De presentar “seres no humanos” a difundir el mito del “chupacabras”.
Jaime Maussan es conocido como “ufólogo” y la Cámara de Diputados de México le abrió las puertas esta semana, esto aunque varias de sus aseveraciones no tienen fundamento científico.
Aquí te contamos:
Este 12 de septiembre, Maussan presentó en el recinto legislativo de San Lázaro lo que dijo que eran los cuerpos de dos seres “no humanos” hallados en Perú en 2017.
Lo hizo en una audiencia auspiciada por el diputado morenista Sergio Gutiérrez Luna.
Sin embargo, el Ministerio de Cultura de Perú aclaró desde 2019 que no hay evidencia científica de que los especímenes tengan origen alienígena.
En realidad, las muestras corresponden a las Momias de Nazca, y especialistas del Museo de Historia Natural de San Marcos o, incluso, catedráticos y docentes de arqueología de la Universidad San Luis Gonzaga de Ica (Unica) hallaron que hubo una manipulación para combinar huesos de humanos y animales, para luego presentarlos como supuestos alienígenas.
Entre los investigadores coincidieron en que hubo restos robados porque los “huaqueros” o cazadores de tesoros arqueológicos no tienen permisos para hacer la extracción de las muestras que después sufrieron alteraciones.
Por su parte, el World Committee on Mummy Studies también presentó sus hallazgos al decir que “los testimonios e imágenes publicados permiten aseverar que estos corresponden, sin duda alguna, a restos humanos precolombinos –Patrimonio Cultural de la Nación –, maliciosamente manipulados y hasta mutilados para obtener una apariencia ‘ad hoc’ para su explotación comercial”.
Luego de que Maussan mencionó que la UNAM había hecho análisis a lo que presentó como “cuerpos no humanos”, el Instituto de Física de la institución marcó distancia y aclaró que nunca había hecho conclusiones sobre el origen de las muestras.
Por medio de un comunicado señaló que, en 2017, el Laboratorio Nacional de Espectrometría de Masas con Aceleradores (LEMA) hizo un estudio de datación por Carbono14 a muestras de piel y tejido cerebral de las momias de Perú, solo para determinar la antigüedad de la muestra
“En ningún caso hacemos conclusiones sobre el origen de dichas muestras”, detallaron, además de referir que se deslindan de cualquier uso, interpretación o tergiversación que se enfoque en afirmaciones sin validez en la ciencia.
Maussan celebró la audiencia de julio pasado en que participaron tres exmilitares estadounidenses, mencionando entre otros puntos que el gobierno estadounidense tenía un programa para recuperar restos de ovnis y que se habían encontrado “restos biológicos no humanos”.
Maldito Bulo explicó que una portavoz del Departamento de Defensa de Estados Unidos, Sue Gough, había negado esas afirmaciones, hechas por el exoficial de inteligencia David Grusch.
En un comunicado que recogen el New York Times, Associated Press, Deutsche Welle y The Guardian, el Pentágono afirmó que sus investigadores no encuentran “ninguna información verificable que corrobore que exista o haya existido un programa de recuperación de materiales extraterrestres”.
Alrededor de 1996 comenzó a circular la leyenda de que una especie misteriosa, sigilosa y peligrosa atacaba a cabras, perros y gatos hasta chuparles toda su sangre y matarlas. La llamaron “chupacabras”.
Jaime Maussán toma esta leyenda y narró la historia de José Angel Pulido, un trailero de Tlajomulco, Jalisco, que supuestamente fue atacado por el chupacabras el 2 de mayo de 1996.
Según contó Maussan, el hombre golpeó al animal hasta zafarse, pero no hay pruebas de que esa anécdota sucediera.
En su lista de mitos mencionó también que un extraterrestre fue atrapado con una trampa de ratas en Metepec, Toluca en 2007. Pero el investigador Oxlack Castro, quien trabajó con Maussan, lo desmintió y dijo que esa especie era un mono tití disecado en el taller de taxidermia del especialista Ursu Moreno. Estas declaraciones fueron encontradas en una entrevista con Yordi Rosado en 2021.
