Los vapeadores son dispositivos electrónicos utilizados para inhalar aerosoles de nicotina. La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) los define como productos de tabaco que utilizan “e-líquido”.
El vapeador usa baterías. Al encenderlo se calienta el “e-líquido” y se crea un aerosol que el usuario inhala. Además de la nicotina, los vapeadores, cigarros electrónicos o ‘vapes’ pueden tener aditamentos de aromas o sabores artificiales, sustancias como propilenglicol, glicerina vegetal y otros ingredientes.
La FDA refiere que “si bien el aerosol de cigarrillos electrónicos generalmente contiene niveles más bajos de sustancias químicas nocivas que el humo del cigarrillo, ningún producto de tabaco es seguro”. De hecho, diversos estudios han demostrado que, al igual que los cigarrillos comunes, su consumo implica riesgos en la salud.
Un informe del Ministerio de Salud de España (2022) señaló que no se encuentra justificado el uso de vapeadores como estrategia de reducción de riesgo ante el tabaco. “La eficacia de los cigarrillos electrónicos como ayuda para dejar de fumar, no ha sido demostrada”, indicó.
En el mismo sentido Guadalupe Ponciano, investigadora del programa de investigación y prevención del tabaquismo de la Facultad de Medicina de la UNAM, refirió que para las que personas que quieren dejar de fumar son mejores otras alternativas de reemplazo de la nicotina.
Por otro lado, el Servicio Nacional de Salud de Reino Unido sí menciona que los cigarros electrónicos pueden ayudar a dejar de fumar, sin que ello signifique que su consumo no tenga impacto en la salud, y advirtiendo que estos productos no deben ser consumidos por jóvenes.
“Cambiar al vapeo reduce significativamente la exposición a toxinas que pueden causar cáncer, enfermedades pulmonares y enfermedades del corazón y de la circulación, como ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares. Estas enfermedades no son causadas por la nicotina, que es relativamente inofensiva para la salud.
Sin embargo, vapear no está exento de riesgos. Los no fumadores y los jóvenes menores de 18 años no deberían empezar a vapear”, señala el Servicio.
La opción más saludable, agrega su guía, es no fumar ni vapear. “Por lo tanto, si vapeas para dejar de fumar, deberías intentar dejar de vapear también con el tiempo”.
Los vapeadores contienen una batería, en algunos casos recargable, para que el dispositivo funcione de manera portátil. Además llevan un cabezal o atomizador, que contiene una resistencia y un algodón.
Dentro del vapeador está un cartucho o un depósito para cartuchos recargables, que son los que almacenan el “e-líquido”.
Al presionar el botón del vapeador, la batería activa la resistencia que calienta el cabezal o atomizador, se vaporiza el e-líquido impregnado en el algodón y el vapor producido se inhala mediante la boquilla.
Hoy en día existen numerosos diseños de vapeadores, con distintas cargas de nicotina y otras sustancias, según la regulación de cada país. Aunque también existe un mercado informal, por el que autoridades de Salud e investigadores advierten de riesgos, de que la gente no sepa realmente qué está consumiendo.
Vapeadores similares a cigarro o conocidos como “cig-a-likes”. Son compactos y ligeros, su batería es de uso limitado no recargable. Ya son muy poco comunes, pues se les conoce como vapeadores de primera generación.
Los vapeadores desechables, como su nombre lo dice, se desechan después de su uso, cuentan con un “e-líquido” precargado y una cantidad ya establecida de inhalaciones que van entre 200 o mil 500, mismas que dependen del uso del usuario.
En enero de este año Reino Unido informó sobre la prohibición de este tipo de vapeadores de un solo uso, que “suelen caracterizarse por sus colores llamativos o sus sabores afrutados o dulces, entre otros métodos de marketing que pueden atraer a la población joven”, como refirió el sitio Newtral. Esto, para prevenir que jóvenes los consuman.
Las Vape Pens son más compactas, generan menos vapor y se pueden rellenar con “e-líquidos” o cartuchos de sabores y colores, estos también pueden ser utilizados alternando con otro tipo de sustancias, como el aceite de cannabis.
