Un día antes de que la Suprema Corte discuta el proyecto de sentencia que podría invalidar parte de la reforma judicial, la presidenta Claudia Sheinbaum y su coordinador de asesores, Jesús Ramírez Cuevas, difundieron información falsa para descalificar al Poder Judicial de la Federación (PJF).
Desde su conferencia matutina de este lunes, la presidenta insistió en cuestionar la facultad de los partidos para interponer “amparos” contra la reforma judicial. Sin embargo, esto no ocurrió y en realidad, los partidos presentaron una acción de inconstitucionalidad, a la que la ley les da derecho.
Jesús Ramírez, también exvocero del gobierno anterior, retomó de forma imprecisa datos del Censo Nacional de Impartición de Justicia Federal y Estatal 2024 del INEGI para exagerar el crecimiento del presupuesto y del personal del PJF y contrastarlo con un crecimiento en las personas que siguen en prisión sin sentencia. En su publicación, Ramírez confunde justicia local con federal y le atribuye a los jueces que existan presos sin sentencia, lo que es falso.
En El Sabueso revisamos ambas afirmaciones y las contrastamos con datos oficiales y esto fue lo que encontramos:
Frase: La Corte recibe un amparo de partidos políticos que no tienen personalidad jurídica, primer problema, para poder presentar estos amparos -segundo- porque son partidos políticos que, en todo caso, se rigen por las leyes electorales.
Calificación: Falso
La presidenta aseguró que los partidos políticos no tienen competencia para presentar “amparos” contra la reforma judicial, pero eso no fue lo que ocurrió.
En realidad, los partidos políticos interpusieron acciones de inconstitucionalidad, para lo cual el artículo 105 constitucional sí otorga facultades a los partidos políticos para interponer estos recursos en contra de leyes electorales.
Una acción de inconstitucionalidad es un juicio en que la Corte resuelve si una norma está en contra de la Constitución. Mientras que un amparo es un recurso que permite impugnar leyes, acciones u omisiones que vulneren los derechos humanos de los ciudadanos.
Además, el mismo artículo 105 establece que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) podrá conocer de las acciones de inconstitucionalidad interpuestas por distintos actores entre ellos los partidos políticos y deberán interponerse dentro de los 30 días siguientes a la publicación de la norma impugnada.
Este martes 5 de noviembre, la Corte discutirá un proyecto que estudia las acciones de inconstitucionalidad presentadas por los partidos políticos nacionales PAN, PRI, Movimiento Ciudadano, así como por el partido local Unidad Democrática de Coahuila y la minoría legislativa del Congreso de Zacatecas.
El proyecto, elaborado por el ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá, considera que los partidos cumplieron con los requisitos legales de legitimidad y tiempo para interponer una acción de inconstitucionalidad.
“Resulta clara la naturaleza electoral del Decreto impugnado (reforma judicial), pues establece el régimen normativo del proceso electoral que se seguirá para la elección de las Ministras y Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Magistradas y Magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Magistradas y Magistrados del Tribunal de Disciplina Judicial, Magistradas y Magistrados de Circuito y, Juezas y Jueces de Distrito, así como los principios para dicha elección”, justificó el ministro en su análisis.
La abogada Melissa Ayala dijo a El Sabueso que la Suprema Corte no puede descartar de inmediato las acciones promovidas por los partidos políticos debido a que la reforma al Poder Judicial realizó cambios en materia electoral.
Mientras que Eliud Tapia, abogado especialista en derechos humanos, consideró que una acción de inconstitucionalidad no es aplicable contra una reforma constitucional, pero los partidos políticos sí pueden presentar estos recursos contra leyes en temas electorales.
“La presidenta está apelando a la falta de competencia de la Corte para revisar una reforma constitucional vía acción de inconstitucionalidad, y los partidos están diciendo que esta es la vía para revisar una reforma constitucional en la parte electoral, que es lo único que tienen competencia”, señaló Tapia.
Frase: “En una década el Poder Judicial aumentó su personal y presupuesto pero disminuyó en resultados. El gasto del Poder Judicial se triplicó en 10 años (de 46 mil mdp en 2013 a 127 mil mdp en 2023) y aumentó su personal 32.5%. En 2023 de 332 mil procesados, 85.7% siguen sin sentencia”.
Calificación: Falso
El coordinador de asesores de la presidenta Claudia Sheinbaum, Jesús Ramírez, desinformó al mezclar distintos indicadores y omitir datos clave de la edición más reciente del censo nacional de impartición de justicia del INEGI.
