
Videos compartidos a través de redes sociales muestran el brillo liberado por un óvulo al ser fecundado. Cuentas anti derechos utilizan estos clips para argumentar que “la vida inicia” en ese momento, aunque se trata de imágenes sacadas de contexto.
“¿Alguna duda sobre el momento en el que comienza la vida?”, se lee en un TikTok que supera los 26 mil “me gusta” y las 534 mil reproducciones.
Pero en realidad, este brillo se registró en la Universidad Northwestern en 2016, donde estudiaban cómo los átomos de zinc se liberan al activarse un óvulo maduro.
El estudio fue llamado “La chispa de zinc es una firma inorgánica de la activación del óvulo humano” y estuvo dirigido por Thomas V. O’Halloran y Teresa K. Woodruff. La revista Scientific Report lo publicó para difundir los hallazgos sobre la dinámica del calcio y el zinc en los óvulos humanos, tratados con calcio-ionomicina, ionomicina o microinyección de ARNc hPLCζ, con los que se registró la liberación extracelular que causó el resplandor.

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Sin embargo, ésta reacción es utilizada una y otra vez por grupos religiosos o anti derechos para criminalizar el aborto. Por ejemplo, la cuenta “Expediente Católico” en TikTok compartió la misma pregunta y video que el primer usuario, junto con los hashtags #provida y #sialavida.
El post acumula 71 mil “me gusta”, fue compartido 10 mil veces y cuenta con cerca de 5 mil comentarios. “En ese momento ingresa el alma y espíritu”, dice una respuesta al video con 3 mil 572 aprobaciones de otros usuarios.
El estudio Woodruff se enfocó en investigar “los flujos de zinc que acompañan a la activación del óvulo humano” y la transición de ésta célula a un embrión en desarrollo. Sin embargo, nunca se habla de que la vida inicie con la liberación del zinc y el brillo registrado por los investigadores.
Por otro lado, Jorge Carpizo –quien fue presidente del Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional– en “La interrupción del embarazo antes de las 12 semanas” explica que lo que distingue al ser humano de la célula fecundada es su corteza cerebral.
“En el embrión de 12 semanas (la corteza cerebral) no está formada, razón por la que dentro de ese lapso el embrión no es un individuo biológico caracterizado, ni una persona, tampoco un ser humano (sic)”, señaló.
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Además, los óvulos humanos del estudio fueron intervenidos para aumentar los niveles de calcio y desencadenar la “liberación coordinada de zinc”.
“La chispa de zinc se produce en óvulos humanos maduros junto con el aumento del calcio intracelular en respuesta a diversos métodos de activación de óvulos (sic)”, puntualizan en los resultados de la investigación.
La discusión sobre el comienzo de la vida tiene diferentes aristas, pero desde 2013, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) emitió un fallo sobre la fecundación in vitro en donde se definieron las diferencias entre fecundación e implantación en el desarrollo embrionario.
“Si bien al ser fecundado el óvulo se da paso a una célula diferente y con la información genética suficiente para el posible desarrollo de un ‘ser humano’, lo cierto es que si dicho embrión no se implanta en el cuerpo de la mujer, sus posibilidades de desarrollo son nulas”, señala el “Caso Artavia Murillo y otros vs. Costa Rica”.
Los y las especialistas consultadas para la sentencia establecieron que la gestación es “un evento de la mujer y no del embrión”, además de que “sólo hay evidencias de la presencia de uno cuando éste está unido secularmente a la mujer”.
En este sentido, la Corte indicó que no existe una definición clara del inicio de la vida, pero consideró procedente determinar que “si un embrión nunca lograra implantarse en el útero, no podría desarrollarse pues no recibiría los nutrientes necesarios, ni estaría en un ambiente adecuado para su desarrollo”.
En conclusión: El video del brillo en la fecundación está sacado de contexto. No representa el inicio de la vida, pero sí la activación de un óvulo maduro intervenido durante un estudio.

Los organizadores recibieron este año la cifra récord de 10.000 candidaturas de 109 países.
¿Un pájaro recibe un golpe en la cara de un manojo de hierba o zorros que bailan breakdance? Solo puede significar una cosa.
¡Se anunciaron los ganadores de los premios Nikon de la vida silvestre!
Este año, los organizadores recibieron la cifra récord de 10 mil candidaturas de 109 países, el número más alto en los 10 años de historia del concurso.
El premio fue creado en 2015 por el fotógrafo británico de vida silvestre Paul Joynson-Hicks, quien tuvo la idea de crear el concurso tras reírse a carcajadas al ver una colección de fotos de animales.
Esta foto ganadora de un gorila haciendo alarde de sus habilidades en Ruanda fue tomada por Mark Meth Cohn.
Pasó cuatro días recorriendo montañas cubiertas de niebla en busca de familias de gorilas.
Pronto encontraron a la familia Amahoro, en la que uno de los jóvenes machos estaba muy ansioso por lucirse.
Mark cuenta que el gorila “estaba dando piruetas, volteretas y patadas altas. Ver su actuación fue pura alegría”.
Grayson Bell se llevó el oro en la categoría Junior para menores de 16 años.
Grayson estaba fotografiando ranas verdes en Maine, Estados Unidos, y no se dio cuenta de que había capturado este momento hasta que llegó a casa.
“Se la mostré a mis padres y a ellos también les encantó y se convirtió en una de mis fotos favoritas”, dijo.
“Todos pensamos que parecía que una rana estaba intentando bautizar a la otra”.
Estos zorros rojos se lo pasaban en grande mientras mostraban sus dotes de baile.
Fueron fotografiados por Paula Rustemeier en los Países Bajos, quien ganó en la categoría de menores de 25 años.
“Es imposible no reírse al ver a los zorros jugar con sus peculiares personalidades”, dijo.
Todos tenemos días de pelo rebelde, pero esta ardilla gris en Canadá lo lleva a otro nivel.
Aterrizando en 3, 2, 1…
Mira la flexibilidad de este colimbo de garganta roja en Finlandia.
¿Alguna vez has conocido a alguien que no para de hablar? Pues conozco a un pájaro que sí.
Estos araos de Brünnich o de pico ancho en Noruega son vecinos, aunque quizás no por mucho más tiempo.
“¡Aléjate de mi pescado!”
Esta águila marina de Steller fue fotografiada en la nieve en Japón.
Junto a ella hay un pez que cazó y no pensaba compartirlo con nadie.
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