Incluir el delito de narcomenudeo en el catálogo de los que implican prisión preventiva oficiosa, como busca la iniciativa de reforma al artículo 19 constitucional propuesta por el expresidente Andrés Manuel López Obrador, criminalizaría aún más el consumo de drogas, y aumentaría el riesgo de extorsiones y detenciones arbitrarias pero sin afectar a las grandes estructuras de criminalidad.
Así lo advierten especialistas y organizaciones como Elementa DDHH e Intersecta, pues la prisión preventiva oficiosa para los casos de narcomenudeo implicaría perseguir delitos relacionados con drogas sólo por las cantidades que porte una persona, sin considerar el contexto en que se den los casos.
Por ejemplo, en el caso de la mariguana, el máximo para consumo personal e inmediato es de cinco gramos. Y con lo que plantea la reforma, portar seis gramos o más podría implicar ir a prisión automática.
La sanción del delito de narcomenudeo con cárcel automática no considera que hay personas en situación de vulnerabilidad, ya sea en pobreza por la falta de empleo, la marginación social, así como la coacción de algún grupo de la delincuencia organizada, que cometen estos delitos, y que los llevaría a la cárcel.
En El Sabueso te explicamos qué es la prisión preventiva oficiosa, el narcomenudeo y lo que dice al respecto la reforma que se turnó a la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados:
Para saber más: Morena ampliará el uso de la prisión preventiva oficiosa; ahora incluyen extorsión, tráfico de fentanilo y otros delitos
La prisión preventiva es una medida cautelar que implica la privación de la libertad de una persona acusada de un delito de forma automática, sin que la persona juzgadora evalúe la situación particular del caso.
“Dentro de la prisión preventiva, que es entrar sin sentencia a la cárcel, hay dos formas a su vez: la prisión preventiva justificada que, como su nombre lo indica, hay una justificación, y la prisión preventiva oficiosa, que se impone en automático cuando una persona es acusada o señalada de haber cometido algún delito”, dice Constanza Carrasco, líder de Incidencia en Intersecta.
Actualmente, los delitos que implican prisión preventiva oficiosa, según el artículo 19 constitucional, son abuso o violencia sexual contra menores, delincuencia organizada, homicidio doloso, feminicidio, violación, secuestro, trata de personas, desaparición forzada de personas, entre otros. La iniciativa de reforma busca añadir otros como el narcomenudeo, la producción y distribución de fentanilo y la defraudación fiscal.
“El juez debe ordenar la prisión preventiva oficiosamente, en los casos de narcomenudeo”, establece la reforma.
Por lo tanto, al no hacerse un estudio del caso, si alguien es detenido por la presunta comisión de un delito que está enlistado en el artículo 19 constitucional, ingresa a prisión.
“Es decir, ya no analizo el contexto ni de la persona que cometió el delito ni de la víctima, sino que, automáticamente, por incluir un delito en esta lista, en este catálogo, la persona una vez que es detenida y procesada ingresa a un centro penitenciario”, explica Adriana Muro, directora ejecutiva de Elementa DDHH.
Las especialistas coinciden en que hay que distinguir entre narcomenudeo y narcotráfico para entender por qué la iniciativa de reforma al artículo 19 de la Constitución impacta en los derechos humanos.
Así, las autoridades del fuero común, como los ministerios públicos de las entidades, se encargan de perseguir el narcomenudeo, que incluye suministro, comercio y posesión de una cantidad de droga menor a la dosis máxima establecida para uso personal, según el artículo 479 de la Ley General de Salud.
Mientras que las autoridades federales, como la Fiscalía General de la República, intervienen cuando la cantidad de la sustancia es igual o superior a ese límite, y contempla conductas como el transporte y la producción de drogas o que haya indicios de ser parte de una red de delincuencia organizada. Es decir, el delito de narcotráfico, según el Código Penal Federal.
Por ejemplo, la tabla a continuación muestra que la dosis mínima de consumo personal de cannabis es de cinco gramos, mientras que se considera narcomenudeo portar desde seis gramos hasta mil veces la dosis personal máxima, es decir, cinco kilos. Al portar una cantidad superior, ya se considera como delito de narcotráfico.
Actualmente, “las actividades que son consideradas menores o no graves, entran dentro de la bolsa de narcomenudeo y por tanto, que no ameritan una persecución tan grande como lo que corresponde al narcotráfico”, se lee en un comunicado de Elementa DDHH.
Datos de esta organización revelan que del total de las personas en prisión preventiva oficiosa por delitos relacionados con drogas, 96.1% están en la cárcel por narcomenudeo, un delito que no implica un daño físico o emocional directo a una persona. Mientras que 3.9% están por narcotráfico.
“La distinción más importante entre ambos corresponde a las cantidades de narcóticos pero ¿con la cantidad máxima para autoconsumo ya eres susceptible de ir a prisión?”, cuestiona Constanza Carrasco.
