Con un Palacio Nacional amurallado con vallas que cierran el paso a las mujeres y 800 policías mujeres en las calles, la presidenta Claudia Sheinbaum llega a su primer 8M, Día Internacional de las Mujeres. Durante su toma de posesión afirmó: “Llegamos todas”. Sin embargo, activistas y especialistas coinciden en que faltan muchas, en especial las más vulneradas e invisibilizadas.
En febrero pasado, Citlalli Hernández, primera secretaria de las Mujeres de México, se pronunció a favor de las movilizaciones por el 8M, pero las calles cercadas con murallas metálicas y vallas de concreto en el primer cuadro de la capital del país contrastan con ese discurso.
La presidenta Sheinbaum y la secretaria Hernández justificaron el operativo de seguridad de cara a las movilizaciones del 8M como una ”medida de protección” para las propias manifestantes y las policías antimotines, mientras el gobierno de la capital -encabezado por otra mujer, la morenista Clara Brugada– aseguró que las policías acompañarán a distancia y solo intervendrán en emergencias.
De acuerdo con especialistas y activistas consultadas por Animal Político, aunque las mujeres y niñas han estado presentes en el discurso de la primera presidenta de México, en el presupuesto y los programas anunciados para el primer año de gobierno no hay cambios significativos para atender la situación de desigualdad y violencia de género.
Además, el nuevo gobierno, que se ha distinguido con el eslogan “tiempo de mujeres”, tiene el reto de trabajar con presupuestos recortados a expensas de disminuir servicios de atención en diversas áreas de la administración pública federal, destacan.
Otro pendiente que atravesará el sexenio es el Sistema Nacional de Cuidados, del que Hernández promete sentar las bases, aunque adelanta que no habrá presupuesto y tiempo que alcance. Animal Político documentó recientemente los impactos de millones de mujeres ante su ausencia.
Alejandra Macías, directora del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), indica que a cinco meses de que dio inicio el sexenio de Sheinbaum es difícil hacer un balance sobre las políticas públicas de apoyo a las mujeres, ya que los programas que se han anunciado y que tienen una perspectiva de género no se han implementado; hasta ahora, en algunos casos incluso no se ha programado presupuesto para llevarlos a cabo.
“En el presupuesto de 2025 todavía no se encuentra la Secretaría de las Mujeres, porque todavía no estaba creada para el momento en que se aprobó, y eso significa que tampoco tiene un presupuesto adecuado a sus funciones”. Además, esta nueva institución nació con recortes presupuestarios en comparación con el instituto al que sustituye, apunta Macías.
Acerca de los programas como la pensión para mujeres y el prometido Sistema Nacional de Cuidados, la especialista en análisis presupuestal agregó que “todavía faltan muchísimas definiciones” para su operación, por lo que habrá que esperar para evaluar sus resultados.
Para saber más: Presupuesto para cuidados prevé recortes en 2025, pese a promesa de Sheinbaum de priorizar la creación de un sistema nacional
Sin embargo, subrayó que es necesario que las políticas públicas que se implementen para atender la igualdad entre hombres y mujeres estén diseñadas para lograr este objetivo, ya que actualmente los grandes programas sociales que conforman el Anexo 13 del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) no cuentan con perspectiva de género.
“La mayor parte de este anexo corresponde a la Pensión para Adultos Mayores, que no cuenta con una perspectiva de género. Además, tenemos que evaluar los programas que se encuentran ahí, ya que las transferencias directas a las mujeres no necesariamente cierran brechas, y al contrario, puede que las profundicen”, alertó la analista.
“¿Cómo llegamos al 8M? Sin duda, esperando que el discurso de que ‘es tiempo de mujeres’ se vea materializado”, señaló por separado Wendy Figueroa, directora de la Red Nacional de Refugios.
Para Figueroa, en materia de violencia contra las mujeres, deben considerarse diversas perspectivas, desde la no criminalización de la protesta hasta la atención oportuna y sin revictimización de las víctimas, “pero siguen existiendo pendientes en la agenda”.
Tan sólo en los centros que conforman la Red Nacional de Refugios (RNR), se ha presentado un incremento en las solicitudes de atención que tienen lista de espera, ya que con los recortes presupuestarios al programa se ha limitado su capacidad, lo que pone a las mujeres y sus hijas e hijos en mayor riesgo, apuntó.
