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México está entre los países con mayor exceso de mortalidad en el mundo durante la pandemia de COVID
México está entre los países con mayor exceso de mortalidad en el mundo durante la pandemia de COVID
Cuartoscuro
7 minutos de lectura

México está entre los países con mayor exceso de mortalidad en el mundo durante la pandemia de COVID

Datos de exceso de mortalidad calculados por expertos en estadística, y basados en informes oficiales, muestran que México es uno de los sitios con mayor tasa de exceso de mortalidad durante la pandemia por coronavirus.
16 de diciembre, 2021
Por: Redacción Animal Político
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México está entre los países con niveles más altos de exceso de mortalidad durante la pandemia por COVID-19. 

Se trata del indicador más preciso para medir el impacto de la pandemia en las naciones, según ha referido la propia Organización Mundial de la Salud (OMS), ante las dificultades para diagnosticar casos de COVID a nivel mundial. 

En el país han muerto 650 mil personas por arriba del promedio, en 20 meses de crisis sanitaria, por distintas causas. Durante ese periodo, en tasa de muertes por cada 100 mil habitantes, México sólo ha sido superado por naciones como Perú y Bulgaria.

En 2020, el año de mayor impacto de la pandemia y sobre el que ya hay datos más sólidos, México aparece justo en el tercer sitio de tasa de exceso de mortalidad, con la cifra de 236 fallecimientos por cada 100 mil habitantes. 

Para dicha comparación se consideraron datos de 41 países, con información oficial y que incluyera el mismo periodo temporal, de 12 meses o el total de semanas que incluyó el año pasado. 

Siguiendo el mismo criterio, se hizo el análisis pero no solo de 2020, sino también con información sobre 2021, hasta el mes de octubre. 

De ese modo, la lista fue de 24 naciones, entre las que de nuevo México apareció en tercer lugar de exceso de mortalidad, con una tasa de 450 fallecimientos por cada 100 mil habitantes. Solo superado por Perú, con una tasa de 620, y Bulgaria, con 563. 

México está entre los países con mayor exceso de mortalidad en el mundo durante la pandemia de COVID

En la revisión se excluyó a naciones con menos de 1 millón de habitantes. Tampoco se integró información de países como Brasil, Argentina o Rusia, porque sus conteos no coincidían en los periodos de tiempo o porque sus registros eran mensuales y no semanales, como el de México. 

Si se hiciera una excepción y se considerara a países que reportaron de forma semanal y también mensual, para 2020 se tiene una lista más grande, de 55 países y que sí suma a Brasil y Argentina. Así, en ese año México se colocó en el quinto sitio en exceso de mortalidad, sólo por debajo de Armenia, Perú, Bielorrusia y Bulgaria.

Por qué es clave el indicador de exceso de mortalidad

A pregunta expresa de Animal Político, un grupo de especialistas en medicina en el sitio Health Desk, creado por la organización Meedan para promover información sanitaria verificada sobre la pandemia por COVID-19, señaló una serie de razones por las cuales el exceso de mortalidad “es la herramienta más cohesiva para hacer comparaciones internacionales”:

1.- Por las diferencias en la forma como los países definen e informan las muertes por COVID-19 varían mucho, y esto hace que algunos países den números más altos o más bajos.

2.- Porque algunos sistemas de salud no tuvieron la capacidad de tratar a un exceso de pacientes por el COVID-19 y se quedaron sin camas de hospital, incluso alentando a los pacientes a no buscar atención a menos que estuvieran en una situación de vida o muerte.

3.- El exceso de recuentos de muertes ayuda con los errores de cálculo causados por las diferencias internacionales en la demografía, como comparar un país que en su mayoría tiene población joven con otro cuya población es mayoritariamente de la tercera edad.

