Les llaman “Los Ocean”, pues era el nombre del restaurante del sur de la Ciudad de México en el que se reunían cuando eran jóvenes. Tienen un líder al que llaman “cariñosamente” führer, se organizan en lo que ellos llaman “cinco quintos”; son un grupo político y empresarial ligado al llamado “cártel inmobiliario” y hoy, se preparan para mantener -e incrementar- su poder e influencia.
El líder del grupo es el diputado federal Jorge Romero Herrera, coordinador de la bancada blanquiazul en San Lázaro. Un abogado que, en 2001, con apenas 22 años de edad, comenzó una meteórica carrera política que lo convirtió en líder juvenil panista en la Ciudad de México, diputado local, dirigente del PAN capitalino, coordinador de gabinete del delegado de la Benito Juárez, jefe delegacional de 2012 a 2015, diputado federal y uno de los políticos más influyentes en el panismo.
Según panistas tradicionales que vieron con asombro el crecimiento de este grupo, el propio Romero llama “cinco quintos” a los brazos operativos de su grupo: Luis Mendoza Acevedo, diputado federal por el distrito 15, de Benito Juárez; Andrés Atayde Rubiolo, dirigente del PAN local; Mauricio Tabe Echartea, alcalde en la Miguel Hidalgo; Santiago Taboada Cortina, alcalde de Benito Juárez desde 2018, y Christian Von Roehrich, quien era el líder de la bancada panista en el Congreso local hasta diciembre de 2022, cuando le fue girada una orden de aprehensión que se cumplimentó cuatro meses después.
En este 2024, Romero y cuatro de sus “cinco quintos” obtuvieron candidaturas privilegiadas en la Ciudad: Romero es candidato a la reelección en la Cámara de Diputados, donde podría repetir como líder de la bancada en San Lázaro o, como se especula en pasillos panistas, impulsar su candidatura a la dirigencia nacional del PAN, una posición que Marko Cortés dejará libre entre septiembre y octubre de 2024.
El alcalde con licencia de Benito Juárez, Santiago Taboada, es el candidato a la Jefatura de Gobierno, la joya de la corona de esta elección para los partidos de oposición. Su candidatura está siendo reforzada desde todos lados, pues la percepción es que tiene más probabilidades de derrotar a Morena que la candidata a la Presidencia Xóchitl Gálvez.
El tercero es Luis Mendoza, actual diputado federal con licencia que busca la jefatura delegacional de Benito Juárez. Su campaña es clave para que el grupo mantenga el bastión desde el cual forjaron el poder de “Los Ocean” y a su vez, el del llamado “cártel inmobiliario”.
Su hermano, Víctor Manuel Acevedo, era director de Planeación de la Benito Juárez, pero fue involucrado en las investigaciones de la Fiscalía de la Ciudad de México en contra del llamado “cártel inmobiliario” y actualmente se encuentra prófugo de la justicia.
Después está Andrés Atayde, dirigente del PAN capitalino desde 2018, reelecto en 2021 y actual estratega de las campañas locales panistas. Atayde, político de 39 años, es candidato de Representación Proporcional al Congreso de la Ciudad de México y próximo coordinador de la bancada panista.
Finalmente, en la lista se encuentra Mauricio Tabe, alcalde de Miguel Hidalgo electo en 2021 y hoy candidato a la reelección. Su posición es estratégica, no sólo para que el PAN mantenga una de las alcaldías que recuperó en 2021, sino por ser el territorio que gobernó Xóchitl Gálvez entre 2015 y 2018.
Al grupo se suman otros personajes como Federico Döring, un político experimentado que ha presenciado y acompañado el crecimiento de “Los Ocean” y que hoy aspira a una diputación federal.
Además, hay personajes que hoy ocupan cargos menores y que se colocaron en la lista de Representación Proporcional al Congreso local, como Olivia Garza, Andrés Sánchez Miranda, Mario Sánchez y Laura Álvarez, funcionarios cercanos y familiares de Los Ocean.
Si algo ha caracterizado a este grupo es que su ascenso ha ocurrido en paralelo a las principales derrotas del PAN.
Cuando en 2012 Josefina Vázquez Mota y el PAN perdieron la Presidencia de la República, ellos colocaron a Romero en la Benito Juárez e iniciaron su expansión como grupo político.
En 2015, cuando Morena compitió por primera vez en un proceso electoral, ellos obtuvieron importantes posiciones: Christian Von Roehrich fue electo jefe delegacional y Romero fue electo diputado local en el Congreso de la CDMX, donde se convirtió en coordinador parlamentario y vicepresidente de la Comisión de Gobierno.