Según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), en el primer mes de 2025 se iniciaron 54 carpetas de investigación por el delito de feminicidio, así como 187 por homicidios intencionales cometidos contra mujeres.
Durante la administración pasada, del presidente Andrés Manuel López Obrador, se registraron 6 mil 558 carpetas de investigación por feminicidios y 19 mil 137 por homicidios dolosos de mujeres.
“En particular, nosotras vemos que se sigue manteniendo la violencia que está cruzada con el crimen organizado, e incluso con la militarización del país. El 50% de los agresores son parte de este sector, y hemos visto también un aumento importante en la violencia vicaria”, remarca la directora de la RNR.
“Hace falta mucho trabajo”, considera. Es indispensable, agrega, una agenda a favor de los derechos humanos de las mujeres en sus diversas etapas de vida, con políticas públicas efectivas y perspectiva de género que cuenten con fondos suficientes para atender los distintos contextos, y que en su construcción puedan participar diferentes sectores como las feministas, sobrevivientes de violencia y organizaciones de la sociedad civil.
Desde el primer día del regreso de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos, aproximadamente 200 mil personas quedaron varadas en México ante la eliminación de la aplicación CBP One, que gestionaba las solicitudes de asilo, lo que ha dejado en la incertidumbre a quienes buscaban cruzar la frontera para obtener protección.
Gretchen Kuhner, directora del Instituto para las Mujeres en la Migración (IMUMI), explicó que, en este contexto, las mujeres, niñas y niños son quienes enfrentan las mayores dificultades, sin que existan políticas públicas que les proporcionen apoyo, “y ahora están tratando de pensar en qué van a hacer, cómo van a sobrevivir, si van a solicitar asilo en México o si tendrán que regresar a sus países de origen”, con el peligro que representa.
“Las mujeres están desorientadas, porque tenían en su imaginario el objetivo de llegar a los Estados Unidos con una cita, y ha sido muy frustrante que les corten la oportunidad… Ahora están pensando en cómo sobrevivir en tiendas de campaña, sin que sus hijos puedan ir a la escuela, y algunas de ellas han tenido bebés nacidos en México, lo que las ha llevado a reconsiderar lo que van a hacer”, detalló Kuhner.
En 2024, el Instituto Nacional de Migración (INM) registró que en el país había un total de 925 mil 85 personas en situación migratoria irregular, de las cuales 294 mil 223 fueron mujeres, la mayoría de ellas originarias de Sudamérica (170 mil 806), Centroamérica (76 mil 463) y las Islas del Caribe (30 mil 620).
“Es muy preocupante que el gobierno no ha dicho nada sobre esta población, no hay ninguna política para ofrecer algo, o información dirigida a estas personas que estaban siguiendo la ley estadounidense a la espera de salir de México, pero de un día para otro se quedaron sin nada. Jurídicamente no tienen documentos migratorios y eso las vuelve más vulnerables, trabajando en el sector informal y al acecho de grupos criminales”, destaca el Imumi.
“Fuera de la política ‘México te abraza’, ha habido silencio, a las personas provenientes de otros países los reciben y los suben a camiones que los alejan de la frontera sin documentos migratorios mexicanos, sin nada, los dejan en la calle sin garantías de seguridad física, entre confusión y desinformación”, expresa la directora del Instituto.
Además, plantea, la forma en la que un gobierno trata a las mujeres migrantes refleja la política hacia las personas vulnerables en general. Por ello, si llegamos todas, subraya, tendría que incluirse a las mujeres solicitantes de protección que no han recibido apoyo hasta ahora, y ni siquiera una narrativa sobre su situación.
En tanto, Valeria Angola, de la colectiva Afrochingonas, coincide en que la situación en torno a la migración, que impacta en buena medida a las mujeres, es una de las más preocupantes cuando se habla respecto a si las agendas de la presidenta Sheinbaum incluyen a todas.
“Es bastante incómodo hablar de esto, y es contradictorio, nos encontramos como en una tensión; por un lado, en efecto celebramos que una persona como Claudia, por ser mujer y por ser una mujer de izquierda esté en la presidencia; sin embargo, por otro lado, claro que no hemos llegado todas. Ocupar el poder, y un poder del Estado siendo jefa también de las fuerzas armadas, para quienes somos anticarcelarias, antipunitivistas, antimilitaristas, ocurre dentro de nosotras un sentimiento de contradicción”, apunta Angola.