4.- El exceso de mortalidad incluye muertes por otras causas que son atribuibles al COVID-19 pero que podrían no contarse como tales en ciertos países. Por ejemplo, si una mujer con COVID-19 sufrió daño renal crónico debido al virus, su muerte debido a insuficiencia renal probablemente debería contarse como una muerte por COVID-19, pero probablemente eso no sucedió así en varios países.

5.- Pocos países tienen un sistema de infraestructura lo suficientemente sólido para registrar e informar cada muerte. Naciones Unidas señaló que durante los periodos de tiempo “normales”, solo dos tercios de los países registran al menos el 90% de todas las muertes que ocurren, y algunos países solo registran entre el 10 y el 50% de las muertes.

6.- Los retrasos en la notificación también ocurren en muchos países, a veces meses y años después de que ocurre una muerte, por lo que estas muertes a menudo no se cuentan de manera confiable en las cifras de mortalidad total.

7.- Debido a las restricciones y bloqueos de COVID-19 en muchos países, se pueden incorporar menos muertes por otras causas en los cálculos.

8.- Las muertes debido a enfermedades crónicas como presión arterial alta, diabetes y Alzheimer han aumentado dramáticamente desde 2020. Si estas muertes fueron causadas directamente por infecciones COVID-19, recetas sin surtir, falta de búsqueda de atención, citas canceladas, aumento del estrés y alimentación poco saludable, los cálculos de exceso de mortalidad los incluyen en su resultado.

9.- Las capacidades de prueba son diferentes en cada país. Las personas que murieron como resultado de una infección por COVID-19 pero que nunca se sometieron a la prueba deben contarse como un exceso de muerte, pero es posible que nunca se incluyan en el cálculo de la mortalidad total por coronavirus.

10.- Así como la falta de personal, recursos, equipo y financiación que hizo que las autopsias fueran casi imposibles de realizar.

La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló que el exceso de mortalidad es el mejor recurso para medir el impacto de la pandemia, al mostrar las muertes por todas las causas que excedieron los decesos esperados, ya sea por la saturación hospitalaria, falta de atención médica o por el propio virus. 

Consultado, el economista y analista de datos Eugenio Sánchez apuntó que es importante que en un análisis de exceso de mortalidad se considere el tamaño de la población de cada país. 

“No se pueden comparar los datos brutos (o totales) de muertes por exceso porque hay países que tienen mucha más población que otros. Si tú comparas las muertes en exceso de México con las de Chile, México tiene muchos más habitantes y obviamente va a tener más muertes en exceso, pero eso no significa que, en este ejemplo, la pandemia haya sido particularmente más grave en México que en Chile, simplemente significa que tiene más población”, señala Sánchez.

Sobre el reto de sistematizar los datos sobre muertes por COVID y ubicar el verdadero impacto de la pandemia, Sánchez recordó que en México no se han hecho suficientes pruebas para detectar el virus. 

En mayo de 2020 el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, reconoció además que no se hacían pruebas a las personas ya fallecidas, y explicó tres tipos de clasificación de los decesos en el sistema de Salud mexicano:

Los casos confirmados (en los que hay diagnóstico por laboratorio), los sospechosos (que no requieren confirmación por laboratorio), y los casos probables (en los que no hay evidencia de que el informe de las pruebas de laboratorio es concluyente).

El Inegi es la institución que informa año con año el total de muertes y sus causas en México, de la forma más completa, recopilando datos del sistema de salud y de certificados de defunción. En su reporte más reciente, de 2020, indicó que en ese año hubo un exceso de mortalidad de 43% en el país, de 326 mil 921 muertes más de lo esperado.

Si se hace una comparación con datos de la última década, se observa que la cifra de personas que falleció por diabetes mellitus en 2020 fue 1,864% mayor al promedio de muertes registradas desde 2010. En el caso de la influenza y neumonía, el aumento fue de 1,469%.

México está entre los países con mayor exceso de mortalidad en el mundo durante la pandemia de COVID

El reto de las cifras 

Como hemos señalado, el reporte de muertes totales por todas las causas varía en cada país y hay distintos retos, para hacer comparaciones. 

