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Lilith viajó a Oaxaca de vacaciones y desapareció; año y medio después, su mamá hace rifas para seguir con su búsqueda
Lilith viajó a Oaxaca de vacaciones y desapareció; año y medio después, su mamá hace rifas para seguir con su búsqueda
Foto: especial
6 minutos de lectura

Lilith viajó a Oaxaca de vacaciones y desapareció; año y medio después, su mamá hace rifas para seguir con su búsqueda

Lilith Saori Arreola desapareció la noche del 2 de enero de 2023 en Playa Zicatela, municipio de Pochutla, Oaxaca.
13 de agosto, 2024
Por: Eréndira Aquino
@ere_aquino 

Hace más de año y medio que se vio por última vez a Lilith Saori, en la zona de Zicatela, en Puerto Escondido, Oaxaca. Se encontraba vacacionando, y tras una discusión con sus acompañantes salió del hotel donde se encontraban hospedados, sin que hasta ahora se conozca cuál fue su destino.

“Fue muy triste enterarme por Instagram que Lilith había desaparecido, un día después de que ocurrieron los hechos vi una publicación en la que compartían un boletín de búsqueda”, cuenta Joanna, madre de la joven.

Joanna explica que, con 21 años, Lilith vivía con su pareja, por lo que no se enteró de que saldrían de viaje. Fue hasta que se encontró con la publicación en redes sociales que se enteró del viaje de su hija, y que se desconocía su paradero.

“Se fue a pasar el año nuevo acompañada de su pareja, una prima de la pareja y su novio. El 31 viajaron temprano y tenían su boleto de regreso para el día 6 de enero, pero ella no volvió. Al parecer hubo una discusión entre Lilith y su pareja, y después de esto mi hija salió del hotel hacia la playa, donde se les perdió”, recuerda.

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Lilith desaparecida mujer trans
Foto: especial

 

Lo que se sabe de la desaparición de Lilith

De acuerdo con los boletines de búsqueda emitidos por la Fiscalía y la Comisión de Búsqueda del estado, Lilith Saori Arreola desapareció la noche del 2 de enero de 2023 en Playa Zicatela, municipio de Pochutla, Oaxaca, aunque la denuncia por su no localización fue presentada dos días después, por parte de sus acompañantes de viaje.

Luego de ver la publicación con el boletín de búsqueda de Lilith, su madre cuenta que consiguió dinero para viajar a Puerto Escondido y se comunicó con la pareja de la joven: “le pedí que me contara qué estaba pasando, porque yo estaba en shock. Fue entonces cuando me explicó que mi hija había entrado en un cuadro de ansiedad y que había salido corriendo”.

Según la versión de las personas que se encontraban de viaje con Lilith, al verla correr intentaron alcanzarla sin éxito, aunque en un video que las autoridades mostraron a Joanna se observa que dos de los acompañantes logran darle alcance en la calle y hablaron por un par de minutos con ella, para luego quedarse mirando cuando la joven se aleja.

Lilith desaparecida mujer trans
Foto: especial

 

“A raíz de eso yo me quedé consternada, no es posible que ellos no hayan dicho la verdad hasta el día de hoy, se les llamó a una ampliación de declaración, pero hasta ahora no hay avances en las investigaciones, además que hemos tenido que pasar por la revictimización de funcionarios que nos dijeron que su papá y yo éramos los culpables de lo que estaba sucediendo, por no saberla educar”, lamenta Joanna.

“Tengo fe en que el caso va a avanzar, aunque sé que no soy la única y también sé que en todos lados los casos están así, pero tengo la esperanza de que con el apoyo de un colectivo se agilice la investigación. Como madre,una tiene que seguir adelante con toda la fuerza y el amor para encontrar a nuestros hijos”, subraya.

Actualmente, en México hay 116 mil 400 personas desaparecidas y no localizadas, de acuerdo con el registro de la Comisión Nacional de Búsqueda, de los cuales 609 casos ocurrieron en Oaxaca.

Una vida llena de sueños

Lilith es una mujer trans que sueña con poner un refugio para perros, le gusta el cosplay –disfrazarse como personaje de algunos de sus personajes favoritos– y se encontraba indecisa entre estudiar gastronomía o diseño de modas. En tanto, se dedicaba a perfeccionar el idioma inglés y el japonés, con la esperanza de viajar pronto a territorio nipón.

