La reasignación de 3 mil millones de pesos al presupuesto de cultura respecto a la propuesta inicial presentada por la Secretaría de Hacienda para 2025 beneficiará directamente al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y al Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL). Sin embargo, aún con ello persiste un recorte de 14% para el ramo cultura, que afecta a instancias como la Cineteca Nacional y Radio Educación.
En términos reales, el presupuesto para cultura será el más bajo desde 2018. Y aunque al INAH le dieron 1,500 millones adicionales, respecto al proyecto de Hacienda, con lo aprobado por diputados aún tendrá un presupuesto 26% por debajo de los 8 mil 006 millones que se le asignaron para 2024.
El proyecto de presupuesto de egresos presentado ante la Cámara de Diputados en noviembre contemplaba un recorte del 27.8% en el ramo 48, correspondiente a Cultura. Entonces se preveían 12 mil 081 millones 496 mil pesos para ejercer durante 2025.
Ante reclamos por la reducción, legisladores de Morena informaron que se reasignarían 3 mil millones de pesos al ramo 48, por lo que el presupuesto subió a 15 mil 081 millones 496 mil 999 pesos.
Sin embargo, ese monto es 14% menor a los 17 mil 475 millones de pesos reales que le fueron asignados al sector en 2024, en términos reales, y 7% inferior a los 16 mil 239 millones asignados en 2018, en el último año de gobierno del presidente Enrique Peña Nieto.
“80% se queda en nómina, en gasto corriente, en infraestructura”
“Que el proyecto haya presentado una reducción del 30% y que se haya recuperado casi el 20% fue importante porque desde la sociedad civil, desde organizaciones y movimientos culturales nos manifestamos y estuvimos muy presentes en el legislativo. Sin embargo, aunque la reintegración de los tres mil millones fue acertada, sigue siendo insuficiente”, dice Paulina Castaño, investigadora del Centro de Análisis e Investigación Fundar en entrevista con Animal Político.
La investigadora también critica que “todo el recurso se centraliza en la Ciudad de México, cuando uno ve los números por entidad nos damos cuenta que el 97.5% se queda en la Ciudad de México y el otro 2.5% se reparte en las entidades federativas. No se necesita más infraestructura en la Ciudad de México … afuera de la Ciudad de México hay entidades que sí requieren mucha infraestructura”.
Samuel Sosa, productor de artes escénicas y miembro del Colegio de Productores de Teatro de la Ciudad de México, destaca que con la reasignación de 3 mil millones de pesos en el presupuesto a cultura “nos deja mucho mejor parados que los 12 mil anteriores… creo que todos los programas con los que estamos acostumbrados a operar estarán garantizados”.
Aunque también destaca que “lo que para mí es más grave de todo es la retórica con la que salieron a defender la reducción, uno la presidenta, y dos, la secretaria de Cultura, dejando muy en claro no solo que no iban a meter las manos, sino que estaban de acuerdo con el recorte e hicieron unas maromas impresionantes para justificarlo”.
En su conferencia mañanera del lunes 25 de noviembre la presidenta Claudia Sheinbaum explicó que los recortes al presupuesto a cultura se debieron a que el Proyecto Chapultepec, Naturaleza y Cultura había llegado a su fin, un programa “que tenía una parte muy importante del presupuesto de cultura”, dijo en aquella ocasión.
Sin embargo, Samuel Sosa dice que “este discurso de que el presupuesto se reducía porque los programas de desarrollo urbanístico habían concluido es una mentira… Lo que nos dijeron todo el sexenio y te lo digo porque yo estuve en estas reuniones de trabajo y lo decía constantemente Alejandra Fraustro, y lo decía constantemente Marina Bespalova, la subsecretaria, nos decían que una vez que estos proyectos se terminen el presupuesto se quedaría en la secretaría… A mí me alteró mucho la posibilidad de que esa narrativa se convirtiera en la verdad oficial”.