Al acusar con gráficos el aumento de personal y de recursos presupuestales del Poder Judicial federal entre 2013 y 2024, y una supuesta baja en la productividad, Ramírez colocó el mensaje en su cuenta de X de que “en 2023 de 332 mil procesados, 85.7% siguen sin sentencia”.
Pero de entrada, la cifra de 332 mil 306 procesados corresponde al total de personas imputadas tanto por el poder judicial federal como por los poderes judiciales estatales en 2023, y de hecho del total de casos, 307 mil 389 correspondieron a la justicia local. Es decir, el 92%.
Ramírez incluyó un gráfico sobre las sentencias emitidas publicadas en la web, destacando una baja en el indicador de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. El censo del INEGI muestra que en 2019 la SCJN publicó 6 mil 590 sentencias, y en 2023 bajó a 2 mil 707. Sí hubo un descenso.
Pero lo que no mencionó el coordinador de asesores de la Presidencia es que hubo un aumento de 28.3% en las sentencias publicadas de jueces federales, entre 2022 y 2023, al pasar de 550 mil 207 a 706 mil 185. También aumentaron las de tribunales colegiadas de circuito, pasando de 385 mil 866 a 438 mil 931.
De hecho el propio gráfico que publicó Ramírez Cuevas muestra una cifra récord del total de sentencias del Consejo de la Judicatura (CJF) en 2023, superando el millón 193 mil. Mientras que el PJF publicó, en total, 1 millón 205 mil 154 sentencias en 2023, de acuerdo con el Censo.
En cuanto a sentencias por causas penales concluidas, en el censo del INEGI se menciona que tanto el PJF como los poderes judiciales locales sentenciaron a 47 mil 746 personas, sin precisar en qué años se dieron las detenciones e imputaciones.
De esa cantidad, 13 mil 890 fueron sentencias por el Poder Judicial Federal, y el resto por poderes judiciales locales. En el censo previo, se indicó que en 2022 fueron sentenciadas 7 mil 038 personas por la justicia federal, y en 2021 la cifra había sido de 4 mil 866.
Hay una tendencia al alza, luego de la pandemia, aunque como referencia, en 2018 la cifra fue de 10 mil 761 sentenciados, y en 2017 de 12 mil 958.
Otro punto engañoso del discurso del funcionario de Presidencia es que achaca al Poder Judicial Federal el aumento en la cantidad de personas sin sentencia, siendo que el partido que respalda, Morena, ha impulsado aumentar la lista de delitos que ameritan prisión preventiva oficiosa.
Dicha medida cautelar avala que las personas permanezcan en prisión desde el inicio del proceso aun sin contar con una sentencia en su contra.
“La falta de sentencias también responde a la ineficacia de las fiscalías, que en muchos casos no aportan pruebas sólidas para sustentar sus acusaciones. Esto genera procesos judiciales largos, perjudicando a personas que enfrentan extensos períodos de prisión sin resolución”, publicó la organización Elementa.
“El éxito del Poder Judicial, local o federal, no debería evaluarse únicamente por el número de sentencias dictadas, sino por la calidad y satisfacción que las personas obtienen en el acceso a la justicia”.
Respecto a los recursos presupuestales, Ramírez Cuevas mencionó que “el gasto del Poder Judicial se triplicó en 10 años (de 46 mil mdp en 2013 a 127 mil mdp en 2023)”.
En su gráfico el título es “Presupuesto Ejercido en el Poder Judicial Federal”, pero la cifra de 127 mil millones de pesos para 2023 resulta de la suma del presupuesto ejercido por el Poder Judicial Federal (78 mil 159 millones de pesos) y de los poderes judiciales estatales (49 mil 327 millones de pesos).
Mientras que en el caso de 2013, la cifra de Ramírez Cuevas se aproxima a los 43 mil 100 millones de pesos gastados sólo por el Judicial Federal, según el censo del INEGI.
Entonces, el funcionario comparó engañosamente el gasto del Poder Judicial Federal de 2013 con la suma de los montos ejercidos por el Poder Judicial Federal y los poderes judiciales estatales en 2023.
A precios constantes, de acuerdo con el censo del INEGI, el presupuesto ejercido por el poder judicial federal disminuyó en 2023 respecto a 2022, y 7.6% respecto a 2018.
