Un mes después de que comenzaron los reportes de agua contaminada en la alcaldía Benito Juárez, los vecinos siguen sin conocer qué provocó el problema y señalan al Gobierno de la CDMX de no brindar evidencia para saber que el agua ya está limpia.
De acuerdo con los habitantes afectados, tampoco tienen certeza de que el servicio se haya restablecido con normalidad, ya que aunque el Jefe de Gobierno dijo que es seguro de utilizar, no hay pruebas documentales que respalden sus dichos.
José Luis Luege, exdirector de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y vocero de la alcaldía Benito Juárez para asuntos relacionados con este servicio, señaló en entrevista que desde el inicio de la emergencia el Gobierno de la Ciudad de México ha tenido poca comunicación con las autoridades de la demarcación, quienes al día de hoy no conocen ningún documento que especifique cómo ni con qué ocurrió la contaminación, y tampoco han sido informados sobre las acciones que se implementarán para remediar lo ocurrido.
En su declaración, Luis Luege señala que “desde el principio he observado una muy mala comunicación por parte del Gobierno de la Ciudad con las alcaldías, lo cual es muy negativo, fundamentalmente por la cuestión político electoral ya que la alcaldía actualmente es gobernada por el frente opositor, lo que ha puesto todo muy complejo, eso se reflejó en la falta de información y la negación de las autoridades de que hubiera un problema“.
El vocero de las alcaldías Benito Juárez, Álvaro Obregón y Miguel Hidalgo, todas gobernadas por la coalición del PRI-PAN-PRD, indicó que los datos que han conocido por parte de autoridades de la CDMX y federales la han tenido de manera informal.
“Es decir de personas que de primera mano conocen los análisis realizados, fueron ellos quienes indicaron que la contaminación podría ser una especie de aceite viejo, un diésel”, versión que difundió Luege el 16 de abril, aunque sin pruebas documentales de ello.
El resto de la información sobre las medidas tomadas por las autoridades de la capital -quienes son responsables de atender las problemáticas relacionadas con el agua-, así como de los análisis que supuestamente ha estado realizando SACMEX, la han tenido por los reportes públicos y ruedas de prensa que ha dado el Jefe de Gobierno, Martí Batres.
“A partir de que el Jefe de Gobierno tomó este asunto en sus manos, prácticamente no tuvimos más comunicación con SACMEX ni con la Conagua“, indicó Luege, y enfatizó que por eso la principal demanda de la alcaldía sigue siendo la información sobre el origen de la contaminación, para que puedan plantearse de manera formal las acciones de remediación “para que lo ocurrido no afecte más”.
“Estamos ante una completa ausencia de información por parte de la Ciudad de México, cero involucramiento de las autoridades federales, cuando esto es de su competencia, al tratarse del acuífero que abastece más allá de la alcaldía Benito Juárez. ¿Dónde está la Cofepris, que es la encargada de los riesgos sanitarios?, ¿Dónde están Pemex y la Fiscalía General de la República? Hablaron incluso de un sabotaje, pero no tenemos información, es algo muy lamentable”, subrayó.
Aunque el Jefe de Gobierno señaló el 16 de abril que ya hay “agua limpia” en las colonias afectadas, los vecinos de Benito Juárez no confían en esta versión, pues aseguran que al abrir la llave aún se percibe un olor que algunos describen como “insecticida“, “diésel” o “plastilina“.
Mediante los chats que mantienen abiertos, algunos vecinos de las colonias Nápoles, Del Valle y Nochebuena han reportado que por ratos, el agua presenta una pigmentación amarilla y que persiste el mal olor.
En la calle de Holbein, en la colonia Nochebuena, habitantes del condominio ubicado en el número 65 señalan que se han lavado los tinacos y cisternas, pero persiste un olor a “diesel”; mientras que en otros puntos de la alcaldía Benito Juárez, como la calle Sebastián del Piombo, en la colonia Del Valle, reportan que el agua tiene un aroma a cloro, por lo que han decidido continuar comprando agua de pipas.
Ante la falta de información sobre lo que originó la contaminación del agua y cuáles serán las medidas de solución, los vecinos están preocupados porque esta semana el Gobierno de la CDMX va a retirar las plantas purificadoras que habían sido instaladas para atender la crisis, ya que la última versión oficial es que pueden hacer uso del agua de la llave sin riesgos.
Hasta ahora, la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHCM) ha recibido 34 quejas de vecinos afectados por la contaminación del agua, mismas que se encuentran concentradas en un solo expediente investigado por la Tercera Visitaduría.
De acuerdo con uno de los documentos al que este medio tuvo acceso, los vecinos reclaman a la CDHCM que se investigue que han “recibido el suministro de agua potable del sistema SACMEX contaminado con algún tipo de elemento químico, sin que el Gobierno de la Ciudad de México ni SACMEX solucionen el problema“.