También ocho años después habló acerca del alien de Yucatán en el programa Otro Rollo, de acuerdo al periódico La Jornada Maya. Este tenía aspecto de humano y se iluminaba color verde al asomarse a la luz, pero el autor del video original confirmó que era una una broma entre amigos que realizaron con un muñeco.
En el video original no se percibe el alien que mencionó y La Verdad Noticias dijo que hay una investigación donde recopilaron los testimonios de los jóvenes.
Así mismo, Maussan dijo que las pirámides de Egipto no fueron creadas por humanos, ya que no existían los métodos y equipos pesados para lograr un trabajo avanzado con las piedras que utilizaron, pero en 2014 los expertos en física de la Fundación para la Investigación Fundamental sobre la Materia (FOM) y de la Universidad de Amsterdam descubrieron que los egipcios utilizaban trineos de madera cargados con piedras y humedecían la arena para deslizarlos con facilidad.
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Norteamérica, el bloque comercial más grande del mundo, se enfrenta con la presidencia de Trump a su mayor desafío en 30 años de determinante existencia. Un análisis para entender qué es el bloque comercial, cuáles fueron sus efectos y qué lo amenaza.
Es el tratado de libre comercio más grande del mundo. Fue pionero en un esquema que cambió la economía global. Tuvo efectos políticos, culturales, sociales.
El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC, y USMCA por sus siglas en inglés) es probablemente uno de los desarrollos económicos más importantes de la historia reciente de la economía mundial.
Su primera versión, conocida como TLCAN (y NAFTA en inglés), entró en vigor en 1994. Una iniciativa de la década de los años 80 que se negoció durante años y que respondía a las necesidades de cada país en su momento y a un contexto internacional favorable. Fue uno de los principales detonantes de la economía globalizada y liberal al mando de Estados Unidos que operó en el mundo durante las últimas tres décadas.
Este martes 1 de julio se cumplen 5 años de la entrada en vigor de la última renovación del tratado. Y es un momento crítico, quizá existencial, para el mismo, porque el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dice que el TMEC “fue un desastre” para su país.
“Vamos a necesitar el apoyo del Congreso para acabar con ese acuerdo, que es el peor de nuestra historia”, añade el mandatario, que lo responsabiliza del cierre de hasta 90.000 plantas en su país.
Y aunque fue él quien en su primer periodo firmó su renovación, Trump parece decidido al menos a renegociar con mano dura las pautas del acuerdo, que está programado para revisión en 2026, aunque todo indica que se adelantará.
“En términos de creación de empleo, promoción de inversiones y crecimiento económico, el TMEC fue muy exitoso, pero las partes fallaron en crear políticas públicas complementarias que amortiguaran sus efectos y eso hizo que se convirtiera en un pararrayos de todos los problemas, sobre todo en EE.UU.”, dice Antonio Ortiz Mena, un economista y exfuncionario mexicano que da conferencias, consultorías y un curso sobre el tema en la Universidad de Georgetown, en Washington.
En medio de la guerra arancelaria promovida por Trump, de la que México y Canadá han sido de los menos afectados gracias al acuerdo, el TMEC vuelve a ser protagonista de una historia con implicaciones globales.
Estas son tres claves para entenderlo.
Los tratados de libre comercio son un mecanismo para dar acceso preferencial a los mercados entre las partes eliminando aranceles y barreras no arancelarias que impiden el libre comercio de productos.
Con eso, en teoría, se aumenta la diversidad de bienes de consumo disponibles en los mercados involucrados, se contienen los precios, se amplían las fuentes de trabajo para todos y se consolida un bloque comercial de peso para competir con el resto del mundo.
El TMEC logró mucho de eso desde un principio: el comercio entre los países se sextuplicó y se crearon 12 millones de empleos en México, 14 millones en EE.UU. y 17 millones en Canadá, según cifras oficiales.
Pero desde los primeros años el tratado fue visto con escepticismo por muchos porque, entre otras cosas, amenazaba las industrias locales, generaba condiciones para la explotación laboral, tenía un impacto en el medio ambiente y promovía la desigualdad.
Y algo de todo eso ocurrió.
“Se requerían políticas complementarias”, dice Ortiz.
