
Entre los cinco ejes que conforman el plan de seguridad de Claudia Sheinbaum están el fortalecimiento de las labores de investigación y la coordinación de policías y fiscalías estatales para reducir la impunidad, estrategias que pueden ser positivas.
Sin embargo, también incluye la consolidación de la Guardia Nacional “ampliando sus capacidades para la vigilancia de carreteras y su facultad para operar como primeros respondientes” como dijo en marzo al presentar sus 100 compromisos, aunque cediendo su mando al Ejército, lo que acentúa la militarización en el país, de acuerdo con especialistas consultados por El Sabueso.
Al ser la primera presidenta de México, Sheinbaum también se convertirá en la primera mujer facultada para disponer de las Fuerzas Armadas y tendrá la obligación de preservar la seguridad nacional, según establece el artículo 89 constitucional.
Por eso, en El Sabueso te explicamos el Plan de seguridad que presentó durante la campaña, el cual forma parte del eje República segura y con justicia de su Proyecto de Nación.
La presentación del Plan de Seguridad menciona que este eje busca alejar a los jóvenes de los incentivos que los puedan llevar al camino de la violencia, al garantizar su derecho a la educación, al empleo y a la pertenencia a una comunidad.
Ernesto López Portillo, coordinador del Programa de Seguridad Ciudadana de la Universidad Iberoamericana, señala que sería necesario analizar cada contexto local para definir qué factores influyen en la violencia, ya que no son las mismas causas en todo el país.
“Hablar, en términos generales, de las causas, no es suficiente. Se tiene que demostrar la relación entre factores de riesgo y consecuencias de violencia y delincuencia a través de modelos de investigación con un enfoque preferentemente local, porque la forma como se construyen las violencias y el delito varía en función de los contextos”, dice en entrevista con El Sabueso.
Entre las propuestas de este eje está la creación de más preparatorias y universidades y programas sociales como Jóvenes Construyendo el Futuro, Jóvenes unen al barrio y Reconecta con la Paz.
El primero consiste en capacitarse laboralmente en algún centro de trabajo de su elección hasta por 12 meses con apoyo económico mensual y seguridad social. El segundo otorga un apoyo económico mensual a cambio de noventa horas de trabajo. El tercero brinda acompañamiento para la reintegración social a quienes cometieron algún delito con sanciones penales menores a cinco años, y que alcanzan libertad condicional.
Para Daira Arana, candidata a doctora en Política Pública por la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tecnológico de Monterrey, falta detallar cómo definió Sheinbaum las poblaciones objetivo.
“Cómo se van a encontrar y atender esas causas de la inseguridad y la violencia. Se hace mención a cuestiones relacionadas con los jóvenes, a las personas en situación de pobreza, haciendo tal vez una referencia a que las personas que delinquen son jóvenes o son pobres, sin embargo la realidad en México es mucho más compleja”, menciona Arana en entrevista con El Sabueso.
López Portillo explica que se requiere comprobar a través del diagnóstico cuáles son los factores asociados a las violencias, y cuáles serían las consecuencias de las intervenciones que se realicen.
“Si no se comprueba a través de los modelos de investigación adecuados se comete el error de generalizar que cualquier fenómeno social, por ejemplo, la desocupación o la falta de acceso a la educación escolar, son generadores de violencias y delincuencia, sin que necesariamente lo sean”, expone.
El domingo, durante la inauguración de un cuartel de la Guardia Nacional en Oaxaca, la virtual presidenta electa afirmó que seguirá consolidando a este cuerpo de seguridad dejándolo en manos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
Esto como parte del llamado “Plan C”, un paquete de 20 reformas constitucionales impulsadas por Andrés Manuel López Obrador.
En el Space de X ¿Comandanta Suprema de las Fuerzas Armadas?, Lisa Sánchez, directora ejecutiva de México Unido Contra la Delincuencia (MUCD), advirtió de los riesgos en la aprobación de dicha reforma.
Por ejemplo, la eliminación del artículo 129 constitucional que establece que “en tiempo de paz, ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que las que tengan exacta conexión con la disciplina militar”.