Llegar a ese lugar –continúa– no significa necesariamente una representación para todas porque hoy en día el hecho mismo de ocupar un lugar en el Estado es ser parte del mismo aparato que encarna todas esas contradicciones. No todas hemos llegado y no todas estamos representadas, sostiene: el hecho de que una mujer esté en la presidencia no se ha traducido, por ejemplo, en derechos para las mujeres que menos derechos tienen, como las migrantes.
Afrochingonas ha insistido desde hace tiempo en la importancia de la derogación de los artículos 97 y 98 de la Ley de Migración, respecto a los que ya se pronunció la Suprema Corte de Justicia de la Nación en el sentido de que reproducen prácticas de perfilamiento racial. La Presidenta tiene esa tarea pendiente: revisar la violencia racista que reproduce el Instituto Nacional de Migración hacia personas migrantes, incluidas mujeres y niños, señala.
Rocío Suárez, del Centro de Apoyo a las Identidades Trans, también hace énfasis en la necesidad de inclusión de las poblaciones más desprotegidas. De igual manera, percibe mensajes contradictorios, que empiezan en la Ciudad de México, donde hace poco se logró el reconocimiento de las personas no binarias, pero al mismo tiempo se tuvo conocimiento de agresiones por parte del personal del gobierno capitalino a una persona trans.
Para entender mejor: Detienen a dos funcionarios de gobierno de CDMX que golpearon a mujer trans en operativo para retirar ambulantes
Por otro lado, a nivel nacional se conoció el reconocimiento de la SCJN a las personas trans para el acceso a sanitarios, pero también las agresiones a Natalia Lane, víctima de un intento de transfeminicidio, por parte del colectivo No más presos inocentes. “Estamos viviendo un vaivén, un sube y baja en términos de noticias hacia el tema de las personas trans, y las protagonistas siguen siendo en particular las mujeres trans”, apunta.
Desde su perspectiva, el marco normativo no está alcanzando, y a nivel de política pública deberían impulsarse dos más: la Ley de Acceso a los derechos de la población LGBT en la Ciudad de México, con un área central y un consejo que coordine acciones que garanticen el ejercicio de los derechos de las mujeres trans, y a nivel federal la Ley Integral Trans, que no avanzó en comisiones de la Cámara de Diputados.
El pretexto fue, recuerda, que no se podía legislar de manera específica sobre una población no incluida en la Constitución, para lo cual ya se presentaron nuevas iniciativas. “Esto nos parece muy importante porque ante esta ola antitrans, antiderechos, el hecho de que lleguemos a la Constitución, y que se nos nombre, podría y debería de abrir muchas puertas en automático porque, de aprobarse, se tendrían que modificar las constituciones estatales”, explica.
Si bien en las formas más extremas de violencia hacia mujeres trans por lo menos no se han registrado incrementos, Suárez apunta que hay otros tipos de violencias invisibilizadas hacia esta comunidad, como las que viven al interior de sus casas. En lo que va de este año, el Centro tiene al menos cuatro casos documentados de este tipo y, por lo menos en la capital –la más representativa a nivel federal–, no existen opciones específicas de refugio para ellas. Además, considera importante pensar cómo incluir a las mujeres trans en las alertas de género.
“Con este ‘llegamos todas’ y con este ‘tiempo de mujeres’, creo que no se está hablando o visibilizando a todas las mujeres; dentro de ellas a las mujeres trans, a las mujeres de la diversidad, a las mujeres que se encuentran privadas de su libertad, a las mujeres migrantes, a las mujeres en general que viven con VIH, a las mujeres que ejercen el trabajo sexual en el país. Creo que en este 8 de marzo es importante hacer esa reflexión sobre cuáles son las mujeres que se invisibilizan los otros 364 días del año”, reclama Suárez.
Las mujeres desaparecidas, en su mayoría jóvenes, son otro grupo que ha quedado fuera de la agenda de la Presidenta, remarca Jaqueline Palmeros, quien el mes pasado sepultó a su hija Montserrat Uribe luego de encontrar su cuerpo en el Ajusco tras casi cinco años de búsqueda. Para ella, la primera exigencia a subrayar en este 8M será el acceso a la verdad y la justicia en el caso de su hija, pues hoy se tiene la certeza de que fue asesinada sin que las autoridades hayan actuado contra el responsable.
