
“Usaron mi foto de la playa y con Inteligencia Artificial ‘me quitaron la ropa’”, publicó la periodista Johanna Villalobos en Twitter. “Esas fotos estaban editadas y creaste una falsa narrativa alrededor cuando ni te conozco”, tuiteó la cantante Rosalía. Ambas mujeres levantaron la voz y acusaron que fueron víctimas de fake porn o porno falso.
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Villalobos nos relató su testimonio desde Costa Rica y, además, consultamos a especialistas que nos explicaron mejor sobre este tipo de violencia digital que ha afectado, sobre todo, a las mujeres.
“Esto es un tipo de violencia digital, es el uso no consensuado de tu imagen. Creo que por eso es muy pertinente hablar de Inteligencia Artificial con perspectiva de género”, afirma Monserrat López, especialista en derechos digitales en México.
Ya lo dijo Rosalía en su canción, amix: “A ningún hombre consiento que dicte mi sentencia”. Por eso, vayamos paso a paso en este tema:
Imagina que es Semana Santa, vas de vacaciones a la playa y subes una fotografía en bikini a tu Instagram. En las siguientes semanas notas más interacciones en esa imagen que compartiste y luego, una chica te manda un mensaje para avisarte que esa foto está circulando en chats de WhatsApp y otras redes sociales, pero ¡apareces completamente desnuda!
Eso le pasó a Johanna Villalobos con esta foto que publicó en su Instagram:
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“Yo veo la foto y digo: ¿pero qué es esto? Esta no soy yo, ¿verdad? Y le preguntaba ¿quién hizo esta foto? Entonces ella me cuenta que hay un grupo de personas que está haciendo fotografías con Inteligencia Artificial. Mi primera reacción fue sentirme en shock”, nos cuenta la periodista.
Mientras que en el caso de la motomami, el rapero español JC Reyes subió a sus historias de Instagram una imagen de Rosalía mostrando sus pechos, y él los cubrió con dos emojis.
Después aclaró: “A las mujeres estas que me estáis poniendo «qué haces», «qué asco das»… A la chavala sólo se le ve el escote. Respetad, eh. Es Photoshop… Photoshoped”.
Ir a buscar clout faltando el respeto y sexualizando a alguien es un tipo d violencia y da asco pero hacerlo por 4 plays de + lo q da es pena
— R O S A L Í A (@rosalia) May 23, 2023
Para más info, consulta: México es muy Motomami🔥: Somos el país que más escucha a Rosalía en YouTube
Ni Johanna ni Rosalía son las únicas que han sido víctimas de fake porn.
En febrero de 2023, Brandon Ewing, blogger de Twitch, hizo una transmisión en vivo donde se veía que estaba abierta una página de porno falso.
“Por cada persona que dice que no es para tanto, no sabes lo que se siente ver una foto tuya haciendo cosas que nunca has hecho enviada a tu familia”, reaccionó al respecto la streamer QTCinderella en un video.
¿Cómo es que un término como Inteligencia Artificial tiene tanto auge ahora? La clave está en la velocidad con la que está avanzando el desarrollo de esta tecnología, que tiene como objetivo realizar actividades que normalmente requerirían de inteligencia humana para automatizar ciertos procesos.
“Hay distintos tipos de algoritmos de Inteligencia Artificial y uno de esos son los que se conocen como deepfakes: fotografías o videos manipulados para sustituir personalidades”, nos explica Monserrat López, co-host del pódcast Hijas de Internet.
Basta recordar el video en el que Johanna Villalobos insistía en que no era ella quien aparecía desnuda en la imagen.
“Claramente no soy yo, la Inteligencia Artificial no puede reemplazar a una persona real. Se me ve todo pero no es mi cuerpo, es mi cara, pero no es mi cuerpo”, expresó.
El informe The State of Deepfakes: landscape, threats and impact publicado por Deeptrace Labs en 2019 ya advertía de la pornografía deepfake como un fenómeno mundial que daña, sobre todo, a las mujeres porque la gran mayoría de contenidos son acerca de ellas.
“La pornografía deepfake es el tipo de deepfake que más se crea y circula en la actualidad. Los efectos nocivos de la pornografía deepfake ya han afectado a un número significativo de mujeres, incluidas celebridades y particulares”, menciona el documento.
Aunque los algoritmos deepfake también existen desde hace años, el auge de la Inteligencia Artificial ha facilitado la creación de contenidos pornográficos (ya sea actos sexuales explícitos o eróticos, como los desnudos) “profundamente falsos”, muchas veces con la intención de perjudicar… o de beneficiarse de esto.
“Se busca generar este contenido íntimo de una persona porque sigue existiendo estos prejuicios alrededor de la exposición de los cuerpos de las mujeres, porque quieres dañar su reputación, generar un tema de dinero o extorsionar”, enlista Angie Contreras, integrante de la asociación civil feminista Cultivando Género.
Contreras insiste en la importancia de dejar claro que estas imágenes que aluden al contenido íntimo son falsas, porque las personas que aparecen en ellas no son reales, y las fotografías fueron creadas con los fines que ya te mencionamos.