A diferencia de la reforma constitucional que extendió sólo hasta 2028 la presencia de soldados y marinos en las calles, la del “Plan C” reconoce a la Guardia Nacional como una fuerza armada de carácter permanente, con la función de seguridad pública en un plazo indefinido.
“Amplía el fuero militar, las fuerzas armadas tienen un régimen especial pensado para protegerlas en sus tareas de defensa nacional, y ahora se amplía a tareas que no son de defensa nacional”, pronunció Sánchez.
Para saber más: Ejército en las calles: gobierno publica reforma que extiende hasta 2028 la presencia de militares en tareas de seguridad pública
La reforma acentúa la militarización, entendida desde MUCD como el proceso por el cual se transfieren presupuestos y funciones a las fuerzas armadas que originalmente eran de instituciones o actores civiles, como la investigación de delitos. De hecho, un transitorio de la reforma establece que se transfieran a la Sedena los recursos presupuestarios y financieros para la operación de la Guardia Nacional.
“Todos aquellos que dicen que esto es militarización, no es militarización. Militarización sería que quien dictara toda la política de seguridad fuera una institución del Ejército y no es así. La política de seguridad la define el gobierno de la República con la presidenta de la República”, declaró Sheinbaum en conferencia el 23 de junio.
Pero para Ernesto López Portillo, militarizar es algo mucho más complejo que un gobierno encabezado por militares, y si queremos saber qué es la militarización debemos entender la ideología que está detrás, es decir, el militarismo.
La militarización tiene que ver con cómo se hacen las cosas y se puede evaluar con cuatro dimensiones: material (armamento, equipo y tecnología); cultural (lenguaje, creencias y valores); organizativa (centros de “mando y control” o escuadrones inspirados en operaciones especiales militares que patrullan las zonas de alta criminalidad); y operativa (área de inteligencia, supervisión). Mientras que el militarismo se refiere a quién las decide.
“La virtual presidenta electa afirma que es la autoridad civil la que conduce esas decisiones. No lo podemos comprobar a través de evaluaciones que nos permitan confirmar qué decidirá la jefa de estado y qué decide el mando militar”, expresa.

Los ejes 3 y 4 del plan de seguridad de Claudia Sheinbaum involucran a instancias locales como policías y fiscalías, y a la Fiscalía General de la República.
Al respecto la exjefa de gobierno de la Ciudad de México menciona impulsar y capacitar áreas de inteligencia e investigación, y presentar una iniciativa de ley que establezca la integración del Sistema Nacional de Inteligencia, a cargo del Centro Nacional de Inteligencia.
Daira Arana considera positivo que se destaquen esos puntos. “La falta de coordinación entre el ámbito federal, estatal y municipal es la que muchas veces ha llevado a no tener resultados efectivos en materia de seguridad y, sobre todo, la coordinación que debe tener el primer respondiente, que serían las policías, con los ministerios públicos y las fiscalías; por eso, que se enfoque en ese aspecto es positivo”, agrega.
Aunque también subraya la falta de detalle, respecto a medidas y presupuesto. “Lo que tenemos al final es un listado de cosas pero no detalla indicadores o cómo se van a ejecutar esas propuestas”, señala.
Sheinbaum habla de incrementar las capacidades operativas, técnicas y de recursos humanos de la FGR, y homologar criterios ministeriales, de actuación y de investigación.
Aunque para esto debe considerar que Alejandro Gertz Manero, fiscal desde el 18 de enero de 2019, continuaría en el cargo, que dura nueve años, hasta 2028.
“Con respeto a su autonomía, la parte de fortalecer a la fiscalía es un aspecto muy positivo, esto se tendría que ver reflejado en la ocupación de cargos públicos por parte de personas que tengan el conocimiento técnico y operativo. Se necesitan no solamente recursos financieros y materiales, también recursos humanos altamente capacitados”, indica Arana.
