
Jaime Lucero dejó su pueblo natal en la mixteca poblana para cruzar el río Bravo el 15 de septiembre de 1975 sin saber nadar. Cincuenta años después, cuenta la historia de cómo se convirtió en empresario e impulsor de los derechos de la diáspora mexicana en el libro Un nahual en el imperio.
“Cuando era niño, me curó una nahual y me dejó un mensaje: ‘tú vas a cambiar, pero en ese cambio vas a poder ayudar a hacer cambios más grandes’. Me tomó años entender que eso es la migración, la transformación, la lucha y el hacer algo con lo que no nos gusta”, cuenta en entrevista Lucero, fundador de Fuerza Migrante, un movimiento binacional apartidista conformado por mexicanos y mexicanas en el exterior.

Con nostalgia, recuerda que la primera vez que logró cruzar la frontera lo deportaron, aunque hoy ha logrado “cumplir lo que la gran mayoría quiere”: conseguir éxito en Estados Unidos, “y el hecho de que se publique el libro pretende abrir la conversación de esta comunidad tan grande y tan indispensable para los dos países, que casi siempre es invisible porque nadie nos toma en cuenta de una manera que nos facilite ese desarrollo“.
El libro, dice, “no es de la vida personal de alguien, sino que toca muchas otras personas y vidas que tienen su propia historia, su propio legado y su propia esperanza cuando cruzan la frontera”.
De acuerdo con los datos censales más recientes de Estados Unidos, hay alrededor de 11 millones de mexicanos viviendo en ese país, a los que se suman 39 millones de origen mexicano, un número que Lucero considera “suficiente para darle vuelta a las elecciones en Estados Unidos, donde somos el 20 % del poder electoral, pero sólo tenemos el 2 % de oficiales electos. Eso da una idea de la disparidad que existe y la apatía que tenemos que combatir”.
“Para mí siempre va a ser central la educación. Fuerza Migrante tiene como lema “poder económico y político a través de la educación”, y por eso ha hecho grandes esfuerzos en educar a los jóvenes y adultos en que somos diferentes, pensamos diferente, pero nuestros problemas y objetivos son los mismos. Hay que hacer grupos y ese ejercicio de impulsar entre todos estos temas”, afirma.
El empresario destaca que Fuerza Migrante tiene oficinas a unas calles de la Casa Blanca, desde donde “les decimos ‘aquí estamos, listos para abrazar esos retos’. Aunque va a costar mucho, pero se tiene que empezar de alguna manera”.

Además, considera que “México tiene todos los contrapesos para hacer una negociación y decirle a Estados Unidos ‘hey, somos tus vecinos, tu socio comercial número uno, y con nuestra población hay suficiente para establecer una mejor relación a favor de la vida de todos estos migrantes’”.
Más aún en un contexto como el actual, en el que “las noticias que vemos cumplen con su cometido de infundir miedo. Miedo a todos los sectores de nuestras comunidades más desprotegidas que están siendo afectadas por las redadas (antiinmigrantes). Llevamos décadas viviendo esto, pero actualmente es mucho peor, porque tienen más difusión para lograr que el miedo nos impida trabajar y tener una vida“.
Maurizio Guerrero, periodista, investigador y autor del libro Un nahual en el imperio, describe a Lucero como “un empresario muy exitoso que al mismo tiempo nunca se olvidó de su comunidad y en vez de apoyar a fundaciones él mismo tomó la batuta desde Fuerza Migrante“, sin aspiraciones políticas, pero apoyando a quienes desde este ámbito pueden hacer la diferencia.
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Guerrero explica que los indocumentados en Estados Unidos “ahora están en un estado de indefensión y vulnerabilidad mucho más marcados que en las últimas décadas, y los logros que hemos tenido como diáspora mexicana han sido gracias al impulso constante de la comunidad con doble ciudadanía, que ha tenido como último gran logro contar con diputados migrantes en el Congreso mexicano”.
Los primeros 11 diputados migrantes llegaron al Congreso en 2021, y para 2024 fueron siete diputados y una senadora, un logro que de acuerdo con el investigador “se consiguió pese a la oposición consistente de los partidos políticos que interpusieron varios recursos legales para impedirlas”.