Su madre la describe como una joven “llena de amor incondicional por los que no tienen voz, rescataba perritos y, aunque entonces yo no entendía la importancia que tenía, era de las que acudía a las marchas contra la violencia hacia las mujeres“.

Ocho meses antes de su desaparición, Lilith se fue a vivir con la pareja que la acompañaba en el viaje a Oaxaca, aunque mantenía comunicación con su familia. Sin embargo, Joanna reclama que no tuvieron conocimiento de manera pronta sobre su desaparición, lo que a su consideración entorpeció la búsqueda.

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Lilith desaparecida mujer trans
Foto: especial

 

“Afortunadamente hay gente de Puerto Escondido que me ha buscado para ofrecerme apoyo con la pega de boletines y la difusión en redes del caso, porque yo vivo al día y aunque quisiera poder ir más seguido no puedo”, señala Joanna.

Para continuar con los viajes y las acciones de búsqueda de Lilith, Joanna fabrica accesorios y los vende por redes sociales, donde cada tanto difunde la organización de rifas entre familiares y amigos para costear los gastos.

“Cuando tengo que viajar me preparo desde meses antes, hago accesorios con resina y organizo las rifas entre personas cercanas, y gracias a dios siempre logro juntar los recursos necesarios. Ahí es donde me doy cuenta que no estoy sola, y eso me anima a continuar, yo nunca voy a perder la esperanza”, expresa.

Mujeres trans, personas LGBT más afectadas por desaparición

En lo que va de 2024, el Observatorio Nacional de crímenes de odio contra personas LGBT ha registrado 11 casos de desaparición en México: en Baja California (3), Tamaulipas (2), Guanajuato (2), Veracruz (2), Chihuahua (1) y Querétaro (1).

Esta cifra supera los siete casos que documentó el Observatorio en 2023: 5 en Baja California, 1 en Guanajuato y 1 en San Luis Potosí.

De acuerdo con la asociación Letra Ese, las más afectadas por este fenómeno son las mujeres trans, ya que, de las desparecidas, aproximadamente la mitad son halladas sin vida, seguidas de los hombres gays y las lesbianas.

También son las principales víctimas de asesinatos de personas LGBT. En lo que va del año, asociaciones civiles han documentado 36 transfeminicidios, de los cuales sólo en tres casos hay personas detenidas.

En  dos meses, ocho mujeres trans fueron asesinadas en la Ciudad de México, Tabasco y Nuevo León, con cuyos casos suman 35 los transfeminicidios cometidos en lo que va del 2024 en el país, de acuerdo con un registro realizado por asociaciones civiles.

Lilith desaparecida mujer trans
Foto: especial

 

Los últimos tres casos ocurrieron en un lapso de dos días, en Nuevo León, entre el 27 y el 29 de julio.

Ante este panorama, la Coalición LGBTTTI+ hizo un llamado al presidente Andrés Manuel López Obrador, a la Fiscalía General de la República, al Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación y a la Comisión Nacional de Derechos Humanos que emprendan acciones para “prevenir y aminorar estas cifras rojas que son una constante contra las poblaciones trans de México“.

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Imagen BBC
Racionalidad vs. Superstición: ¿Por qué incluso las mentes más lógicas creen en lo absurdo?
7 minutos de lectura

La mente humana intenta asociar distintos eventos que le permitan anticiparse a la realidad, lo que deriva en supersticiones.

17 de septiembre, 2024
Por: BBC News Mundo
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Según he escuchado alguna vez, la actriz española Elsa Pataky llevaba calcetines de diferente color en una de sus primeras audiciones en Hollywood.

Con las prisas se puso los primeros que encontró por casa. La audición le fue genial. En el siguiente casting, volvió a su costumbre habitual de lucir calcetines emparejados, y la prueba le salió fatal. A partir de ese momento, Elsa Pataky siempre lleva calcetines de distinto color en sus audiciones.

Le dan buena suerte.