Dmitry Kobak y  Karlinsky publicaron en junio de este año el “Seguimiento del exceso de mortalidad en todos los países durante la pandemia de COVID-19”, que se desprende de su análisis llamado World Mortality Dataset

En ese estudio, México apareció en el quinto lugar de exceso de muertes por cada 100 mil habitantes, por debajo de Perú, Bulgaria, Macedonia y Serbia. 

Si se miran sus datos más actualizados, México está en el séptimo sitio, aunque con la acotación de que se incluyen datos de países con distintas fechas de corte. Por ejemplo, hay algunos que solo tienen cifras hasta 2020, y otros de meses más recientes, ya en 2021. 

La base de datos de Kobak y Karlinsky retoma las cifras oficiales públicas de más de 150 países.

En el caso de México utilizaron datos del Inegi para calcular los fallecimientos  esperados,  y los que publica la Secretaría de Salud, semanalmente, sobre el total de muertes. 

Los datos de exceso de mortalidad de Kobak y Karlinsky no coinciden de forma exacta con los  que muestra en su página la Secretaría de Salud, pero eso no indica que haya un error. 

Al respecto, el economista Eugenio Sánchez explica que “el exceso de mortalidad finalmente es una medida estadística, no es una cifra exacta porque forma parte de una estimación. Y depende cómo se calculen las muertes esperadas. Hay varias técnicas estadísticas para proyectar cuántas personas habrían muerto en 2020 en ausencia de la pandemia”. 

El cálculo de exceso de mortalidad  de Kobak y Karlinsky resulta tan preciso que es base del sitio Our World in Data, que ha sido citado a nivel mundial para hacer comparaciones entre los diferentes países sobre datos relacionados con el COVID-19. 

El proceso exacto que siguieron para llegar a los resultados se puede observar aquí, a través de un formato de análisis de datos especializado llamado Python.

Animal Político empleó los datos de exceso de mortalidad del World Mortality Dataset únicamente para los países que tuvieran datos completos para los periodos analizados, en las diferentes tablas que integran este artículo.  

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Imagen BBC
La foto de la madre a la que entregaron el cuerpo de su bebé en una caja de cartón y la crisis de salud de Ecuador
10 minutos de lectura

El sistema de Salud de Ecuador está en crisis y los analistas estiman que tuvo mucho que ver en la derrota electoral del presidente Daniel Noboa en su consulta popular.

22 de diciembre, 2025
Por: BBC News Mundo
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A Yawa Sumpa Puar Alexandra, de la comunidad indígena achuar, le entregaron el 29 de noviembre el cuerpo de su bebé en una caja de cartón. La niña de solo un mes había ingresado por un problema respiratorio la noche anterior en el Hospital General de Macas, en la provincia ecuatoriana de Morona Santiago, y en unas pocas horas falleció.

La plantilla médica recomendó a la mamá buscar un ataúd, pero sola, a cientos de kilómetros de su comunidad y sin hablar bien español, su situación era de total desamparo. Aunque salió en busca de ayuda, como no llevaba dinero, tuvo que volver al hospital.

Ahí se encontró con el improvisado féretro que tuvo que cargar primero al parque principal de Macas donde salen las camionetas y los autobuses a Taisha, y luego las tres horas de viaje hasta esa ciudad de donde despegan las avionetas hacia la zona donde vive su comunidad, en plena Amazonía ecuatoriana.

“¿Cómo es posible que le dejen marchar así, con un bebé muerto en un cartón? Es doloroso ver cómo la manera en que nos tratan los médicos. Es indignante y muy triste porque somos humanos”, dice a BBC News Mundo el miembro comunidad achuar de Kaiptach que auxilió a la madre en un primer momento y tomó la fotografía.

Fue la municipalidad de Taisha la que finalmente la ayudó con un ataúd y con el vuelo de regreso a su comunidad.