En la coyuntura actual, dice, “la representatividad política de la diáspora es más importante que nunca”, por ello, Maurizio hace un llamado a estar atentos de la propuesta que está sobre la mesa en el Congreso mexicano de desaparecer las legislaturas plurinominales, ya que eso afectaría a las medidas afirmativas con las cuales han podido llegar los diputados migrantes.
En defensa de la importancia de estas diputaciones, Guerrero, quien radica desde hace varios años en Nueva York, menciona que “los migrantes hemos sido por varios años la principal fuente de ingresos para la economía mexicana, mediante las remesas, y al mismo tiempo se nos han regateado nuestros derechos políticos, ya que sólo se nos concibe como agentes económicos; además, la mayor parte de la migración mexicana fue forzada a dejar su lugar de origen por cuestiones de violencia o de pobreza“.
“Eso se le negó, por ejemplo, a Jaime Lucero y a todas las personas que tuvieron que emigrar de la mixteca poblana. Es una deuda histórica que tiene el Estado mexicano con su diáspora y que ahora quiere negar en vez de expandir nuestros derechos”, plantea el autor.

Ante la pregunta de qué tan alcanzable es actualmente el llamado sueño americano, Jaime responde: “tenemos que ir a tomarlo, tanto el poder económico como el político, porque nadie nos lo va a venir a ofrecer”.
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“Tanto en México como aquí, porque somos una comunidad binacional, hay que hacer ese esfuerzo de empezar el cambio, apoyarnos unos a otros, difundir nuestra palabra y nunca olvidar que tenemos el compromiso de actuar juntos. ¡Sí se puede!”, concluye el empresario.
El libro Un nahual en el imperio, que cuenta la historia de Jaime Lucero y su labor para apoyar la diáspora mexicana, será presentado el próximo 16 de diciembre en la Cafebrería El Péndulo Roma a las 19:30 horas. Si quieres conocer más, puedes leer el primer capítulo del libro en este enlace.

