El Instituto Nacional Electoral (INE) instalará 301 urnas electrónicas en casillas especiales de la Ciudad de México y Nuevo León, en la jornada electoral del próximo 2 de junio, como parte de los programas piloto que se implementan para que, algún día, podamos avanzar hacia el voto electrónico.
No es la primera vez que el INE e institutos electorales de los estados prueban urnas de este tipo, pero en estas elecciones éstas se instalarán sólo en casillas especiales; es decir, centros de votación para personas que se encuentran fuera de su sección electoral y, por ende, no pueden emitir su voto en la casilla que corresponde a su domicilio.
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En Ciudad de México habrá 44 casillas especiales y se utilizarán tres urnas electrónicas por cada una de ellas, para un total de 132; en Nuevo León serán 27 casillas especiales y se utilizarán 81 urnas electrónicas.
Según el acuerdo del Consejo General del INE aprobado en diciembre pasado, además de las casillas con urnas electrónicas aprobadas en CDMX y Nuevo León, en el extranjero se usarán 88 urnas electrónicas en 23 sedes consulares.
El límite de votos que recibirán las urnas electrónicas es de mil, cantidad que corresponde con el número de boletas electorales que el INE dispondrá en cada una de las mil 178 casillas especiales que habrá en todo el país para electores en tránsito.
La urna electrónica es un dispositivo electrónico que cuenta con una pantalla conectada a una caja receptora de comprobantes de votación. Es un pequeño dispositivo portátil con un peso de cuatro kilos, de fácil transportación, además de que porta una batería de alta durabilidad para garantizar la operación durante la jornada electoral.
Está compuesta de dos módulos, uno de votación y otro de impresión, en el módulo de impresión.
Maria Luisa Flores Huerta, Vocal Ejecutiva del INE en la Ciudad de México, explicó a El Sabueso que las urnas electrónicas cuentan con un sistema de uso bastante práctico, ya que en lugar de recibir una boleta de papel, el votante recibirá una tarjeta que contiene el tipo de elección por el que se podrá votar.
“Si tú eres una persona electora en tránsito, es decir, una persona que está fuera de su sección electoral y que no puedes acudir a emitir tu voto a la casilla que te corresponde por domicilio, lo que va a suceder es que esa tarjeta va a estar programada acorde a un sistema (Sistema de Consulta en Casillas Especiales) SICCE”, señaló Flores Huerta.
Dicho sistema permite acceder a la base de todo el listado nominal del país, conocer el tipo de elector y el tipo de votación a la cual tendría derecho de acuerdo al criterio de voto en una casilla especial, es decir los cargos a los cuales el elector transitante puede votar.
La tarjeta ya tendrá la información, de acuerdo a la votación que el sistema determine para cada elector. Posteriormente las boletas digitales serán plasmadas en las pantallas de la urna electrónica.
Conforme se va votando en la boleta electrónica, se debe ir confirmando la votación y al hacerlo se va emitiendo un testigo impreso (un ticket). Al salir este comprobante caerá en la urna boca abajo para que ninguna persona que posteriormente utilice la urna 7.0 pueda verlo.
De igual forma, la Vocal Ejecutiva señaló que las urnas electrónicas también están diseñadas para una mayor inclusión, pues cuentan con sistema braille y audífonos para personas con algún tipo de discapacidad visual.
“El voto en urna electrónica, a diferencia del voto por internet, no está conectado a ninguna red, es decir, no hay manera de vulnerarlo. Porque no es un aparato que pasa por ninguna red”, señaló Flores Huerta.
Explicó que la configuración previa que tiene el dispositivo no permite siquiera que se intente conectar a alguna red del tipo bluetooth o WiFi, razón por la que es muy segura la emisión de votos mediante las urnas electrónicas.
“La configuración obviamente lleva una serie de procedimientos cuidados, que además fueron auditados por la Universidad Autónoma Metropolitana por la UAM (…) precisamente para evitar cualquier acceso hacia los equipos”, dijo la vocal del INE.