“La negatividad por parte de las autoridades ante la desaparición de miles de mujeres y niñas ha sido también nula, siguen sin aceptar esa parte de que hay un problema grave de trata y de pedofilia en el país. Eso es algo que nos angustia a quienes hemos sido víctimas de desaparición, porque sigue siendo permisivo por parte de cada gobierno que va pasando y es doloroso”, apunta.
Puntualiza que, de entrada, hay que recordar que la presidenta Sheinbaum no se ha pronunciado ante ningún caso específico o general de desapariciones ni ha dicho qué se está haciendo, más allá de que en la Ciudad de México se haya formado un gabinete sin el acompañamiento de las familias. No hay un pronunciamiento claro ante la gravedad del asunto ni del aumento de feminicidios, reclama. “Nos queda a deber”, agrega.
A las mujeres y a la sociedad que saldrán a marchar durante el 8M, Jacqueline pide que no pierdan la objetividad. “No salimos a festejar, sino a conmemorar a todas las que nos han sido arrebatadas, a todas las que han callado y todas las violencias que siguen siendo permisivas por parte del Estado, de un Estado que nos ha fallado y que sigue siendo indolente; a la sociedad, que no nos deshumanicemos y que no normalicemos la violencia feminicida ni las desapariciones ni los ataques sexuales”, enfatiza.
Integrantes de colectivas trans, anticolonialistas y antirracistas alertan como una agenda fundamental no solo en el marco del 8M, sino para pasada esta fecha, el contrarrestar los discursos de odio ante un contexto mundial de ascenso de las derechas.
“Ante este contexto tan preocupante de ultraderecha en el mundo, necesitamos acciones antifascistas, antifundamentalistas, anti antiderechos. Es súper preocupante y tenemos que estar superpreparadas para la próxima temporada electoral para no dejar que ganen Verástegui y esta gente que se está perfilando para estos cargos políticos y que tiene alianzas con Milei, Trump, Musk y todos esos”, sostiene Valeria Angola, de la colectiva Afrochingonas.
“Tenemos que recordar que estos movimientos de mujeres son obreros, son trabajadores, son reivindicativos de la dignidad y la humanidad de las personas trabajadoras. Volver a eso es muy importante, y generar acciones de solidaridad, compañía, comunidad, de información frente a las desinformaciones también de medios de la derecha, hegemónicos, que les encanta esparcir pánicos morales”, advierte.
Rumbo a un 8M al que Afrochingonas ha decidido hace algunos años no asistir, Angola subraya que sería necesario recordar que los feminismos tienen que ser incluyentes de lo trans, que el TERFismo es otra forma de pertenecer a la derecha, como en el caso de colectivos que incluso han justificado la llegada de Trump al poder. Los movimientos de mujeres, añade, deben enarbolar prácticas antirracistas.
Lo anterior significa, desde su perspectiva, construir redes de solidaridad, así como conciencia de raza y de clase. En general, dice, lo más preocupante es que las políticas de derecha sigan teniendo espacio y ganando poder. La crítica de su colectivo al 8M es que es tan multitudinario y convoca a tanta gente precisamente porque hay muchas mujeres que han tomado el espacio de la marcha “como una pasarela de moda y de fotos para Instagram”.
También lee: ¿Sólo dos géneros? Trump ataca la diversidad y pone en riesgo a minorías como las personas trans
Para ella hace falta trabajo de base, de solidaridad y de denuncia. Afrochingonas considera que hay otras fechas que las convocan y representan más sus ideales políticos. “El 8M lo sentimos todavía muy capturado por ciertas hegemonías de la blanquitud, entonces no nos sentimos cómodas, no es un día que nos convoque tanto, y preferimos usar nuestra energía para impulsar otras fechas que nos significan mucho más”, señala.
Suárez remarca lo crítico de la situación, particularmente para los grupos trans, a partir de la llegada de Trump a la presidencia de Estados Unidos, con la consiguiente agenda antiderechos que se extiende a otras regiones. Ella hace notar una preocupación colectiva por los discursos de odio hacia las personas trans, pues es un tema que permea de cara al 8M, pues estos discursos se intersectan con los de las TERF (feministas radicales transexcluyentes) en México.