La demócrata Kamala Harris y el republicano Donald Trump se enfrentan en las urnas este 5 de noviembre y surge la pregunta, ¿quién sería más conveniente para México como nueva presidenta o presidente de Estados Unidos?
De acuerdo con lo que presentaron en campañas, una presidencia de Trump muestra un escenario con deportaciones masivas, el fin del T-MEC y un aumento de aranceles; pero el paquete de seguridad fronteriza que impulsa Kamala Harris, así como sus ideas para la renegociación del tratado de libre comercio, también representan retos para México.
“Ninguna de las dos opciones es ideal. Hay que partir de que los presidentes de Estados Unidos gobiernan para los Estados Unidos y para los intereses de Estados Unidos”, declaró en entrevista la analista Brenda Estefan.
“Kamala Harris mantiene una postura más moderada hacia México. Lo que es un hecho es que parece ser que la narrativa del ex-presidente [Trump] es más agresiva y radical que durante [su] campaña de 2016”, señaló en tanto Juan Manuel Ortega, de la Escuela de Gobierno del Tec de Monterrey.
De acuerdo con el documento de posturas de la campaña Harris-Walz “Un Nuevo Camino Hacia Adelante”, de ganar la presidencia seguirá impulsando el Acuerdo Bipartidista de Seguridad Fronteriza que fue rechazado por los senadores republicanos el 23 de mayo de este año. Esta iniciativa representa una nueva estrategia para atacar el problema de migración en la frontera sur, pero también representa medidas que impactarían directamente a México.
De aprobarse, Ortega explica que Estados Unidos invertiría recursos para aumentar el personal de seguridad de la Patrulla Fronteriza; incorporar más funcionarios al Departamento de Justicia, y mejorar las condiciones de detención de indocumentados.
También propone el fortalecimiento tecnológico para prevenir el ingreso de sustancias prohibidas, y dar asistencia económica a las ciudades que experimentan una afluencia considerable de migrantes indocumentados. Además se crearía una nueva autoridad migratoria llamada Autoridad Fronteriza de Emergencia (Border Emergency Authority BEA).
“Apoyaría que hubiera recursos para la construcción del muro migratorio, para la seguridad fronteriza en general. Podríamos esperar que haya deportaciones en números también importantes”, mencionó Brenda Estefan.
Por su parte, Donald Trump ha hecho amenazas sobre deportaciones, fomentado el odio hacia la población inmigrante durante sus eventos de campaña. Con su agenda promete llevar a cabo lo que él llamó “la operación doméstica de deportaciones más grande en la historia de Estados Unidos”.
Su plan incluye militarizar la frontera sur enviando elementos del ejército para patrullas; permitir que el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas haga operativos para entrar a hogares y lugares de trabajo para capturar a migrantes indocumentados, además de construir centros de detención especiales para aquellos capturados y eliminar las protecciones especiales para los menores de edad. Además, regresaría los programas “Quédate en México” y los acuerdos del “Tercer País Seguro”.
Entre las consecuencias negativas que esto podría tener para México, señala Juan Manuel Ortega, es que “aumentaría el desempleo en México, pues muchos de estas mexicanas y mexicanos [deportados] tendrían muchos problemas en reinsertarse a la economía mexicana, de hecho esto podría incrementar los índices de criminalidad”.
El gran tema de la economía es la renegociación del tratado de libre comercio entre Estados Unidos, México y Canadá.
“Ambos candidatos enfrentan presiones internas para revisar las políticas económicas relacionadas con el tratado de libre comercio (T-MEC), particularmente en aspectos de protección ambiental y derechos laborales”, explicó Ortega.
Tanto Trump como Harris buscarán renegociar provisiones en este tratado. Como senadora, Kamala Harris votó en contra del T-MEC, ya que considera que las provisiones en cuanto a la protección ambiental no son suficientes.
“Después de un estudio cuidadoso y de consultar con líderes ambientales y de conservación, he concluido que las disposiciones ambientales del T-MEC son insuficientes, y al no abordar el cambio climático, el T-MEC no responde a las crisis de este momento”, dijo Harris al momento de rechazar el tratado. De llegar a la presidencia, buscaría renegociar los términos para incluir más provisiones que atiendan estos temas y que beneficien a los trabajadores estadounidenses.
Por otro lado, Trump ha expresado que aumentará los aranceles para los productos mexicanos, imponiendo entre el 25% y el 75%, como una forma de represalia por la crisis migratoria. Incluso, podría llegar a eliminar completamente el tratado de libre comercio, lo cual establecería aranceles rigiéndose por la Cláusula de la Nación más Favorecida de la Organización Mundial del Comercio.
La mayor consecuencia de esto, explicó Estefan, la terminaría pagando el consumidor final, ya que el precio de los bienes aumentaría y serían ellos quienes absorban los costos.
“México dejaría de ser un paraíso para el llamado nearshoring, reduciendo de manera drástica la inversión extranjera en nuestro país. También significa el cierre de empresas estadounidenses en territorio mexicano, con la consecuente caída del empleo en importantes regiones del país”.
El debate en torno al tema de seguridad principalmente se enfoca en detener la crisis del consumo de fentanilo que atraviesa Estados Unidos en estos momentos.
De acuerdo con la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA), el 70% de las muertes por sobredosis en este país son causadas por el consumo del fentanilo. En 2022, la DEA estima que fallecieron aproximadamente 110,000 personas a causa de esta droga.
En este sentido, Donald Trump propone catalogar a las organizaciones de crimen organizado y tráfico de drogas como organizaciones terroristas, lo cual le permitiría poder enviar elementos militares estadounidenses a México. Propone mandar equipos tácticos “Kill Squads”, para abatir a líderes del crimen organizado.
