
La ofensiva criminal del Cártel Jalisco Nueva Generación contra fuerzas federales no es nueva y data de febrero de 2015, cuando el Ejército Mexicano y la entonces Policía Federal desplegaron sus tropas para detener a los principales operadores de Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho”.
Pero a mediados de noviembre pasado, el CJNG atacó con fusiles de asalto y Barrett calibre .50 a personal policial y distintas bases de la Guardia Nacional en cuatro municipios de Michoacán.
Las áreas federales de seguridad atribuyeron esas ofensivas armadas al despliegue de personal militar, de Guardia Civil de Michoacán, Guardia Nacional y Fiscalía.
El operativo tenía la finalidad de detener a Eraclio Guerrero Martínez “Tío Laco”, líder de esa organización criminal en diferentes municipios de Michoacán, Jalisco y Zacatecas.
Una de sus fincas en la localidad de Tinaja de Vargas, municipio de Tanhuato, fue cateada por personal de fuerzas federales y estatales.
El lugarteniente alcanzó a huir con la ayuda de los habitantes de esa comunidad, que lo alertaron a tiempo y obstaculizaron con una manifestación al convoy de seguridad.
En la propiedad de Tío Laco, los oficiales localizaron y rescataron a tres felinos cachorros: una pantera, un león y un tigre, que ya están en resguardo de las autoridades.
Al siguiente día, el 15 de noviembre, la respuesta del CJNG fue con robo y quema de camiones, con los que bloquearon dos tramos carreteros de la región Zamora.

El despliegue de fuerzas federales estaba cerca de Eraclio Guerrero, quien se había ocultado en una vivienda de Tanhuato, cobijado por los pobladores.
No pasaron ni 24 horas cuando el operativo se extendió a Ocotlán, Jalisco, el principal centro de operaciones del Tío Laco y su familia.
En esa localidad, los criminales emboscaron desde diferentes puntos a la GN y al Ejército Mexicano. El saldo: tres militares y una guardia nacional lesionada.
La ofensiva fue perpetrada con Barrett calibre .50 y granadas de fragmentación. A pesar del apoyo de la base social del CJNG, el cártel tomó rehenes para librar su batalla.
“Nos tuvimos que esconder adentro de refrigeradores de una tienda departamental, porque empezaron a tomar a personas como rehenes”, cuenta una habitante.
Narra que fueron por lo menos 4 horas de enfrentamientos a tiros, hasta que las fuerzas armadas y fuerzas federales tomaron el control, pudieron salir.
“Mi hijo me sacó de esa tienda y nos fuimos como pudimos a su casa. En el camino, todavía escuchábamos los gritos de la gente. Fue escalofriante”, platica la habitante.
Al interior de otra tienda, una integrante de la Guardia Nacional perdió su brazo, luego que un misil de Barrett la impactó.
“Está con vida”, pregunta uno de sus compañeros en un video grabado por las autoridades.
“Está inconsciente, nada más”, responde otro.
“¿Con qué le pegaron?… ¿Con 50?”, vuelve a cuestionar.
“Con 50, mi jefe”, le confirman.

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Durante el operativo, las fuerzas federales buscaban a Adrián Alonso Guerrero Covarrubias, “El 08”, cuya captura no fue confirmada.
El 08, y su hermano Javier, son ahijados de Nemesio Oseguera y junto a su tío, Heraclio Guerrero, los principales líderes operativos del CJNG.
Adrián Alonso, Javier y Tío Laco ordenaron el 1 de mayo de 2015 el derribo del helicóptero del Ejército Mexicano en Ocotlán, Jalisco.
A raíz de lo ocurrido en la primera quincena de noviembre, en Michoacán y Jalisco creció la rivalidad entre el gobierno federal y esa estructura criminal.
El pasado 19 de noviembre, las células armadas de esa organización criminal, bajo el mando de la familia Guerrero Covarrubias, atacó Teocaltiche, Jalisco.
Los pobladores sacaron sus armas e interceptaron el comando, pero el Ejército Mexicano frenó el avance de una decena de camionetas con gente armada del CJNG.
El saldo fue de tres militares muertos y cinco más lesionados, en ese vértice de Jalisco, Zacatecas y Aguascalientes.
Cuando Nemesio Oseguera Cervantes traicionó a Ignacio Coronel Villareal, Nacho Coronel, para que éste fuera capturado, se alió con dos hermanos: Javier y Heraclio Guerrero Martínez.
