La Plataforma Nacional de Transparencia (PNT) es el acervo digital de documentos públicos más grande del país, y una de las preguntas que han surgido a raíz de la reforma de los organismos autónomos es, ¿qué pasará con ella una vez que el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales (INAI) desaparezca, como impulsa el partido Morena?
Hasta el momento, las leyes secundarias derivadas de la reforma aún no han sido definidas, pero de acuerdo con los comisionados del INAI, las previsiones para el resguardo y la continuación del uso de esta plataforma deberán estar contempladas en ellas. La PNT sigue activa y alimentándose, así como el Instituto sigue atendiendo solicitudes de información, y lo seguirá haciendo durante todo el periodo transitorio.
Según la actualización al 28 de noviembre de 2024, el Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI) ha atendido y publicado 10 millones 139 mil 965 solicitudes de acceso a la información en su base de datos pública, la Plataforma Nacional de Transparencia (PNT).
Además de las solicitudes, han recopilado y publicado más de 14 mil millones de archivos y solicitudes desde el año 2003, relacionados con más de 75 temas, entre ellos salarios de funcionarios públicos, derechos humanos, uso de recursos públicos, medio ambiente, salud y vivienda, de un total de 723 sujetos obligados a nivel federal y más de 7 mil en todo el país, ya que incluyen organismos estatales, locales y privados con manejo de recursos públicos como los partidos políticos.
De acuerdo con la comisionada del INAI, Julieta del Río Venegas, los 79 terabytes de datos que conforman la PNT se almacenan en catorce servidores físicos que contienen setenta y nueve servidores virtuales, uno por cada terabyte de información.
Esta plataforma “se ha convertido hoy en día en un tema de máximo interés público por lo que representa en esta transición”, dijo Del Río en entrevista con El Sabueso. Las funciones y responsabilidades del INAI, según la iniciativa de Morena, serán transferidas a la nueva Secretaría de Anticorrupción y Buen Gobierno y, con ellas, la PNT.
De acuerdo con Raquel Buenrostro, quien se convertirá en la titular de esta Secretaría, no desaparecerá la Plataforma. Esto lo dijo frente al Senado durante su ratificación para el cargo, y aseguró que esta reforma “no será un retroceso”.
Sin embargo, especialistas han expresado algunas preocupaciones sobre la transición. A pesar de que se encuentran optimistas ya que no desaparecerá la plataforma, es una transición que debe ser cuidada pues los millones de datos requieren de protección y de actualización.
“Lo más importante [es que] nunca ha sido hackeada porque tiene un sofisticado sistema de seguridad. ¿Qué nos preocupa? Lo que hemos visto, tanta vulneración de datos, la seguridad, y eso pues hace que estos ciberataques penetren”, explicó la Dra. del Río.
“Nos llegan millones intentos de ciberataques, pero nunca nos han logrado hackearnos por la seguridad perimetral de esta plataforma”, refirió.
Al año, el INAI invierte 14 millones de pesos en un sistema de ciberseguridad para proteger los miles de millones de documentos y datos personales que recopilan. Por lo tanto, una de las principales preocupaciones es que no disminuyan la cantidad invertida en seguridad, ya que un ciberataque no sólo desaparecería o dañaría archivos, sino que pondría en riesgo datos personales.
A Artículo 19 le preocupa que el periodo de transición de la PNT hacia el resguardo de otra instancia sea corto, según explicó Leopoldo Maldonado, director regional de Artículo 19 en México y Centroamérica.
“Es un tiempo récord de 90 días que plantean los transitorios, 90 días naturales, hacer las adecuaciones legales y hacer todo el traslado de información. Es por eso que hacemos el llamado al resguardo de esa información, y a que sea una transición ordenada en donde no se pierda información”.
Además, ambos coincidieron en que esperan que se mantenga la integridad y la seguridad de la información almacenada que no es pública.
Por otro lado, mantener la plataforma segura es una prioridad pero también lo es que se siga alimentando y facilitando el acceso de las personas a la información. Uno de los grandes beneficios que tiene la plataforma es que mediante la vía electrónica una persona puede solicitar, recibir e impugnar la información por parte de los sujetos obligados.
El uso de la PNT garantiza los derechos que los mexicanos tienen a través de la Ley General de Transparencia y Acceso a la Información Pública. Por lo que dejar de actualizarla, sería un retroceso en cuanto a la facilidad de acceso a la información.
“De acuerdo con la ley general de transparencia tiene que ser publicada de manera activa y tiene que ser actualizada por lo menos cada tres meses, por eso es importante rescatarlo y que no se pierda en el camino”, dijo Maldonado.
