
Al registrarse manifestaciones y exigencias de justicia por el caso del Rancho Izaguirre en Jalisco, durante marzo aumentaron las intervenciones de medios y comunicadores ‘pro-4T’ en las conferencias matutinas de la presidenta Claudia Sheinbaum, y en contraste la mandataria intensificó su crítica hacia medios que según dijo magnificaron los hallazgos de madres buscadoras en Teuchitlán para atacar a su gobierno.
El Sabueso contabilizó 133 turnos de preguntas en 21 conferencias mañaneras en marzo, de los cuales 56 equivalentes al 42% correspondieron a medios y comunicadores que se han declarado obradoristas, a favor del gobierno y Morena, o que han llamado a votar por dicho partido. En la revisión previa, de las primeras 100 conferencias de la mandataria, ese tipo de plataformas tuvieron el 32% de los turnos.
El medio que tuvo más turnos de preguntas en marzo fue El Heraldo de México, con cuatro. Y entre los ‘pro-4T’ abiertamente a favor de Morena y el gobierno de Sheinbaum estuvieron plataformas como Reporteros MX (3 turnos), que en 2023 difundió un documental y un libro sobre el ahora senador Adán Augusto López, además de cubrir toda su gira durante la contienda interna de Morena para difundir su candidatura presidencial.
También con tres turnos de preguntas estuvieron el Canal de Congreso; Marco Antonio Olvera; Diario Basta (medio que tuvo el primer lugar de turnos en las primeras 100 mañaneras), y el Canal 14 del Sistema Público de Radiodifusión.
Entre los que sumaron dos turnos estuvieron Sin Línea, Noticias de Frente, El Chapucero, Hans Salazar, Canal 11, El Centinela Informa, Contralínea, Telesur, Ecos Media MX (cuyo comunicador Santiago de Llano dijo en un podcast que había trabajado para la campaña presidencial de Sheinbaum), Cultura Colectiva, Nación 14 y SDP Noticias, que sumó dos turnos de preguntas en dos conferencias consecutivas, con Julián Mazoy el 25 de marzo y con Poncho Gutiérrez el día 26.
En las 21 conferencias matutinas de marzo se dieron 72 turnos de preguntas a hombres, y 61 a mujeres.

Cada medio de comunicación decide si envía periodistas a las conferencias matutinas en Palacio Nacional. Según las reglas definidas por Presidencia, se realiza un sorteo para definir qué comunicadores estarán en las primeras filas, y luego la presidenta elige a quienes harán preguntas, sea cual sea la fila.
Ante la revisión que hizo El Sabueso de las primeras 100 conferencias de Claudia Sheinbaum, con el título “Plataformas obradoristas acaparan 1 de cada 3 preguntas en mañaneras de Sheinbaum; Presidencia niega inducirlas”, la coordinadora general de Comunicación y vocera del gobierno, Paulina Silva, insistió en que el proceso para definir quién pregunta es democrático, por medio de un sorteo.
Presidencia indicó que “no restringe la participación en la Mañanera del Pueblo de ningún medio de comunicación por su línea editorial, tampoco por la ideología personal del representante que el medio de comunicación decide enviar a la cobertura”.
Durante marzo Animal Político acudió en una ocasión a la conferencia mañanera en Palacio Nacional, el día 19, y nuestra reportera resultó sorteada y fue seleccionada por la presidenta para hacer preguntas.

En la conferencia del 28 de marzo al menos 4 comunicadores ‘pro 4T’ y un medio público ocuparon la primera fila para hacer preguntas. Meme Yamel, Estefanía Veloz, Santiago de Llano de Ecos Media MX, Cristian Galarza de Cultura Colectiva y Aurora Castillejos de Canal 14
En marzo los medios ‘pro 4T’ tuvieron el primer turno de participación en 9 de 21 conferencias, el 42%.
Entre ellas estuvo la del 24 de marzo, cuando el gobierno de la presidenta Sheinbaum designó sin sorteo de por medio a cinco comunicadores para dar su comentario sobre lo que vieron en el Rancho Izaguirre.
Las primeras tres voces fueron las de Manuel Pedrero, de Reporteros MX (que en su video del recorrido por el rancho dijo que había sido invitado al recorrido por la Fiscalía General de la República); Hans Salazar, del que hay registro en la PNT de su militancia en Morena, y César Huerta, de Revista Polemón, cuyo jefe de información Jorge Gómez Naredo es también el director del periódico oficial de Morena, Regeneración.
Los tres coincidieron en sus redes sociales y en la conferencia en negar la existencia de hornos crematorios que fue denunciada por el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, y en acusar “manipulación” o “carroñería” de medios para afectar al gobierno de Sheinbaum.
En la conferencia previa, del 21 de marzo, se dio el primer turno de preguntas a Nancy Flores, de la revista Contralínea, también para dar sus impresiones sobre el recorrido en el rancho.