En el pasado organizaciones como la Red en Defensa de los Derechos Digitales (R3D) han recomendado evitar el uso masivo de las urnas electrónicas, porque pueden ser manipuladas aunque no estén conectadas a internet.
“Tal vez mientras se hace la jornada electoral efectivamente no sean hackeadas. Pero, por ejemplo, el software con el cual se programan las urnas electrónicas, la carga de la memoria de cierto tipo de información, el momento en el que se aplica, eso pasa por internet”, nos dijo en 2021 Vladimir Chorny, investigador asociado de R3D.
Aunque, por otro lado, autoridades electorales han mencionado que su implementación es gradual, probando su funcionamiento técnico y construyendo confianza en las personas y los actores políticos.
Para el proceso electoral del 2024, el INE ha preparado por primera vez 23 sedes consulares de México para quienes viven en el extranjero en distintas ciudades en Estados Unidos (20), Canadá (1) y Europa (2) y deseen votar de forma presencial este 2 de junio.
Además de que podrán emitir su voto por internet y vía postal, podrán hacerlo de manera presencial donde no se hará uso de boletas de papel sino de urnas electrónicas colocadas en dichas sedes consulares que en total serán 88 urnas de este tipo.
Para la votación presencial en el extranjero, habrá dos conjuntos de urnas electrónicas, el primero será para las personas que se registren para votar de manera presencial, el número de boletas electrónicas dependerá de la cantidad de personas que se registren.
El segundo conjunto serán dos urnas electrónicas que funcionarán como casillas especiales y podrán recibir hasta mil votos, ya que sólo serán para personas que transitan y no se registraron previamente, con el fin de que puedan votar con su credencial para votar vigente.
El uso de urnas electrónicas reemplaza a las boletas impresas y representaría un gasto menor a largo plazo, ya que el papel seguridad de las boletas es muy costoso.
Sin embargo, inicialmente hay que hacer una inversión importante en los equipos.
“Aquí el costo se ve a largo plazo. Una vez que tengas dispositivos, a largo plazo dejarías de usar papel seguridad que es costoso, es bastante costoso. Implicaría modificación en los temas del traslado, de algunas otras cosas, la destrucción posterior de está documentación, a la larga iría ahorrando costos”.
Maria Luisa Flores resalta que además de dejar de lado el uso de papel y aprovechar la tecnología, la urna electrónica facilita el trabajo y la capacitación de los ciudadanos que serán los funcionarios de mesa directiva en las casillas.
Esto también representa un mayor aprovechamiento del tiempo a la hora del cómputo, inmediatez de resultados en el conteo de votos y libre de errores humanos.
“Cuando cierren la casilla, el gran beneficio es que los funcionarios ya no tendrán que hacer esta clasificación que es mucho más compleja en una casilla especial (…) y les van a salir en automático las actas que tendrán que firmar en su momento los representantes de partido y los funcionarios”, concluyó la Vocal ejecutiva.
Cuantas más opciones, más difícil se hace elegir, y el resultado de nuestra elección nunca es demasiado satisfactorio. ¿Cómo lidiar con el exceso de opciones?
¿Alguna vez te ha costado más escoger una película o una serie en una plataforma de streaming que ver directamente algo? ¿O has dado muchas vueltas antes de comprar un producto online solo para seguir dudando después? En una sociedad con más posibilidades que nunca, elegir se ha convertido en una fuente de ansiedad: lo que en principio parecía una ventaja puede acabar siendo una carga.
La psicología lo define como la “paradoja de la elección”: cuantas más opciones hay, más difícil es decidir… y menos satisfacción genera la decisión tomada.
Este fenómeno fue descrito por el psicólogo Barry Schwartz, quien propuso que el exceso de libertad puede tener efectos adversos sobre el bienestar. En lugar de hacernos más felices, una abundancia de opciones tiende a bloquear, frustrar y provocar la sensación persistente de que se podría haber elegido mejor.
Un estudio clásico de Sheena Iyengar y Mark Lepper demostró que ante una variedad de 24 sabores de mermelada frente a solo 6, los consumidores eran menos propensos a comprar. La sobrecarga de alternativas no solo complica la decisión, también reduce la satisfacción con lo elegido.
