Para entender mejor
La Comisión de Prerrogativas y Partidos Políticos del INE aprobó 660 millones 978 mil 723 pesos como tope de gastos de campaña para cada candidata y el candidato a la Presidencia de la República: Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez.
Aunque las y los candidatos difunden ya sus propuestas, hacen giras y otras formas de propaganda, pero esa promoción tiene un límite de gasto que en caso de rebasar, pueden ser sancionados con la nulidad de la elección.
Ese monto lo podrán gastar durante los 90 días que dura esta etapa electoral, de aquí al 29 de mayo del 2024, cuando inicie un periodo de veda previo al día de votación, que es el domingo 2 de junio.
Los recursos de campaña los pueden obtener del financiamiento público otorgado a los partidos, y otro tanto vía donativos.
Los donativos de índole privado también tienen un límite y de acuerdo con el Consejo General del INE, el acuerdo INE/CG592/2023 los divide de la siguiente manera.
De las aportaciones por parte de militantes, en dinero y en especie, el límite total es de 132 millones 195 mil pesos.
Las aportaciones por parte de simpatizantes, tanto para precampañas y campañas, el tope máximo es de 42 millones 962 mil pesos. Las aportaciones individuales por persona están limitadas a 2 millones 148 mil pesos.
El acuerdo también precisa que los partidos políticos deben transparentar cada recurso gastado, y éstos no pueden recibir dinero de ninguna institución gubernamental, de otros partidos políticos o personas residentes en el extranjero.
En el caso de las candidaturas a diputaciones federales, el monto máximo que pueden ejercer es de 2 millones 203 mil 262 pesos, independientemente del distrito por el que compitan.
En cuanto a los aspirantes a una senaduría, el tope dependerá de la entidad en la que se encuentre el candidato. La Ciudad de México, Jalisco y el Estado de México son las entidades con un mayor tope de gastos para las y los aspirantes al Senado, con 44 millones 65 mil 248 pesos por entidad.
Los lineamientos del INE señalan que para garantizar la equidad, así como evitar gastos excesivos y mantener una contienda justa y transparente durante el proceso electoral, las y los aspirantes tienen topes de gastos de campañas.
El tope para el cargo de Presidente de la República equivale al 20% del financiamiento público de campaña establecido para todos los partidos en el año de la elección presidencial.
La Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (LGIPE) refiere que el tope de gastos de campaña en la elección de diputados por el principio de mayoría relativa se establece a partir de dividir el tope de gastos de campaña presidencial entre 300, que es el número de distritos electorales en que se divide el país.
Tomando en cuenta que el tope para los aspirantes a la Presidencia es de 660.9 millones, y esta cantidad se divide entre 300, el resultado es de 2 mil millones 203 mil 262 pesos.
Para determinar el tope de gastos de campaña para las candidaturas al Senado por el principio de mayoría relativa, se multiplica el tope de gastos de campaña para la elección de diputaciones por el número de distritos de cada entidad federativa.
La fiscalización de gastos emplea diversas estrategias que consiste en emitir lineamientos específicos que regulan los procesos electorales incluyendo los gastos que mediante la Comisión de Fiscalización y la Unidad Técnica de Fiscalización (UTF), se encargan de evaluar los gastos de los partidos políticos, los candidatos y las personas aportantes.
La UTF es la encargada de monitorear y verificar los eventos, recorridos y la propaganda que se realiza durante todo el proceso electoral.
El artículo 41, la Ley General de Partidos Políticos señala que el INE es la autoridad que determina el financiamiento de los partidos políticos anualmente, basándose en el porcentaje de votos obtenidos por cada partido en las elecciones anteriormente inmediatas.
El Prorrateo de Recursos o la distribución y administración de recursos del financiamiento de campaña, es responsabilidad de los partidos políticos y éstos deben informar a la Comisión de Fiscalización diez días antes del inicio de la campaña acerca de cómo será dicha distribución.
La ley también establece que en el caso donde participe un candidato a senador y un candidato a diputado federal, se distribuirá el gasto en un 70% al primero y un 30% al segundo.
El financiamiento público federal total para los partidos políticos es de 10 mil 444 millones 157 mil 311 pesos, de los cuales, 3 mil 304 millones 893 mil 614 pesos serán destinados para sus gastos de campaña, 198 millones 293 mil 617 pesos son para actividades específicas, 264 millones 391 mil 491 pesos para franquicia postal y 693 mil 490 para la franquicia telegráfica y 6 mil 609 millones 787 mil 227 pesos para actividades ordinarias.
De igual forma, se destinaron 66 millones 97 mil 872 pesos para gastos de campaña para el conjunto de candidaturas independientes; sin embargo, este importe se reservará para ser distribuido igualitariamente entre los siete Partidos Políticos y cada una de las candidaturas independientes.
El partido Morena, que encabeza la coalición ‘Sigamos Haciendo Historia’ por la que contiende Claudia Sheinbaum, es el partido que obtuvo un mayor recurso, pues cuenta con un total de 3 mil 159 millones 15 mil 47 pesos, de los cuales, 1 mil 023 millones puede destinarlos a gastos de campaña.