Por el lado de Kamala, mencionó Estefan, “se tomarían decisiones quizás más parecidas a lo que vimos con el Mayo Zambada. Que si no hay una coordinación en materia de seguridad México EU, como fue el caso básicamente la mayor parte del sexenio pasado, pues tomen acciones que sean quizás con los mismos fines que las que tomaría Trump, pero de manera un poco más discreta”.
De igual manera, si se aprueba el Acuerdo Bipartidista de Seguridad Fronteriza que respalda Harris, se financiaría el desarrollo de más tecnología de detección para interceptar drogas ilícitas e intentar frenar el flujo de fentanilo hacia Estados Unidos.
El exmandario boliviano publicó un video en su cuenta de Facebook donde se ven impactos de bala en los cristales del auto que lo llevaba a una entrevista en Cochabamba.
El expresidente de Bolivia Evo Morales denunció el domingo que hombres armados dispararon una lluvia de balas contra su automóvil cuando se dirigía a su programa semanal de radio en la ciudad de Cochabamba, en el centro del país.
En un comunicado de su partido, Movimiento Al Socialismo (MAS), publicado por Morales en su cuenta de X, responsabilizó directamente al presidente Luis Arce, al ministro del Interior, Eduardo del Castillo; y al ministro de Defensa, Edmundo Novillo.
En el comunicado se afirma que los vehículos que dispararon al coche del exmandatario ingresaron en un cuartel militar y que, según testigos, sus ocupantes luego se marcharon en un helicóptero.
A poco de saberse el incidente, el presidente Luis Arce dijo que había ordenado una “inmediata y minuciosa investigación” para esclarecer este suceso.
Y, ahora, el gobierno de Bolivia ha rechazado estas afirmaciones y dado su versión de los hechos.
El ministro del Interior, Eduardo del Castillo, dijo que el convoy del expresidente huyó de una patrulla antidrogas que realizaba un control rutinario de vehículos en la carretera del Trópico de Cochabamba.
Según esta versión, en esa huida, el equipo de seguridad de Morales disparó contra la policía, llegó a herir a uno de ellos y atropelló a otro.
Del Castillo calificó de “mentiroso” al exmandatario e indicó que el chofer de Morales no quiso parar ante la orden de los agentes y aumentó la velocidad.
A su vez, Morales ha negado esta versión y ha dicho en una publicación en X que le habían disparado “más de 18 veces”.
“Tardaron 30 horas para montar una mentira (…) quieren convertir a la víctima en victimario. Hay muchas pruebas de que nos emboscaron, pero dicen que nosotros disparamos. Ninguno de nosotros llevaba ningún tipo de armamento”.
El domingo Morales publicó en su cuenta de Facebook un video tomado desde un automóvil en movimiento que muestra agujeros de bala en los parabrisas delantero y trasero. El expresidente está sentado en el asiento del copiloto. Al menos una persona en el vehículo tenía sangre.
El contenido del video y su autenticidad no pudieron ser verificados.
Al respecto, Del Castillo afirmó que los videos “están editados”.
“Señor Morales, nadie cree el teatro que usted ha montado”, añadió.
“Nadie ni nada lo va a salvar de este proceso penal, nadie que ataque a un policía puede seguir en la impunidad (…), nadie puede buscar matar a un policía y victimizarse”, concluyó el ministro del Interior.
El presunto ataque se produce en medio de crecientes tensiones en Bolivia entre los partidarios de Morales y los del actual presidente, Luis Arce, un exaliado de Morales.
Arce fue ministro de Economía de Morales entre 2006 y 2019 y ambos son miembros del mismo partido político socialista MAS (Movimiento al Socialismo), pero han tenido cada vez más enfrentamientos desde 2021, como parte de una lucha de poder de cara a las elecciones de 2025.
Morales fue muy popular en el país andino hasta que intentó eludir la Constitución para buscar un cuarto mandato.
Y en junio, un intento de golpe de Estado de una parte del ejército -ordenado por el general Juan José Zúñiga- en el que un grupo de soldados y vehículos militares intentaron tomar el control de la Plaza Murillo, elevó aún más la fricción política entre Arce y Morales.
En el último episodio de tensiones, los partidarios de Morales han bloqueado durante dos semanas carreteras clave y se han enfrentado con las fuerzas de seguridad que intentan despejarlas.
El gobierno los acusa de desestabilizar a Bolivia -ya que los bloqueos han interrumpido el suministro de alimentos y combustible-, y de intentar “interrumpir el orden democrático”.
La administración de Arce también expuso en un comunicado que algunos grupos aliados de Morales estaban armados y advirtieron sobre la violencia, citando a 14 policías heridos al intentar romper los bloqueos.
El país también lidia con la disminución de la producción de gas, el agotamiento de las reservas de divisas y el aumento de la inflación, lo que aumenta la presión sobre el partido gobernante y conduce a luchas internas políticas cada vez más complicadas.
Evo Morales es el principal líder de la izquierda en Bolivia y uno de los nombres más reconocidos en la política sudamericana. Líder indígena y cocalero, fue electo presidente en 2005 y fue reelecto dos veces.
Está siendo investigado actualmente por violación, tráfico de personas y contrabando de personas por su presunta relación sexual con una joven de 15 años miembro de su guardia política juvenil en 2015.
Fue citado formalmente por los fiscales regionales para declarar en el caso, pero no se presentó y ahora enfrenta una orden de arresto. Morales niega rotundamente las acusaciones.
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