¿Qué pasa si el día de la elección estoy lejos de mi casa? Es una situación común, y por ello el Instituto Nacional Electoral (INE) colocará más de mil 78 casillas especiales en todo el país el próximo 2 de junio.
Estas casillas son para recibir votaciones por parte de ciudadanos que estén en tránsito, es decir, que estén lejos del domicilio señalado en su credencial para votar.
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En la Ciudad de México, por ejemplo, serán instaladas 44 casillas especiales y cada una tendrá tres urnas electrónicas para recibir votaciones de ciudadanos en tránsito.
Cada casilla especial solo tiene disponibles mil boletas, por lo que Maria Luisa Flores, Vocal Ejecutiva del INE en la Ciudad de México, destaca la importancia de tener la credencial vigente y con los datos del domicilio actualizados, pues la función de las casillas especiales es para aquellos votantes que por razones de fuerza mayor, se encuentren en lugares fuera de su casilla de votación correspondiente.
En dichas casillas solo se van a recibir votos para la Presidencia de la República y senadurías.
Pero este dos de junio también habrá votaciones para elegir otros puestos a nivel local como alcaldes, gobernadores,presidencias municipales, regidurías, senadurías, diputaciones federales y locales. En estos casos, existen ciertas reglas de votación que aquí te explicamos.
Maria Luisa Flores Huerta, Vocal Ejecutiva del INE en la Ciudad de México, explicó a El Sabueso que tanto en casillas especiales de la Ciudad de México como en las casillas especiales de todo el país, la ciudadanía tiene asegurado el voto por las figuras de Presidencia de la República y Senaduría de representación proporcional.
La representación proporcional es un “principio de elección basado en la asignación de cargos de representación popular tomando como base el porcentaje de votos obtenidos por un partido político en una región geográfica.”, de acuerdo con el Sistema de Información Legislativa.
Es decir, que de acuerdo con el porcentaje de votos obtenidos por cada partido político se asigna un determinado número de senadores y diputados de representación proporcional.
Para ello, se utilizan las cinco circunscripciones que divide el país, cada una integrada por 40 diputaciones para sumar un total de 200 diputados por este principio.
En el caso de las diputaciones la regla es un poco distinta.
“Si tu eres una persona que está votando en una casilla especial, por ejemplo, del Distrito 1, que lo tenemos en Gustavo A. Madero y tú no estás en tu sección, pero estás dentro del territorio de tu distrito, de lo que abarca el distrito 1, podrías votar por Diputado Federal, por el principio de mayoría relativa y por Diputado de representación proporcional”. ” explicó la vocal.
Es decir, si la persona votante está fuera de su sección pero está dentro de su territorio distrital, puede votar por todos los cargos a elegir que son: Presidencia de la República, Senadurías y diputaciones, tanto por representación proporcional como mayoría relativa, a nivel federal.
En dicho ejemplo, la razón por la que también puede votar por la senaduría de mayoría relativa es porque ésta se circunscribe a la entidad, entonces, si estás en la Ciudad de México y eres de esta entidad, puedes votar por ambos principios de senadurías.
Los distritos electorales son espacios geográficos determinados por el INE para que toda la ciudadanía pueda emitir su voto de acuerdo a la ubicación del domicilio descrito en su INE, mismo que está ubicado en determinado distrito electoral.
Para conocer a qué distrito electoral corresponde un ciudadano, el INE desarrolló un mapa en de consulta, dónde únicamente llenado los campos solicitados con la entidad a la que el o la votante pertenece y el número de sección que viene marcado en la credencial para votar.
Cada distrito se divide en secciones que corresponden a las casillas electorales dónde determinado número de electores depositan sus votos durante la elección, la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (LGIPE) se podrán instalar hasta diez casillas especiales.
En este caso, los diputados son elegidos dependiendo de sus distritos que deseen representar.