La PNT, según explica Del Río, se actualiza diariamente y además genera un respaldo a las 12 de la noche cada día.
Por el momento de transición, la comisionada aseguró que los funcionarios del INAI buscan que “siga existiendo la Plataforma Nacional de Transparencia y que de verdad, de verdad, se siga alimentando donde esté, pero que siga existiendo y que el ciudadano sienta la seguridad de que no le van a negar la información y que va a poder seguir consultando la PNT”.
Creando un “gemelo virtual”, esta nación espera preservar su condición de Estado soberano, su cultura y los derechos de sus 11.000 ciudadanos.
Ante la posible desaparición de su territorio debido al cambio climático, Tuvalu decidió crear un país gemelo virtual. La pequeña nación insular en el Pacífico está recreando digitalmente desde sus casas hasta sus árboles, mientras se esfuerza por salvar lo que pueda.
Tuvalu, un pequeño país en el Océano Pacífico formado por nueve islas de coral, enfrenta un futuro en el que tal vez ya no sea habitable.
El aumento del nivel del mar causado por el cambio climático está devorando sus costas.
Ante semejante amenaza existencial, ¿qué haces? ¿Construir diques? ¿Intentar recuperar algo de tierra del mar? ¿Abandonar el territorio? Todas son soluciones barajadas por otras naciones insulares que enfrentan problemas similares y también por Tuvalu.
Pero este país decidió ir un paso más allá en su intento de preservar su tierra y su condición de Estado.
A medida que la realidad física de la nación se hunde bajo el océano, el gobierno está construyendo una copia digital del país, recreeando todo, desde sus casas hasta sus playas y sus árboles.
Tuvalu espera que esta réplica virtual preserve la belleza y la cultura de la nación, así como los derechos legales de sus 11 mil ciudadanos para generaciones venideras.
La iniciativa fue anunciada por primera vez en 2022 por el ministro de Asuntos Exteriores de Tuvalu, Simon Kofe, a través de un discurso en video divulgado en la COP27 en Sharm El-Sheikh, Egipto.
El plan es parte de un proyecto más amplio del gobierno llamado Future Now, Futuro Ahora, (o Te Ataeao Nei en tuvaluano), que se centra tanto en la diplomacia internacional como en la adaptación pragmática al cambio climático.
En el video, que parece más una secuela de The Matrix que un discurso oficial de gobierno, Kofe parece al principio estar parado en una playa, con arena blanca y palmeras. Pero a medida que la cámara se aleja, revelando más paisaje, la imagen comienza a fallar. Las rocas y la arena se mueven de forma antinatural y un ave marina vuela sobre un abismo negro de fondo.
Este no es el Tuvalu real, sino el comienzo de su gemelo digital, una reconstrucción virtual de Te Afualiku, un islote bajo que se espera sea el primero en quedar sumergido.
“Nuestra tierra, nuestro océano, nuestra cultura son los bienes más preciados de nuestra gente y, para mantenerlos a salvo de cualquier daño, sin importar lo que suceda en el mundo físico, los trasladaremos a la nube“, dice Kofe en el video.
Además de crear una copia virtual de las islas, el proyecto Digital Nation o Nación Digital busca preservar el patrimonio cultural de la nación. Se ha invitado a los ciudadanos a enviar objetos sentimentales para su digitalización, y a compartir recuerdos valiosos como bailes tradicionales o historias relatadas por abuelos.
La idea es crear un archivo “diseñado para transportar el alma misma de Tuvalu”, según señaló Kofe en 2023.
Pero el ministro también dejó en claro que hay un elemento muy práctico en el proyecto. Los pequeños Estados insulares, ante la pérdida de su masa física, están lidiando de manera muy real con la cuestión de cómo preservar su soberanía.
El derecho internacional actual no es adecuado para países que enfrentan una pérdida de territorio o habitabilidad debido al cambio climático.
Las normas internacionales exigen que un Estado-nación soberano tenga tanto un territorio claramente definido como una población permanente, dos características que ya no pueden garantizarse en el caso de Tuvalu en el futuro.
Por ello, además de asegurar las fronteras de la nación dentro del metaverso, el gobierno de Tuvalu busca crear pasaportes digitales, almacenados en tecnología blockchain, para permitir que el gobierno continúe funcionando.
Este mecanismo permitirá desde la celebración de elecciones y referendos hasta llevar un registro de nacimientos, defunciones y matrimonios.
