Aunque las autoridades han eludido el tema, el sexenio suma al menos 15 víctimas civiles de agresiones atribuidas a las Fuerzas Armadas. Ya sea por confusión, abuso de la fuerza o por encontrarse en medio de un fuego cruzado, estas personas perdieron la vida y dejaron promesas y sueños sin cumplir.

El primer día del nuevo sexenio, elementos del Ejército dispararon contra una camioneta con migrantes y mataron a seis de ellos en Chiapas.

En su conferencia del 15 de octubre, al ser cuestionada por estos hechos, la presidenta Claudia Sheinbaum sólo mencionó a las víctimas al final, y prometió que las autoridades tendrían cercanía con ellas. 

En El Sabueso recuperamos parte de las historias de Yuricie, Iris, Eriny y Walter, algunas de las víctimas de disparos de las Fuerzas Armadas. Un problema que como muestra la investigación Permiso para matar, ha sido una constante en los últimos tres sexenios y se sigue extendiendo en el actual, al mantener la estrategia de militarización de la seguridad pública. 

Yuricie Rivera Elizalde tenía 46 años y era originaria del municipio de Xicoténcatl, en el sur de Tamaulipas. Era enfermera en la Unidad Médica Familiar 76 del IMSS en Nuevo Laredo. Llevaba 17 años de servicio en ese centro de salud, que terminaron el viernes 11 de octubre, después de que fuera asesinada presuntamente por disparos del Ejército. 

Estudió enfermería y contaba con una especialidad, ambas en el campus de Ciudad Victoria de la Universidad Autónoma de Tamaulipas.

“Pasaron por aquí, les pedí auxilio y pasaron como si nada. No se pararon ni nada. Empezaron a disparar sin motivo, no sé qué pensaban o por qué lo hicieron”, dijo sobre la agresión por parte de elementos del Ejército, ocurrida el pasado viernes 11 de octubre por la noche.

Yubemi Rivera, la otra hija de Yuricie, despidió a su mamá en redes sociales con este mensaje: “Agradezco haberte tenido en mi vida, ser tu hija, compañera y amiga, siempre me diste lo mejor que pude tener; pero ahora te has ido y te llevas mi corazón contigo. Te amo para siempre mami”.

Lidia Iris, asesinada en Nuevo Laredo

Lidia Iris quería ser presidenta, según contó su tía Pilar al diario El Mañana de Nuevo Laredo. La niña tenía 8 años y le gustaba la escuela. Incluso el día que falleció, cuando salió con su abuela Lidia Galván Reséndiz, iban por el uniforme que ella usaría el lunes  en la ceremonia, de la que ella sería la maestra de honores. 

Pero ese día no llegó para Iris. El sábado 12 de octubre por la tarde, el auto en que viajaban ella y su abuela quedó atrapado en medio de un enfrentamiento entre elementos de la Guardia Nacional y civiles armados. Entonces, ellas se intentaron resguardar agachadas al interior del vehículo. Pero el fuego no cesó y una bala le hirió en la cabeza. 

Su abuela, también herida por un disparo, salió a pedir ayuda a los agentes. “En lugar de prestarnos auxilio, uno de los militares de Guardia Nacional se acercó a mi carro y apuntándome con su arma me gritaba que me metiera al vehículo. Hasta que llegó otro soldado y él sí me hizo caso, y pidió que dejaran de disparar”, relató. 

Ambas fueron trasladadas al hospital, su abuela recibió atención para sobrevivir, pero Iris falleció.

La escuela primaria Plan de Ayala de Nuevo Laredo dejó un mensaje en Facebook de condolencias tras enterarse del deceso. “La Escuela Primaria Plan de Ayala expresa sus más sinceras condolencias por el sensible fallecimiento de nuestra querida alumna Lidia Iris Fuentes Galván”, dice la publicación.

Su tía Pilar dijo que votó por Claudia Sheinbaum con la esperanza de que hubiera más seguridad. “Por eso elegimos una presidenta, era necesario una mujer que nos comprenda, que sepa el dolor que vivimos cada una de nosotras”, afirmó en entrevista para El Mañana de Nuevo Laredo. Su sepelio será este miércoles por la tarde.

A raíz de estos dos casos así como el asesinato de Diego Alfredo en el mismo incidente que Iris, el Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo presentó una queja ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos para emitir una recomendación a la Sedena por uso excesivo de las armas, privación arbitraria de la vida. 

Además, llamó al gobierno de Tamaulipas a contar con un protocolo para alertar a la ciudadanía de situaciones de conflicto como las que derivaron en las muertes de Yuricie, Iris y Alfredo.

Viajaron desde Egipto, Perú, El Salvador y el Ejército mexicano truncó sus vidas

De acuerdo con el medio Ojo Público, Warner Jonathan Miranda era del poblado El Ron, en la provincia Utcubamba, Amazonas, al norte de Perú, y tenía 29 años, de acuerdo con sus familiares –aunque el gobierno mexicano reportó que su edad era de 50 años–.