No dispongo de pruebas de la veracidad de esta anécdota, pero es un excelente modelo de cómo se forja y se consolida una superstición en nuestra mente. Confío en que Elsa Pataky no se moleste por utilizarla como ejemplo. Toquemos madera.

Tendencia predictiva

Una de las principales motivaciones de la mente humana es la necesidad de encontrar asociaciones entre distintos eventos que le permitan anticiparse a la realidad.

La selección natural ha favorecido la búsqueda de relaciones causa-efecto para descubrir las reglas del mundo y así promover la supervivencia y la reproducción.

Somos buscadores compulsivos de conexiones, arqueólogos de la regularidad, futurólogos intuitivos. Nuestro sistema cognitivo tiene alergia a la ambigüedad y a la incertidumbre. La asociación de eventos es el antídoto para esta “reacción alérgica mental”.

Las supersticiones son el lado oscuro de esa tendencia predictiva tan útil para la supervivencia: asocian eventos que, en realidad, no están relacionados de ninguna forma. ¿Qué tendrá que ver el color de los calcetines con las dotes actorales de Elsa Pataky?.

La tendencia humana a predecir el mundo inventa estas conexiones. Al fin y al cabo, el aprendizaje de asociaciones es la piedra angular de nuestra adquisición de comportamientos.

Con las supersticiones, esos mecanismos asociativos se pasan de largo, pecan por exceso.

Qué dice la ciencia

El primer acercamiento científico a la conducta supersticiosa la realizó en 1948 el psicólogo B. F. Skinner mediante un famoso estudio con palomas.

Skinner programó que la dispensación de comida ocurriera de manera automática cada quince segundos. Hicieran lo que hicieran, las palomas recibirían alimento con esa cadencia.

Transcurrido un tiempo, el científico norteamericano comprobó que la mayoría de las aves (seis de ocho, en concreto) habían desarrollado sus propios rituales supersticiosos para conseguir la comida.

Vaquita de San Antonio.
Getty Images
La superstición determina conexiones ficticias entre distintos eventos.

Una paloma daba vueltas sobre sí misma, otras movían la cabeza de un lado a otro y otra picoteaba el suelo.

Este fenómeno se denomina “condicionamiento adventicio” para diferenciarlo del aprendizaje por “condicionamiento operante”, cuando el animal aprende en función de las consecuencias positivas o negativas realmente causadas por su comportamiento.

Con humanos se han encontrado resultados muy similares mediante tareas en las que se instauran conexiones ficticias entre eventos.

De hecho, hay todo un campo de estudio en Psicología dedicado a las ilusiones de causalidad, que incluso se han relacionado con la proliferación de pseudomedicinas alternativas, como la homeopatía o el reiki, o las creencias paranormales.

El “sesgo de confirmación”

Cuando ya hemos creado una conexión causal entre eventos, uno de los mecanismos que fomenta su mantenimiento es el llamado “sesgo de confirmación”, que forma parte de nuestra caja de herramientas cognitivas.

Tendemos a prestar más atención a aquellos sucesos que confirman nuestras creencias que a los que las contradicen: “Siempre que lavo el coche, llueve”; “el repartidor de Amazon siempre llega cuando no estoy en casa”.

Trébol de la suerte.
Getty Images
Determinados objetos pueden convertirse en amuletos de la suerte para los supersticiosos.

Olvidamos con facilidad las numerosas veces que no se cumplieron tales predicciones. Y, al mismo tiempo, recordamos vivamente el momento en que ocurrieron esos incómodos eventos debido al impacto emocional que generan.

Otro mecanismo que favorece el mantenimiento de las supersticiones se basa en lo que los psicólogos denominan “profecía autocumplida”. Es decir, la propia creencia en una predicción puede hacer que se convierta en realidad a través de nuestras acciones.

Así, si obligamos a Elsa Pataky a llevar calcetines del mismo color para su siguiente audición, probablemente se pondrá muy nerviosa al no disponer de su amuleto y su rendimiento se verá seriamente afectado.

La actriz llegará a la conclusión de que se confirma su profecía, aunque haya sido ella misma quien se ha ocupado de ratificarla.

Nuestras supersticiones nos esclavizan: si las ignoramos, la ansiedad hará que rindamos peor. Que se lo digan a los deportistas, acumuladores compulsivos de manías, rituales y supersticiones.