Los sistemas de Pods son dispositivos de vapeo que utilizan un atomizador rellenable y reemplazable emparejado con un dispositivo de batería, que se activan al inhalar. Al igual que las Vape Pens, éstos también se pueden rellenar con diferentes “e-líquidos.
El “e-líquido” de los vapeadores contiene sustancias que, al igual que el cigarrillo común, pueden ser nocivas para la salud.
La nicotina es un estimulante adictivo que se encuentra en los cigarros comunes, pero también presente en los vapeadores, ya que éstos se diseñaron como una alternativa para personas que deseaban dejar de fumar y disminuir gradualmente su dependencia a la nicotina.
En esta infografía, la UNAM refiere que un cigarro de tabaco tiene, en promedio, 8 mg de nicotina y al fumar solo llega entre 1 y 2 mg al organismo. Pero “los e-cigarros no tienen una dosis específica y las cantidades de nicotina varían de acuerdo con cada fabricante, por lo que el consumidor realmente no sabe qué ni cuánto está consumiendo”.
Otra sustancia presente en el “e-líquido” de los vapeadores es el Propilenglicol (PG), líquido base de los vapeadores que ayuda a producir el “vapor”. Esta sustancia derivada del glicerol es utilizada para uso cosmético y farmacéutico.
La Glicerina vegetal (VG) es similar al PG, de igual manera se utiliza para generar el aerosol, sin embargo ésta produce “nubes de vapor” más densas.
“Los glicoles son sustancias que podemos encontrar en los anticongelante de los autos. Cuando los inhalas, por supuesto que van a tener un efecto en tu organismo y ese efecto es un efecto totalmente inflamatorio”, explicó la doctora Ponciano Rodríguez.
Aunque ambos compuestos se consideran inocuos al consumirse oralmente, refiere la guía del Ministerio de Salud de España, por estar presentes en gran cantidad de productos alimenticios, su uso en combustión e inhalados por las vías respiratorias conlleva efectos negativos para la salud.
“Estos compuestos, al ser inhalados, producen irritación de las vías respiratorias lo cual conlleva el agravamiento de enfermedades del tracto respiratorio y pueden propiciar infecciones. En este sentido, se ha relacionado el consumo de cigarrillos electrónicos con el agravamiento de enfermedades como el asma, la fibrosis quística y la EPOC. Además, al ser sometidos a combustión, estos compuestos generan pequeños compuestos orgánicos como son el formaldehído, el acetaldehído y la acroleína. Todos estos compuestos son mutagénicos y cancerígenos”.
El “e-líquido” también contiene diversos saborizantes artificiales, además de colorantes que hacen más atractiva la experiencia con los vapeadores, pues generalmente los dispositivos tienen diseños muy llamativos y suelen combinarse con sustancias coloridas.
Ponciano Rodriguez explica que si bien los saborizantes artificiales utilizados en los vapeadores están aprobados para el consumo humano, es muy distinto el consumo mediante el aparato digestivo a consumirlo a través del aparato respiratorio.
La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) y la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic) emitieron a finales de 2021 una alerta sobre el riesgo para la salud al utilizar vapeadores, pues consideraron que “ocasionan graves daños a la salud de la población y son altamente adictivos”.
Mediante la técnica de cromatografía, que permite separar, identificar y cuantificar los componentes del vapeador, la Cofepris encontró 30 componentes químicos nocivos para la salud y que no son declarados en los empaques de los vapeadores en su totalidad, pues éstos sólo indicaban que contenían glicerina, propilenglicol y saborizantes.
“Se logró identificar: dimetil éter, sustancia inflamable utilizada para quemar verrugas; linalol, usado como insecticida; eugenol, el cual se emplea para matar peces en acuarios; alcohol bencílico, empleado en jabones, cremas y productos de limpieza”, refirió Alejandro Svarch Pérez, titular de Cofepris cuando presentó la campaña producida por Canal Once “Déjalo ya. Alto riesgo a la salud por vapeadores” en octubre del 2022.