“Es la familia la que tiene que traer el ataúd. El hospital no te la da. Eso es así en todo el país. Pero es verdad que sí son los encargados de hacer la gestión para pedir una donación a los municipios o a las prefecturas. Y para eso los hospitales tienen un área de trabajo social”, le cuenta a BBC Mundo Christian Sánchez Mendieta, periodista del diario El Mercurio.

El equipo de este diario había viajado en abril pasado a Morona Santiago después de que 10 niños murieran por leptospirosis, una enfermedad que se transmite por medio de las heces y orinas de roedores, pero con pronóstico favorable para el paciente si se le administran antibióticos.

“Son poblaciones que tienen costumbres completamente diferentes y viven en condiciones insalubres, pero siento que hay una especie de racismo contra ellos”, añade Sánchez Mendieta.

La caja de cartón cerrada con cinta y con un mensaje en azul que dice
Foto cedida por la comunidad Kaiptach
La caja de cartón cerrada con cinta y con un mensaje en azul que dice “Trátese con cuidado”.

“Dada la gravedad de este hecho se han dispuesto las gestiones correspondientes para la sanción al personal involucrado en esta irregularidad”, informó el Ministerio Público de Salud luego de que se difundiera públicamente la foto de la madre y la caja con el cuerpo de su hija.

Pero la imagen tomada en Taisha, que levantó una oleada de indignación en todo Ecuador, se convirtió en un ejemplo dramático de una situación que supera las fronteras de la provincia de Morona Santiago: la crisis en la salud pública ecuatoriana.

Un tema político

El 16 de noviembre, 13 días antes de la muerte de esta niña en Macas, hubo una consulta popular en la que el presidente Daniel Noboa planteó cuatro preguntas a los ecuatorianos. En los cuatro interrogantes -que iban desde la convocatoria a una Asamblea Constituyente hasta el regreso de bases militares extranjeras al país- la gente dijo “No”.

El revés de Noboa sorprendió porque el mandatario gozaba de un nivel de popularidad del 52,7%, según una encuesta realizada por la empresa Cedatos en octubre, y porque ocho meses antes había logrado su reelección en una segunda vuelta con más del 55% de los votos.

Otra de las sorpresas fue una de las causas mencionadas al interior de Ecuador para explicar esta derrota: en un país acostumbrado casi exclusivamente a hablar de las crisis de inseguridad y de las muertes violentas, se mencionó la crisis de salud.

Mapa de la Amazonía ecuatoriana
BBC

El desabastecimiento de medicinas y todo tipo de materiales médicos había llegado a niveles críticos a finales de septiembre, afectando incluso a medicamentos considerados básicos como la insulina, la morfina, la amoxicilina y fármacos contra el cáncer.

La situación obligó al gobierno de Noboa a declarar el estado de emergencia en el Instituto Ecuatoriano de Seguro Social (IESS) -el que utilizan los trabajadores que contribuyen con su salario al sistema público- y en el Ministerio de Salud.

Solo en los últimos 20 meses, el país ha tenido cinco ministros de Salud, y tras esta inusual rotación, la cartera recae ahora en la vicepresidenta de la República, María José Pinto.

Una de las principal quejas del presidente de la Federación de Nacional de Médicos del Ecuador, Santiago Carrasco, es precisamente la falta de liderazgo técnico y la mala gestión derivada de la falta de conocimiento del sector de los dirigentes.

BBC Mundo se puso en contacto la presidenta de la Comisión del Derecho a la Salud y Deporte de la Asamblea Nacional del Ecuador, Diana Blacio, de partido gobernante, pero no obtuvo respuesta.

“El presupuesto para salud ha sufrido recortes significativos: de US$3.219 millones en 2023 bajó a US$2.959 millones en 2024 y a US$2.798 millones en 2025”, explica a BBC Mundo María Verónica Iñiguez Gallardo, asambleísta por la provincia de Loja.