“Esta situación vulnera mi derecho a disponer de agua suficiente, salubre, aceptable, accesible y asequible para el uso personal y doméstico consignado en el Artículo 4to de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, lo que pone en riesgo mi salud y la de mi familia“, se lee en el documento que ha sido compartido en los chats vecinales para ser retomado por quien quiera interponer una queja ante la Comisión.
En tanto se investiga el asunto en la CDHCM, José Luis Luege afirmó que las autoridades de la alcaldía se mantendrán en la exigencia de información para que los vecinos tengan certeza sobre el estado del agua que reciben en sus hogares y negocios.
El próximo gobierno de Alemania que saldrá de las urnas este domingo tendrá el difícil reto de relanzar su economía y robustecer su defensa.
Alemania elige este domingo a su nuevo gobierno en un momento crítico.
Con una economía estancada, un contexto internacional cada vez más hostil por el giro de la política exterior de Estados Unidos con Donald Trump y una ultraderecha en auge que cuestiona algunos de los consensos que han sustentado su modelo en las últimas décadas, los alemanes acuden a las urnas este domingo con la extendida sensación de que su país necesita cambios profundos y urgentes.
Las encuestas pronostican que la fuerza más votada serán los democristianos de la CDU, con Friedrich Merz como candidato, seguidos de la ultraderechista Alternativa por Alemania (AFD), que obtendría los mejores resultados de su historia.
El Partido Socialdemócrata (SPD) del canciller Olaf Scholz caería a la tercera plaza y pagaría el desgaste de los enfrentamientos y la división que ha sufrido su gobierno de coalición con liberales y ecologistas.
La gran incógnita que se perfila en los sondeos es si Merz será capaz de formar un gobierno lo bastante estable para acometer las reformas que requiere un país que fue durante décadas ejemplo de éxito y liderazgo europeo y cuyo modelo económico y papel global parecen ahora agrietarse.
¿Cómo llegó Alemania a la encrucijada actual?
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca le ha dado un giro radical a la política exterior de Estados Unidos que ha obligado a Alemania, como a los otros miembros europeos de la OTAN, a replantear rápidamente la suya.
Trump es muy crítico con sus aliados europeos, a los que acusa de no gastar lo suficiente en defensa y abusar del paraguas militar de Estados Unidos desde hace décadas.
En menos de un mes en el poder, el presidente ha hecho temblar el suelo que pisaba Alemania con su decisión de iniciar una negociación sobre Ucrania con la Rusia de Vladímir Putin al margen de los europeos y ha dejado claro que ni Alemania ni el resto de los países de la UE pueden dar por sentado que Estados Unidos acudirá en su ayuda en caso de ataque a su territorio.
El discurso pronunciado por su vicepresidente, J. D. Vance, en Múnich el 14 de febrero, en el que lanzó duros ataques contra los líderes europeos causó perplejidad en Alemania y fue rechazado como “inaceptable” por su ministro de Defensa, Boris Pistorius.
Karl-Heinz Kamp, de la Academia Federal Alemana para Políticas de Seguridad, le dijo a BBC Mundo que “el modelo por el que los estadounidenses daban la seguridad y Alemania podía dedicarse a crecer y prosperar se ha acabado” con la segunda presidencia de Trump.
En un país en el que los gobiernos fueron durante décadas muy reticentes a invertir en su ejército por el traumático recuerdo de la Segunda Guerra Mundial y el militarismo nazi, la invasión rusa de Ucrania de 2022 ha obligado a replantearse las cosas a los políticos y la población.
Alemania ha incrementado en los últimos años su gasto en defensa y el gobierno de Scholz rompió en 2022 con décadas de tradición pacifista al aprobar el envío de armamento letal a Ucrania para repeler la invasión rusa, un cambio histórico que, según las encuestas fue bien acogido por la ciudadanía.
Merz señaló que “fue un cambio fundamental en la política de Alemania, pero luego se detuvo”.
“El próximo canciller tendrá que profundizar en él y llevarlo al siguiente nivel”, indica el experto.
El gran problema estriba en que Alemania se ve obligada a invertir más en defensa en un momento malo para su economía.
El gasto social y la financiación de sus generosos servicios públicos han sido tradicionalmente la prioridad, pero las amenazas de un mundo en que las garantías de seguridad de Estados Unidos y la OTAN están en duda podrían obligar a los alemanes a tomar decisiones presupuestarias dolorosas si el próximo gobierno no logra reactivar el crecimiento económico.
Alemania lució muchos años con orgullo el título de “locomotora europea”, una etiqueta que a menudo le colgaba la prensa internacional para reflejar que lideraba e impulsaba el crecimiento económico en la Unión Europea.
Impulsada por su industria y la energía barata que llegaba de Rusia, Alemania crecía dinámicamente y generaba empleo principalmente gracias a la exportación de autos y otros productos de alto valor añadido a sus socios europeos y a los mercados masivos de Estados Unidos y China.
Pero ese crecimiento se ha detenido en los últimos años.