Por último, en cuanto a su dicho de que el personal del Poder Judicial federal aumentó 32.5%, la cifra es verdadera. Pasó de 41 mil 327 en 2013 a 54 mil 780 servidoras y servidores públicos en 2023.
Ya está en Netflix la última adaptación al cine de la famosa novela mexicana. Una obra que supo identificar elementos centrales de la vida y la idiosincrasia de los mexicanos. Acá te explicamos por qué Pedro Páramo terminó siendo tan ilustrativa de este país inabordable.
Y está luego porque, si bien es una de las tres o cuatro novelas insignes mexicanas, Pedro Páramo no entra en los moldes y códigos usuales de la literatura: es compleja, ambiciosa, enigmática, intensa. Y por eso, muy mexicana.
Ahora la novela, precursora del llamado “boom latinoamericano” y descrita por Jorge Luis Borges como “una de las mejores de las literaturas de lengua hispánica, y aun de la literatura”, llegó al cine.
Es la cuarta vez que se intenta una adaptación cinematográfica de la novela. Se hizo en 1966, 1978, 1981. Y la nueva es, probablemente, la más ambiciosa.
La produjo Netflix. La dirigió Rodrigo Prieto, un reputado cinematógrafo mexicano. La escribió Mateo Gil, un laureado guionista español. Y ha generado, como era de esperarse, críticas y elogios enérgicos, porque el reto es mayúsculo, casi inabordable.
Este es un libro colosal de solo 132 páginas. Propone un abordaje profundo, amplio y trascendental de México. Lo hace con innovaciones conceptuales, narrativas y visuales.
Y es tan emblemático porque expuso facetas de la mexicanidad que quizá hoy parecen obvias, pero que en los años 50 se estaban empezando a identificar, y hoy siguen vigentes.
Rulfo, en parte por su condición de huérfano, de víctima de guerras civiles, de curioso viajero, supo no solo identificar, sino mágicamente exponer cinco de las facetas de México que acá recogemos de manera breve.
Como le muestran al mundo cada 1 y 2 de noviembre, los mexicanos tienen una íntima relación con la muerte: la acogen, la honran, la tienen en cuenta.
Y Pedro Páramo es, sobre todo, una novela de fantasmas.
La premisa de la novela es más o menos esta: el joven Juan Preciado viaja al pueblo de Comala tras la muerte de su madre en busca de su padre, Pedro Páramo, un cacique y patriarca en tiempos de guerra civil que sufre una pena de amor.
Preciado, alucinado y confundido, se encuentra con personajes que, como el pueblo, parecen estar en tránsito hacia la muerte.
Juan Villoro, un escritor mexicano, explicó en una conferencia de 2016 sobre el tema en el Colegio Nacional mexicano: “Los fantasmas de Rulfo no son para dar miedo, sino fantasmas en pena, ánimas que están tratando de llegar al más allá, y no llegan (…) Los fantasmas de Rulfo, al ser pobres, son fantasmas de verdad”.
Preciado busca a su padre, pero en el camino se da cuenta que está en el mismo tránsito que los personajes que se topa.
“Ha atravesado —elabora Villoro— el río de la inmoralidad y pasa la historia buscando un segundo río que le conceda la muerte, la muerte como bendición (…) Los personajes esperan no solo una muerte física, sino también una muerte que los redima moralmente”.
Una muerte, pues, entendida a la mexicana.
Pedro Páramo es, también, una novela sobre la realidad social de un país.
Julia Santibáñez, escritora y gestora cultural, explica: “Rulfo sufrió las consecuencias de la guerra y fue víctima de la economía que surgió de las guerras (…) La pobreza, la exclusión y la violencia no son solo temas que le importan, sino que vivió y que están en la novela de manera tentacular, en cada página”.
Los padres del escritor murieron cuando él tenía menos de 10 años en plena Guerra Cristera por las reformas liberales de una revolución que recién terminaba. Rulfo se crio en orfanatos, no fue a la universidad y trabajó en la burocracia del Estado y fundaciones, cargos que le permitieron viajar y ver el país de primer mano.
Volvemos con Villoro: “Rulfo plantea una historia de aquellos que han sido expulsados de la historia de los hechos. Son tan pobres, están tan desposeídos, que ni siquiera tienen derecho a que nada les suceda: no tienen propiedad, destino propio ni historia”.