Esta cifra es casi la tercera parte del total del financiamiento público que podrán destinar los partidos políticos a las campañas federales de este año y es apenas menor a lo que dispondrán el PRI y el PAN juntos.
La misma LGIPE, en su artículo 243, establece distintas categorías de gasto electoral que son fiscalizadas o revisadas por las autoridades electorales. Entre ellas está:
Gastos de propaganda. Este contempla toda la propaganda realizada en bardas, volantes, mantas, pancartas, equipo logístico, de sonido o lugares alquilados, así como propaganda utilitaria.
Se entiende por propaganda utilitaria electoral cualquier artículo que tenga un valor de uso y su finalidad sea la de convencer al electorado para que voten por determinado partido político o aspirantes, así lo estableció el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) en la sentencia SUP-JIN-359/2012.
La legislación también considera ‘Gastos operativos de la campaña’, que son los sueldos y salarios del personal temporal, así como el arrendamiento eventual de inmuebles o bienes muebles, gastos de transporte de material y personal, así como viáticos y otros similares.
Los Gastos de propaganda en diarios, revistas y otros medios impresos son los que se difunden en cualquiera de estos medios, así como inserciones pagadas, publicidad anuncios y similares, mismas que deben ser identificables si se trata de propaganda o inserción pagada.
Y, finalmente, están los Gastos de producción de los mensajes para radio y televisión que son los que se realizan para pagar servicios profesionales, uso de equipo técnico, locaciones o estudios de grabación y producción.
El artículo 456 de la LGIPE refiere que que los aspirantes que rebasen el tope de gastos de precampaña establecido por el Consejo General pueden ser sancionados con una amonestación pública, una multa o incluso la cancelación de su registro o, en su caso, con la pérdida de la candidatura que hayan obtenido. En el último supuesto, los partidos conservan el derecho de realizar las sustituciones que procedan.
Algunas entidades federativas establecen que además de las sanciones administrativas a partidos y candidatos, existe la posibilidad de anular la elección, sin embargo es el Tribunal Electoral quien determina si se puede aplicar dicha sanción.
La Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) aprobó la jurisprudencia con el rubro “Nulidad de elección por rebase de tope de gastos de campaña. Elementos para su configuración”, al resolver que una elección podrá ser anulada cuando se acredite un rebase de tope de gastos de campaña en un cinco por ciento del monto total autorizado.
Una de las anécdotas más impactantes del mundo del rock tuvo a Ozzy Osbourne como protagonista.
En el turbulento mundo del rock, rara vez está mal visto ser impactante.
Todo lo contrario. La mayoría de las veces es prácticamente obligatorio.
Si existen los límites, pocos artistas los han traspasado tanto como John Michael Osbourne, también conocido como Ozzy Osbourne, o el Príncipe de las Tinieblas, quien falleció este martes a los 76 años.
Un apodo así no se consigue por casualidad.
Los fans de Black Sabbath lo apodaron inicialmente así debido a su oscura personalidad en el escenario, su aura decadente y sus letras obsesionadas con lo oculto.
Aun así, sus acciones de la noche del 20 de enero de 1982, en las que la cabeza de una desafortunada criatura terminó separada de su cuerpo, fueron una locura descomunal, incluso para los excesivos estándares de Ozzy.
Es un evento que, décadas después, todavía se considera uno de los momentos más notorios de la historia del heavy metal.
Aunque al parecer, esta ni siquiera era la primera vez que el cantante estaba involucrado en la decapitación de un animal inocente.
Pero más sobre eso más adelante.
En lo que respecta a Ozzy y el murciélago, no es sorprendente que, a lo largo de los años, los recuerdos hayan cambiado sobre el giro preciso que dieron los acontecimientos.
A veces se debía a que los recuerdos de la gente se contradecían entre sí. Pero sobre todo, dependía de la versión de la historia que Ozzy quisiera contar.
Pero algunos datos sobre el incidente son inequívocos.
En enero de 1982, Ozzy llevaba dos meses de una agotadora gira promocionando su segundo álbum en solitario, Diary of a Madman.
Se había desarrollado una tradición: el cantante lanzaba al público trozos de carne cruda y partes de animales, incluyendo intestinos e hígado.
En ese momento era todo un escándalo y, quizás, un comportamiento no del todo inexplicable para un hombre que había sido aprendiz en un matadero.
A lo largo de la gira, la noticia de la práctica se extendió rápidamente, y los fans de Ozzy empezaron a mostrar su ingenio. En cada escenario, sabían exactamente lo que se avecinaba y acudían armados y listos para el espectáculo.
Así que, cuando algo pequeño y negro aterrizó en el escenario durante un bullicioso concierto un miércoles por la noche en el auditorio Veterans Memorial de Des Moines, en Iowa, el cantante pensó que era un juguete de goma.
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Y aquí es donde los recuerdos empiezan a desviarse en diferentes direcciones. En su autobiografía de 2010, I Am Ozzy, el cantante cuenta que lo recogió, se lo metió en la boca y lo devoró.