En una publicación en X, antes Twitter, Patricia Mercado, diputada federal de Movimiento Ciudadano, comparó que mientras hace tres años el Congreso de la Unión discutía la regulación de la mariguana –que quedó congelada en el Senado–, ahora el debate es sobre la prisión preventiva oficiosa.
“Lamentablemente, hoy estamos en un lugar peor, con la intención de la mayoría legislativa de agregar el delito de narcomenudeo al catálogo de prisión preventiva oficiosa, lo que sólo aumenta la vulnerabilidad de personas consumidoras y de bajos recursos que pueden ser privadas de la libertad bajo cargos que no necesariamente se van a demostrar”, sostuvo.
La iniciativa sostiene que el narcomenudeo forma parte de una de las problemáticas sociales que mayores efectos negativos ocasiona en los grupos vulnerables, como las niñas, niños y adolescentes por ocasionar violencia e inseguridad.
Sin embargo, las especialistas concuerdan en que con esta reforma no se está afectando a las grandes estructuras de criminalidad, simplemente se va contra las personas que están en el eslabón más bajo.
“Una persona usuaria de cannabis que traiga más de la dosis personal; una persona habitante de calle que esté suministrándole a otra fentanilo también es candidata a la prisión preventiva oficiosa por narcomenudeo; o mujeres, por ejemplo, que se ha documentado que por coacción por parte del crimen organizado o por parte de sus parejas, también comercializan sustancias”, enlista Adriana Muro, directora ejecutiva de Elementa DDHH.
Las detenciones deberían traducirse en juicios justos, condenas efectivas, mejoras en la seguridad pública pero la reforma al artículo 19 constitucional no lo garantiza.
Naciones Unidas ha señalado que México ha adoptado un enfoque mucho más punitivo hacia el uso de drogas, pues la posesión a niveles relativamente bajos puede ser suficiente para calificar como narcomenudeo.
“Los índices de extorsión por parte de autoridades van a crecer, porque ya hemos documentado que el hecho de que existan estos delitos ya genera extorsiones y detenciones arbitrarias a personas usuarias de drogas. Ahora no solamente es el riesgo o el miedo de que te lleven al ministerio público, es el miedo o el riesgo que ingreses a un centro penitenciario”, lamenta Adriana Muro.
Con Morena en el gobierno ya habían aumentado las detenciones por narcomenudeo. En 2019 y 2020 se registraron 46 y 47 mil casos, respectivamente. En 2021 hubo 62 mil y registraron su máximo nivel en 2022, al superar los 66 mil, de acuerdo con el conteo de delitos de los Censos Nacionales de Seguridad Pública Estatal del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
La prisión preventiva oficiosa por narcomenudeo, además, desvía recursos y atención que podrían dedicarse a combatir los niveles más altos de la cadena del narcotráfico o un enfoque en el derecho a la salud de las personas usuarias de drogas.
Descrita por algunos como un “enigma”, se espera que Trump regrese a sus funciones en la Casa Blanca “en sus propios términos”.
Un día después de la gran victoria en EE.UU. de su esposo Donald Trump, Melania Trump utilizó las redes sociales para enviarle un mensaje a la nación.
“La mayoría de los estadounidenses nos han confiado esta importante responsabilidad”, afirmó la señora Trump.
“Salvaguardaremos el corazón de la República: la libertad”, prometió, e instó a los estadounidenses a superar las diferencias ideológicas por el bien del país.
Fue un mensaje breve, pero sugirió un cambio en cómo la ex primera dama abordará el papel esta segunda vez.
Cuando Donald Trump ganó su primera presidencia en 2016, su esposa inicialmente no se mudó a la Casa Blanca y se quedó en Nueva York con su hijo pequeño.
A veces se mostró reticente a seguir las tradiciones establecidas por las primeras damas que la precedieron.
Pero los expertos dicen que esta vez, Trump probablemente será más prudente en su enfoque del papel en gran parte indefinido de ser la Primera Dama de Estados Unidos.
Nacida como Melanija Knavs, la ex modelo esloveno-estadounidense de 54 años cambió su vida glamorosa rodeada de las paredes doradas de la Trump Tower de Manhattan por los confines de la vida política que conlleva la Oficina Oval, durante una presidencia que a menudo estuvo plagada de controversias.
Descrita por algunos como un “enigma”, Trump ha preferido ser menos pública que sus predecesoras y ha pronunciado menos discursos tanto en la Casa Blanca como durante la campaña electoral.
“Ella ha sido única en comparación con otras primeras damas modernas”, dijo Tammy Vigil, profesora asociada de comunicaciones en la Universidad de Boston y autora de un libro sobre Michelle Obama y Melania Trump.
“Hace las cosas como quiere, no como tiene que hacerlas, pero cumple con las expectativas básicas”.
En los últimos años, se alejó del centro de atención mientras su marido impugnaba varios casos legales en su contra mientras hacía campaña para un segundo mandato.
Su ausencia inspiró varios artículos periodísticos este verano que preguntaban: “¿Dónde está Melania?”.
Trump ha hecho apariciones en ocasiones clave, como cuando su esposo anunció a finales de 2022 que volvería a presentarse como candidato.
