Una ilustración con errores sobre el sistema solar sí aparece en los nuevos libros de la SEP. Aunque la imagen se utiliza para ejemplificar qué es una infografía, su contenido es confuso y contiene errores.
“Si está incorrecta la infografía, pues cómo les va a enseñar a hacer infografías correctas”, cuestiona la astrónoma Julieta Fierro sobre la falta de cuidado que se tuvo al producir dichos materiales, la evidente falta de evaluación por parte de especialistas y en que debido a la confusión que generan podrían desalentar el interés de los niños y niñas en la ciencia.
Entre los errores detectados por la especialista está la ausencia de lunas, que se pone a la Tierra, Saturno y Urano a la misma distancia del Sol, y la falta de claridad en la composición de los astros.
“Es difícil, no se entiende y es memorística”, señala la investigadora sobre la infografía que aparece en la página 38 del libro de quinto año Nuestros saberes. En esa parte del texto se explica qué es una infografía.
“La infografía es una forma de comunicación breve y muy llamativa; hace poco uso de texto y atiende más al impacto visual, a través de atractivas imágenes o dibujos”, señala. Como ejemplo utiliza el esquema titulado “sistema solar” en donde se incluyen descripciones de cada planeta y gráficas de colores al lado izquierdo.
Una búsqueda inversa de la imagen con la herramienta RevEye nos llevó a la página freepik, con los campos en inglés y las cajas de texto listas para editar. Es decir, se trata de un archivo editable que no incluye la información de los planetas o la cita de Carl Sagan en español, como aparece en el libro de la SEP.
De hecho, en la relación de fuentes del libro se señala que la infografía está bajo licencia CC0/freepik.es.
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La doctora Julieta Fierro, física, astrónoma y divulgadora científica, explicó a Animal Político que aunque se trata de una parte del texto que habla sobre infografías y no sobre astronomía, la información que reproduce es incorrecta.
“Si vas a enseñarles qué es una infografía tiene que ser una que llame la atención, que se entienda, que sea atractiva y que tenga el conocimiento correcto”, destacó.
El primer párrafo de la infografía incluida en los libros de la SEP señala: “El Sistema Solar es el conjunto de cuerpos que giran alrededor del Sol. Está conformado por planetas, asteroides y cometas. Más allá del sistema, abundan estrellas, galaxias y toda la complejidad del Universo que el humano aspira a conocer”.
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A decir de la doctora Julieta Fierro, dicha explicación está incompleta pues omite mencionar la existencia de las lunas. Tan solo en nuestro sistema solar hay alrededor de 170, incluida la que gira alrededor de la Tierra, de acuerdo con la Agencia Europea Espacial.
Otro error visible en la ilustración es que del lado izquierdo se muestran gráficas de colores, sin que se explique a qué corresponden esos porcentajes o qué representan dichos colores. Lo que, a decir de la especialista, podría causar confusión al tratar de interpretarla porque se puede entender que se trata de la composición de los planetas o del sol.
Por ejemplo, sin que se especifique qué se está midiendo, la gráfica muestra en amarillo una barra que representa el porcentaje 20%. El mismo color se observa en otra parte que representa los “elementos pesados”. mientras que el sol está representado con el mismo color. A decir de la especialista, podría entenderse como que el sol está compuesto en su mayoría por elementos pesados, lo que es incorrecto.
“Parece que el Sol estuviera hecho de puros elementos pesados y es lo contrario. El Sol está hecho de hidrógeno y Helio”, explica.
En la ilustración también se observa a la Tierra, Saturno y Urano orbitar el Sol a la misma distancia, lo que es incorrecto puesto que la Tierra está más cerca del Sol, le sigue Marte, Júpiter y después Saturno.
Además, se omite agregar las lunas de Saturno que según la Nasa son al menos 145.
La especialista también destaca que en la descripción de los planetas también hay errores, como la confusión entre la mitología griega y la romana.
Por ejemplo, dice que Júpiter es el “planera” más grande del sistema solar, con más del doble de la masa del resto de los planetas juntos. Recibe su nombre del dios entre los dioses del Olimpo, Zeus (sic)”. Pero Júpiter es el principal dios de la mitología romana, mientras que Zeus es su equivalente pero de la mitología griega. Además, dice “planera” en lugar de “planeta”.
Vale la pena agregar que las dimensiones de Mercurio podrían no corresponder pues es el planeta más pequeño de nuestro sistema solar y es un poco más grande que la Luna de la Tierra. Pero en la ilustración la diferencia entre la Luna y Mercurio es considerable.
Para la investigadora son errores que podrían haberse solucionado si los libros hubieran sido revisados por especialistas, y destaca que si bien podrían desalentar en los niños y niñas el interés por la ciencia, podrían disminuir su impacto si se acepta el error y se corrige. Hecho que hasta el momento no ha sucedido.
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En el mismo texto pero en la página 127 sí se habla del sistema solar. Se explica qué es y se definen qué son los planetas, satélites naturales, asteroides y cometas. En esta parte no se describe uno a uno los planetas y el origen de sus nombres, no se habla de la composición del sol, y no se menciona qué otros planetas tienen lunas.
Si bien, incluye una ilustración que muestra que los planetas se encuentran a diferentes distancias del Sol, tampoco se explica cuál es cuál, la única luna que sigue apareciendo es la de la Tierra y parece que todos los planetas se encuentran a la misma distancia entre sí, lo que es incorrecto.