Según datos del Banco Mundial, en 2021 y 2022 también se redujo el monto destinado a los recursos relacionados con la operación y mantenimiento del sistema sanitario. Esto incluye salarios de personal, compra de medicamentos e insumos, servicios básicos (luz, agua), mantenimiento de instalaciones, y administración.

Es decir, los costos para que los hospitales, clínicas y programas de salud funcionen día a día, sin incluir grandes inversiones en infraestructuras nuevas

Pero para Iñiguez Gallardo, lo más alarmante es la ejecución de esos fondos: “Hasta julio de 2025, solo se había utilizado el 34,6% del presupuesto de inversión, lo que significa que hospitales y centros de salud operan con recursos mínimos”.

Estantes casi vacíos

La asambleísta de Revolución Ciudadana, el principal partido de la oposición liderado por el expresidente Rafael Correa, indica que “el desabastecimiento de insumos y medicamentos es generalizado en todo el país. En septiembre, los hospitales públicos reportaban apenas un 45% de abastecimiento de medicamentos”.

Iñiguez Gallardo indica que, por ejemplo, en los hospitales Monte Sinaí y del Guasmo, los dos centros de salud más grandes de Guayaquil, la capital económica del país, la falta de insumos esenciales alcanzó el 80%.

“En otro hospital de Guayaquil, el Hospital Universitario, 18 recién nacidos murieron tras contraer infecciones asociadas a la atención sanitaria, producto de la reutilización de cánulas contaminadas, insumos cuyo costo es mínimo (US$1 aproximadamente)”, recuerda la asambleísta.

Juan, nombre ficticio de un especialista del Hospital General Monte Sinaí que no quiere ser identificado, describe la precariedad con la que trabajan desde hace un año:

“Si alguien se va a operar al hospital, tiene que traer todo. Faltan agujas, cánulas, hilos de sutura, sedantes, analgésicos. A veces no hay ni algodón o sábanas en las camas. Tenemos guardias de 24 horas pero ya no hay donde comer en el hospital porque a la gente de la cantina hace meses que no le pagan”.

“Ni siquiera podemos hacer exámenes de laboratorio, análisis de sangre, son servicios que prácticamente no funcionan por falta de pago”, le cuenta a BBC Mundo y añade:

“Como faltan muchas medicinas, las familias se ven obligadas a acudir a chulquero (prestamista) y tomar dinero con tasas de interés extremadamente altas y abusivas. O hacen eso o se les muere el familiar. La crisis de salud se extiende a todo el tejido social. Va más allá de la sanidad”.

BBC Mundo trató de contactar el Ministerio de Salud Pública porlos canales oficiales pero tampoco logró que alguien respondiera a estas acusaciones.

Una ambulancia sale del Hospital Universitario de Obstetricia y Pediatría de Guayaquil, donde las autoridades investigan la muerte de 12 recién nacidos
Getty Images
La fiscalía abrió una investigación en el Hospital Universitario de Guayaquil tras la muerte en poco tiempo de varios neonatos.

Otros pacientes que sufren estos días la escasez de medicamentos son los que necesitan diálisis o quienes padecen diabetes y necesitan una dosis diaria de insulina.

En Guayaquil, el 28 de noviembre, hubo una movilización para denunciar el desabastecimiento de insulina, que según diversas asociaciones se ha agudizado desde 2023 y que afecta tanto a farmacias privadas como públicas.

“Si me preguntas cómo hemos llegado a esta situación, creo que se debe tal vez a una mala gestión desde el Estado al hacer la provisión de las compras”, explica Lucía Mantilla, presidenta de la Fundación Diabetes Juvenil de Ecuador.

“Los diabéticos necesitan insulina todos los días. No es algo que puedas ponerte un día sí y otro no. Y ahora mismo, los miembros de la asociación nos cuentan que tienen que recorrer varias farmacias para encontrar un vial, que a veces lo reparten en dos días o tres”.