Finalmente, el productor menciona como uno de los mayores problemas que “gastamos mucho en infraestructura y veo que todo el tiempo estamos construyendo más y más cosas, pero no hay dinero para la creación… hay un desmantelamiento del dinero para la creación, ese para mí es el problema más grande a atender”.
“Hay una desproporción entre el dinero del presupuesto que se va en gasto corriente y lo que queda para creación… del presupuesto global de la Secretaría de Cultura el 80% se queda en nómina, en gasto corriente, en infraestructura, y solo el 20% se va a proyectos que la ciudadanía puede disfrutar… y en la medida en la que esa desproporción no se atienda, por más que le suban o le quiten pesos al presupuesto vamos a tener el mismo problema”, destaca Sosa.
El presupuesto aprobado por la Cámara de Diputados representa una reducción de 8% en los recursos para el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas, al pasar de los 82 millones presupuestados en 2024 a los 76 en 2025. En el caso del Fideicomiso para la Cineteca Nacional, tuvo una reducción del 6%, al pasar de los 49 millones de pesos en el 2024 a los 46 millones en 2025.
Otras de las instituciones que tendrán una disminución en su presupuesto son Radio Educación, que pasa de los 86 millones en el PEF 2024 a los 80 millones para el 2025, un 7% menos; y el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, cuya reducción real es de poco menos de los 4.4 millones de pesos (-11%). En el caso del Instituto Nacional de Derechos de Autor, pasa de los 78 a los 73 millones de pesos, una disminución del 6.5% en su presupuesto.
Por otra parte, partidas como los Servicios educativos culturales y artísticos pasan de los mil 440 millones de pesos reales en 2024 a los mil 242 millones en 2025 (-14%). Y Educación y cultura indígena tuvo una reducción del 7%, al pasar de 71 millones reales en 2024 a 66 millones en 2025.
El presupuesto original publicado en noviembre —aún sin reasignaciones— planteaba una disminución del 45% al INAH.
Tras el ajuste, el presupuesto previsto para el Instituto pasó de 4 mil 401 millones a 5 mil 901 millones. Un presupuesto que sigue estando 26% por debajo de los 8 mil 006 millones que se le asignaron para 2024, aunque ese monto incluía fondos para labores en la ruta del Tren Maya.
Por otra parte, en noviembre se planteaba un recorte presupuestario del 7% al INBAL. Sin embargo, con el ajuste recibiría 4 mil 886 millones, lo que significa un 34% más que los 3 mil 631 millones que se le asignaron en 2024.
De acuerdo con el dictamen aprobado, los 3 mil millones adicionales que se dieron a ambos institutos están contemplados para “servicios personales para protección y conservación del patrimonio cultural”, y para “mejorar los servicios educativos culturales y artísticos”.
Una combinación de factores internos y externos permitieron a las fuerzas opositoras poner fin, en cuestión de días, a un régimen que tenía más de cinco décadas en el poder.
No muchos esperaban los rápidos acontecimientos que se han vivido Siria en los últimos días, desde que la oposición armada, liderada por Hayat Tahrir al Sham (HTS, Organización para la Liberación del Levante), con sede en la provincia de Idlib, en el noroeste del país, anunció el inicio de su campaña definitiva en contra de las fuerzas gubernamentales.
La noticia de la caída del régimen de Bashar al-Assad, que había amenazado hace una semana con “aplastar a los terroristas”, sorprendió a la mayoría de los observadores de los asuntos sirios.
Estos acontecimientos han suscitado muchas preguntas, especialmente aquellas relacionadas con las razones del colapso del ejército sirio, el cual se ha producido con una velocidad asombrosa.
¿Qué factores contribuyeron al desmoronamiento de las fuerzas armadas sirias y a su retiro de una batalla tras otra? BBC presenta algunas explicaciones.