El Laboratorio Nacional de Referencia fue el encargado de analizar diferentes vapeadores y señalan que, a mediados del 2022, la Comisión de Control Analítico de Cobertura (CCAYAC) “recibió productos empleados en el uso y consumo de vapeadores” con el fin de ser analizados.
Sin embargo, no se especifican cuántos ni de qué tipo de vapeadores fueron revisados.
Aunque en un video promocional de la campaña muestran una recreación de cómo se realizaron los análisis, se observa que se realiza a un vapeador desechable, y en el estudio no especifica a cuales o a qué tipo de vapeadores se aplicaron las pruebas.
En cuanto a su método, refieren que en la regulación vigente hasta entonces “no existía un método de análisis que indicara los procesos de preparación de muestras para el análisis de compuestos orgánicos volátiles en estos dispositivos”.
Razón por la que “se procedió a abrir los productos para evaluar las partes que lo componen”. Identificaron las partes generales del dispositivo y del cartucho donde se encuentra el “e-líquido”, y se le realizó una extracción con diclorometano para el análisis de los compuestos orgánicos volátiles.
Dicho extracto se analizó mediante la técnica de cromatografía de Gases-MS/MS. (masas-masas), que permite la separación e identificación de mezclas de sustancias volátiles y semivolátiles, de acuerdo con el Instituto de Química Aplicada de la Universidad Veracruzana.
El análisis también refiere que los componentes encontrados se analizaron utilizando la biblioteca del National Institute of Standards and Technology (NIST), Mass Spectral Search Program Library, un grupo de la División de Medición Biomolecular (BMD), que se encarga de desarrollar bibliotecas que permiten identificar compuestos en fase gaseosa, ubicado en Estados Unidos.
El estudio concluyó que, debido a que 30 de las 33 sustancias analizadas no fueron declaradas en las etiquetas de los vapeadores, no están diseñadas para ser ingeridas por su nivel de toxicidad y representan un ”alto riesgo para quienes vapean”.
Por su parte, el presidente López Obrador, en diferentes ocasiones ha manifestado su intención de prohibir el uso de los vapeadores o los dispositivos electrónicos apelando a la salud de los mexicanos.
“Estamos viendo cuántas sustancias dañinas tiene un vapeador. Es un orgullo que sea México el primer país que hace un análisis, porque no se atreven a hacerlo, sobre lo que contienen los vapeadores. El sector salud de México, número uno mundial para encontrar que: declaran que son tres sustancias que desde luego no dañan, cuando hay 30 sustancias no dadas a conocer, dañinas”, dijo en su conferencia de prensa del pasado 13 de febrero 2024.
Sin embargo, además del estudio de España que se ha citado ya en este artículo, en septiembre de 2019 la ciudad de Nueva York en Estados Unidos y la India, por un día de diferencia, fueron los primeros países en prohibir los vapeadores, de acuerdo con medios internacionales y datos del propio gobierno federal de México.
En mayo del mismo año, un organismo gubernamental de la India publicó un informe que recomendaba la prohibición del uso de vapeadores al no haber suficiente evidencia científica que avalara la seguridad en su uso, de igual forma la medida se adoptó luego de que varios estadios indios tomaran medidas similares.
“Depende quién lo utilice, si los dispositivos electrónicos los utilizan las personas adultas fumadoras que quieren dejar de fumar y que lo han intentado previamente y no han podido, pues evidentemente entonces estos dispositivos electrónicos son de gran utilidad. Si los utilizan menores de edad, como está ocurriendo en nuestro país debido a la falta de regulación y de supervisión por las autoridades, pues entonces está terrible”.
Así lo explicó a El Sabueso José Manuel Mier, cirujano de tórax y coordinador de la Clínica de cáncer de pulmón y tumores de tórax del Hospital Ángeles de las Lomas, así como también el director del Instituto de Cirugía Torácica.
El especialista dice que los vapeadores son mundialmente conocidos como dispositivos de riesgo reducido, si bien, esto no significa que son libres de riesgos para la salud. “No es una medida inocua, pero sí es una medida menos mala”, señaló.
De acuerdo con el Royal College of Physicians, vapear es menos dañino que fumar.