Javier Guerrero Martínez fue asesinado en diciembre de 2011 y su hermano Eraclio tomó el control de ese grupo operativo del CJNG.
Tío Laco fue detenido en 2015 por el gobierno federal, acusado del asesinato de Enrique Hernández Salcedo, candidato de Morena a alcalde de Yurécuaro.
Enrique Hernández había encabezado el levantamiento en armas en el año 2014, para acabar con el asedio en su región del Cártel de Los Caballeros Templarios.
Días antes, la familia Guerrero Covarrubias, había perpetrado el ataque que acabó con el desplome del helicóptero de la Secretaría de la Defensa Nacional.
Después ocurrió el asesinato del candidato morenista y posteriormente, el 22 de mayo, por tierra y por aire, la ahora extinta Policía Federal irrumpió en el Rancho El Sol.
En esa propiedad, los federales mataron a 42 personas presuntamente ligadas a ese grupo criminal. La mayoría eran originarios de Ocotlán, la tierra de Javier y Tío Laco.
Ese bloque del primer círculo de El Mencho se volvió a apoderar de los municipios colindantes de Michoacán con Jalisco y se extendió nuevamente a Zacatecas.
Apenas el domingo 19, la Guardia Nacional y El Ejército Mexicano, recuperaron Nochistlán, Zacatecas, municipios que estuvo controlado por el CJNG.
Las fuerzas federales y fuerzas armadas detuvieron a cuatro integrantes de la célula criminal que opera esa zona para los Guerrero Covarrubias, Gerardo González Ramírez, “El Gera”, El Güero” y/o “El Apá”.
Desde mayo del año pasado, la Fiscalía General de la República, ofreció medio millón de pesos por quien proporcionara información que lleve a la captura de El Gera.
Para las autoridades federales, el haberles arrebatado Nochistlán es un duro golpe a las finanzas y operatividad del CJNG.
Ahora, advierten, extenderán el operativo a Apulco y Jalpa, Zacatecas, así como a Yahualica, Lagos de Moreno y Encarnación de Díaz, Jalisco, todavía en manos de esa organización criminal.
Además de municipios de Michoacán y sus principales bastiones de Jalisco: Ocotlán, La Barca, Guadalajara y toda la zona metropolitana.

La organización, nacida en Alemania durante la Primera Guerra Mundial, ha estado en el centro de la atención tras las acusaciones de abuso contra su fundador.
José Antonio Kast, presidente electo de Chile, es un hombre de profundas convicciones religiosas.
Así lo dejó en claro en su primer discurso, apenas se conocieron los resultados de las votaciones del domingo, cuando afirmó: “Nada es posible si no tuviéramos a Dios”.
“Nada ocurre en la vida, para los que somos de fe, que no sea en relación directa con Dios”, prosiguió.
Y a continuación, pidió a su creador que le concediera “humildemente” la “sabiduría, templanza y fortaleza para estar siempre a la altura” del desafío que asumirá el próximo 11 de marzo, cuando releve a Gabriel Boric en el Palacio de La Moneda.
Estas fueron tres de las cinco frases con carga religiosa que el abogado de 59 años pronunció durante la casi hora que habló ante los miles de sus seguidores que se congregaron en Santiago para celebrar su triunfo en las elecciones presidenciales.
Sin embargo, lo anterior no debería sorprender. ¿La razón? El político y varios de sus hermanos se formaron bajo los lineamientos de Schoenstatt, un movimiento católico conservador que tiene presencia en más de 100 países, incluyendo todos los de América Latina.
Los vínculos del mandatario electo con el movimiento comenzaron gracias “a su hermano mayor, Miguel”, aseguró a BBC Mundo el filósofo chileno Álvaro Ramis Olivo. Miguel Kast se unió a Schoenstatt tras conocer a algunos de sus miembros durante su etapa universitaria.
Sin embargo, otras fuentes sostienen que fueron los padres del político, Michael Kast y Olga Rist, quienes tuvieron el primer contacto con Schoenstatt. Ambos eran profundamente religiosos y devotos de la Virgen María, una práctica muy extendida en la Baviera alemana de donde provenían.
Schoenstatt es “un movimiento apostólico de renovación, nacido en el seno de la Iglesia”, con un marcado “carácter mariano”, según se lee en su página web.
