La mayor pasión de Homero Gómez González, luego de su familia, eran las mariposas monarca y el santuario a donde llegan en Michoacán. Aunque han luchado por mantener su legado, ahora es el documental El guardián de las monarcas el que busca que no se nos olvide su vida, su lucha y su misión.
Aunque no estés tan metido en el tema de activismo y ambientalistas, seguro su nombre te suena, pues era le mayo guardián de las mariposas monarca en México. Tanto, que hizo rudo a nivel internacional.
Sin embargo, desapareció repentinamente el 13 de enero del 2020 y luego de dos semanas se encontró su cuerpo sin vida. Hasta el día de hoy, su muerte sigue sin esclarecerse.
Emiliano Ruprah de Fina es un cineasta y escritor mexicano-estadounidense que está detrás de este documental sobre Homero Gómez González.
En una sesión de preguntas y respuestas, durante una función en el marco del Festival Ambulante 2024, comentó que conoció a Homero en 2017, cuando estaba grabando el documental Epic Animal Migrations: Mexico para el que pasó varios días en el Santuario de la Mariposa Monarca, en la comunidad de Ocampo.
Aunque solo convivió un par de semanas con él, fue suficiente para entender la clase de líder que era para su comunidad y el gran amor que le tenía al santuario y a sus habitantes.
“Cuando me doy cuenta en 2020 que murió en circunstancias sospechosas, sabía que había una historia importante ahí”, relató Emiliano Ruprah.
Y es que El guardián de las monarcas no solo busca que la gente conozca la historia de Homero Gómez, sino que entienda cuál es el impacto de su muerte y más con la grave crisis de conservación ambiental por la que atraviesa Michoacán (y todo el país).
El guardián de las monarcas se estrenará el 9 de mayo en Netflix.
No importa si conoces muy bien el caso o si no tienes ni idea de quién es Homero Gómez González. Lo que hizo Emiliano Ruprah de Fina es un gran acercamiento a este hombre desde distintos ámbitos: personal, como defensor y guardián, como resistencia.
Además, el documental reúne diversos testimonios tanto de su familia (hermanos, esposa, hijo), como de personas que lo conocieron desde amistades hasta prensa.
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Igualmente revela los intereses privados y criminales que amenazan al Santuario de la Mariposa Monarca en Michoacán.
Así que ahí te van 4 razones por las debes ver este documental sobre Homero Gómez:
Uno de los principales ángulos de El guardián de monarcas es meternos en la vida y visión de Homero. No solo como esposo, hermano y padre de familia, sino como el guardián de un bosque donde cada año llegan miles de mariposas monarca.
A través de grabaciones el documental nos acerca un poco a la fascinación y amor que sentía Homero por estas criaturas y el bosque. También, se enfoca en cómo fue sembrando esa misma semilla en su familia y en las personas del territorio que hasta el día de hoy siguen con su lucha sin importar las amenazas.
El productor Eduardo Díaz Casanova (de Península Films) mencionó en el Q&A que aunque la familia al principio estaba un poco preocupada por este acercamiento, “se fueron abriendo y nos fueron compartiendo su vida, ciertos materiales”.
Al final, uno de sus mayores objetivos era la familia de Homero, que se sintiera conforme con el resultado:
“Sentirlos, escucharlos y ver qué les parece el proyecto y la película. Están muy contentos y conmovidos con el resultado. Y eso es lo más importante para nosotros. Cuidarlos a ellos, cuidar la memoria de Homero”, explicó Eduardo Díaz.
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Todas sabemos del “milagro” que realizan las mariposas monarca año con año; sin embargo, El guardián de las monarcas también nos recuerda la importancia internacional de este fenómeno que involucra a tres países: Canadá, México y Estados Unidos.
Y más allá de explicar cuál es su migración, se enfoca en contextualizar algunas de las grandes amenazas que tienen estas mariposas, las cuales entraron a la lista roja de especies amenazadas en 2023.
Por mencionar algunas, entre ellas se habla de la tala ilegal de bosques, la quema de los territorios o la siembra no regulada de aguacates, todas ellas interconectadas.
En México, ser defensor y ambientalista es muy peligroso. Pues expone no solo tu vida, sino también la de tu familia.
Tan solo en 2022, el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA) documentó al menos 24 personas defensoras asesinadas a causa de su labor de defensa ambiental, de la tierra y del territorio.
En El guardián de las monarcas se nos explica que al menos en este territorio, una de las mayores amenazas es el crimen organizado.