Aunque a diferencia de países como Estados Unidos, los vapeadores que contienen nicotina y que se venden en Reino Unido están regulados por la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios (MHRA, por sus siglas en inglés). No se les permite contener cannabis ni ingredientes derivados del cannabis, ni aceite de acetato de vitamina E, que también ha sido vinculado a enfermedades pulmonares y, en algunos casos, la muerte.
También en Reino Unido, en 2023 el gobierno implementó un esquema llamado “Swap to stop”, que significa “cambiar para parar”, el cual consistió en entregar un kit de inicio en el vapeo de forma gratuita, así como el ofrecimiento de 400 libras a mujeres embarazadas para dejar de fumar, así como una campaña en contra de la venta ilegal de vapeadores con el fin de que estos dispositivos no llegaran a menores de edad y no fumadores.
De igual forma, en países como Suiza refieren que el uso monitoreado de vapeadores como una alternativa para dejar de fumar ha dado una mayor eficacia para dejar de fumar en su totalidad, de acuerdo con la revista de ciencia The New England, Journey and Medicine.
“En el líquido de los cigarrillos electrónicos se puede utilizar cualquier droga que se pueda diluir en ese líquido, estamos hablando aceite de cannabis, puedes utilizar fentanilo, puedes usar MDMA puedes usar ghd, o sea, todas las drogas que se puedan o disolver o que sean líquidas”, refiere la académica de la UNAM.
El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades CDC y la FDA recomiendan a los usuarios evitar el consumo de vapeadores que contengan THC, específicamente aquellos que consigan de manera informal.
Las Naciones Unidas y otras organizaciones de ayuda humanitaria han cuestionado la forma en que se están distribuyendo los alimentos en Gaza.
Al menos 46 personas que estaban esperando para recibir alimentos murieron por disparos del ejército israelí en dos incidentes en el sur de Gaza, de acuerdo a reportes del personal paramédico y rescatistas que trabajan en la zona.
Las agencias de atención humanitaria de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) han condenado el sistema de distribución de alimentos en esta región apoyado por Israel y Estados Unidos, y lo han considerado “una abominación” y una “trampa mortal”.
Estos incidentes mortales se han vuelto más frecuentes en los últimos días, aunque han generado poca atención por fuera de Gaza desde que Israel atacó Irán hace más de una semana.
Sin incluir este último reporte, la ONU ha dicho que más de 410 palestinos habrían muerto por disparos o bombardeos israelíes desde que la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF) comenzó a operar a fines de mayo.
¿Por qué la vida de nuestros niños vale tan poco?”, reclama Umm Raed al Nuaizi, una mujer viuda cuyo hijo fue herido cuando iba a recolectar comida para su familia hambrienta en la parte central de Gaza.
“Mi hijo fue por harina para poder comer él y sus hermanos, pero ahora está en una unidad de cuidados intensivos”, anota.
Imágenes del hospital al Awda, en el campo de refugiados de Nuseirat, muestran escenas caóticas con jóvenes heridos de bala que son ingresados al centro médico, muchos de ellos gimiendo de dolor y cubiertos de sangre.
Todas las camas del hospital se ven llenas y las imágenes muestran a las víctimas en el suelo.
En las imágenes también se ve a un hombre mayor que yace muerto, mientras su esposa le toma el rostro con un gesto de dolor.
Los funcionarios del hospital y la agencia de Defensa Civil de Gaza, dirigida por Hamás, informaron que al menos 21 personas murieron y otras 150 resultaron heridas en el reciente incidente.
Testigos señalaron que miles de personas se encontraban en el punto de despacho de alimentos de la GHF en una zona militar israelí cuando los soldados abrieron fuego.
Las Fuerza de Defensa de Israel (FDI) indicaron que se había “identificado una reunión en un área adyacente a las tropas de las FDI que operan en el corredor de Netzarim”.
“Se ha reportado que varias personas resultaron heridas debido al fuego de las FDI en el área. Se están investigando los hechos”, señalaron en un comunicado.
Las autoridades de la GHF indicaron que “no hubo incidentes cerca de los lugares de reparto de comida durante esta mañana”.