“En México faltaron reglas sobre política energética, regulación, política social y eso generó mucha incertidumbre; y en EE.UU. se dejó demasiado al mercado y faltó colaboración del Estado para temas de infraestructura, apoyo social y laboral”.
Cuando se firmó la renovación en 2018, el 70% de los estadounidenses y el 80% de los mexicanos apoyaban el tratado, según encuestas. Pero esa cifra ha ido bajando en territorio estadounidense.
“En EE.UU. el tratado coincide con el auge de la automatización y la entrada de China a la economía mundial, cosas que sí generaron una recolocación laboral, no reduciendo la manufactura, sino el empleo en la manufactura, y eso hizo que la clase media sintiera que sus perspectivas no eran atractivas”.
“Muchos cayeron en una suerte de pobreza, la pandemia empeoró la situación, y para los políticos —tanto republicanos como demócratas— un blanco fácil para explicar ese proceso fue el TMEC”, señala Ortiz.
Uno de esos políticos es Trump, un enemigo no solo del TMEC, sino del libre comercio; precursor del proteccionismo y partidario de los aranceles desde los años 80.
Pero no es el único: su contrincante en las elecciones Kamala Harris, por ejemplo, fue una de los 10 senadores que votaron en contra del tratado en 2020 y en campaña lo usó para atacar a Trump —que lo había renovado— porque hacía “muy fácil deslocalizar empleos en el exterior” y “afecta el medio ambiente”.
Aunque por décadas el tratado tuvo apoyo bipartidista mayoritario, en los últimos años se convirtió en un factor de tensión y una explicación, para muchos arbitraria, del aumento de la desigualdad, el debilitamiento de los sindicatos y la crisis industrial estadounidense.
En esa pelea retórica Trump tuvo el mensaje más eficiente.
El modelo proteccionista de la economía mexicana entró en crisis en 1982, cuando el impago de la deuda coincidió con la caída del precio del petróleo, la mayor fuente de ingresos del país. La inflación se disparó, el peso se devaluó.
Pero los intentos de abrir la economía, entrar a los sistemas de libre mercado mundiales y flexibilizar los controles probaron ser infructuosos porque el mercado más grande del mundo, EE.UU., seguía siendo inaccesible.
Al tiempo, para EE.UU. y Canadá, que ya tenían un tratado vigente, México resultó un mercado atractivo para las exportaciones y un espacio de inversión menos costoso que podría mejorar la competitividad de sus empresas.
El 1 de enero de 1994 el tratado entró en vigor y con eso México, en estos 30 años, triplicó sus exportaciones agrarias, se crearon millones de empleos en la industria automotriz y se redujo la inflación.
El norte mexicano se transformó: se abrieron fábricas, llegaron miles de migrantes en busca de trabajo, la estructura económica cambió y sus ciudades se desarrollaron.
Eso le permitió al gobierno central reducir la deuda, fortalecer su regulación fiscal, estabilizar la inflación y aumentar las reservas extranjeras.
Pero eso no impidió —a pesar de que la causalidad en esto es sujeto de innumerables debates— que aumentara la desigualdad. Y el crecimiento bruto de la economía nunca se disparó.
Los resultados para EE.UU. también son sujeto de mucha polémica, sobre todo en lo que se refiere a la generación empleo, el estancamiento de los salarios y la crisis de las industrias en el norte del país.
Pero los economistas coinciden en que el tratado, al permitir fluidas cadenas de suministro, redujo los costos de los productos, aumentó la productividad y mejoró la competitividad de EE.UU. —y el bloque norteamericano— frente a una creciente China.
Canadá también volcó su economía al intercambio con sus socios, con lo que el empleo en la manufactura se mantuvo estable por décadas. Sin embargo, la brecha productiva con EE.UU. se mantuvo, la economía no se diversificó ni creció mucho y la dependencia de EE.UU. se profundizó.
La pregunta ahora, con la emergencia del proteccionismo trumpista, es si el bloque norteamericano se fortalecerá: de no hacerlo, puede haber una crisis profunda; y de hacerlo, hay dos opciones: Norteamérica puede terminar fortaleciéndose ante el mundo, o puede aislarse y debilitarse ante el auge de China.
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