La Constitución Política señala que la demarcación territorial de los 300 distritos electorales uninominales será el resultado de dividir la población total del país, entre las entidades federativas, de acuerdo al más reciente censo de población.
“Cuando tú piensas en elecciones y hablas de diputaciones, pues el principio son los distritos, cuando ya después hablas de entidad en las senadurías, explicó Flores Huerta,Vocal Ejecutiva del INE en la Ciudad de México.
La Cámara de Senadores está constituída por 64 senadores electos por mayoría relativa, por 32 electos de primera minoría y por 32 electos por un principio de representación proporcional en circunscripción única.
La Ciudad de México, por ejemplo, está dividida por 16 alcaldías, y cuenta con la delimitación de 33 Distritos Electorales Uninominales Locales (para elegir a 33 Diputados o Diputadas uninominales), 121 circunscripciones ( para elegir a 121 Concejales o Concejalas de Mayoría Relativa), y 5 mil 575 secciones electorales.
De acuerdo con el Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM) , una circunscripción es la delimitación o conformación territorial que se divide por un conjunto de secciones agrupadas de acuerdo con su población, configuración geográfica, identidad social, cultural, étnica y socioeconómica, que son definidas por el INE y el IECM.
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En la legislación mexicana, la representación proporcional es utilizada para asignar 32 senadores en una lista nacional y 200 diputados en 5 listas regionales, que son votadas en las cinco circunscripciones plurinominales.
Si una persona proveniente de otro estado y que por alguna circunstancia se encuentra en la Ciudad de México, sólo podrá votar por presidencia de la República y por senadurías de representación proporcional, ya que no se encuentra ni en su distrito, ni en su entidad.
En las casillas especiales de otros estados la ciudadanía también podrá votar por estas dos figuras a nivel federal.
Sin embargo, a nivel local cada legislación estatal establece sus propios criterios poblacionales para determinar cómo se vota en las casillas especiales, dependiendo del distrito y sección, aunque de acuerdo con Maria Luisa Flores Huerta, no es muy diferente a los criterios de la Ciudad de México.
Las casillas especiales se utilizan en caso de que una persona que esté fuera de su sección pueda votar, si la persona votante está dentro de su sección, dentro de su distrito local y entidad, puede hacer uso de una casilla normal.
En caso de que el o la votante esté fuera de su sección, pero la casilla especial se encuentra dentro del distrito correspondiente y dentro de la demarcación territorial, la persona podrá votar; a nivel local, por todo, incluyendo Jefatura de gobierno, diputaciones de ambos principios y por Alcalde, es decir, estaría votando como si estuviera dentro de su casilla normal.
“Si yo estoy fuera de mi distrito local pero estoy en mi Alcaldía y en mi circunscripción local, porque hay también circunscripciones locales, entonces lo que sucede es que voy a votar por Jefatura de Gobierno, por diputaciones de representación proporcional y por Alcaldía.” explicó Flores Huerta.
Cabe precisar que algunos distritos locales abarcan diferentes alcaldías, entonces, si la persona votante, se encuentra fuera de la alcaldía correspondiente, pero se encuentra dentro del distrito local correspondiente, únicamente podrá votar por Jefatura de gobierno y diputaciones de ambos principios, pero no podrá votar por alcalde.
En caso de estar fuera del distrito local y fuera de la alcaldía correspondiente, sólo podrá votar por Jefatura de gobierno y por diputación por representación proporcional.
México se divide en 300 distritos electorales y 5 circunscripciones integradas por distintos estados de la república.
La carrera por reducir las emisiones ha impulsado el uso de coches eléctricos. Esto ha aumentado la demanda de litio, que se usa en las baterías, pero que también impacta a algunas comunidades.
Raquel Celina Rodríguez camina con cuidado por la Vega de Tilopozo, en el salar de Atacama, Chile.
Es un humedal conocido por sus manantiales de agua subterránea, pero la llanura ahora está seca y agrietada, con agujeros que, según explica, alguna vez fueron pozas.