“Por si acaso”

Las supersticiones son absurdas, pero generalmente fáciles de cumplir.

Se mantienen gracias al “por si acaso” y al “¿y si fuera cierto?”. Tocar madera, no pasar por debajo de una escalera, no brindar con agua, cruzar los dedos: todos son actos muy fáciles de realizar, muy baratos.

Herradura.
Getty Images
El físico Niels Bohr tenía colgada una herradura en la pared de su despacho para la buena suerte.

El físico Niels Bohr (1885-1962) tenía colgada una herradura en la pared de su despacho. Cuando le preguntaron cómo era posible que una de las mentes más analíticas de su tiempo creyera en amuletos, Bohr respondió: “No creo en ellos, pero me han dicho que dan suerte incluso a los que no creen en ellos”.

Tampoco cuesta tanto, ¿no? La conducta supersticiosa lo tendría más difícil si tuviéramos que realizar cien flexiones para acumular suerte antes de un examen. Somos tontos, pero no tanto como para ganarle a la pereza.

El vínculo con la cultura

A menudo, las supersticiones se implantan en el acervo de las tradiciones y costumbres de una sociedad. Nos permiten identificarnos con los valores de nuestra cultura, a través de hábitos y rituales compartidos.

Resulta sencillo imaginar que la superstición de Elsa Pataky se extendiera entre la población y que la gente llevara calcetines desparejados en el examen de conducir o en sus citas de Tinder.

Muchas supersticiones culturales tienen raíces centenarias o incluso milenarias, lo que dificulta mucho rastrear sus orígenes.

Parece que tocar madera proviene de las antiguas creencias celtas sobre las almas que habitaban los árboles.

Por su parte, los gatos negros se asociaban a las brujas durante la Edad Media, aunque en Escocia es símbolo de buena suerte. Una bonita demostración de la arbitrariedad de las supersticiones, por cierto.

El número trece tiene muy mala prensa. Según la compañía Otis, en torno al 85 % de sus ascensores instalados en edificios más de doce plantas omiten el botón con el número trece.

Parece que el origen está relacionado con Judas Iscariote, el comensal número trece en la Última Cena del cristianismo. El miedo al Viernes 13 combina esta superstición numérica con el recuerdo de la celebración del Viernes Santo, día fatídico en el que fue crucificado Jesucristo.

De la lógica a la intuición

Somos seres racionales… pero de los que toman raciones en los bares, tal y como declama la banda Siniestro Total en una de sus canciones. Nuestra racionalidad natural no es lógica sino bio-lógica o psico-lógica.

La evolución nos ha dotado de un arsenal de atajos cognitivos para procesar grandes cantidades de información y tomar decisiones rápidas (generalmente exitosas) con los datos parciales y ambiguos que recibimos del medio.

Un gato negra y una escalera.
Getty Images
Los gatos negros o pasar por debajo de una escalara pueden ser sinónimo de mala suerte para los supersticiosos.

En cambio, el ejercicio del pensamiento lógico y razonado requiere de la fatigosa tarea de disciplinar nuestra mente para prevenir las falacias y sesgos del pensamiento humano.

Ambos sistemas de pensamiento habitan en nosotros sin aparente conflicto.

Por un lado, un sistema intuitivo y automático que está guiado por reglas de andar por casa y que puede derivar en sesgos y falacias del pensamiento.

Por el otro lado, un sistema analítico y reflexivo pero más lento y más costoso, que en las condiciones adecuadas puede comportarse de manera racional y lógica.

Por eso, incluso en las mentes más racionales y analíticas pueden residir creencias irracionales y supersticiones absurdas. Que se lo digan a Niels Bohr, con su herradura de la suerte.

Cuando nos quitamos la bata del científico o la toga del juez, nuestra mente es tan crédula como la de nuestros antepasados prehistóricos. Cruzaremos los dedos para que la razón no nos abandone del todo.

*Pedro Raúl Montoro Martínez es profesor titular del Departamento de Psicología Básica I de la UNED – Universidad Nacional de Educación a Distancia, en Madrid.

Línea gris.
BBC

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