En una transmisión en vivo, JC Reyes dio a entender que la cantante española había sido quien le envió la fotografía, pero en realidad fue un montaje de una publicación que la intérprete de “Bizcochito” hizo en marzo de 2023.
Además, el rapero también adelantó que su próxima canción se llamará “Rosalía”.
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“El cuerpo de una mujer no es propiedad pública, no es una mercancía para tu estrategia de marketing”, respondió la cantante afectada en Twitter.
El cuerpo d una mujer n es propiedad pública, no es una mercancía xa tu estrategia d marketing. Esas fotos estaban editadas y creaste una falsa narrativa alrededor cuando ni t conozco. Existe algo llamado consentimiento y todos a los q os pareció gracioso o plausible espero de…
— R O S A L Í A (@rosalia) May 24, 2023
En el caso de la costarricense Johanna Villalobos, cuando dejó de pensar en cuántos chats de WhatsApp y redes sociales estuvo su fotografía manipulada, se preocupó por limpiar su imagen.
“He tratado durante 10 años de carrera que tengo acá en Costa Rica, de hacerme una credibilidad, ¿verdad? Como periodista profesional me cuido muchísimo con estas cosas. Aparte me sentí muy avergonzada”, nos dice.
Tanto Monserrat López y Angie Contreras coinciden en que los casos de Johanna y Rosalía sientan un precedente para iniciar la conversación y tomar acciones.
“Creo que son discusiones desde la ética de la Inteligencia Artificial que ni siquiera hemos tenido y, ahora que se están violentando cuerpos, pareciera que también vamos para allá. No queremos hablar del tema y lo necesitamos porque ¿qué vamos a hacer cuando acompañemos estos casos?”, menciona Contreras, consultora en temas de comunicación con perspectiva de género y tecnología.
Parte de esa conversación es la regulación y la responsabilidad que tienen las propias plataformas ante el fake porn, a pesar de que estén en pleno desarrollo. Asimismo, determinar cómo este tipo de violencia digital puede tratarse de un delito y mirar más allá de lo punitivo: la reparación del daño, la no repetición y la capacitación para el uso de herramientas tecnológicas.
“Lo que sí pediría es que de ahora en adelante busquen regular esta situación, porque no voy a ser ni la primera ni la última chica a la que esto le va a pasar”, solicita Johanna en entrevista.
Antes de irte, checa: Así nos educa la pornografía: entre la fantasía y la realidad

Según expertos, el Clan del Golfo es la organización criminal más poderosa de Colombia y dominan rentas ilegales como la extorsión, el narcotráfico, la migración y la minería ilegal.
Nuevo capítulo en la campaña de Estados Unidos contra el narcotráfico y el crimen organizado en América Latina.
El Ejército Gaitanista de Colombia (EGC), más conocido como Clan del Golfo, fue designado como organización terrorista extranjera por el Departamento de Estado estadounidense.
“Es una organización violenta y poderosa con miles de miembros. Su principal fuente de ingresos es el tráfico de cocaína, que utiliza para financiar sus actividades violentas”, según un comunicado de la oficina liderada por Marco Rubio.
Surgido de remanentes del paramilitarismo de los años 90, el EGC, que defiende tener motivos políticos, es considerado el grupo criminal más poderoso de Colombia.
Es la cuarta agrupación armada colombiana que EE.UU. incluye en su lista de organizaciones terroristas extranjeras, uniéndose así al Ejército de Liberación Nacional (ELN), las FARC-EP y la Segunda Marquetalia, disidencias de las FARC que se desmovilizaron tras el acuerdo de paz de 2016.
La decisión de Washington ocurre en un momento de alta tensión en América Latina.
Desde septiembre, militares estadounidenses han atacado a decenas de supuestas embarcaciones narco en el Caribe y Pacífico sudamericanos donde han muerto al menos 95 personas.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha reiterado que la campaña contra el narcotráfico pronto incluirá acciones terrestres en Venezuela.
Trump acusa a su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, de liderar una organización criminal llamada Cartel de los Soles, algo que Maduro niega.
El estadounidense tampoco ha descartado que los ataques se extiendan a territorio colombiano, donde más cocaína se produce en el mundo, generando fuertes críticas del presidente Gustavo Petro, al que EE.UU. sancionó recientemente por presuntos vínculos con el narcotráfico.
El Clan del Golfo, por su parte, se encuentra en negociaciones con el gobierno de Petro como parte de la estrategia de “paz total”.
La designación del grupo como organización terrorista por parte de EE.UU. parece poner todo este contexto en vilo.
La extensa región del Urabá, fronteriza con Panamá y alrededor de un golfo con salida al Caribe, fue dominada en los 90 por las guerrillas del Ejército Popular de Liberación (EPL) y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Luego entraron las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), el ejército paramilitar que enfrentaba a la insurgencia.
El EPL y las AUC marcaron el origen de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, o Clan del Golfo, puesto que exmiembros de ambos bandos, en teoría opuestos y desmovilizados, se articularon en una nueva agrupación que, bajo la mirada de analistas y el Estado, adquirió un corte más criminal que político.