En 2018, cuando Ricardo Anaya perdió las presidenciales, Romero fue electo diputado federal; Santiago Taboada, alcalde en Benito Juárez; Tabe y Christian Von Roehrich, diputados al Congreso local, y Andrés Atayde dirigente del Comité Directivo Estatal del PAN.
El 2024 parece ser otra llamada crucial para “Los Ocean”: aún perdiendo Xóchitl Gálvez, ellos obtendrán posiciones, control sobre presupuestos, influencia dentro y fuera del PAN y -si logran su sueño de derrotar a Morena- el gobierno de la Ciudad de México.
Aunque no se han revelado muchos detalles sobre la nueva agencia, un repaso a la trayectoria del fundador de Tesla puede dar algunas pistas.
Donald Trump le ha encargado a Elon Musk, el hombre más rico del mundo, la dirección del nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés).
Trump afirmó en redes sociales que Musk y Vivek Ramaswamy, excandidato en las primarias del Partido Republicano, “desmantelarán la burocracia gubernamental, reducirán las regulaciones excesivas, recortarán los gastos innecesarios y reestructurarán las agencias federales”.
El empresario tecnológico cuenta con una larga experiencia de liderazgo corporativo para cumplir ese objetivo que lleva meses defendiendo.
Pero su rol también le otorgaría una importante influencia sobre la política gubernamental y el entorno regulatorio en el que operan sus compañías, lo que plantea dudas razonables.
De momento se conocen pocos detalles concretos sobre el próximo Departamento de Eficiencia Gubernamental, al que Trump llamó en un comunicado “el Proyecto Manhattan de nuestro tiempo”.
El presidente electo ha adelantado que el DOGE funcionará como una especie de consejo asesor que operará de forma externa mediante una asociación con la Oficina de Administración y Presupuesto de la Casa Blanca (OMB).
El departamento, anunció Trump, “brindará asesoramiento y orientación desde fuera del gobierno, y se asociará con la Casa Blanca y la Oficina de Administración y Presupuesto para impulsar una reforma estructural a gran escala y crear un enfoque empresarial para el gobierno nunca antes visto”.
“Espero que Elon y Vivek realicen cambios en la burocracia federal con miras a la eficiencia y, al mismo tiempo, para mejorar la vida de todos los estadounidenses. Es importante destacar que eliminaremos el despilfarro y el fraude masivos que existen en nuestro gasto gubernamental anual de US$6,5 billones”, agregó.
Y, en principio, no será permanente: Trump estima que el órgano completará su trabajo en 18 meses, y Musk cree que lo hará “mucho más rápido”.
Por su parte, Musk afirmó en un mitin del entonces candidato republicano en octubre que el presupuesto del gobierno estadounidense podría reducirse en “al menos” US$2 billones de un total de US$6,5 billones.
También ha sugerido con frecuencia que el número de empleados gubernamentales se puede reducir de forma significativa.
Por su parte, Ramaswamy expresó en el pasado su deseo de eliminar una serie de oficinas federales, entre ellas el Departamento de Educación, la Comisión Reguladora Nuclear, el Servicio de Impuestos Internos y el FBI.
En todo caso, la forma en la que Musk ha dirigido sus propias empresas puede dar pistas de lo que los estadounidenses pueden esperar que haga en el DOGE.
En octubre de 2022 se hizo cargo de la plataforma de redes sociales Twitter, a la que rebautizó como X, en un acuerdo de US$44.000 millones.
Musk renunció a las políticas de moderación de contenido y eliminó el veto a los usuarios considerados infractores de las reglas sobre discurso de odio y desinformación.
Uno de los usuarios a los que restituyó fue Trump, cuyo perfil había sido censurado tras el motín del Capitolio en enero de 2021 por seguir afirmando que las elecciones de 2020 habían sido amañadas en su contra.
La adquisición de Musk trajo cambios radicales a X, como la reducción de plantilla de unas 8.000 personas a 1.500.
En abril de 2023 le dijo a la BBC que su razonamiento para tomar esta medida era que “si toda la empresa se hunde, entonces nadie tendrá trabajo”.
“Su idea de eficiencia era despedir a mucha gente”, afirma Alex Waddan, profesor de política estadounidense en la Universidad de Leicester.
Como respuesta al éxodo de anunciantes por relajar las políticas de libertad de expresión de la plataforma, el empresario monetizó algunas funciones para aumentar los ingresos.
Convirtió las marcas azules, que antes indicaban que una cuenta de una figura pública era auténtica, en un modelo de suscripción y vinculó los pagos de publicidad a usuarios “verificados” con la cantidad de interacciones recibidas.