En la autonomía técnica y profesional sometida a rendición de cuentas también insiste el coordinador del Programa de Seguridad Ciudadana de la Universidad Iberoamericana.
“No corresponde a los poderes ejecutivos imponer su criterio sobre las fiscalías si se les quiere autónomas. Y se les quiere autónomas precisamente para no ser contaminadas, intervenidas, interferidas por intereses políticos”, dice López Portillo.
Para la coordinación en seguridad, el plan de Sheinbaum establece que las fiscalías estatales y la FGR deberán presentar y publicar de manera anual el Plan de Política Criminal y el Programa de Persecución Penal, los cuales deben incorporar modelos de combate a delitos de alto impacto, de combate a la corrupción, de atención a víctimas, entre otros.
“Cualquier estrategia de seguridad debe estar enfocada en reducir el lenguaje bélico. Los problemas de seguridad no se combaten, se resuelven, eso nos permitiría empezar a dimensionar otras estrategias que no sean las fuerzas armadas”, comenta Arana.
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El quinto eje del Plan de seguridad de Claudia Sheinbaum es la reforma al Poder Judicial, que también es parte del “Plan C”. El argumento para impulsarla es atender integralmente la inseguridad y lograr la meta de cero impunidad.
Sin embargo, no contempla la procuración de justicia. Es decir, la reforma al Poder Judicial se centra en la elección por voto popular, en reducir cargos y salarios o en sustituir organismos, pero no en acciones dirigidas a investigar y perseguir el delito, atender a víctimas o en estrategias de prevención de las que se encargan las fiscalías.
“Necesitamos la reconstrucción de las fiscalías, por un lado, porque ahí está el primer y más importante motor de la impunidad: la incompetencia para perseguir e investigar los delitos; si las fiscalías no tienen desempeño profesional y rinden cuentas, jamás vamos a tener una reducción de impunidad. Otra cosa diferente es el Poder Judicial, que no investiga delitos, no persigue delincuentes, está para hacer valer la Constitución”, explica López Portillo.
Según el Censo Nacional de Procuración de Justicia Federal más reciente, las fiscalías reportaron un total de 2 millones 915 mil 899 averiguaciones previas e investigaciones y carpetas de investigación pendientes de concluir (1.7 % para la FGR y 98.3 % para las fiscalías estatales) al cierre del año, independientemente de que se hayan abierto durante 2023 o antes.
“Entre el 80 y el 92% de los casos, dependiendo del estado que mires, en realidad se pierden en procesos anteriores a llegar a un juez, porque ni las policías ni los peritos ni los ministerios públicos son parte del Poder Judicial, y ahí es donde está la cifra negra, y la impunidad”, mencionó Lisa Sánchez en entrevista con Radio Fórmula.
Incluso, la presentación del Plan de Seguridad de Sheinbaum reconoce que “no basta con reformar al Poder Judicial de la Federación. Se requiere una reforma integral y profunda al sistema de justicia que garantice que las fiscalías, los poderes judiciales locales y las instituciones de seguridad actúen de forma coordinada para abatir la violencia y la impunidad”.
El 26 de junio, en conferencia de prensa, Sheinbaum informó que Arturo Zaldívar, coordinador del eje de justicia en el ejercicio Diálogos por la Transformación, presentó una propuesta para fortalecer el acceso a la justicia en el Poder Judicial, más allá de lo que abarca la reforma del “Plan C”. Pero aún no da detalles, dijo que la presentaría más adelante y serían de consulta pública.
“Tiene que ver más bien con una propuesta adicional más allá de lo que está en este momento en discusión, yo creo que ya sería un segundo momento, y a lo mejor no requeriría una reforma constitucional”, explicó Sheinbaum.


Cuenta la leyenda que el río Santiago se tragaba las canoas de cualquiera que intentara explorarlo. Ahora, una comunidad indígena está descubriendo especies sorprendentes en sus aguas.
Nos subimos a una canoa de madera que se mecía sobre las aguas turbias del río Santiago, listos para visitar uno de los ecosistemas menos conocidos de la región amazónica.
