Orlando es uno de los jóvenes cuyo examen virtual de ingreso a una preparatoria de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se canceló sin previo aviso y sin que hasta el día de hoy le hayan resuelto si podrá terminar de responder la prueba.
“Estando en la pregunta 92 de 128 de pronto ladraron unos perros afuera de mi casa, y no me preocupé porque supuestamente ese tipo de ruido no iba a afectarnos, pero de repente la pantalla se puso en blanco y me salió un mensaje que decía ‘Examen cancelado’, e inmediatamente me comuniqué con el soporte técnico, pero me dijeron que no había nada que pudieran hacer“, comentó en entrevista.
Preocupado y molesto, expresó que le parece injusto que por el cambio de modalidad para presentar el examen de ingreso a la preparatoria esté generando esta problemática, ya que “no sirvió de nada el esfuerzo que hice, pagué un curso de 22 mil pesos y me sentía preparado para la prueba, pero me la quieren cancelar”.
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Yunuen, otra joven afectada, explicó que mientras se encontraba respondiendo el examen “empezaron a salirme advertencias de uso del celular porque la pantalla se reflejaba en mis lentes, expliqué lo que ocurría, pero de pronto se canceló”.
“Tuve que buscar el apoyo de una de mis tías para poder presentar el examen en un lugar en silencio, pero aún así tuve problemas, y después de eso he estado mandando correos a la mesa de soporte de la UNAM, pero no he tenido respuesta”, lamentó.
Otra aspirante, Fani, reclamó que el día de su examen ingresó a la plataforma, pero esta no le arrojó las preguntas, por lo que acudió a las oficinas que la UNAM habilitó para atender a los aspirantes. Ahí le dieron una nueva fecha para presentar la prueba, pero “pasó lo mismo, no se veía la mitad de la página y no me dejaba responder, por lo que sólo pude completar una parte”.
En el caso de Orlando, indicó que de no recibir una solución por parte de la UNAM, buscará una preparatoria particular para continuar con su trayectoria académica, mientras que Yunuen y Fani mantienen la esperanza de que les permitan concluir la prueba porque en caso contrario tendrían que escoger entre inscribirse a una escuela que no eligieron o perder un año escolar para volver a presentar el examen.
Ante las diversas problemáticas que se presentaron durante el primer examen virtual del ECOEMS –nuevo sistema de asignación de espacios para la educación media superior en la Zona Metropolitana del Valle de México–, decenas de jóvenes comenzaron a organizarse en redes sociales para exigir a la UNAM y al Instituto Politécnico Nacional (IPN) que se revisen los casos de los afectados.
Las movilizaciones de jóvenes que tuvieron problemas con el examen del ECOEMS fueron convocadas por el colectivo Cubículo Estudiantil P6, integrado por estudiantes de la Preparatoria No. 6 de la UNAM.
Naila, integrante del colectivo, explicó que convocaron a la protesta y acompañan a los afectados “porque tenemos compañeros cuyos hermanos hicieron el examen y se los cancelaron, además de que creemos que independientemente que esto le haya pasado a alguien cercano, es una situación alarmante”.
La joven apuntó que, además de exigir la revisión de los casos de aspirantes afectados por la cancelación, su protesta es para que se regrese a la aplicación del examen de forma presencial, ya que “en un país con una brecha digital y una desigualdad tan grande, un sistema equitativo de selección no puede pedir como requisito contar con privilegios económicos como para acceder a equipo de cómputo e internet”.
También, dijo, es difícil que los aspirantes cuenten con espacios en su vivienda que cuenten con las características que se requirieron para el examen, sin ruidos y sin la presencia de más personas, por lo que afirmó que el sistema del ECOEMS “puso barreras para el acceso a la educación media superior, cuando tendría que trabajar para disminuir las dificultades de acceso a las escuelas”.
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Por ello, durante el lunes y martes acompañó a aspirantes que tuvieron problemas con el examen para difundir sus casos entre las comunidades estudiantiles del IPN y la UNAM. Con un megáfono, explicaron las dificultades que experimentaron, y repartieron folletos para llamar a más personas a sumarse a sus exigencias.
Su intención era entregar un escrito a lo directivos de ambas instituciones educativas; sin embargo, en el caso del IPN no pudieron llegar con las autoridades, ya que sus oficinas se encuentran tras una reja custodiada por policías de la Ciudad de México, y en el caso de la UNAM, personal de la Rectoría les indicó que se dará respuesta a cada caso de manera particular.
Este lunes, en la conferencia de prensa matutina de la Presidencia, el titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Mario Delgado, informó que el 99 % de los alumnos que presentaron el examen de ingreso a la UNAM y el IPN lo completaron.
De acuerdo con el secretario, en los casos que tuvieron fallas, “sobre todo por el tema de conectividad, lo va a resolver el propio Politécnico y la UNAM, dándole a las y los jóvenes oportunidad de participar”, y afirmó que “no vamos a dejar solos a los jóvenes, les vamos a apoyar para que puedan hacer el examen o se les dé alguna posibilidad”.