“Sin embargo, de inmediato sentí que algo andaba mal. Muy mal. Al principio, mi boca se llenó al instante de un líquido cálido y pegajoso”, recordó. “Luego, la cabeza en mi boca se movió nerviosamente”.
“Alguien lanzó un murciélago. Pensé que era de goma. Lo recogí, me lo metí en la boca y le di un mordisco”.
Entonces dice que se dio cuenta: “¡Oh, no, es real! Era un murciélago vivo de verdad”.
¿Es esta la versión definitiva de la historia? ¿Un murciélago vivo que lanzaron al escenario y que Ozzy muerde? Nada más lejos de la realidad.
Ozzy no siempre dijo que el animal estuviera vivo cuando se lo lanzaron.
En 2006, ofreció a la BBC una versión de la historia sutil, pero crucialmente diferente.
“Aparece este murciélago. Pensé que era uno de esos murciélagos de broma de Halloween porque tenía una cuerda alrededor del cuello”, dijo.
“Lo mordí, miré a mi izquierda y Sharon [Osbourne, su esposa y entonces representante] decía [haciendo un gesto de no].
“Y yo le dije: ¿De qué estás hablando? Ella [dice]: “Es un murciélago muerto de verdad”. Y yo… ¡ahora lo sé!”
Entonces, ¿estaba vivo o muerto el desafortunado mamífero alado?
¿Quién mejor para confirmar si estaba desprovisto de vida y había dejado de existir que la persona que afirma haber llevado el murciélago al concierto?
Según el diario Des Moines Register, ese hombre era Mark Neal.
Tenía 17 años en el momento del concierto. Y su relato de los acontecimientos que precedieron a la sangrienta noche fue el siguiente: su hermano menor había traído al animal a casa dos semanas antes, pero, lamentablemente, no había sobrevivido.
Neal dijo que, para cuando lo llevó al concierto, llevaba días muerto.
Así que parece que la evidencia disponible sobre esta legendaria pieza de exceso de heavy metal, ubicada en el número dos de la lista de los mitos más salvajes del rock de la revista Rolling Stone, apunta a que es en gran medida cierta.
Todos coinciden en que el murciélago sí llegó a la boca de Ozzy, aunque parece probable que ya no estuviera vivo para entonces, algo con lo que el propio Ozzy coincidía. A veces.
Pero ¿qué hay de un incidente inquietantemente similar ocurrido unos nueve meses antes en Los Ángeles?
Una vez más, los detalles varían, generalmente dependiendo de con quién hablaba Ozzy.
Los hechos básicos nunca han sido discutidos. Ozzy tenía previsto reunirse con un grupo de ejecutivos de la discográfica CBS en Los Ángeles, y a Sharon se le ocurrió que llevara tres palomas vivas.
Tras un breve discurso de agradecimiento, el plan era que Ozzy las lanzara al aire para que todos pudieran verlas revolotear, en un gesto simbólico de paz.
Alerta de spoiler: Eso no fue lo que finalmente ocurrió.
Ozzy había estado bebiendo brandy toda la mañana, y más tarde le contó al biógrafo de rock Mick Wall que una relacionista pública en la reunión lo había estado molestando mucho.
Según el libro de Wall, Black Sabbath: Síntomas del Universo, Ozzy “sacó una de esas palomas y le arrancó la cabeza de un mordisco solo para callarla”.
“Luego lo volvió a hacer con la siguiente paloma”, añadió, “escupiendo la cabeza sobre la mesa”.
“Fue entonces cuando me echaron. Dijeron que nunca volvería a trabajar para CBS”.
En la segunda versión, relatada unos meses después, le contó a Garry Bushell, de la revista Sounds, una historia ligeramente diferente.
“El engaño es que el pájaro estaba muerto. Planeábamos liberarlo allí, pero murió antes. Así que, en lugar de desperdiciarlo, le arranqué la cabeza de un mordisco.
“Deberías haber visto sus caras. Todos palidecieron. Se quedaron sin palabras.”
Ozzy, por supuesto, tenía una reputación que mantener. Después de todo, este era el hombre que había sido expulsado de Black Sabbath porque, incluso para los estándares astronómicamente laxos del rock, su consumo de alcohol y drogas se consideraba excesivo.
Y aunque sus encuentros con el murciélago y las palomas pudieran no parecerles a muchos una locura, estos, con útiles dosis de exageración, contribuyeron significativamente a la imagen escandalosa de Ozzy Osbourne.
Sin duda, le dieron aún más publicidad y notoriedad, ayudando a que su carrera en solitario se disparara como un rayo.
Y aunque puede que no sea culpable de todos los delitos que se le atribuyeron a lo largo de los años, no cabe duda de que alcanzó alturas (o profundidades) que otras estrellas del rock nunca se atrevieron a contemplar.
Eso significó que fue visto como el indiscutible maestro de ceremonias del exceso del rock, una reputación que definió su carrera y que lo acompañó hasta el final.
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