“La formación de un hombre y de una comunidad nueva que sirvan a la Iglesia y a la sociedad” constituye el objetivo de la organización, explicó a BBC Mundo el padre Felipe Ríos, coordinador del movimiento en América.
Schoenstatt fue fundado en octubre de 1914, pocos meses después del estallido de la Primera Guerra Mundial, por el sacerdote alemán José Kentenich (1885-1968).
Su nombre proviene de un pueblo ubicado en la zona de Vallendar, a orillas del río Rin, en el actual estado de Renania-Palatinado, al oeste de Alemania y cerca de las fronteras con Luxemburgo y Bélgica.
Kentenich, quien era miembro de la Sociedad del Apostolado Católico -mejor conocida como Padres palotinos-, era profesor en un seminario que la orden tenía en la localidad de Schoenstatt, palabra alemana que se puede traducir literalmente como “lugar hermoso”.
El religioso, junto a un grupo de estudiantes, restauró una pequeña capilla ubicada en los jardines del seminario y pidió a la Virgen María que la convirtiera en un lugar de peregrinación.
Uno de los signos distintivos de este grupo es que en donde tienen presencia levantan replicas idénticas a la capilla alemana.
“Mucho antes de que cadenas de comida rápida como McDonald’s descubrieran el efecto cultural de establecimientos totalmente idénticos, el Espíritu Santo en Schoenstatt comenzó a hacerlo”, se lee en el sitio web de la agrupación, en el cual se asegura que actualmente hay 200 “santuarios filiales” en todo el mundo.
Pero, ¿qué es exactamente Schoenstatt? ¿Se trata de una congregación religiosa o de algo distinto?
“Es una organización dentro de la Iglesia católica que nació con la idea de que los laicos podían realizar tareas similares a las de las órdenes religiosas, pero con autonomía respecto de los jerarcas eclesiásticos”, explicó a BBC Mundo el filósofo chileno Ramis.
“El movimiento cuenta con una rama laica -personas que no han tomado los hábitos- y otra religiosa, que incluye una orden sacerdotal y una comunidad de mujeres laicas consagradas. Estas se asemejan mucho a las monjas, aunque no lo son, ya que no toman votos”, añadió el experto en teología, quien es rector de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano de Chile.
La historiadora italiana Alexandra von Teuffenbach, además de confirmar que el grupo está conformado por “varias ramas”, señaló que algunas de ellas son “institutos seculares”; es decir, organizaciones cuyos miembros, sin ser religiosos, se comprometen a vivir en pobreza, castidad y obediencia, permaneciendo al mismo tiempo en su entorno social y profesional habitual.
“Comparar a Schoenstatt con el Opus Dei es acertado”, afirmó la investigadora a BBC Mundo, cuando se le mencionaron otras agrupaciones católicas que podrían considerarse equiparables.
Sin embargo, Ramis advirtió que existen diferencias significativas entre Schoenstatt y la organización fundada por el español Josemaría Escrivá de Balaguer.
“Aunque existen semejanzas, Schoenstatt no ha intentado influir en la política. En cambio, durante el franquismo en España, el Opus Dei aprovechó la coyuntura para ubicar a sus miembros en puestos clave de la economía y la banca, los llamados ‘tecnócratas'”, puntualizó el académico chileno.
Hasta la elección de Kast, solo otro miembro de este movimiento católico había ocupado un alto cargo en Chile: su hermano mayor, Miguel, quien se desempeñó como ministro y presidente del Banco Central durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
“Este grupo prioriza la vida familiar más que la vida pública”, explicó Ramis.
“Y aunque comparte con el Opus Dei el rigorismo sexual y moral, no tiene un tono tan culpabilizador. No recurre a penitencias como las flagelaciones o el silicio como se denuncia del Opus Dei”, dijo.
“Tiene una fuerte implantación en clases adineradas, aunque también en sectores medios, profesionales y empresariales. No es progresista, sino bastante conservador, pero en algunos elementos se ve un mayor pluralismo ideológico que otras organizaciones de la Iglesia”, remató.
Los calificativos de “ultracatólico” o “ultraconservador” que desde algunos sectores de la sociedad y de la prensa se le da a Schoenstatt no le quitan el sueño a Ríos.
“Somos un movimiento dentro de la Iglesia católica y, por lo tanto, seguimos sus lineamientos. En mi opinión, no somos de los más conservadores dentro de la Iglesia”, remató.