“Antes, la Vega era toda verde”, dice. “No se veían los animales a través de la hierba. Ahora todo está seco”, comenta mientras señala unas llamas pastando.
Durante generaciones, su familia crió ovejas aquí. A medida que el clima cambió y dejó de llover, la disminución de la hierba dificultó aún más la tarea.
Pero la situación empeoró cuando “ellos” empezaron a robar el agua, explica.
“Ellos” son las empresas de litio. Bajo el salar del desierto de Atacama se encuentran las mayores reservas mundiales de litio, un metal blando, de color blanco plateado, componente esencial de las baterías que alimentan autos eléctricos, computadoras portátiles y sistemas de almacenamiento de energía solar.
A medida que el mundo avanza hacia fuentes de energía renovables, su demanda se ha disparado.
En 2021, se consumieron alrededor de 95.000 toneladas de litio a nivel mundial; para 2024, la cifra se había más que duplicado, alcanzando las 205.000 toneladas, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
Se prevé que para 2040 supere las 900.000 toneladas.
La mayor parte de este aumento se deberá a la demanda de baterías para autos eléctricos, según la AIE.
Los habitantes locales afirman que los costos ambientales también han aumentado.
Por lo tanto, esta creciente demanda ha planteado la pregunta: ¿está la carrera mundial por la descarbonización alimentando involuntariamente otro problema ambiental?
Chile es el segundo mayor productor de litio a nivel mundial, después de Australia.
En 2023, el gobierno lanzó una Estrategia Nacional de Litio para aumentar la producción mediante la nacionalización parcial de la industria y el fomento de la inversión privada.
El ministro de Hacienda afirmó anteriormente que el aumento de la producción podría alcanzar hasta un 70 % para 2030, aunque el Ministerio de Minería afirma que no se ha fijado una meta.
Este año se alcanzará un hito importante.
Una iniciativa conjunta planeada entre la empresa chilena SQM y la minera estatal chilena, Codelco, acaba de obtener la aprobación regulatoria para una cuota que le permitirá extraer el equivalente de al menos 2,5 millones de toneladas métricas de litio metálico al año e impulsar la producción hasta 2060.
El gobierno chileno enmarcó los planes como parte de la lucha global contra el cambio climático y como una fuente de ingresos estatales.
Las compañías mineras extraen litio principalmente mediante el bombeo de salmuera desde el subsuelo de los salares chilenos hasta pozas de evaporación en la superficie.
El proceso extrae grandes cantidades de agua en esta región ya propensa a la sequía.
Faviola González es bióloga de la comunidad indígena local y trabaja en la Reserva Nacional Los Flamencos, en pleno desierto de Atacama, hogar de vastos salares, pantanos y lagunas y de unas 185 especies de aves. Está monitoreando los cambios en el entorno local.
“Las lagunas aquí son más pequeñas ahora”, afirma. “Hemos observado una disminución en la reproducción de flamencos”.
Señala que la minería de litio afecta a los microorganismos de los que se alimentan las aves en estas aguas, por lo que toda la cadena alimentaria se ve afectada.
Apunta a un lugar donde, por primera vez en 14 años, nacieron polluelos de flamenco este año. Y atribuye el “escaso éxito reproductivo” a una ligera reducción en la extracción de agua en 2021, pero afirma: “Es pequeño”.
“Antes había muchos. Ahora, solo unos pocos”.
El agua subterránea de los Andes, rica en minerales, es muy antigua y se repone lentamente.
“Si extraemos mucha agua y entra poca, hay poco para recargar el salar de Atacama”, explica.
También se han detectado daños a la flora en algunas zonas. En las propiedades de los salares, explotadas por la empresa chilena SQM, casi un tercio de los algarrobos nativos comenzaron a morir en 2013 debido a los impactos de la minería, según un informe publicado en 2022 por el Consejo de Defensa de los Recursos Naturales (NRDC), con sede en EE.UU.