Hasta hace poco, los científicos desconocían incluso qué clase de peces habitan esta parte del río, porque nunca había sido estudiada.
Ahora, tras dos días de viaje en buses y camiones desde Quito, Ecuador, la fotógrafa Karen Toro y yo nos acercábamos a nuestro destino: Kaputna, una comunidad indígena que ha descubierto nuevas especies de peces.
Rodeada de una selva virgen donde los jaguares, pecaríes y pumas todavía reinan con tranquilidad, Kaputna es una localidad en la ribera del río Santiago con 145 habitantes que son miembros de los shuar, una de las 11 naciones indígenas que viven en la Amazonía ecuatoriana.
A pesar de que Ecuador es considerado un punto central para la biodiversidad de peces de agua dulce, un grupo de científicos advirtió en 2021 que la falta de información sobre sus especies era “pasmosa” y que se necesitaba de manera urgente realizar más investigaciones.
Un grupo de residentes de Kaputna ha ayudado a llenar ese vacío, al descubrir una gran cantidad de peces que viven escondidos en el río, camuflados por las sombras marrones y plateadas, con bocas especialmente adaptadas para alimentarse de las rocas bajo el agua.
Gracias a los esfuerzos de monitoreo llevados a cabo entre 2021 y 2022, que combinaron conocimiento científico y tradicional, la comunidad indígena logró identificar cerca de 144 especies de peces en el río Santiago.
Cinco de ellas ya habían sido identificadas en otros países, pero nunca en Ecuador. Una de las especies todavía está siendo estudiada y podría ser totalmente nueva, de acuerdo a los biólogos que participaron en la investigación.
Algunos pescadores de Kaputna, como Germán Narankas, fueron como coautores del artículo científico que fue publicado con los hallazgos.
“Su conocimiento del territorio es esencial para descubrir las nuevas especies”, le dice a la BBC Jonathan Valdiviezo, un biólogo que participó en el análisis de muestras.
Para Fernando Anaguano, el autor principal del estudio y biólogo de la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre (WCS, por sus siglas en inglés) que acompañó a Kaputna durante todo el proceso, el estudio marca un cambio trascendental en la forma en que los científicos trabajan con y reconocen a los colaboradores locales.
“No es usual que el trabajo de la gente local sea reconocido en las publicaciones científicas”, anota.
Las leyendas locales dicen que, antes de que aparecieran los botes a motor, la gente que se embarcaba por la parte baja del río desaparecía.
Un hoyo se “tragaba” las canoas y quienes venían de fuera nunca lograban llegar a la comunidad. Esta es la razón por la que esta zona se llama Kaputna, que significa “área donde el río fluye rápidamente”, de acuerdo con quienes viven allí.
Para llegar, tuvimos que conducir durante 10 horas desde Quito hasta Tiwintza, una localidad amazónica en la frontera con Perú.
A la mañana siguiente, Germán Narankas, un pescador de Kaputna, nos esperaba en la terminal de buses con su red de pescador que llevaba en la espalda.
“Hoy el calor va a ser infernal. No ha llovido en tres días”, nos advirtió, mientras se arremangaba para evitar quemarse con el sol. A las 09:00, la temperatura ya era de 35°C (95°F).
Emprendimos en camión un trayecto de 40 minutos hasta el puerto de Peñas, en el río Santiago, donde nos esperaba amarrada la canoa de Narankas, moviéndose por la fuerte corriente del río.
Las canoas equipadas con motores a gasolina, conocidas como peque-peques, son el único medio de transporte para llegar a Kaputna.
Narankas conoce el río Santiago como la palma de su mano. Incluso antes de hacer parte del proyecto de monitoreo científico, estaba familiarizado con los distintos tipos de peces que habitan el río.
En 2021, cuando comenzó el proyecto, aprendió a identificar las diferencias entre las especies y comenzó a llamarlas por sus nombres científicos.