Es esa zona gris entre el sueño y la vigilia, cuando nos quedamos somnolientos en un estado semiconsciente, experimentando vívidas imágenes y sonidos mentales.
La canción de los Beatles, “Yesterday”, fue escrita en lo que los psicólogos llaman “estado hipnagógico”. Es esa zona gris entre el sueño y la vigilia, cuando nos quedamos somnolientos en un estado semiconsciente, experimentando vívidas imágenes y sonidos mentales.
Al despertar una mañana a principios de 1965, Paul McCartney percibió una larga y compleja melodía sonando en su cabeza. Saltó de la cama, se sentó al piano y empezó a tocar la melodía.
Rápidamente encontró los acordes que acompañaban a la melodía y creó algunas frases de acompañamiento (como las llaman los compositores, antes de escribir la letra propiamente dicha) que encajaban con la música.
Le costaba creer que un sonido tan hermoso pudiera surgir espontáneamente, McCartney sospechó que estaba plagiando inconscientemente otra composición.
“Durante aproximadamente un mes fui a ver a gente del mundo de la música y les pregunté si la habían escuchado antes… Pensé que si nadie la reclamaba después de unas semanas, podría quedármela”, recordó. Pero resultó ser original.
Muchos grandes descubrimientos e inventos han surgido durante el estado hipnagógico.
El físico Niels Bohr ganó el Premio Nobel porque estando semiconsciente soñó que veía el núcleo del átomo, con los electrones girando a su alrededor, al igual que el sistema solar con el sol y los planetas, y así “descubrió” la estructura del átomo.
Las investigaciones han demostrado que el estado hipnagógico es un punto óptimo para la creatividad. Por ejemplo, en un estudio de 2021, los participantes en estado hipnagógico tenían tres veces más probabilidades de descubrir la “regla oculta” que podía resolver un problema matemático.
Los psicólogos asocian la creatividad con cualidades como la apertura a la experiencia y la flexibilidad cognitiva.
Otros han sugerido que la creatividad surge de la coordinación entre la red de control cognitivo del cerebro (que se encarga de la planificación y la resolución de problemas) y la red neuronal por defecto (que se asocia con la ensoñación y la divagación mental).
Sin embargo, en mi opinión, una de las teorías más importantes sobre la creatividad es una de las más antiguas, propuesta por el psicólogo británico Frederic Myers en 1881. Según Myers, las ideas y las percepciones surgen como una repentina “oleada” de una mente subliminal.
Para Myers, nuestra mente consciente es solo un pequeño segmento de nuestra mente, que incluye no solo lo que Sigmund Freud llamó el inconsciente, sino también niveles de conciencia más amplios y elevados. Las ideas pueden gestarse inconscientemente durante mucho tiempo antes de emerger a la conciencia.
Por eso, a menudo sentimos que las ideas provienen de más allá de la mente, como si nos hubieran sido regaladas. Pueden provenir de más allá de nuestra mente consciente.
El estado hipnagógico es tan creativo porque, mientras oscilamos entre el sueño y la vigilia, la mente consciente apenas está activa.
Durante un breve período, nuestros límites mentales son permeables y existe la posibilidad de que percepciones e ideas creativas fluyan desde la mente subliminal.
En un sentido más general, esta es la razón por la que la creatividad suele asociarse con la relajación y la ociosidad. Cuando nos relajamos, nuestra mente consciente suele estar menos activa. A menudo, cuando estamos ocupados, nuestra mente se llena de pensamientos que parlotean, impidiendo que fluyan las ideas creativas.
Esta también es la razón por la que la meditación está fuertemente asociada con la creatividad.
Las investigaciones demuestran que la meditación promueve cualidades creativas generales, como la apertura a la experiencia y la flexibilidad cognitiva.
Pero quizás más importante aún, la meditación aquieta y suaviza la mente consciente, de modo que somos más responsables de recibir inspiración de fuera de ella.
Como señalo en mi libro “El Salto”, esta es la razón por la que existe una fuerte conexión entre el despertar espiritual y la creatividad.
Las investigaciones han descubierto que alrededor del 80% de las personas han experimentado el estado hipnagógico, y que aproximadamente una cuarta parte de la población lo experimenta con regularidad. Es ligeramente más común en mujeres que en hombres.
Es más probable que ocurra al inicio del sueño, pero también puede ocurrir al despertar o durante el día si nos entra sueño y perdemos la consciencia normal.
¿Podemos usar el estado hipnagógico para potenciar nuestra creatividad? Ciertamente es posible permanecer en él, como probablemente sepas de las noches de los domingos.
Sin embargo, una de las dificultades es captar las ideas que surgen. En la somnolencia, puede que no sintamos el impulso de recordarlas. Es tentador decirnos antes de volver a dormirnos: “Esta idea es tan buena que se me quedará grabada”. Pero cuando nos despertamos un rato después, la idea se ha ido.
No obstante, mediante el entrenamiento mental, no hay razón por la que no podamos adquirir el hábito de registrar nuestras ideas hipnagógicas.
Lo mejor es tener un bolígrafo y papel en la mesita de noche. O, para una variante más moderna, tener el teléfono junto a la cama con la aplicación de grabación abierta.
De hecho, esta es una práctica que Paul McCartney siempre ha seguido. Incluso se entrenó para escribir en la oscuridad con este fin.
También podemos usar la técnica de la “siesta consciente” para generar ideas. Siempre que el gran inventor Thomas Edison se quedaba atascado en una solución o una idea nueva, se dejaba llevar por la inconsciencia mientras sostenía una bola de metal.
Al quedarse dormido, la bola caía al suelo y lo despertaba, momento en el que a menudo descubría que había surgido una nueva perspectiva.
En términos más generales, deberíamos usar la inactividad como una forma de cultivar la creatividad.
No pienses que la siesta o el relax son una pérdida de tiempo. Lejos de ser improductivos, pueden conducir a las ideas y percepciones más inspiradoras.
*El texto original fue publicado en inglés en The Conversation. Puedes leerlo aquí.
**Steve Taylor es profesor de Psicología de la Universidad de Leeds Beckett (Reino Unido) y es autor de varios libros sobre psicología y espiritualidad.
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