Delgado indicó que una vez que se den los resultados, “en promedio, el 90 % de los jóvenes va a quedar entre su primera y segunda opción“, lo que según el funcionario no ocurría con el sistema anterior de ingreso al bachillerato, a cargo de la COMIPEMS, “y eso tiene que ver con (que se asigne) la prepa que está más cercana a su lugar de residencia, o por una preferencia en específico que tienen las y los jóvenes”.
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La SEP, la UNAM y el IPN indicaron que en esta primera aplicación conjunta del examen en línea para el ingreso a la educación media superior participaron 107 mil 790 aspirantes, entre los cuales se registraron 97 incidencias, las cuales “fueron plenamente identificadas por el sistema y validadas para su atención por el personal”.
Las instituciones reconocieron la existencia de 50 casos que tuvieron fallas en los servicios de luz o internet, casos que, dijeron, “fueron atendidos al 100 %, de manera personal en las mesas de soporte”.
Sin embargo, más allá de las declaraciones oficiales, decenas de jóvenes se mantienen en la incertidumbre sobre su futuro escolar, ya que no les han dado respuesta a sus peticiones de solución, por lo que incluso ya se encuentran preparando amparos con el objetivo de que resuelvan sus casos.
Un polémico documental cuestiona la autoría de la icónica imagen de la guerra de Vietnam.
Una niña desnuda, junto con otros niños, corre con la piel abrasada y gritando de dolor tras ser rociada con napalm.
Como imagen definitoria de la guerra de Vietnam, “La niña del napalm” también ha sido motivo de orgullo y aspiración para los fotoperiodistas vietnamitas: su autor, Nick Ut, se convirtió en el primer y único fotógrafo vietnamita en ganar un premio Pulitzer.
“Nick Ut fue el elegido”, declaró un fotógrafo vietnamita que prefirió no ser identificado. Venerado como “Maestro”, Ut vive en Estados Unidos y viaja con frecuencia a su país natal, donde ha sido mentor de generaciones de fotoperiodistas vietnamitas.
Pero más de 50 años después, la autoría de la icónica imagen ha sido cuestionada por un nuevo documental titulado “The Stringer”, (el colaborador), que se estrenó en el Festival de Cine de Sundance en enero.
Con la ayuda de la tecnología moderna, el documental lanzó una acusación explosiva: afirma que la imagen fue tomada por Nguyen Thanh Nghe, un fotógrafo independiente que ahora tiene 87 años.
Tras el documental, World Press Photo (WPP) inició una investigación y decidió suspender la atribución de la imagen a Ut, lo que ha generado una profunda controversia en la comunidad del fotoperiodismo.
“Para derrocar a un héroe, una figura legendaria, debe haber suficientes pruebas convincentes”, declaró otro fotoperiodista vietnamita a la BBC.
En la era digital es “raro” que una sola imagen tenga tanto impacto, añadió. “Debemos ser cuidadosos. No deberíamos permitir que la controversia dañe el legado de una foto tan importante ni que cause más dolor”.
La autenticidad de la imagen no está en duda, pero la controversia ha adquirido una gran carga emocional porque el nombre del fotógrafo también forma parte del registro histórico, afirmó Keith Greenwood, profesor asociado de fotoperiodismo en la Universidad de Missouri.
“La guerra de Vietnam tiene una historia compleja y aún puede generar fuertes sentimientos. Es lógico que cuestionar la foto también alimente algunos de esos sentimientos”, concluyó.
La icónica imagen fue tomada después de que la fuerza aérea de Vietnam del Sur lanzara un ataque con napalm que impactó accidentalmente la aldea de Trang Bang el 8 de junio de 1972. Kim Phuc, la protagonista de la foto, jugaba con su hermano y sus primos en el patio de un templo.
Ut trabajaba para Associated Press (AP) en ese entonces. El fotógrafo relató que los aldeanos corrían por una carretera cercana tras la explosión. Tras fotografiar a una abuela con un niño moribundo en brazos, Ut vio a Phuc corriendo con los brazos en alto. Corrió hacia ella para tomarle fotos hasta que vio que se le estaba desprendiendo la piel. Entonces le echó agua por el cuerpo y llevó a los niños a un hospital.
Antes de las cámaras digitales, los fotógrafos, tanto los empleados de la agencia como los trabajadores independientes o freelance, tenían que dejar sus películas en la oficina. El editor del cuarto oscuro registraba los créditos y revelaba las películas. El jefe de fotografía decidía entonces qué foto enviar a la sede de AP.
“Cuando regresé a la oficina grité: ‘¡Tengo una foto muy especial!’. Todos se giraron a mirar”, declaró Ut a la BBC en enero.
Ut dijo que solo el editor del cuarto oscuro, Yuichi “Jackson” Ishizaki, estaba en la sección en ese momento. Y que estuvo junto a Ishizaki de pie mientras éste revelaba la película. Ishizaki etiquetó la película con el nombre de Ut y llevó la imagen al área principal.
“Todos vieron la foto y alguien llamó a mi jefe, el jefe de fotografía Horst Faas, para que regresara de almorzar inmediatamente”, dijo Ut.