El hombre recuerda que en 2017 vio una señal. Para los shuar, el río es más que un cuerpo de agua o una vía de acceso. En sus riberas se acostumbra a realizar el ritual de la ayahuasca, en el que se consume la planta también conocida como yagé. Los shuar creen que las visiones que esta produce revelan el futuro y guían las acciones de quienes la toman.
“Tuve sueños de que iba a cambiar el sistema. En las visiones, había un hombre que viajaba a otros países, y era yo, viajando con este proyecto. No lo sabía entonces”, dice.
Cuatro años más tarde, en 2021, los investigadores de la oficina de la WCS en Ecuador le pidieron ser parte del estudio enfocado en el descubrimiento de la biodiversidad del río Santiago.
Narankas y otros miembros de la comunidad recolectaron peces, les tomaron fotos y las subieron una aplicación llamada Ictio junto a otros datos importantes como la ubicación donde los habían capturado, el equipo de pesca que habían utilizado y las características de los animales.
“Había por lo menos tres de esos peces que nunca había visto en mi vida”, dice.
Durante el recorrido por el río, el sonido de los grillos ahogaba bajo el ruido del motor. A medida que nos interábamos en la selva, el agua se iba volviendo más cristalina.
“Hemos llegado al río Yaupi”, anunció Narankas. El Yaupi es uno de los afluentes del río Santiago, donde también se tomaron algunas muestras.
Este es el lugar de pesca favorito para los locales, porque las aguas son cristalinas y están libres de los residuos de la minería que han contaminado muchos otros ríos en la región del Amazonas.
En medio del follaje selvático, se divisan las banderas de Ecuador y Perú.
Narankas, su hermana Mireya y su hijo Josué se lanzaron al agua para pescar.
El pescador lanzó su red con todas sus fuerzas al río y luego la fue recogiendo lentamente para ver qué había logrado sacar: un pez al que él llama “carachama”, de unos 10 cm de largo.
Pertenece a la familia de los Loricariidae y esta especie en particular se llama Chaetostoma trimaculineum: un pez marrón, con algunas manchas oscuras y una boca redonda.
“Cerca de aquí encontramos una especie de pez que [los investigadores] dijeron que nunca había sido estudiado. Era muy parecido a esta carachama”, explicó Narankas.
El pez en cuestión era el Peckoltia relictum, una especie nueva en Ecuador. Mide aproximadamente 15 centímetros y usualmente se adhiere a las rocas.
Su boca es como una copa de succión y, en vez de escamas, tiene una especie de placas, una característica que distingue a las carachamas (Loricariidae).
Durante la investigación, Narankas y sus colaboradores también se llevaron algunos especímenes a una habitación en Kaputna, que funcionaba como un pequeño laboratorio donde medían y pesaban a los animales, les removían partes de sus tejidos con un bisturí y los preservaban en formaldehído.
“Fue muy emocionante aprender y recolectar información. Me siento un poco como una científica”, le cuenta a la BBC Liseth Chuim, una pescadora que hizo parte del monitoreo.
“Tomábamos un pedazo de su carne y le cocíamos un sello con su nombre y un número”, explica Johnson Kajekau, otro residente de Kaputna que apoyó al equipo de monitoreo.
Uno de los peces que más recuerdan los tres es una especie de bagre que medía más de un metro. También, uno que tenía la “panza amarilla” y otro de color plateado.
El biólogo de la WCS Fernando Anaguano y sus colegas se encargaron de recolectar las muestras y llevarlas a laboratorios en Quito.
Para los biólogos, la colaboración con los locales les permitió desbloquear un ecosistema que era un misterio para las personas de fuera de la comunidad.
“La cuenca del río Santiago es una de las menos exploradas. Hay muy pocos estudios que detallen la diversidad de peces que hay en ese lugar”, explica Anaguano, quien ha estado investigando peces de agua dulce por más de una década.
Lo atribuye a lo remoto de la región, las dificultades que había en el pasado para llegar hasta allí y también a que los peces de agua dulce con frecuencia han sido dejados de lado por los investigadores. Por lo general los investigadores se enfocan en grupos más “carismáticos” de animales, como los mamíferos o los pájaros y, cuando se estudian peces, por lo general se trata de especies marinas.