En última instancia, Tuvalu espera que el proyecto proporcione un nuevo modelo de Estado, mejor adaptado a las necesidades de un mundo que enfrenta una emergencia climática.
Tuvalu ya consagró en un su propia Constitución una nueva definición de Estado reconocida por un número creciente de países, especialmente aquellos en una situación similar.
Queda por ver si otras naciones que no enfrentan amenazas existenciales verán la idea de una forma positiva.
Algunos son escépticos ante la propuesta de un “país digital”, y argumentan que se basa en el mismo tipo de enfoque intensivo en recursos que está causando el cambio climático en primer lugar.
Incluso dentro del gobierno de Tuvalu ha habido críticas al proyecto.
En el fondo, el plan reconoce que se están produciendo cambios en las islas y que muchos inevitablemente deberán marcharse a medida que la vida se vuelva más difícil y las oportunidades más escasas.
Según una evaluación reciente realizada por científicos de la NASA, gran parte del territorio de Tuvalu, incluida su infraestructura crítica, se ubicará por debajo del nivel de la marea alta actual para 2050.
En todos los escenarios climáticos el país experimentará más de 100 días de inundaciones cada año para finales de este siglo. Y luego están los otros impactos a tener en cuenta, como la intrusión de agua salada, las olas de calor y la intensificación de los ciclones.
Los científicos han demostrado que superar un promedio de 1,5 °C de aumento de la temperatura global es una gran amenaza para los pequeños estados insulares.
Entre febrero de 2023 y enero de 2024 las temperaturas globales superaron los 1,5°C durante todo un año por primera vez.
Las naciones desarrolladas siguen sin reducir sus emisiones lo suficientemente rápido como para cambiar la trayectoria ascendente de temperatura. Ante esa realidad, el gemelo digital permitirá a los miembros de la diáspora tuvaluana permanecer conectados entre sí y con su tierra.
Podría decirse que esto representa un cambio de retórica para las naciones insulares del Pacífico, cuyo mantra central ha sido hasta ahora “no quedaremos sumergidos, estamos luchando”.
La perspectiva de una reubicación masiva de Tuvalu a Australia (a unos 5.000 km de distancia) ya se convirtió recientemente en una realidad, tras un tratado de 2023 entre las dos naciones que permite la migración de 280 tuvaluanos cada año.
Los migrantes tendrán visas que les permitirán vivir, trabajar y estudiar en Australia, y la posibilidad de obtener la ciudadanía.
Pero no todo el mundo cree que ha llegado el momento de renunciar al territorio físico de las islas.
“El concepto de creación de una nación digital de Tuvalu en el metaverso implica que Tuvalu desaparecerá debido al aumento del nivel del mar y que deberíamos hacer una copia digital de él”, dijo el exprimer ministro Enele Sopoaga, ahora líder de la oposición en 2023.
“No hay fundamento para tal propuesta en el derecho internacional, y no hay absolutamente ninguna razón para creer que Tuvalu desaparecerá aunque aumente el nivel del mar”.
Hablando en septiembre en una sesión plenaria de la Asamblea General de la ONU sobre las amenazas existenciales derivadas del aumento del nivel del mar, la activista climática de Tuvalu Grace Malie dijo a los delegados que su país y otros Estados oceánicos “no se adentrarán silenciosamente en el mar”, sino que “continuarán la lucha” por su tierra, su cultura y su futuro.
“Lo que está en juego es algo más que nuestras casas”, dijo. “Es nuestra dignidad, nuestra cultura, nuestra herencia. No es algo que podamos meter en maletas y llevarnos con nosotros. Hemos hecho lo mínimo para causar la crisis climática, pero estamos pagando el precio más alto”.
E incluso cuando algunos de sus habitantes consideran migrar a Australia, Tuvalu ha redoblado sus esfuerzos para presionar a ese país con el fin de que reduzca su extracción y exportación de combustibles fósiles.
Otros, sin embargo, señalan que la construcción de un gemelo digital de Tuvalu no significa renunciar a los esfuerzos por salvar las islas. Pare ellos, los esfuerzos por proteger el terreno físico del país pueden complementarse con la preservación de su memoria en el metaverso.
“El programa Nación Digital no representa una aceptación de la pérdida de la nación como entidad física”, dice Taukiei Kitara, investigador tuvaluano de la Universidad Griffith en Australia y coautor de un estudio reciente sobre la iniciativa Nación Digital.
Kitara señala que el proyecto tiene la ventaja de ser impulsado por los propios tuvaluanos y además es sólo uno de muchos en la lucha de Tuvalu contra el cambio climático.