“Cuando un paciente diabético no se inyecta insulina esto puede derivar en valores altos de glucosa, que se puede transformar en una cetoacidosis. La cetoacidosis necesita una intervención hospitalaria y si no son atendidos, en el caso extremo pueden caer en un coma diabético”, agrega.

Desde la pandemia

Para varios expertos consultados, la pandemia de COVID-19 -que se ensañó especialmente con Guayaquil- aceleró el colapso del sistema.

“Hubo despidos de miles de profesionales de la salud y salieron a la luz varios casos de corrupción en la compra de insumos médicos”, cuenta Iñiguez Gallardo.

“La pandemia tuvo un gran impacto en Ecuador. Solo hay que recordar los ataúdes en las calles. El país implementó un sistema en el que reservó los hospitales públicos para atender el Covid y derivó al sector privado la atención del resto de patologías”, afirma Marcelo Bortman, ex especialista en Salud del Banco Mundial.

La fórmula suponía transferencias de fondos de los servicios públicos a las clínicas privadas para pagar la factura.

María José Pinto saludando desde una ventana a sus seguidores.
Getty Images
La cartera del Ministerio de Salud recae ahora en la vicepresidenta de la República, María José Pinto.

“Para que un sistema de salud sea fuerte, tiene que tener recursos humanos adecuados, estructura y el financiamiento suficiente. Obviamente los hospitales tienen que tener equipamiento y eso es cada vez más caro por la tecnología”, plantea Bortman y añade:

“La mayor parte de los de los presupuestos que tienen los sectores de salud en el mundo son en general para funcionamiento, pero no hay para mantenimiento ni para mejoras. Y con los años, si esas inversiones faltan, los servicios se van deteriorando y las capacidades también”.

Alta sin operación

El diario El Mercurio reportó estos días la historia de un paciente de 22 años ingresado en el Hospital José Carrasco Arteaga desde hace más de 20 días en la ciudad de Cuenca. Féliz Aurelio Suqui se cayó de un montacargas a 15 metros de altura mientras trabajaba.

Según el informe médico tiene entre otras cosas politraumatismo, es decir, muchos huesos rotos -incluidas tres vértebras-, y neumotórax (un colapso en los pulmones). Está en estado grave.

Cómo no hay materiales para la cirugía que necesita, el hospital sugiere darle el alta y que espere en casa los insumos para la operación que necesita.

Yawa Sumpa sigue al hombre de su comunidad que la lleva a descansar. El cadáver de la niña fue ingresado en la morgue de Taisha
Foto cedida
El gobierno municipal de Taisha donó a Yawa Sumpa el dinero para comprar un ataúd.

Pero si la situación es mala en las ciudades, es peor en las zonas rurales.

“Los puestos de auxilio y los puestos de medicina general son muy poquitos en las zonas rurales. Hay que caminar cuatro horas por la selva. Son construcciones de madera que casi no tienen los elementos básicos”, describe el periodista Sánchez Mendieta.

A esto hay que añadir que los médicos en las áreas remotas “son casi siempre recién egresados de la universidad que están haciendo un año de medicina comunitaria”, expone Pablo Ponce, director del colectivo Violín Rojo, una asociación que trabaja con comunidades indígenas en Ecuador. En concreto, Ponce vive desde hace 5 años con los Achuar.

“Pero lo que se necesita es tener médicos contratados, especialistas, un médico general, un pediatra. En los puestos de salud de la zona no existe la forma de hacer un examen de sangre. No hay una garantía de electricidad”, argumenta.

Ese sistema, que deja las zonas rurales lejos de la zona de reparto de insumos o aleja a los especialistas fue la razón por la que Yawa Sumpa tuviera que llevar a su bebé al Hospital de Macas.

Y cuando creyó que la atención médica salvaría a su hija, se encontró con una crisis del sistema que solo le dejó una caja de cartón en las manos.

Línea gris de separación
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