Este patrón no se limita al consumo. También se observa en decisiones vitales, desde la elección de estudios hasta relaciones personales. En contextos universitarios y profesionales, el exceso de opciones puede generar una sensación de parálisis, dudas constantes y miedo a equivocarse.
La psicología ha identificado diferentes estilos de afrontamiento ante la toma de decisiones. Entre ellos, los dos más estudiados son el perfil del maximizer y el del satisficer.
Esta distinción fue formalizada en un influyente estudio publicado en Journal of Personality and Social Psychology.
Las personas con un estilo maximizer tienden a buscar siempre la mejor opción posible. Evalúan muchas alternativas, comparan exhaustivamente, investigan a fondo y posponen decisiones en busca de una elección óptima. Aunque este comportamiento puede parecer racional o ambicioso, en la práctica suele asociarse a consecuencias negativas para el bienestar emocional.
El estudio citado mostró que los maximizers:
Además, otras investigaciones han asociado este perfil a síntomas depresivos, especialmente cuando las decisiones se toman en contextos complejos o inciertos.
En contraste, el estilo satisficer se basa en elegir una opción que cumpla criterios personales mínimos o razonables, sin necesidad de compararla con todas las demás. Estas personas no buscan lo perfecto, sino algo que encaje con sus necesidades o valores.
Según la misma investigación, los satisficers:
Tienen una mayor estabilidad emocional tras la toma de decisiones.
El estilo satisficer no implica conformismo, sino un enfoque más funcional y adaptativo. Como señalan otras investigaciones, estas personas tienden a conservar recursos cognitivos y emocionales, lo que les permite enfrentar mejor la incertidumbre y reducir la fatiga a la hora de tomar decisiones.
La diferencia entre ambos perfiles no solo influye en cómo se decide, sino en cómo se vive el proceso y sus consecuencias. El estilo maximizer puede ser útil en contextos técnicos o decisiones de alto riesgo, pero su aplicación constante en la vida diaria –donde muchas veces no existe una opción claramente “mejor”– puede deteriorar el bienestar psicológico.
Por el contrario, adoptar una actitud satisficer permite tomar decisiones con más tranquilidad, asumiendo que ninguna será perfecta, pero muchas pueden ser válidas. En tiempos de sobreabundancia de opciones, este enfoque parece más sostenible emocionalmente.
La paradoja de la elección se manifiesta en múltiples aspectos de la vida cotidiana:
Elegir entre muchas alternativas exige recursos cognitivos y emocionales. A mayor número de opciones, mayor probabilidad de experimentar ansiedad anticipatoria, dudas persistentes, arrepentimiento posterior a la decisión, disminución del placer con lo elegido y fatiga mental.
Además, en contextos de presión social o autoexigencia elevada, esta dificultad se agrava. La sensación de que “todo depende de una elección correcta” puede derivar en estrés crónico o evitación.
El fenómeno de la fatiga decisional ha sido descrito también en el ámbito clínico. Algunos estudios muestran cómo el esfuerzo mental acumulado por tomar muchas decisiones reduce la capacidad de autocontrol y aumenta la vulnerabilidad al estrés.
Desde la psicología aplicada, se han propuesto diversas estrategias para reducir el impacto negativo de la sobreabundancia de opciones:
En un contexto cultural que asocia libertad con cantidad, puede parecer contradictorio que reducir opciones aumente el bienestar. Sin embargo, numerosos estudios lo confirman: un exceso de alternativas genera ruido, fatiga y frustración.
Apostar por una toma de decisiones más simple, más conectada con lo personal y menos centrada en encontrar lo “óptimo” puede ayudar a mejorar la salud mental y la calidad de vida. En este sentido, elegir menos no es conformarse, sino decidir con más sentido.
*Oliver Serrano León es director y profesor del Máster de Psicología General Sanitaria de la Universidad Europea de Canarias, Universidad Europea
*Este artículo fue publicado en The Conversation y reproducido aquí bajo la licencia creative commons. Haz clic aquí para leer la versión original.
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