Pero el problema también se extiende más allá de Chile. En un informe de 2022 para el NRDC, con sede en EE.UU., James J. A. Blair, profesor asistente de la Universidad Politécnica Estatal de California, escribió que la minería de litio está “contribuyendo a condiciones de agotamiento ecológico” y “podría disminuir la disponibilidad de agua dulce para la flora y la fauna, así como para los seres humanos”.
Pero señaló que es difícil encontrar evidencia definitiva sobre este tema.
El daño ambiental es, por supuesto, inevitable cuando se trata de minería. “Es difícil imaginar cualquier tipo de minería que no tenga un impacto negativo”, afirma Karen Smith Stegen, profesora de ciencias políticas en Alemania que estudia los impactos de la minería de litio en todo el mundo.
La cuestión es que las empresas mineras pueden tomar medidas para mitigar ese daño. “Lo que [las empresas mineras] deberían haber hecho desde el principio fue involucrar a estas comunidades”, afirma.
Por ejemplo, antes de extraer litio del subsuelo, las empresas podrían realizar “evaluaciones de impacto social”, es decir, revisiones que consideren el amplio impacto que su trabajo tendrá en el agua, la vida silvestre y las comunidades.
Por su parte, las compañías mineras ahora dicen que están escuchando. La chilena SQM es una de las principales.
En una de sus plantas en Antofagasta, Valentín Barrera, subgerente de Sostenibilidad de SQM Lithium, afirma que la empresa está trabajando estrechamente con las comunidades para comprender sus preocupaciones y realizar evaluaciones de impacto ambiental.
Cree firmemente que, tanto en Chile como a nivel mundial, se necesita más litio para la transición energética.
Añade que la empresa está probando nuevas tecnologías. De tener éxito, la idea es implementarlas en sus plantas del salar de Atacama.
Estas incluyen tanto la extracción de litio directamente de la salmuera, sin piscinas de evaporación, como tecnologías para capturar el agua evaporada y reinyectarla en el terreno.
“Estamos realizando varios pilotos para comprender cuál funciona mejor para aumentar la producción y reducir al menos el 50% de la extracción actual de salmuera”, afirma.
Dice que el proyecto piloto en Antofagasta ha recuperado “más de un millón de metros cúbicos” de agua. “A partir de 2031, comenzaremos esta transición”.
Pero los lugareños con los que hablé se muestran escépticos. “Creemos que el salar de Atacama es como un experimento”, argumenta Faviola.
Explica que se desconoce cómo los salares podrían “resistir” esta nueva tecnología y la reinyección de agua, y teme que se estén utilizando como un “laboratorio natural”.
Sara Plaza, cuya familia también criaba animales en la misma comunidad que Raquel, está preocupada por los cambios que ha presenciado a lo largo de su vida.
Recuerda que los niveles de agua bajaron desde 2005, pero afirma que “las empresas mineras nunca dejaron de extraer”.
Sara se muestra llorosa al hablar del futuro.
“El salar produce litio, pero un día se acabará. La minería se acabará. ¿Y qué va a hacer la gente de aquí? Sin agua, sin agricultura. ¿De qué va a vivir?”.
“Quizás yo no lo vea por mi edad, pero nuestros hijos, nuestros nietos sí.”
Cree que las empresas mineras han extraído demasiada agua de un ecosistema que ya sufre por el cambio climático.
“Es muy doloroso”, añade. “Las empresas dan un poco de dinero a la comunidad, pero yo preferiría no recibir dinero”.
“Prefiero vivir de la naturaleza y tener agua para vivir”.
Sergio Cubillos preside la asociación de la comunidad de Peine, donde viven Sara y Raquel.
Afirma que Peine se ha visto obligada a cambiar “todo nuestro sistema de agua potable, el sistema eléctrico y el sistema de tratamiento de agua” debido a la escasez de agua.