Siria ocupa el sexto lugar en el mundo árabe y 60 a nivel internacional en términos de fuerza militar, según el Índice Global de Potencia de Fuego de 2024, que evalúa a 145 países.
El reporte tiene en cuenta una serie de factores, entre ellos el número de efectivos de las fuerzas armadas, su equipamiento y factores logísticos.
El ejército sirio está formado por un gran número de soldados apoyados por fuerzas paramilitares y milicias, y en su arsenal hay una mezcla de equipo soviético en ruinas y otro más moderno procedente de aliados como Rusia.
El ejército tiene más de 1.500 tanques y 3.000 vehículos blindados, así como artillería y sistemas de misiles, según el Índice Global de Potencia de Fuego.
En términos de poder aéreo, Siria tiene cazas, helicópteros y aviones de entrenamiento, y cuenta con una modesta flota naval, así como varios aeropuertos y puertos vitales como Latakia y Tartus.
La posición del ejército sirio puede parecer buena en teoría, pero hay muchos factores que la han debilitado.
Perdió una gran proporción de su personal, estimado en 300.000 soldados, en los primeros años de la guerra.
Algunas estimaciones sostienen que el ejército perdió la mitad de sus uniformados, ya sea debido a los combates o porque algunos huyeron o se unieron a grupos de la oposición.
La fuerza aérea también sufrió grandes pérdidas debido a la guerra civil y los ataques aéreos estadounidenses.
A pesar de las importantes reservas de petróleo y gas de Siria, su capacidad para explotarlas se ha visto gravemente limitada por la guerra.
Las condiciones económicas también se han deteriorado aún más, especialmente en las zonas controladas por el gobierno de Al Assad, debido a la “Ley César” que aprobó en diciembre de 2019 el Congreso estadounidense y entró en vigor en junio de 2020.
El texto impuso sanciones económicas a cualquier agencia gubernamental o individuo que trate con el gobierno sirio.
Numerosos informes han indicado que los salarios de los soldados del ejército de Al Assad son bajos y que equivalen a unos US$ 15 a 17 dólares, lo que es una cantidad muy pequeña que “no alcanza ni para tres días”, según un ciudadano sirio.
Fawaz Gerges, profesor de relaciones internacionales en la Universidad de Londres, aseguró que la situación en Siria ha cambiado drásticamente en los últimos tres años, y que una de las razones de esto son “las sanciones estadounidenses que han empobrecido al pueblo sirio y a los oficiales del ejército”.
“Según algunos informes, los soldados no reciben suficiente comida, lo que significa que se encuentran en un estado psicológico difícil y están al borde de la inanición”, apuntó.
El miércoles pasado, Assad decretó un aumento salarial de un 50% para los soldados, informó la agencia de noticias estatal siria, una medida que aparentemente tenía como objetivo levantar la moral en medio del avance de las fuerzas de la oposición.
Sin embargo, la decisión parece haber llegado demasiado tarde.
Las noticias que daban cuenta de la deserción de los soldados y oficiales, lo cual facilitó el rápido avance rebelde desde Alepo hasta Damasco, pasando por Hama y Homs, sorprendieron a más de uno.
La corresponsal de la BBC en Damasco, Barbara Belt Usher, informó que algunos efectivos en Damasco abandonaron sus vehículos, armamento y hasta sus uniformes y se vistieron con ropa civil.
“El colapso del ejército sirio se debe casi en su totalidad a las políticas y prácticas implementadas por Al Assad desde que obtuvo una relativa superioridad sobre la oposición en 2016, lo que ha socavado los pilares fundamentales que lo mantenían en el poder”, afirmó Yezid Sayigh, del Centro Carnegie para Oriente Medio en Beirut.
“Estas políticas han afectado al ejército, donde decenas de miles de miembros han sido despedidos, junto con el terrible deterioro de los niveles de vida, la corrupción galopante y la escasez de alimentos incluso dentro de las propias fuerzas armadas, que han alejado a la comunidad alauita que domina los rangos superiores del estamento militar”, agregó el investigador.