“Fuimos a ver si realmente existían estas cámaras de gases o estos hornos —porque nada más se había hablado de las cremaciones—, estos hornos de cremación para ver si realmente es equiparable con lo que ocurrió en la Alemania nazi. No existen, no hay evidencia de ello”, dijo.
A partir de estas intervenciones, la presidenta Claudia Sheinbaum criticó a la prensa que desde su perspectiva magnificó el tema del rancho, al denominarlo como “campo de exterminio”, y elogió a las plataformas pro gobierno o ligadas a Morena que se presentan como medios “independientes” o “alternativas”.
“Hay medios. Hay algunos medios que ya entendieron que vivimos una situación distinta”, dijo la mandataria federal. “Hay muchos medios que, hay que reconocer, han comenzado a entender que estamos viviendo una nueva etapa”, mencionó el 21 de marzo.
“Ustedes hacen muy bien su trabajo y qué bueno que existen los medios alternativos”, refirió el día 25. Por otro lado, a pregunta del medio pro 4T Noticias de Frente, acusó que “hay medios que no informan, sino hacen propaganda en contra del gobierno”, y planteó hacer una revisión de cuánta gente lee ciertos medios.

Los nuevos lineamientos de seguridad muestran el interés de Washington por frenar la inmigración ilegal, contener el avance del narcotráfico y mejorar la relación con sus aliados ideológicos y sus socios comerciales.
Tanto el reciente bloqueo “total y completo” de todos los buques petroleros sancionados que entren y salgan de Venezuela como el inusual rescate financiero a Argentina de octubre son muestras de la relevancia que América Latina tiene para Donald Trump.
La nueva Estrategia de Seguridad Nacional reafirma la decisión de Estados Unidos de ampliar la presencia militar y su influencia en la región. Publicado por la Casa Blanca el 4 de diciembre, el documento plasma la visión del mundo de la actual gestión.
“Mi gobierno ha actuado con una urgencia y velocidad históricas para restaurar la fuerza estadounidense en el país y en el exterior“, dice la carta firmada por el mandatario que antecede el documento de 29 páginas.
Según los nuevos lineamientos de seguridad, Trump mira a América Latina decidido a frenar la inmigración ilegal, contener el avance del narcotráfico y mejorar la relación con sus aliados ideológicos y sus socios comerciales.
Para hacerlo, propone volver a la política exterior del presidente James Monroe de “América para los Americanos”, con la que EE.UU. declaraba en 1823 su intención de resguardar a la región del avance de las potencias ajenas al continente.
“Tras años de abandono, Estados Unidos reafirmará y aplicará la doctrina Monroe para restaurar la preeminencia estadounidense en el hemisferio occidental”, dice el nuevo documento que llama a este enfoque “corolario Trump a la doctrina Monroe”.
Este enfoque se ganó el apodo de la “doctrina Donroe”, que surge de la combinación entre Donald y Monroe. El término apareció en enero en la portada del New York Post y rápidamente fue adoptado por analistas estadounidenses y medios internacionales.
Entonces, ¿estamos ante una nueva doctrina de Monroe en la región? ¿Cuáles son las preocupaciones e intereses de Trump en América Latina? ¿Cómo hará para ampliar su influencia en el continente?
Para que Estados Unidos consolide su poder global, Trump entiende que primero debe reafirmar su influencia en la región.
“Estados Unidos debe ser preeminente en el hemisferio occidental como condición para nuestra seguridad y prosperidad, una condición que nos permite afirmarnos con confianza donde y cuando lo necesitemos en la región”, dice el documento.
Para Will Freeman, investigador de Estudios Latinoamericanos del influyente centro de estudios estadounidense Council on Foreign Relations, Trump busca dar un “nuevo giro a una vieja idea”.
“Es una especie de justificación ideológica para la intervención de Estados Unidos o para la mano dura en la región, la cual se centra explícitamente en la inmigración”, dijo Freeman a BBC Mundo.
“Pero el documento también menciona los cárteles de la droga y las incursiones extranjeras hostiles, lo que suena a la Doctrina Monroe en su versión original”, agrega.
La idea de una estrategia inspirada en la antigua doctrina Monroe no es nueva. Ya en 1904 el presidente Theodore Roosevelt (1901-1909) estableció su propio “corolario Roosevelt” a esa doctrina del Siglo XIX.
En aquel momento, Roosvelt sostenía que Estados Unidos debía intervenir en los países de la región si no estaban siendo capaces de cumplir con sus compromisos financieros o con el cuidado de sus democracias, según explica Freeman.
En cualquier caso, lo que sabemos hasta el momento sobre el llamado “corolario Trump” es bastante vago. Por eso, el analista recomienda no tomarlo como un plan estratégico sino como una declaración de principios.
“Trump no sigue una política exterior tan consistente como para llamarla doctrina. Tampoco hace ninguna declaración que nos ayude a entender cómo se relacionan las medidas que está tomando con sus objetivos más ambiciosos”, dice.