“Está el problema del cambio climático, que ya no llueve, pero el principal impacto ha sido causado por la minería extractiva”, asegura.
Indica que desde que comenzaron en la década de 1980, las empresas han extraído millones de metros cúbicos de agua y salmuera, cientos de litros por segundo.
“Las decisiones se toman en Santiago, en la capital, muy lejos de aquí”, dice.
Cree que si el presidente Boric quiere combatir el cambio climático, como afirmó durante su campaña, necesita involucrar “a los pueblos indígenas que han existido durante milenios en estos paisajes”.
Sergio entiende que el litio es fundamental para la transición a las energías renovables, pero afirma que su comunidad no debería ser el arma de negociación en estos desarrollos.
Su comunidad ha obtenido algunos beneficios económicos y supervisión con las empresas, pero le preocupan los planes para aumentar la producción.
Señala que aunque la búsqueda de tecnologías para reducir el impacto en el agua es bienvenida, “eso no puede hacerse sentado en un escritorio en Santiago, sino aquí en el territorio”.
El gobierno de Chile enfatiza que ha habido un diálogo continuo con las comunidades indígenas y que se les ha consultado sobre los contratos de la nueva empresa conjunta Codelco-SQM para abordar las preocupaciones relacionadas con el agua, las nuevas tecnologías y las contribuciones a las comunidades.
Afirma que el aumento de la capacidad de producción se basará en la incorporación de nuevas tecnologías para minimizar el impacto ambiental y social, y que el alto valor del litio, debido a su papel en la transición energética global, podría brindar oportunidades para el desarrollo económico del país.
Sergio, sin embargo, teme que su zona sea un “proyecto piloto” y dice que, si el impacto de las nuevas tecnologías es negativo, “pondremos todos nuestros esfuerzos en detener la actividad que podría llevar a Peine al olvido”.
El salar de Atacama es un caso de estudio de un dilema global. El cambio climático está provocando sequías y cambios enl el clima. Pero una de las soluciones actuales del mundo, según los locales, está agravando esta situación.
Existe un argumento común entre quienes apoyan la minería de litio: que, aunque dañe el medio ambiente, genera enormes beneficios en forma de empleos y dinero.
Daniel Jiménez, de la consultora de litio iLiMarkets, en Santiago, lleva este argumento un paso más allá.
Argumenta que las comunidades han exagerado el daño ambiental para exigir una compensación.
“Se trata de dinero”, señala. “Las empresas han invertido mucho dinero en mejorar carreteras y escuelas, pero las reivindicaciones de las comunidades se basan en que quieren dinero”.
Pero la profesora Stegen no está convencida. “Las empresas mineras siempre dicen: ‘Hay más empleos, van a ganar más dinero'”, dice.
“Bueno, eso no es precisamente lo que quieren muchas comunidades indígenas. De hecho, puede ser disruptivo si altera la estructura de su economía tradicional y afecta el costo de sus viviendas”.
“Los empleos no son la única razón de lo que estas comunidades desean”.
En Chile, las personas con las que hablé no expresaron su deseo de más dinero. Tampoco se oponen a las medidas para combatir el cambio climático. Su principal pregunta es por qué ellos están pagando el precio.
“Creo que para las ciudades el litio puede ser bueno”, dice Raquel. “Pero también nos perjudica. Ya no vivimos como antes”.
Faviola no cree que la electrificación por sí sola sea la solución al cambio climático.
“Todos debemos reducir nuestras emisiones”, afirma. “En países desarrollados como Estados Unidos y Europa, el gasto energético de la gente es mucho mayor que aquí en Sudamérica, entre nosotros los indígenas”.
“¿Para quién van a ser los autos eléctricos? Para los europeos, los estadounidenses, no para nosotros. Nuestra huella de carbono es mucho menor”.
“Pero es nuestra agua la que se está robando. Son nuestras aves sagradas las que están desapareciendo”.
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