Paramédicos y rescatistas informaron que, además, al menos 21 personas murieron cerca de un centro dirigido por la GHF en el sur de Gaza, en la mañana del martes.
Un testigo dijo a la BBC que había ido a un punto al norte de Rafah a las 05:00 hora local, pero poco antes de la hora de apertura, prevista para las 10:00, los tanques israelíes avanzaron hacia ellos y abrieron fuego sin previo aviso.
“Los disparos fueron directo contra los civiles y se podía ver sangre por todas partes”, dijo Hatem Abu Rjileh.
“Todos a mi alrededor terminaron heridos. Había más de 30 a quienes nadie pudo venir a ayudar. Nosotros solo pudimos sacar a un familiar y llevarlo con nosotros”, añadió el testigo.
Por su parte, las fuerzas israelíes le dijeron a la BBC que “contrario a los reportes que han sido difundidos, las FDI no tienen conocimiento del incidente en cuestión en Rafah en el punto de distribución de comida”.
Israel alivió su bloqueo sobre Gaza hace un mes y la GHF comenzó a operar unos días después. Esta organización señala que hasta el momento ha entregado cerca de 41 millones de viandas de comida.
La GHF está oficialmente clasificada como una organización privada, está respaldada por Estados Unidos e Israel y no se conoce mucho sobre cómo se financia. De hecho, usa un equipo privado y armado para su seguridad.
La ONU y otros grupos de ayuda humanitaria han rechazado colaborar con esta fundación, a la que acusan de cooperar con las metas de Israel en su guerra contra Hamás de un modo que viola los principios humanitarios.
Sin embargo, Israel considera que la GHF es una pieza clave en el nuevo plan de ayuda a los gazatíes y señala que socavará lo que queda del control de Hamás en Gaza.
Tras conocerse la noticia de los últimos incidentes, un portavoz de la oficina de derechos humanos de la ONU, Thameen al Kheetan, ofreció una sesión informativa en Ginebra condenando el sistema.
“El mecanismo militarizado de asistencia humanitaria de Israel contradice las normas internacionales sobre distribución de ayuda”, declaró.
“La militarización de la entrega de alimentos para civiles, además de restringir o impedir el acceso a servicios básicos, constituye un crimen de guerra”, añadió.
El vocero además señaló que correspondía a los tribunales decidir si se habían cometido crímenes de guerra.
En declaraciones a la prensa en Berlín, Philippe Lazzarini, director de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), declaró: “El supuesto mecanismo recién creado es una abominación que humilla y degrada a personas desesperadas. Es una trampa mortal que cuesta más vidas de las que salva”.
Ante la solicitud de una respuesta a las recientes críticas de la ONU, las FDI le explicaron a la BBC que permiten a la GHF “operar de forma independiente en la distribución de ayuda a los residentes de Gaza” y que están “trabajando para garantizar su distribución segura y continua, de conformidad con el derecho internacional”.
La idea de Israel de una nueva fase de la guerra en Gaza, presentada hace varias semanas, no se ha materializado.
Esto implicaba que la GHF gestionara los únicos puntos de distribución de ayuda.
Por ahora, Israel sigue permitiendo la entrada a Gaza de decenas de camiones con asistencia básica para la ONU y otras organizaciones humanitarias.
El sábado, World Central Kitchen informó que los camiones de ayuda habían llegado a sus equipos en Gaza por primera vez en más de 12 semanas, lo que les había permitido reanudar la preparación de alimentos en algunos de sus centros.
Sin embargo, el volumen de provisiones sigue siendo insuficiente y los expertos advierten que Gaza sigue al borde de la hambruna.
En la ciudad de Gaza, un padre de cuatro hijas nos contó que su familia se limitaba a comer pan y sal, pero que no arriesgaría su vida para acudir a los centros de ayuda del GHF.
“Las llaman zonas de la muerte”, dijo Mahmoud al Ghura.
“Mi hijo ya ha sido martirizado. Me temo que si fuera a buscar un saco de harina, volvería con mi cuerpo metido en un saco. Todos los días la gente va allí y muere. ¿Qué vamos a hacer?”.
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