Sudamérica fue la primera región fuera de Europa a la que Schoenstatt se extendió, de acuerdo con los registros de la organización.
En la primera mitad de la década de 1930, uno de los seguidores del padre Kentenich llegó a Argentina y, para 1935, se le sumaron cuatro Hermanas de María, integrantes de una de las organizaciones religiosas femeninas que forman Schoenstatt.
Casi simultáneamente arribaron miembros del movimiento a Brasil y, dos años después, ya estaban presentes en Uruguay.
Actualmente, el movimiento católico tiene presencia en todos los países de América Latina, salvo “algunas islas del Caribe, las dos Guyanas y Surinam”, aseveró Ríos.
“Funcionamos más bien desde los santuarios; solo entre Chile, Argentina y Brasil hay casi 80”, agregó el representante de Schoenstatt, quien indicó que también administran más de una docena de colegios en cuatro países (Chile, Argentina, Ecuador y México), así como un hospital en Buenos Aires (Sanatorio Mater Dei) y otras obras dedicadas a “los más pobres”.
La expansión por la región fue impulsada por el propio fundador, quien la visitó en varias ocasiones, según se lee en su biografía.
“Chile, por ejemplo, es uno de los lugares donde Schoenstatt tiene mayor fuerza internacional, debido a que su fundador vivió un tiempo aquí”, explicó Ramis.
En 1941, agentes de la Gestapo detuvieron al religioso por sus enseñanzas y, meses después, fue enviado al campo de concentración de Dachau, donde permaneció hasta el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945.
Tras el conflicto bélico, los años de persecusión sufridos en manos de los nazis le otorgaron un nuevo prestigio a Kentenich pero, para finales de la década de 1940, sectores de la jerarquía católica alemana comenzaron a ver con preocupación la forma en que este hombre dirigía el movimiento y el control que ejercía sobre sus miembros.
“La autoridad suprema, a saber, el director general (Kentenich) y la superiora general, son los ‘padres’, es decir, ‘padre de la familia’ y ‘madre de la familia’. Las Hermanas son hijas o niñas. Pero, en la práctica, la ‘madre de la familia’ está totalmente sometida a la voluntad del ‘padre de la familia’, que para todas las Hermanas se equipara a Dios”, alertó en 1949 monseñor Bernhard Stein, obispo auxiliar de Tréveris, a sus colegas de la Conferencia Episcopal de Alemania.
Además, algunas de las hermanas señalaron al sacerdote de haber abusado de ellas.
En 1951 el papa Pío XII separó a Kentenich de su posición dentro de Schoenstatt y lo envió al exilio en Estados Unidos donde permaneció 14 años hasta que se le permitió regresar a Alemania, donde murió en 1965.
“Los seguidores de Kentenich nunca han negado este episodio, pero lo presentaron como un conflicto de poder, donde Kentenich fue víctima de celos y envidias de jerarcas de la Iglesia”, afirmó Ramis.
Sin embargo, en 2020 la historiadora italiana Von Teuffenbach publicó el primero de sus dos libros sobre Schoenstatt y su fundador.
En su obra, la investigadora afirmó que Kentenich abusó sexualmente de una integrante de Schoenstatt en Chile en 1947, según la información contenida en los diarios de uno de los investigadores que el Vaticano envió en la década de 1950 para indagar sobre él y su movimiento, así como a partir de archivos del pontificado de Pío XII (1939-1958).
Desde Schoenstatt han negado los señalamientos, aunque han admitido que algunos aspectos del comportamiento de su fundador son controvertidos. Sin embargo, la experta considera que los hechos le dan la razón.
“En el caso de Kentenich, el proceso que llevó a los decretos y al exilio en EE.UU., como también a la prohibición de tener contactos con las monjas, se basa en motivaciones que no están escritas en los decretos. Pero vienen explicadas en los ‘actos’, y en ellos se detallan todas las pruebas que se encontraron. Y sobre esta base los jueces (del Santo Oficio) decidieron”, agregó.
Los señalamientos de Von Teuffenbach contribuyeron a paralizar el proceso de beatificación del sacerdote, iniciado en 1975.
“Cuando la Iglesia beatifica a alguien afirma: este hombre o mujer es un ejemplo para todos. Yo reconozco ciertamente que Kentenich escribió cosas interesantes y seguramente hizo cosas buenas, pero no querría en absoluto que fuera considerado como ejemplo de vida cristiana”, remató la historiadora.
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