También asistió a la Convención Nacional Republicana en julio vistiendo un traje rojo brillante de Christian Dior, pero no pronunció ningún discurso, otra ruptura con la tradición.
Cuando habla, sus palabras parecen cuidadosamente elegidas y ofrecen pistas sobre sus opiniones.
En el mitin de su esposo en el Madison Square Garden, pocas semanas antes de las elecciones, hizo comentarios breves pero concisos, en línea con el mensaje de ley y orden de la campaña de Trump, describiendo a la ciudad de Nueva York como una “gran metrópolis” en decadencia debido a la delincuencia desenfrenada.
También habló después del primer intento de asesinato contra su marido, pidiendo unidad y calificando al agresor de “monstruo”.
En una rara entrevista en Fox, más tarde acusó a sus oponentes políticos y a los medios de comunicación de “alimentar una atmósfera tóxica” que condujo al ataque.
La señora Trump declaró su postura a favor del aborto en sus recientes memorias, lo que la puso en desacuerdo con los activistas provida dentro del Partido Republicano.
Los comentarios provocaron especulaciones sobre la relación de los Trump, pues en aquel momento su esposo estaba haciendo campaña por la revocación de Roe v Wade.
Trump ha escrito sobre su carrera como modelo, su admiración por su esposo y sus desacuerdos políticos pasados, pero ha decidido mantener privados los detalles de esas disputas.
Pero ha apoyado públicamente a su esposo en asuntos controvertidos como su falsa afirmación de que las elecciones presidenciales de 2020 fueron robadas.
“No soy la única persona que cuestiona los resultados”, escribió en su libro.
Sobre los disturbios del Capitolio del 6 de enero de 2021, escribió que “no estaba al tanto” de lo que estaba sucediendo porque estaba preocupada por sus obligaciones.
Su exsecretaria de prensa, Stephanie Grisham, escribió en sus propias memorias que Trump se negó a emitir una declaración condenando la violencia, lo que llevó a la señora Grisham a dimitir.
Algunos comentaristas han cuestionado si ella disfrutó del papel de primera dama.
Una de sus biógrafas, la ex reportera de CNN Kate Bennett, sostiene que lo hizo a pesar de su renuencia inicial.
“Le gustaban todos los accesorios que conlleva ser primera dama y vivir en la Casa Blanca”, dijo Bennett a la revista People en 2021. “Creo que realmente lo disfrutó mucho”.
En sus memorias, la señora Trump escribió que tiene un “fuerte sentido del deber de usar la plataforma como Primera Dama para el bien”.
Y dijo en una entrevista de 1999 que si Trump alguna vez se postulara a la presidencia, usaría a las ex primeras damas Jacqueline Kennedy y Betty Ford como modelos a seguir, calificándolas de “muy tradicionales”.
Kennedy fue un ícono de la moda que se dedicó a la preservación de la Casa Blanca, mientras que Ford fue conocida como una pionera que abogó por el derecho al aborto y los derechos de las mujeres.
Después de mudarse a Washington, Trump comenzó a asumir funciones de primera dama, como organizar almuerzos y cenas de Estado para los líderes mundiales que estaban de visita.
También se centró en la estética de la Casa Blanca, ordenando amplias renovaciones y supervisando ambiciosas decoraciones navideñas (y una vez la grabaron en secreto quejándose de esta última tarea).
Su vestimenta era objeto de fascinación y controversia en los medios, particularmente después de que la vieran usando una chaqueta con la frase “Realmente no me importa, ¿a ti sí?” durante un viaje a un centro de detención de niños migrantes en 2018.
Dijo que la chaqueta era un mensaje para “la gente y los medios de izquierda” que la criticaban.
Trump volvió a ser objeto de críticas después de que su antigua amiga y asesora principal la grabara en secreto.
En la grabación, Trump expresaba su frustración por las críticas que recibió por la política de su esposo de separar a los niños inmigrantes de sus familias.
Más tarde reveló que la política la había tomado por sorpresa y le había dicho a Trump en privado que no la apoyaba.
El presidente abandonó la política en junio de 2018 después de una tormenta de controversias.
El profesor Vigil dice que uno de los mayores desafíos que enfrentó Trump en el primer mandato de su esposo fue su inexperiencia política, así como la de su personal, igualmente inexperto y a veces desleal.
Pero Trump se mantuvo ocupada en silencio, agrega Vigil, abogando por cuestiones como el bienestar de los niños a través de su campaña Be Best contra el acoso en línea.
También abogó por los niños afectados por la crisis de los opioides y desde entonces ha creado una fundación que recauda fondos para la educación de los niños en hogares de acogida.
Muchos esperan que ese trabajo continúe una vez que regrese a Washington, aunque no está claro si vivirá allí a tiempo completo.
Vigil dice que el papel de la primera dama ha evolucionado a lo largo de los años y que la señora Trump “tomará decisiones sobre cuán activa quiere ser en público”.
“Y creo que lo hará de forma mucho más intencional”.
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