella, de izquierda y crítica del neoliberalismo, tiene una profunda preocupación por la causa feminista.
En los dos años y medio que AMLO y Trump coincidieron se estableció una relación cordial, pragmática, proclive a la negociación, que dejó a muchos sorprendidos por sus diferencias ideológicas.
AMLO llegó a escribir un libro titulado “Oye, Trump” en el que explicaba la importancia de los migrantes para Estados Unidos y proponía medidas no policiales para atender la migración.
Los expertos esperan que Sheinbaum mantenga el pragmatismo de su antecesor. Antes de las elecciones ella dijo en que va a trabajar con quien quiera que ganase.
“Sheinbaum tiene suficiente carácter como para tener un diálogo interesante, importante, horizontal con él. Ella llegó con un fuerte apoyo popular y eso es algo que Trump no puede negar”, dice Morgan.
La relación bilateral ha pasado por todo tipo de coyunturas difíciles. En 2016 se creyó que Trump sería un problema para México y el resultado fue casi opuesto. Ahora llega un Trump distinto, quizá más ambicioso, y en México gobierna la primer mujer presidenta, una “progresista” y “ambientalista”, que goza de un notable apoyo popular. Se viene, en todo caso, otra coyuntura desafiante.
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