El gobierno también está invirtiendo millones de dólares en recuperación de tierras a través de un proyecto de adaptación costera.
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En los últimos dos años se han añadido, mediante construcción de terrenos elevados, franjas de tierra a las islas de Funafuti y Fogafale, proporcionando espacio para viviendas, infraestructura y otros servicios esenciales.
En las islas exteriores de Nanumaga y Nanumea nuevas barreras protectoras están impidiendo que las mareas lleguen a hogares, escuelas, hospitales, tierras de cultivo y bienes culturales.
“Planificar para múltiples escenarios –tanto el mejor como el peor y los intermedios- es sensato cuando se trata de gestión de riesgos. Este es el enfoque del actual gobierno de Tuvalu y de gobiernos anteriores”, añade Kitara.
Dejando de lado la cuestión de si el gobierno debería o no prepararse para un futuro más allá de las islas, algunos han sugerido que el plan de la Nación Digital simplemente no es práctico en un país que permanece comparativamente desconectado del mundo digital.
Algunos críticos argumentan que el plan digital es poco más que un ejercicio de relaciones públicas, diseñado para captar la atención internacional y persuadir a naciones más ricas a reducir sus emisiones, algo que es clave para la supervivencia física de las islas.
Pero el esfuerzo que está haciendo el gobierno de Tuvalu para mapear sus islas y mejorar la conectividad sugiere que este proyecto es más que un simple medio de aplicar presión diplomática.
En el primer año después del anuncio de la COP27, Tuvalu completó un escaneo 3D de sus 124 islas e islotes utilizando tecnología Lidar, una técnica de detección remota mediante pulsos láser.
El país está además mejorando su conectividad digital mediante la construcción de un cable submarino de telecomunicaciones, que ayudará a proporcionar el ancho de banda necesario para poner en marcha el plan.
En marzo y abril de 2024 una organización global sin fines de lucro llamada Place, que apoya el acceso abierto a la cartografía y otros datos geográficos, comenzó a mapear Funafuti, la capital de Tuvalu, utilizando drones y cámaras de 360 grados para registrar cada detalle tanto desde el aire como a nivel del terreno.
Estos datos sin procesar se pueden utilizar para crear una imagen similar a las de Google Earth o Street View, pero con la altísima resolución necesaria para captar cada pormenor de las islas, que en algunos lugares tienen sólo decenas de metros de ancho. Cuando se trata de detalles muy finos, la precisión de las imágenes satelitales no es suficiente.
“Condujimos por toda la isla, luego cambiamos a motos y caminamos por senderos con cámaras GoPro”, dice Frank Pichel, supervisor de operaciones de Place. “Creo que hemos recorrido unos 80 o 90 kilómetros y realmente hemos cubierto todo lo que pudimos”.
Pichel señala que, lejos de ser un ejercicio de relaciones públicas, la creación de un “gemelo digital” tiene varias aplicaciones en el mundo real, como ayudar a la nación a adaptarse y mitigar el cambio climático de manera práctica.
Al registrar el tamaño y el ángulo de los tejados, por ejemplo, se puede modelar la capacidad de los paneles solares en el futuro. Mientras tanto, los escaneos de los tanques de almacenamiento de agua pueden ayudar a estimar la disponibilidad de agua potable en la isla.
Es un enfoque que no es exclusivo de lugares como Tuvalu, aunque en este último caso el aspecto cultural y la urgencia del cambio climático añaden otra dimensión a la tarea, agrega Pichel.
“Las economías avanzadas están buscando ir por este camino, incluso si no usan el término ‘gemelo digital’. Londres quiere un ‘gemelo digital’ de su cableado subterráneo para asegurarse de que no se tope con la red vieja de alcantarillado. Así que es algo que existe en la gestión de datos espaciales desde hace mucho tiempo”.
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El siguiente paso para Tuvalu será mapear el resto de las islas y luego llenar los vacíos restantes, dice Pichel.
Debido a las distancias, ya que las islas de coral se sitúan en una cadena de unos 676 kilómetros, se trata de una tarea difícil y que requerirá mucho tiempo.
No obstante, el equipo de Place espera regresar y capturar cada dos años más datos de las islas, que están en constante cambio debido al impacto del cambio climático.
A medida que se eleve el nivel del mar, construir una réplica digital puede ayudar a Tuvalu a salvar más de su nación de lo que hubiera logrado sin ese plan.
El futuro físico de las islas puede ser incierto, pero su viaje digital apenas ha comenzado.