Ahonda un poco en cómo distintos cárteles también ya le entraron a la tala ilegal de árboles para vender maderas preciosas e incluso cómo aprovechan para también meter siembra de aguacates.
Y sí, la tala ilegal de árboles en un lugar como el Santuario es letal para las mariposas, al reducir el área, supuestamente protegida, donde llega a hibernar.
A cuatro años de su muerte, El guardián de las monarcas también nos pone un mayor contexto en el día de la desaparición de Homero Gómez y ahonda en la investigación que se realizó para buscarlo y, posteriormente, sobre su muerte.
Y es que las autoridades insisten que hasta el día de hoy no hay ninguna prueba de que Homero haya sido privado de su vida. Sin embargo, esa respuesta no deja tranquila ni a su familia, ni a la comunidad de El Rosario, ni mucho menos a la red de ambientalistas.
“Con esta película nos gustaría hacer conciencia sobre el respeto que hace falta al medio ambiente y los peligros que corren ambientalistas, la mariposa monarca y mostrar la vida de Homero, todo lo que hizo por preservar los bosques”, dijo Emiliano Ruprah de Fina.
Recuerda: El guardián de las monarcas se estrena este 09 de mayo en Netflix. También podrás verla en funciones limitadas en Cinemanía del 2 al 8 de mayo, así que revisa su cartelera.
EU recibe a decenas de afrikáners como refugiados tras una orden de Trump que denuncia que son perseguidos por cuestiones raciales, algo que el gobierno sudafricano niega rotundamente.
Un avión procedente de Johannesburgo con 59 sudafricanos blancos a bordo aterrizó este lunes en Washington DC.
Es el primer grupo de afrikáners que llegan a Estados Unidos como refugiados bajo un programa de reasentamiento promovido por el presidente Donald Trump, que considera a esta comunidad víctima de “discriminación racial” en Sudáfrica.
Su arribo a EE.UU. se produce tras meses de tensiones diplomáticas entre el país norteamericano y Sudáfrica.
Trump firmó en febrero una orden ejecutiva en la que denunciaba presuntas violaciones de derechos humanos contra blancos en Sudáfrica, citando expropiaciones de tierras sin compensación y asesinatos en zonas rurales.
El presidente también se ha referido a lo que describió como una “matanza a gran escala de agricultores” blancos, un argumento que ha respaldado públicamente el empresario Elon Musk, nacido en Pretoria, quien llegó a hablar incluso de un “genocidio de blancos”.
El gobierno sudafricano rechaza estas acusaciones y niega la existencia de una persecución racial contra los blancos.
El ministro de Relaciones Exteriores de Sudáfrica, Ronald Lamoa, afirmó este lunes que “no hay persecución de sudafricanos blancos afrikáners” y aseguró que los datos policiales contradicen la narrativa impulsada desde Washington.
Los afrikáners, descendientes en su mayoría de colonos holandeses, han desempeñado un rol central en la historia del país, desde la colonización hasta el régimen del apartheid.
El programa de reasentamiento de Trump está dirigido a los afrikáners, una comunidad blanca sudafricana descendiente en su mayoría de colonos neerlandeses, franceses hugonotes y alemanes que comenzaron a instalarse en el sur de África desde 1652.
Durante siglos, los afrikáners dominaron la política y la producción agrícola del país, especialmente bajo el apartheid (1948-94), donde conformaban el grupo blanco mayoritario y puntal ideológico del régimen.
Hoy representan poco más del 5% de la población en Sudáfrica -unos 2,7 millones de personas- y la mayoría habla afrikáans como lengua materna.
Trump justifica su programa con el argumento de que los afrikáners sufren “discriminación racial” bajo las políticas del Congreso Nacional Africano (ANC), en el poder desde el fin del apartheid en 1994.
En su orden ejecutiva de febrero, el presidente estadounidense citó específicamente la reciente ley sudafricana de expropiación sin compensación de tierras improductivas, abandonadas o adquiridas de manera fraudulenta durante el régimen segregacionista.
Aunque la norma ha sido defendida como una herramienta para corregir desigualdades históricas, tanto sectores conservadores estadounidenses -incluidos influyentes empresarios como Elon Musk y Peter Thiel- como muchos afrikáners en Sudáfrica la consideran una amenaza directa a los derechos de propiedad de los blancos.
Trump también denunció lo que describió como “una matanza a gran escala de agricultores blancos”, tesis respaldada por Musk, Thiel y otros miembros de la llamada “mafia de PayPal”, un influyente grupo de Silicon Valley que mantiene lazos con Sudáfrica.