Para Trump, los países de América Latina son el origen de muchos de los problemas que enfrenta Estados Unidos, pero a la vez pueden ser la clave para resolverlos.
El documento presenta a la “migración ilegal y desestabilizadora” como uno de los principales problemas que tienen origen en Latinoamérica, ya que la mitad de los inmigrantes que viven en Estados Unidos proviene de la región, principalmente de México.
“Es la parte del mundo que más le interesa para sus objetivos de política interna”, dice Freeman.
A su vez, menciona el peligro de los cárteles de drogas, teniendo en cuenta que casi toda la cocaína que se consume en Estados Unidos proviene de tres países de la región: Colombia, Perú y Bolivia.
En ese sentido, para Bernabé Malacalza, autor del libro “Las cruzadas del siglo XXI”, que trata sobre la relación entre Estados Unidos y China, la nueva arquitectura de seguridad nacional se sostiene en que Estados Unidos considera a la región como “parte de su frontera de seguridad interna”.
“América Latina pasó a ser prioritaria para Estados Unidos. Adquirió un lugar que antes no había tenido y que se explica en que la seguridad hemisférica ganó protagonismo”, dice el profesor de la Universidad Torcuato Di Tella.
El documento menciona además la necesidad de limitar incursiones extranjeras hostiles, en una clara referencia a China, aunque no la menciona.
En materia comercial, Trump busca mejorar sus acuerdos con sus socios en la región bajo la impronta del America First (Estados Unidos primero). El documento plantea el uso de “aranceles y acuerdos comerciales recíprocos como herramientas poderosas”, algo que el gobierno de Trump ya ha puesto en práctica con numerosos países de la región, con resultados mixtos.
En el caso de México, la Casa Blanca sabe que las empresas estadounidenses también se ven afectadas por las disputas comerciales.
“Por eso, Trump busca consolidar acuerdos orientados al nearshoring (estrategia de una empresa para transferir parte de su producción a países cercanos), porque entiende que la región es parte de la reconfiguración de las cadenas de valor”, señala Malacalza.
Trump no solo quiere que las empresas estadounidenses crezcan, sino que los países aliados fortalezcan sus economías nacionales para, de este modo, intensificar las relaciones comerciales.
Según el documento, “un hemisferio occidental económicamente más fuerte y sofisticado se convierte en un mercado cada vez más atractivo para el comercio y la inversión estadounidenses”.
“Los países de la región tienen un impacto desproporcionado en estos asuntos internos que a Trump le importan mucho, y que también le interesan a su base política”, resume Freeman.
El mastodóntico portaaviones USS Gerald Ford, en el Caribe desde noviembre, no solo presiona al gobierno de Venezuela, sino que también refleja los nuevos lineamientos de seguridad de Estados Unidos.
Según el documento, la Casa Blanca busca desplegar una “presencia (militar) más adecuada” y “despliegues específicos” para controlar las fronteras terrestres y las rutas marítimas.
Estados Unidos habilita incluso “el uso de fuerza letal para reemplazar la fallida estrategia basada únicamente en la aplicación de la ley de las últimas décadas”, menciona el documento.
“La fuerza es el mejor elemento disuasorio”, agrega la Casa Blanca, en lo que es una política exterior deja abierta la opción de la represalia.
Este gobierno ha dicho que busca recuperar la idea de “paz por medio de la fuerza” (Peace Through Strength), el antiguo lema del presidente Ronald Reagan que se basa en confiar en el poder militar como garante de estabilidad.
Para Malacalza, la política de seguridad hacia América Latina “no configura una arquitectura regional o hemisférica, sino que busca que los países se alineen a Estados Unidos y, en última instancia, a Trump”.
Por otro lado, Estados Unidos ofrece una serie de recompensas para sus aliados.
“Recompensaremos y alentaremos a los gobiernos, partidos políticos y movimientos de la región que se alineen ampliamente con nuestros principios y estrategia”, señala la nueva estrategia.
La política de Estados Unidos debería, según el documento, enfocarse en apoyar a líderes y aliados regionales “capaces de promover una estabilidad razonable en la región”, que ayuden a frenar la migración ilegal y a neutralizar a los cárteles.
Esta política de recompensas se vio en octubre cuando Trump anunció el rescate de 20 mil millones de dólares para Argentina o cuando, al mes siguiente, se firmaron acuerdos con este último país, Ecuador, El Salvador y Guatemala para reducir los aranceles a las exportaciones.
En cualquier caso, para los analistas consultados por BBC Mundo, la bautizada “doctrina Donroe” entiende a la región principalmente como un lugar de amenazas más que de oportunidades.
“Les preocupa mucho más prevenir que las amenazas peligrosas de América Latina lleguen a Estados Unidos, según dirán ellos, que aprovechar las oportunidades que ofrece la región“, sintetiza Freeman.
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