Según Ut, Faas llegó antes que el editor de fotografía Carl Robinson y ambos discutieron sobre si publicar la foto. Robinson, encargado de escribir los pies de foto, la consideró inapropiada por contener un desnudo. Su objeción fue desestimada.
Sin embargo, Robinson dio una versión radicalmente diferente a la BBC.
Dijo que solo encontró a Ishizaki y a un técnico dentro del cuarto oscuro después de almorzar. Según Robinson, las películas ya estaban reveladas y preparadas para su revisión. Había dos tomas de la misma escena -una lateral y otra frontal- en rollos diferentes enviados por dos fotógrafos.
Robinson vio un nombre desconocido en el libro de registro porque el periodista independiente no trabajaba habitualmente para AP. “Teníamos un montón de corresponsales vietnamitas. Podían ser civiles o, a veces, soldados que ganaban un dinero extra”, dijo.
Robinson señaló que Faas regresó más tarde y no hubo una discusión sobre qué foto enviar. También insistió en que Ut no estuvo presente durante el proceso de selección de fotos.
Robinson relató que mientras escribía el pie de foto, Faas se acercó y le susurró al oído que le diera crédito a Ut, un empleado de AP. “No tuve el valor de desafiarlo porque quería quedarme en Saigón con mi esposa vietnamita y mis dos hijos pequeños”, afirmó.
Tanto Faas como Ishizaki fallecieron.
Robinson no tuvo la conciencia tranquila durante las décadas siguientes. Quiso disculparse con el fotógrafo, pero no recordaba su nombre. En 2015, con la ayuda de un antiguo colega de AP, encontró el nombre de Nghe, pero no logró localizarlo.
Siete años después, Ut y Kim se reunieron con el papa Francisco para celebrar el 50 aniversario de la foto. “Finalmente decidí que tenía que afrontar todo esto. No podía seguir dándole la espalda y olvidándolo”.
Robinson contactó a su colega fotoperiodista Gary Knight, quien accedió a entrevistarlo, lo que marcó el inicio de “The Stringer”.
Poco después el equipo de producción del documental encontró a Nghe, quien se había mudado a Estados Unidos como refugiado tras la caída de Saigón, pero había regresado a su país de origen en 2002.
“Estaba en silencio, sin voz, ansioso y con dolor; emociones profundamente reprimidas”, dijo Nghe. “Nada es más importante que la verdad”.
Tras enterarse de que el documental estaba en marcha, AP inició su propia investigación basándose en las imágenes disponibles, entrevistas con testigos vivos y una inspección de las cámaras de Ut.
AP publicó dos informes en enero y mayo y concluyó que no existían pruebas definitivas para quitar la autoría de la foto a Ut. Sin embargo, la agencia de noticias reconoció que existían “interrogantes importantes”.
AP afirmó que era probable que la foto hubiera sido tomada con una cámara Pentax, lo que contradecía la versión de Ut. Éste afirmó que ese día llevaba consigo cuatro cámaras (dos Leica y dos Nikon) y que utilizó una Leica para capturar la imagen. Al ser interrogado por AP, Ut dijo no haber prestado atención al modelo y agregó que Faas le explicó que la imagen provenía de un rollo tomado con una Leica.
El día de la imagen Nghe fue fotografiado con una cámara parecida a una Pentax en las manos.
Tanto el documental como AP intentaron reconstruir una cronología basándose en imágenes, fotos e imágenes satelitales. Las imágenes de video grabadas poco después de que se tomara la foto muestran una figura borrosa, que se cree es Ut, bastante lejos de los niños. El documental afirma que Ut estaba a 60 metros de la cámara que filmó el video, lo que significa que habría tenido que correr después de tomar la foto.
AP cuestionó esa estimación, situándo a la figura borrosa en un rango de 28,8 a 48 metros con un margen de error del 20%. La agencia argumentó que el cálculo de la distancia podría verse afectado por diferentes variables y que el documental también ignoró otras grabaciones de video y no tuvo acceso a dos conjuntos de imágenes que utilizó en su investigación.
Ni AP ni World Press Photo afirman poder determinar la identidad del fotógrafo. World Press Photo incluso sugirió que un tercer fotógrafo podría haber captado la imagen.
Las dudas persisten: varios periodistas presentes en el lugar de los hechos descartaron la versión del documental por infundada y se negaron a participar en la película.
¿Y qué hay de la foto impresa? Nghe dijo que Faas le dio una, pero su esposa la rompió en un momento de frustración.
Ut mantiene que él es el fotógrafo legítimo y planea presentar una demanda por difamación.
“La gente, naturalmente, quiere saber la verdad detrás de la foto”, dijo el primer fotógrafo vietnamita anónimo citado en esta nota. “Necesitamos más tiempo y pruebas para saber qué sucedió realmente”, agregó.
No cabe duda del poder que “La niña del napalm” conserva décadas después de ser tomada, pero las acusaciones en torno a su autoría le han añadido un matiz de misterio.
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