Esta es una novela sobre los excluidos. Una obra sobre un país de pobres. Una realidad social que en 70 años ha cambiado, pero que en muchos sentidos sigue igual: hoy, uno de cada tres mexicanos es pobre y la desigualdad está entre las cinco más agudas del mundo.
La novela, según Villoro, “nos hace preguntarnos cuántos mexicanos están en la condición de expulsados de la historia”.
Hay expresiones de los personajes de Pedro Páramo que, aunque sea inventadas por Rulfo, parecen sacadas de la calle en cualquier rincón de México.
Santibáñez explica que Rulfo “puso el centro de gravedad en el lenguaje y creó un lenguaje que se parece al del campo, pero que no es estrictamente igual y podríamos morir pensando que es el lenguaje del campo”.
Y esa, según Villoro, fue la clave de la gran innovación lingüística de la novela, porque “toma elementos del habla popular, pero lo recrea de tal manera que el habla popular se convierte en algo más auténtico que lo que dicen los campesinos (…) Es algo incluso más auténtico que el mundo de los hechos”.
Qué puede parecer más mexicano, así no lo sean del todo, que adjetivos como “desconchinflado”, o arcaísmos como “si consintiera en mí”, o frases involuntariamente poéticas como “tú que tienes los oídos muchachos”, o enunciados redundantes como “esto prueba lo que te demuestra”.
Los mexicanos tienen expresiones, dialectos, formas que revelan parte de su idiosincrasia: van desde expresiones simples como “a poco” y “qué crees” hasta construcciones complejas como “de tocho morocho” y “nos cayó el chahuistle”.
Y Rulfo, más que hacer el ejercicio periodístico de reportar las expresiones más mexicanas, creó otras tan originales, tan mundanas, tan cercanas, que parecen sacadas de la boca de cualquier habitante de este país.
La vida de Rulfo estuvo, no precisamente por razones felices, en constante movimiento: cuando joven vivió en varias partes del diverso estado de Jalisco, pasó tiempo en Guadalajara y Ciudad de México y, ya adulto, recorrió el país como parte de sus labores como burócrata, investigador y fotógrafo aficionado.
Gracias al movimiento conoció las regiones de México, un país que tiene todo tipo de ecosistemas, pero que en su mayoría se conoce como un espacio seco, árido, caliente e inhóspito.
Dice Villoro que Comala, el pueblo donde trascurre la novela, remite el comal, esa plancha de barro sobre la cual los mexicanos han cocinado sus alimentos durante siglos, porque se trata de un lugar caliente y seco.
Famosa es esta frase de uno de los personajes: “Dicen que en Comala los que se mueren y se van al infierno regresan a Comala por su cobija”.
“Es un paisaje filtrado, indeciso, intermedio, inseguro; lo que ves está tamizado; hay nieblas, polvo, tolvaneras, humo, oscuridad, sombras que tienen eco”, explica Villoro.
Pero además de esta recreación precisa del espacio mexicano, Rulfo también hizo un análisis político sobre la tierra, que tras la revolución habría de ser distribuida equitativamente, pero la promesa se rompió.
“El reparto que hubo a consecuencia de la revolución fue terrible, porque se supone que se repartió para responder a las exigencias revolucionarias, pero luego se supo que eran arenales, tierras no cultivables como son las tierras de Comala”, señala Santibáñez.
Pedro Páramo es, también, un perfil crítico del hombre mexicano.
Un quinto elemento del retrato que hace Rulfo de México tiene que ver con la figura del patriarca en una sociedad machista: Pedro Páramo, el cacique en Comala, es padre de niños que no reconoce, revolucionario que traiciona la revolución y tirano que asesina a sus adversarios impunemente.
“No es que Rulfo tuviera una preocupación por el machismo o una mentalidad feminista, sino que identificó algo central de la personalidad del mexicano”, dice Santibáñez.
Alrededor del 40% de las familias mexicanas, según datos oficiales, carecen de una figura paterna. Eso ocurre hoy, pero viene de décadas atrás.
“Pedro Páramo es la figura del padre tiránico de la familia mexicana”, dice Villoro.
Y lo es por varias razones: porque abandona a sus hijos, porque administra el poder de manera arbitraria y traicionera y porque lleva el desamor de Susana San Juan de manera arrogante y arbitraria.
Una faceta que, en general, sigue vigente en la cultura mexicana, según Santibáñez: “Pedro Páramo bien le podría cantar a Susana una canción de Luis Miguel diciendo ‘tengo todo excepto a ti’”.
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