El gobierno sudafricano niega que exista una persecución racial: el canciller Lamoa consideró infundadas las acusaciones de Washington y alegó que los informes policiales desvinculan la violencia rural de un supuesto genocidio blanco.
Según datos oficiales, en 2024 se registraron 44 homicidios en zonas agrícolas, de los cuales ocho fueron de granjeros.
El Instituto Sudafricano de Relaciones Raciales (SAIRR) concluyó que los ataques afectan tanto a trabajadores blancos como negros y suelen estar motivados por robos o conflictos laborales.
BBC Mundo habló con el analista sudafricano Ryan Cummings, director de la consultora Signal Risk, que cuestiona el fundamento jurídico y humanitario de conceder asilo a los afrikáners.
“Ciertamente no enfrentan ningún tipo de marginación colectiva por su cultura, raza o idioma”, afirma.
El experto considera que las leyes de acción afirmativa impulsadas por el ANC no son punitivas hacia los blancos, sino mecanismos para revertir la exclusión histórica de la población negra, y remarca que “los afrikáners aún se encuentran en el extremo superior de la escala socioeconómica”.
Cummings añade que la percepción de inseguridad en zonas rurales, donde se han producido ataques violentos a granjas, ha alimentado una narrativa política dentro de sectores afrikáners más conservadores.
“Se han presentado como actos de violencia étnica, como si hubiera un genocidio sistemático en curso, pero en realidad responden a dinámicas locales: granjas aisladas, guardias de seguridad deficientes, armas y dinero en efectivo almacenados en las instalaciones”, considera.
Reconoce, no obstante, que figuras como Julius Malema, líder del partido comunista Luchadores por la Libertad Económica, han alimentado esa sensación de amenaza con cánticos como Kill the Boer (“Mata al granjero”), lo que ha reforzado el temor de algunos afrikáners a un resurgimiento del nacionalismo negro en sus formas más violentas.
El gobierno sudafricano ha sido muy activo a la hora de denunciar violaciones de derechos humanos de Israel en Gaza, y en enero presentó un caso de “genocidio” ante la Corte Internacional de Justicia en La Haya.
Esto causó un deterioro en las relaciones entre Sudáfrica y EE.UU., aliado de Israel.
“Trump quiere destacar ante la comunidad internacional que el mismo gobierno que lleva a Israel ante un tribunal internacional por presuntas violaciones de derechos humanos está infringiendo esos mismos derechos sobre su propia ciudadanía”, evalúa Cummings.
En marzo, la administración estadounidense expulsó al entonces embajador sudafricano, Ebrahim Rasool, después de que este denunciara una “insurgencia supremacista” impulsada desde Estados Unidos.
El secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, justificó la medida calificando al diplomático como un “agitador racial” que “odia a América”.
Por su parte, el gobierno sudafricano sostiene que la narrativa promovida desde Washington es infundada y responde a intereses políticos internos en Estados Unidos.
Desde que Trump firmó la orden, más de 70.000 sudafricanos blancos expresaron interés en emigrar, según la Cámara de Comercio Sudafricana en Atlanta.
El grupo de 59 personas que aterrizó esta semana en Washington es el primero en beneficiarse del plan.
Desde Sudáfrica, el programa de reasentamiento de Trump se percibe con escepticismo o incluso con cierto sarcasmo, según el director de Signal Risk.
“Muchos sudafricanos ven a los afrikáners que se acogen al programa de Trump como personas que buscan una salida, un modo de hallar la utopía que están buscando: una sociedad donde puedan existir sin tener que compartir espacio con sudafricanos negros”, sostiene Cummings.
Según el experto, hay “muchas almas dañadas” entre los afrikáners que crecieron durante el final del apartheid.
“Sienten que no fueron cómplices, pero que se les está haciendo pagar por lo que ocurrió décadas antes de que nacieran”, indica.
Sin embargo, concluye que la mayoría de los sudafricanos está de acuerdo con la idea de una sociedad multirracial y que quienes se resisten a ello -y ahora emigran- “probablemente no estaban interesados en participar en ese proyecto desde el principio”.
Cummings incluso cree que muchos sudafricanos moderados ven con buenos ojos la emigración de ciertos afrikáners a Estados Unidos bajo la iniciativa de Trump.
Parte de la sociedad sudafricana la considera “una manera de deshacerse de personas que han sostenido una ideología racista o supremacista blanca “.
“Muchos sudafricanos sienten que Sudáfrica, como país, probablemente estará mejor sin ellos, en el sentido de que estaremos perdiendo a individuos que esencialmente no tienen interés en participar en la construcción nacional ni en vivir en un país multirracial”, sentencia.
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