Los presuntos responsables de la desaparición de Montserrat Uribe, vista por última vez en 2020, fueron absueltos por ese delito, pero un recurso de amparo podría reabrir la investigación contra estas dos personas.
La madre de Monste, Jacqueline Palmeros, ha interpuesto un amparo para exigir que se reponga el juicio con perspectiva de género y sin corrupción, pues aseguró que en el primer proceso pudieron constatar las irregularidades.
“Hoy no me queda más que volver a confiar en las autoridades, volver a creer que puedo tener acceso a la verdad y a la justicia, que mi hija pueda tener acceso a esa justicia que necesita, y descansar en paz, como yo”, dijo la madre buscadora al final de la audiencia de alegatos, llevada a cabo este miércoles en el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México.
El hombre y la mujer que fueron señalados como presuntos responsables de la desaparición de Montse fueron detenidos tras la revisión de pruebas, pero fueron absueltos en julio de 2024, por lo que Palmeros acusó al Ministerio Público y la jueza a cargo de corrupción.
La activista advirtió que, en caso de que no se reponga el juicio, sería “una prueba de total impunidad” por parte de las autoridades.
🔴#Ahora | Este miércoles se llevará a cabo la audiencia que busca reabrir la investigación contra los presuntos responsables de la desaparición de Montserrat Uribe, vista por última vez en 2020, y cuyos restos fueron hallados en el Ajusco el año pasado.
Su madre, Jacqueline… pic.twitter.com/XTijKYuNgG
— Animal Político (@Pajaropolitico) April 2, 2025
Montserrat Uribe fue desaparecida el 24 de julio de 2020. Ese día, fue citada en un sitio de comida cerca de su domicilio, en Iztapalapa, por una mujer, que hoy es una de las señaladas por su presunta participación en los hechos.
Al lugar acudió otro hombre, también señalado por su desaparición, quien la recogió en un automóvil según constataron las autoridades y Palmeros al revisar las cámaras de vigilancia.
Posteriormente, el conductor se dirigió hacia Calzada de Tlalpan con dirección al sur, pero no se tiene más información ya que la Fiscalía capitalina no obtuvo los videos de otras cámaras de vigilancia.
Palmeros expuso que los hechos de supuesta corrupción en el primer juicio fueron documentados, por lo que se abrió una carpeta de investigación en septiembre del año pasado en contra el Ministerio Público a cargo de las primeras diligencias.
“Yo no me voy a rendir hasta que las personas culpables de la desaparición y feminicidio de mi hija estén tras las rejas”.
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El Poder Judicial tendrá 72 horas para determinar si es procedente reponer el juicio contra los dos sospechosos de la desaparición de Montse.
Mientras Palmeros se encontraba dentro de la audiencia, integrantes del colectivo que fundó “Una Luz en el Camino” y solidarios acudieron al sitio para protestar con pancartas que decían “Justicia para Montse”, y mostrarle su apoyo.
Debido a que los restos de la joven de 21 años de edad fueron localizados a finales de 2024, durante una búsqueda realizada en el Ajusco, se pretende que este hallazgo sea considerado en el nuevo juicio y que la imputación se haga tanto por desaparición, como por feminicidio.
En ese sentido, Palmeros añadió que considera que la identificación de los restos óseos de su hija se sume a las pruebas y “fortalece” los argumentos que se expusieron en el primer juicio, por lo que espera que el magistrado a cargo resuelva a su favor.
Los excluídos de la sociedad siempre estuvieron presentes en el corazón del pontificado de Francisco, y fueron ellos los últimos en despedirlo en la que es ya su última morada.
Los excluidos de la sociedad siempre estuvieron presentes en el corazón del pontificado de Francisco, y fueron ellos los últimos en despedirlo en la que es ya su última morada, la Basílica de Santa María la Mayor de Roma.
Un grupo de unos 40 migrantes, presos, personas transexuales y sin hogar, portando rosas blancas, esperaron en silencio la llegada de los restos del Papa en las escaleras de acceso a la basílica romana.
Allí, formando una suerte de guardia de honor, dentro del recinto vallado del templo, presentaron sus últimos respetos a un pontífice que los tuvo presentes hasta en su muerte.
Francisco acababa de ser despedido en la plaza de San Pedro por una multitud entre la que se encontraban los poderosos y los líderes mundiales.
Jefes de Estado y de gobierno, representantes de las casas reales y altos jerarcas de la iglesia pudieron asistir en primera fila a un funeral multitudinario.
Pero los últimos en acompañar a Francisco en su viaje final fueron aquellos que estuvieron siempre en el centro de su prédica, los desheredados de la sociedad.
“Los pobres ocupan un lugar privilegiado en el corazón del Santo Padre, que eligió el nombre de Francisco para no olvidarlos nunca”, tal y como reconoció el propio Vaticano.
Jorge Mario Bergoglio eligió su nombre papal al ser elegido para liderar la Santa Sede en 2013 en homenaje al radical San Francisco de Asís, el santo nacido a finales del siglo XII que es símbolo de la paz, la austeridad y el servicio a los pobres.
El grupo fue organizado por la asociación benéfica Cáritas y la comunidad Sant’Egidio, que explicó que algunos de sus miembros rendirían homenaje a Francisco antes de su sepultura.
Según la comunidad, serían “los pobres que lo conocieron y lo amaron durante su pontificado” los que estarían a su lado, “desde los refugiados que llegaron con su avión desde la isla de Lesbos, hasta los que estaban en campos de refugiados de Chipre y que han llegado a Italia gracias a los corredores humanitarios, o los muchos sintecho que lo han conocido, como los que fueron acogidos al lado del Vaticano, en Palazzo Migliori, que en noviembre de 2019 fue confiado a la Comunidad”.
A su llegada a Santa María La Mayor, el féretro de Francisco, portado en hombros por los sediarios pontificios, fue guiado en procesión por un crucifijo.
Antes de su inhumación, en una tumba sencilla en la tierra, tal y como él deseó, los restos de Francisco fueron llevados a la Capilla Paolina para dejarlo unos momentos ante la mirada de la virgen conocida como Salus Populi Romani (la Protectora del Pueblo Romano).
Entre esa capilla y la Capilla Sforza reposa ahora el féretro de Francisco, cuya inhumación fue precedida por el canto de cuatro salmos antes de una oración final.
Su féretro fue colocado en la tumba y rociado con agua bendita mientras se entonaba el Regina Caeli, una oración que suele cantarse para expresar la alegría en Pascua.
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