El Producto Interno Bruto de Alemania se redujo un 0,3% interanual en 2023 y se estima que un 0,1% en 2024. Según las previsiones de la Comisión Europea, el crecimiento se recuperará lentamente y este año no superará el 0,7%.
Wolfgang Münchau, economista y director del medio especializado Eurointelligence, le dijo a BBC Mundo que “el milagro económico alemán se ha terminado” debido a decisiones tomadas en la época de bonanza de la canciller Angela Merkel.
“En la década de 2010, Alemania aumentó su dependencia del gas ruso, invirtió menos en fibra óptica e infraestructura digital, e incrementó su dependencia de las exportaciones”, dijo Münchau, que cree que su país no ha sabido adaptarse a tiempo a la era digital y ahora ve cómo su hasta hace poco prestigiosa industria del motor se ve superada en la carrera hacia los autos eléctricos por una mejorada competencia china.
La guerra de Ucrania y la rivalidad abierta de la UE con Putin llevaron a un encarecimiento del gas y el petróleo rusos que alimentaban los hogares y fábricas del país, contribuyendo a la inflación, uno de los problemas que más mella han hecho en los alemanes.
Hoy España un país mucho menos dependiente de los gasoductos que conectan Rusia con la Europa occidental, ha desplazado a Alemania como líder del crecimiento de la UE.
Diana Luna, asesora de la Fundación Friedrich Naumann para la Libertad, le dijo a BBC Mundo que “Alemania es uno de los países donde quienes quieren generar riqueza tienen que enfrentar más impuestos y burocracia”, lo que se suma a los costes de la energía como uno de los lastres de la actividad.
Sin embargo, Kamp recuerda que Alemania conserva fortalezas fundamentales que deberían ayudar al nuevo gobierno en la búsqueda de una nueva senda de prosperidad.
“Tenemos una mano de obra muy bien formada y una deuda pública muy por debajo de la de la de otros países, lo que nos da margen de maniobra”.
Merz ha abogado en la campaña por reducir la burocracia, las regulaciones ambientales y los impuestos para relanzar la economía.
Pero antes que nada Merz tendrá que lograr formar un gobierno estable. Las encuestas pronostican que tendrá que formar una coalición con socialdemócratas o liberales para tener suficiente apoyo parlamentario.
También tendrá que evitar las desavenencias y contradicciones que acabaron tumbando la liderada por Scholz.
En 2015 la entonces canciller Merkel decidió abrir las puertas de Alemania a los refugiados que huían de la guerra en Siria, mientras otros vecinos europeos llenaban sus fronteras de alambradas y tropas.
Inmigrantes de otros países también se instalaron en Alemania y más de 2 millones de personas llegaron al país aquel año.
La población no ha dejado de crecer en los últimos años como resultado de la inmigración, lo que ha contribuido a compensar la caída de la natalidad y el envejecimiento entre los autóctonos.
Sin embargo, la inmigración masiva ha traído consigo también problemas de integración y algunos ataques masivos cometidos por solicitantes de asilo musulmanes han causado consternación en el país, el último hace solo unos días en Múnich.
La actitud favorable de los alemanes hacia la inmigración parece haber variado en los últimos años.
Si en 2016 Alemania resultaba con un 7,1 en el índice de Aceptación de la Inmigración de la encuestadora Gallup, había caído a un 6,4 en 2023. Según Gallup, Alemania es la única de las principales economías europeas en las que la aceptación de los inmigrantes es significativamente inferior a la de 2016.
Diana Luna cree que “fue un error abrir totalmente las fronteras en 2015 sin haber logrado un consenso europeo sobre cómo hacer frente a la crisis de refugiados provocada por la guerra en Siria”.
“Hay pueblos que están sobrepasados y sus servicios colapsados”, indica.
Esto ha engordado a la ultraderecha de la Alternativa por Alemania (AFD), que concurre a estas elecciones con las mejores perspectivas de su historia y con el apoyo del millonario estadounidense Elon Musk, estrecho aliado de Trump.
Después de haber alcanzado varias esferas de poder local y regional en comicios recientes, la AFD se ha convertido ya en una fuerza de referencia nacional y su discurso antiinmigración ha obligado a otros partidos a adoptar también un tono más duro.
El resto de partidos siguen aplicando el veto a la ultraderecha que ha sido uno de los consensos de la política alemana durante décadas por la aversión a todo atisbo de reedición del trauma del nazismo, por lo que parece improbable que la AFD vaya a ser parte de la futura coalición de gobierno.
Sin embargo, cree Luna, “la ultraderecha es especialmente fuerte en la antigua Alemania oriental y tras estas elecciones va a tener una voz cada vez más fuerte”.
“Si el nuevo gobierno logra ser estable, generar empleos y ordenar la inmigración, le quitará a la ultraderecha el capital político que ha acumulado y volverá demostrarles a los alemanes que su democracia es un sistema que sigue dando resultados”, sostiene la experta.
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