Por lo que los errores o posibles malinterpretaciones de la infografía no son corregidos o complementados con alguna explicación en la parte del texto dedicada a hablar del sistema solar.
Cuantas más opciones, más difícil se hace elegir, y el resultado de nuestra elección nunca es demasiado satisfactorio. ¿Cómo lidiar con el exceso de opciones?
¿Alguna vez te ha costado más escoger una película o una serie en una plataforma de streaming que ver directamente algo? ¿O has dado muchas vueltas antes de comprar un producto online solo para seguir dudando después? En una sociedad con más posibilidades que nunca, elegir se ha convertido en una fuente de ansiedad: lo que en principio parecía una ventaja puede acabar siendo una carga.
La psicología lo define como la “paradoja de la elección”: cuantas más opciones hay, más difícil es decidir… y menos satisfacción genera la decisión tomada.
Este fenómeno fue descrito por el psicólogo Barry Schwartz, quien propuso que el exceso de libertad puede tener efectos adversos sobre el bienestar. En lugar de hacernos más felices, una abundancia de opciones tiende a bloquear, frustrar y provocar la sensación persistente de que se podría haber elegido mejor.
Un estudio clásico de Sheena Iyengar y Mark Lepper demostró que ante una variedad de 24 sabores de mermelada frente a solo 6, los consumidores eran menos propensos a comprar. La sobrecarga de alternativas no solo complica la decisión, también reduce la satisfacción con lo elegido.
Este patrón no se limita al consumo. También se observa en decisiones vitales, desde la elección de estudios hasta relaciones personales. En contextos universitarios y profesionales, el exceso de opciones puede generar una sensación de parálisis, dudas constantes y miedo a equivocarse.
La psicología ha identificado diferentes estilos de afrontamiento ante la toma de decisiones. Entre ellos, los dos más estudiados son el perfil del maximizer y el del satisficer.
Esta distinción fue formalizada en un influyente estudio publicado en Journal of Personality and Social Psychology.
Las personas con un estilo maximizer tienden a buscar siempre la mejor opción posible. Evalúan muchas alternativas, comparan exhaustivamente, investigan a fondo y posponen decisiones en busca de una elección óptima. Aunque este comportamiento puede parecer racional o ambicioso, en la práctica suele asociarse a consecuencias negativas para el bienestar emocional.
El estudio citado mostró que los maximizers:
Además, otras investigaciones han asociado este perfil a síntomas depresivos, especialmente cuando las decisiones se toman en contextos complejos o inciertos.
En contraste, el estilo satisficer se basa en elegir una opción que cumpla criterios personales mínimos o razonables, sin necesidad de compararla con todas las demás. Estas personas no buscan lo perfecto, sino algo que encaje con sus necesidades o valores.
Según la misma investigación, los satisficers:
Tienen una mayor estabilidad emocional tras la toma de decisiones.
El estilo satisficer no implica conformismo, sino un enfoque más funcional y adaptativo. Como señalan otras investigaciones, estas personas tienden a conservar recursos cognitivos y emocionales, lo que les permite enfrentar mejor la incertidumbre y reducir la fatiga a la hora de tomar decisiones.
La diferencia entre ambos perfiles no solo influye en cómo se decide, sino en cómo se vive el proceso y sus consecuencias. El estilo maximizer puede ser útil en contextos técnicos o decisiones de alto riesgo, pero su aplicación constante en la vida diaria –donde muchas veces no existe una opción claramente “mejor”– puede deteriorar el bienestar psicológico.
Por el contrario, adoptar una actitud satisficer permite tomar decisiones con más tranquilidad, asumiendo que ninguna será perfecta, pero muchas pueden ser válidas. En tiempos de sobreabundancia de opciones, este enfoque parece más sostenible emocionalmente.
La paradoja de la elección se manifiesta en múltiples aspectos de la vida cotidiana:
Elegir entre muchas alternativas exige recursos cognitivos y emocionales. A mayor número de opciones, mayor probabilidad de experimentar ansiedad anticipatoria, dudas persistentes, arrepentimiento posterior a la decisión, disminución del placer con lo elegido y fatiga mental.
Además, en contextos de presión social o autoexigencia elevada, esta dificultad se agrava. La sensación de que “todo depende de una elección correcta” puede derivar en estrés crónico o evitación.
El fenómeno de la fatiga decisional ha sido descrito también en el ámbito clínico. Algunos estudios muestran cómo el esfuerzo mental acumulado por tomar muchas decisiones reduce la capacidad de autocontrol y aumenta la vulnerabilidad al estrés.
Desde la psicología aplicada, se han propuesto diversas estrategias para reducir el impacto negativo de la sobreabundancia de opciones:
En un contexto cultural que asocia libertad con cantidad, puede parecer contradictorio que reducir opciones aumente el bienestar. Sin embargo, numerosos estudios lo confirman: un exceso de alternativas genera ruido, fatiga y frustración.
Apostar por una toma de decisiones más simple, más conectada con lo personal y menos centrada en encontrar lo “óptimo” puede ayudar a mejorar la salud mental y la calidad de vida. En este sentido, elegir menos no es conformarse, sino decidir con más sentido.
*Oliver Serrano León es director y profesor del Máster de Psicología General Sanitaria de la Universidad Europea de Canarias, Universidad Europea
*Este artículo fue publicado en The Conversation y reproducido aquí bajo la licencia creative commons. Haz clic aquí para leer la versión original.
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