Pero estos cambios tuvieron algunas consecuencias no deseadas.
Tras un aluvión de críticas, X asignó marcas de oro o plata a las cuentas oficiales para evitar que se confundieran con falsas, lo que significa que las marcas azules solo indican que una cuenta es de pago.
Incentivar a los usuarios con una parte de los ingresos publicitarios también aportó una vía para que las llamadas “granjas de bots” ganaran dinero con interacciones a su contenido generado automáticamente. Musk ha dicho que su equipo ha eliminado de forma repetida las cuentas de bots.
Los críticos sostienen que sus cambios han dado prominencia al discurso de odio y la desinformación, aunque él sostiene que la red social es políticamente neutral.
“Como ’empresario en serie’, Musk ha sido implacable en su intento de mejorar la eficiencia institucional en sus propias compañías”, evalúa Thomas Gift, profesor de Ciencias Políticas y director del Centro de Política Estadounidense en el University College de Londres.
Añade que, aunque el papel principal de Musk será “reducir la maraña de burocracia que es el gobierno federal de Estados Unidos”, su puesto también le aportará influencia en la nueva administración.
“Si bien su papel en el Departamento de Eficiencia Gubernamental será más informal, no hay duda de que Trump lo escucha, al menos por el momento”, sentencia.
Elon Musk “es extremadamente antirregulaciones y odia que el gobierno o cualquier otra persona le diga qué hacer“, describió la periodista de investigación Kristen Grind en el podcast The Daily del diario estadounidense The New York Times.
El acrónimo DOGE ideado por Musk hace referencia a un meme de un perro Shiba Inu que luego dio su nombre a la criptomoneda Dogecoin. Él ha mencionado ambos con frecuencia.
Christopher Phelps, profesor de historia política moderna de Estados Unidos, interpreta que el nombre es “un guiño a la desregulación de las criptomonedas como parte de sus planes”.
Los precios de las criptomonedas aumentaron después de la elección de Trump, lo que hace pensar que el presidente entrante creará un entorno regulatorio relajado.
Pero los llamamientos desregulatorios de Musk también pueden atribuirse en parte a las frustraciones que ha padecido con sus otras empresas comerciales: la compañía de vehículos eléctricos Tesla y la firma de cohetes SpaceX.
El gobierno de Estados Unidos ha acusado repetidamente a Tesla de intentar evitar que sus trabajadores se sindicalicen, lo que en algunos casos podría infringir la ley federal.
Musk, cuyo patrimonio neto estimado alcanza los US$290.000 millones, ha afirmado anteriormente que “no está en contra de todos los sindicatos”, pero que el sindicato de trabajadores automotrices “tiene un historial de destrucción de productividad que impide a una empresa competir”.
En septiembre, Musk amenazó con demandar a la Administración Federal de Aviación por sus planes de multar a su compañía SpaceX con US$633.000 por supuestas infracciones de licencias relacionadas con algunos de sus lanzamientos de cohetes desde Cabo Cañaveral, en Florida.
Acusó a la agencia de “extralimitación regulatoria”.
También ha dicho en repetidas ocasiones que quiere colonizar Marte, y el programa Starship de SpaceX es un intento de hacer esto posible.
Pero en septiembre escribió que esto solo era una posibilidad “siempre que no se vea sofocada por la burocracia” y afirmó que la creación del DOGE era “el único camino para extender la vida más allá de la Tierra”.
Entonces, ¿hasta qué punto su motivación para asumir el rol en el gobierno responde a sus intereses comerciales?
Musk “se beneficiará personalmente de gran parte de la desregulación que promociona”, opina el profesor Phelps.
“Creo que poner a alguien que es multimillonario y dirige grandes corporaciones a cargo de un proyecto federal de desregulación es algo, por naturaleza, lleno de conflictos de intereses“.
Por su parte, el profesor Gift apunta que “no hay duda de que Musk tiene importantes intereses creados en el panorama regulatorio de Estados Unidos como resultado de sus muchas empresas comerciales”.
Al mismo tiempo, matiza, “es difícil afirmar que este sea el único motivo que lo impulsa”.
“Musk ha asumido enormes riesgos personales y políticos al salir del armario a favor de Trump, y muchas de sus actividades y retórica parecen mostrar a un individuo ideológicamente comprometido con causas en las que cree”.
El profesor Waddan coincide con este punto de vista: “es evidente que tiene algo en juego y un interés propio, pero igualmente puede creer sinceramente que hay demasiada regulación y demasiada burocracia gubernamental”.
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