“La moral del ejército también se ha visto gravemente reducida por la pérdida de la ayuda militar directa de Irán, de Hezbolá y de Rusia, que ya no pueden intervenir adecuadamente o incluso intervenir de alguna manera”, prosiguió.
Sayinh remató que “sin la esperanza de ayuda externa urgente, el ejército perdió la voluntad de luchar”.
Por su parte, el experto militar británico Michael Clarke, profesor del Departamento de Estudios de Guerra del King’s College de Londres, dijo a la BBC que la enorme ayuda militar extranjera que recibió el gobierno de Al Assad lo hizo dependiente de ella y descuidó a su ejército.
“Su entrenamiento se deterioró significativamente y el desempeño de liderazgo de sus oficiales se volvió mediocre”, explicó.
Y acto seguido agregó: “Cuando sus unidades enfrentaron ataques de Hayat Tahrir al-Sham, muchos oficiales aparentemente se retiraron y algunos huyeron. Cuando los oficiales no pueden demostrar habilidades de liderazgo efectivas, no es de extrañar que los soldados huyan“.
Sayegh, por su parte, descartó que la retirada del apoyo militar de Irán, Hezbolá y Rusia fuera deliberada.
“En el pasado, Siria dependía en gran medida de Hezbolá para el apoyo sobre el terreno, pero después de las pérdidas que sufrió el partido-milicia en el Líbano, ya no pudo proporcionar ese apoyo“, apuntó.
“También hubo una disminución constante de oficiales y asesores iraníes en Siria como resultado de los ataques israelíes durante la última década, y ya no pudo enviar grandes refuerzos ni por tierra ni por aire, dado que Israel y Estados Unidos controlan la mayor parte del espacio aéreo sirio”, agregó.
“Al mismo tiempo, el gobierno iraquí y las milicias proiraníes decidieron mantenerse al margen de los combates, lo que puede deberse en parte a que Irán se dio cuenta de que salvar a Al Assad se había vuelto imposible“.
Por su parte, Rusia retiró una gran cantidad de sus aviones y fuerzas de su base en Latakia debido a la invasión en Ucrania, que comenzó en febrero de 2022.
Gerges coincidió en que la retirada del apoyo militar por parte de Irán, Hezbolá y Rusia “fue una de las razones fundamentales que llevaron a la caída tan rápida de las ciudades sirias”.
“El ejército sirio no luchó ni defendió al régimen esta vez, y decidió retirarse de las batallas y dejar las armas. Esto indica que el apoyo ruso e iraní y la doctrina de combate de Hezbolá fueron un factor importante para ayudar a Al Assad a permanecer en el poder, especialmente después de 2015″, zanjó.
En paralelo a la frágil situación del ejército sirio, muchos observadores achacan lo ocurrido en los últimos días a la unificación de las facciones armadas de la oposición bajo un puesto de mando único, así como a su buena preparación para esta batalla y el desarrollo de sus capacidades militares.
El discurso de los rebeldes, especialmente los mensajes tranquilizadores que enviaron a los civiles sobre el respeto de las creencias y las promesas de libertades religiosas, ayudó a lograr rápidos avances sobre las fuerzas del gobierno de Al Assad, aseguraron los expertos.
Todos los datos anteriores aparentemente contribuyeron al rápido colapso del ejército sirio y a la posterior caída del régimen de Al-Assad, de una manera que Fawaz Gerges ve “muy similar al colapso del régimen del Sha en Irán en 1979”.
“La oposición siria, con sus alas islamistas y nacionalistas, fue capaz de destruir el régimen sirio en menos de dos semanas… El régimen de Assad estaba viviendo en tiempo extra y cuando el ataque de la oposición llegó por sorpresa, el ejército se derrumbó y el régimen se derrumbó como si fuera una casa de cristal”, agregó Gerges.
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