Las AGC, hoy llamadas EGC, crecieron en poder y control territorial.
Una investigación de la Fundación Pares en Colombia estima que el grupo está presente en 302 de los alrededor de 1.100 municipios del país.
Según expertos, es esa la clave por la cual hoy dominan rentas ilegales como la extorsión, el narcotráfico, la migración y la minería ilegal.
Víctor Barrera, investigador del Centro de Investigación y Educación Popular (CINEP) en Bogotá, señaló que el grupo “tiene una gran capacidad de movilidad en el territorio, porque operan a través de la subcontratación de servicios específicos según lo demande la situación”.
Este sistema, similar al de franquicias empresariales y con integrantes asalariados, dificulta saber su extensión y les facilita encontrar reemplazo rápido a los líderes que son capturados o dados de baja.
“Hoy se estima que el EGC tiene alrededor de 9.000 miembros, según cifras oficiales, aunque se está llevando a cabo un nuevo conteo en que seguramente aumentará el dato”, le dice a BBC Mundo Gerson Arias, investigador asociado en la Fundación Ideas para la Paz (FIP).
Arias señala que una tercera parte del grupo actúa como ejército, mientras que el resto son redes de apoyo, “milicias y redes de inteligencia”, que en el interior de la organización como “puntos urbanos, rurales o militares”.
Los tentáculos del Clan también han sido detectados en países como Brasil, Argentina, Perú, España y Honduras, donde algunos de sus miembros han sido capturados.
Durante 15 años, desde comienzos de los 2000, la organización fue controlada por los hermanos Dairo Antonio (Otoniel) y Juan de Dios Úsuga.
Al grupo también se le solía llamar Clan Úsuga.
Otoniel se convirtió en líder máximo cuando su hermano murió a manos de la Policía Nacional durante un asalto a una “narcofiesta” de fin de año, el 1 de enero de 2012.
Otoniel fue el criminal más buscado de Colombia hasta su captura y extradición a EE.UU. en 2021. Hoy cumple 45 años de condena en una prisión estadounidense.
Tras su caída, los nombres de sus sucesores aparecieron rápido en medios colombianos.
Uno de ellos, Wílmer Giraldo, alias Siopas, fue asesinado en 2023 presuntamente por miembros de su propia organización.
Otro, Jesús Ávila, conocido como “Chiquito Malo”, comanda al EGC y es uno de los hombres más buscados del país sudamericano.
Los analistas de Pares indican que el modelo de operación del EGC, flexible y basado en acuerdos con estructuras locales legales e ilegales, les permite crecer sin necesidad de confrontaciones abiertas.
En los últimos años, los también conocidos como “Urabeños” ampliaron su presencia en otros territorios como el Bajo Cauca, Córdoba, norte del Chocó y parte del Magdalena Medio.
“Este crecimiento se apoyó en la capacidad de absorber bandas locales, presionar a autoridades municipales y ocupar espacios donde la Fuerza Pública no logró mantener una presencia suficiente y permanente”, dice un informe de Pares.
El grupo también ha destacado por su flexibilidad y diversificación económicas.
Durante los cierres de la pandemia en 2020 y 2021 ofrecían bienes y servicios y cuando explotó el éxodo migratorio por el Darién se aliaron con comunidades locales para sacar cuantiosas rentas del fenómeno.
Al igual que otros grupos armados en Colombia, el EGC aprovechó con éxito los espacios dejados por la desmovilización de las Farc.
Entre 2022 y 2025, Pares señala que los gaitanistas crecieron a menor ritmo, aunque reportes de su expansión a zonas mineras en el sur del departamento de Bolívar muestran una búsqueda de incrementar más su presencia territorial.
Cuando Petro llegó al gobierno en agosto de 2022, prometió negociar con varios grupos armados en su búsqueda de la paz total.
Su iniciativa de también conversar con el EGC generó críticas en el país, ya que expertos y opositores políticos dudan sobre cómo una organización, considerada como criminal por el Estado colombiano, renunciará a las armas y las rentas millonarias que deja su control territorial.
El EGC se considera a sí mismo como grupo político y reclama recibir un trato similar al de las guerrillas y los paramilitares en las negociaciones de paz.
Recientemente, en una reunión en Doha, Qatar, representantes del EGC y el gobierno colombiano firmaron un acuerdo para trabajar progresivamente hacia un posible desarme y la pacificación de territorios.
El tiempo corre en contra de Petro, quien terminará su mandato en agosto de este año.
Las acciones de EE.UU., que no parece cedar en su ofensiva contra el narcotráfico en América Latina, añaden más incertidumbre si cabe a unas negociaciones de paz en Colombia que no dan los resultados esperados.
Y, a la vez, alimentan el temor de que se produzcan ataques en territorio colombiano, como ha advertido Trump.
Ya lo dijo el Departamento de Estado en su anuncio: “EE.UU. seguirá usando todas las herramientas disponibles para proteger nuestra nación y detener las campañas de violencia y terror cometidas por carteles internacionales y organizaciones criminales transnacionales”.
Petro consideraría cualquier amenaza contra la soberanía colombiana como una “declaración de guerra”, según ha expresado.
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