Decidió migrar para buscar el sueño americano, y apoyar a su familia. Para ello decidió tomar la ruta Perú-Panamá-Guatemala- México, a fin de llegar a Estados Unidos. 

Su tío, Alexander Cueva Burga, confirmó que Warner tenía una esposa y dos hijos. Asimismo, pidieron al gobierno de Dina Boluarte su intervención para la repatriación de Warner, para que sea sepultado en su lugar de origen. 

En el ataque de parte del Ejército mexicano el 1 de octubre pasado también fueron asesinadas Eriny Saad Salah Melek Gerges, de 11 años, y Selvia Saad Salah Melek Gerges, de 18 años. Dos niñas provenientes de la ciudad egipcia de Menia, y que viajaban con su padre Saad Salah Melek y su hermano Yastas.

“Mis hijos fueron baleados por el Ejército mexicano, mis dos hijas murieron y el tercero está en estado crítico”, recordó para Nmas Saad Salah Melek, padre de Eriny y Selvia Saad. 

Sus hijas fueron asesinadas por elementos del Ejército. Eriny tenía 11 años, mientras que Selvia tenía 18. Durante el ataque del Ejército mexicano en la Ranchería Los Cocos, Chiapas,  Saad Salah también fue herido en la pelvis. Su hijo Yastas fue internado en el Hospital Regional de Alta Especialidad en Tapachula debido a disparos en la cabeza y en otras partes de su cuerpo, y permanece en terapia intensiva. 

El migrante relató que iban hacia la Ciudad de México cuando los militares mexicanos dispararon contra el automóvil en el que iban. Saad mencionó que no hicieron nada contra los militares, además denunció que le robaron 10 mil dólares que tenía su hija. 

“Mi hija que falleció llevaba diez mil dólares en su ropa interior, que actualmente no están allí, y no sé dónde quedaron sus prendas en el hospital donde estaba. Ahora estoy triste por mis hijos que han muerto. Dios está presente en el mundo, pero no está conmigo”, dijo Saad. 

En la agresión, también fueron asesinados Badie Makram Fahmi, de 17 años, de Egipto y José Modesto Méndez Funes, de 37 años, de El Salvador. Sin embargo, no se localizó más información sobre ellos. 

En un boletín de prensa, el Instituto Federal de Defensoría Pública (IFDP) denunció que dos personas migrantes, víctimas del ataque de militares en Chiapas, fueron trasladadas al centro migratorio Siglo XXI, después de recibir atención médica en el Hospital Regional de Alta Especialidad en Tapachula.

Además, 15 personas fueron liberadas de este centro migratorio sin medidas de protección adicionales, después de haber recibido sus tarjetas de visitantes por razones humanitarias. 

Otro aspecto denunciado por el IFDP fue que no pudo acceder a la información sobre las personas migrantes asesinadas por los militares. 

Marina, involucrada en la desaparición de ocho personas en Colima

El mismo día que Claudia Sheinbaum tomó posesión como presidenta de México, usuarios de redes sociales difundieron videos de elementos de la Policía Preventiva de Colima y de la Marina realizando cateos a dos domicilios; uno ubicado en la colonia Tabachine y otro en la colonia Palo Alto.

De acuerdo con el periodico “La Prensa”, en los operativos contra estos domicilios fueron detenidos, en Tabachine: Luis Gabriel, Alexis Adrián, Miguel Ángel, Víctor Ángel, Tomás Eduardo y un hombre del que se desconoce su identidad.

En la colonia el Yaqui, se reportó que a las afueras de un restaurante, fueron capturados Brenda Guadalupe y José Rafael. De acuerdo con el mismo medio, Brenda relató que presuntos marinos y policías estatales los golpearon, torturaron, e incluso abusaron y violaron sexualmente de ella, en un lugar donde había personas golpeadas. 

En los videos difundidos en redes sociales, se puede observar a elementos de la Marina y la policía estatal rompiendo puertas y vidrios de un domicilio, mientras dos hombres se ocultan detrás de una puerta. En otro video, se observa el mismo accionar, así como el derribó de cámaras de vigilancia que se ubicaba dentro y fuera del domicilio por parte de las fuerzas de seguridad. 

El periódico reportó que los ministerios públicos locales y federales en el estado negaron la existencia de personas detenidas. En la noche del 1 de octubre, se reportó un enfrentamiento entre las fuerzas de seguridad y civiles en Puerta de Ánzar.

Medios nacionales como Proceso y Fabrica de Periodismo reportaron que las seis personas asesinadas en el enfrentamiento en Puerta de Ánzar fueron las mismas que fueron detenidas por la Marina, el 1 de octubre 

Sin embargo, la gobernadora de Colima, Indira Vizcaíno Silva, negó que exista relación entre ambos hechos.

Actualmente, la Fiscalía General de la República (FGR) investiga a presuntos elementos de la Secretaría de Marina (Semar) por la desaparición forzada de ocho personas, que fueron sustraídas de sus domicilios en Colima.