Sin embargo, señala Anaguano, los peces de agua dulce juegan un rol fundamental en los ecosistemas acuáticos y son fuente de alimento y recurso económico para las comunidades indígenas.
Hasta ahora, en investigaciones previas, se habían registrado cerca de 143 especies en un área extensa que incluye al río Santiago y sus afluentes por debajo de los 600 metros de altitud. Se le conoce como “zona ictiográfica de Morona Santiago” y tiene un área de 6.691 kilómetros cuadrados.
En comparación, el estudio con la comunidad Kaputna identificó un total de 144 especies en un área de apenas 21 kilómetros cuadrados dentro de esta zona. De esas especies, 77 no habían sido reportadas en las investigaciones anteriores del área de Morona Santiago.
La diversidad hallada en el estudio representa el 17% de todas las especies de peces de agua dulce en Ecuador (836) y el 20% de las registradas en la Amazonía ecuatoriana (725). Esto es un porcentaje muy significativo, considerando que el área de estudio donde estas especies fueron halladas es muy pequeña, según destaca Anaguano.
De hecho, la diversidad piscícola en la región amazónica es enorme.
Sus cuencas, localizadas en Ecuador, Perú, Colombia, Bolivia, Brasil, Venezuela, Guyana y Surinam, tienen la mayor variedad de peces de agua dulce del mundo. Se han registrado hasta ahora 2.500 especies y se estima que hay miles más por descubrir.
Esos ríos también son el hogar de la migración más larga en el planeta: la del bagre dorado, que viaja por cerca de 11.000 kilómetros entre las estribaciones de los Andes hasta los estuarios del Amazonas, en el océano Atlántico.
Sin embargo, los peces de agua dulce como los de la Amazonía están gravemente amenazados. Según el informe del Índice Planeta Vivo (IPV) sobre peces migratorios de agua dulce, sus poblaciones han disminuido un 81% en los últimos 50 años. Y solo en Latinoamérica, incluso más: un 91%.
Anaguano explica que, más allá de la contribución de los peces para mantener el equilibrio de la vida en el planeta, estos animales forman parte de la cultura y la cosmovisión de los pueblos indígenas.
La seguridad alimentaria es otro problema. “Los peces son fuente de proteína de las comunidades locales”.
Por eso, a través de este tipo de investigación que incluye la perspectiva de los pescadores, buscamos no solo conservar los peces sino también garantizar la sostenibilidad de la pesca a largo plazo”, añade Jonathan Valdiviezo, biólogo del Instituto Nacional de Biodiversidad (Inabio), donde se procesaron y almacenaron las muestras del estudio.
Para Valdiviezo, que tiene más de 17 años de experiencia trabajando con peces, uno de los puntos cruciales del proceso fue la capacitación que recibieron los pescadores de Kaputna para etiquetar correctamente las muestras.
“Eso nos ayudó a evitar problemas al registrar la especie y confusiones”, afirma.
Aun así, el descubrimiento estuvo lleno de giros y sorpresas. Durante el análisis de tejidos, que incluyó análisis de ADN, los investigadores descubrieron que uno de los peces que creían que era nuevo para la ciencia ya había sido descrito en 2011.
“Cuando nos dimos cuenta de que esta especie era muy rara, extrajimos ADN de un pequeño fragmento de músculo”, explica Valdiviezo. Luego, compararon los resultados con el tejido de otras especies relacionadas registradas en su base de datos.
“Es similar al proceso que se utiliza para determinar la paternidad”, explica el biólogo. Ante la duda, enviaron una muestra a Canadá, donde confirmaron que se trataba de un ejemplar de Peckoltia relictum, un pez ya conocido.
Sin embargo, se trataba de una especie nueva para Ecuador, al igual que otras cuatro descubiertas como parte de esta investigación.
Ambos investigadores creen que aún queda una gran cantidad de especies por descubrir en las turbias aguas del Santiago. Por ahora, dice Valdiviezo, siguen analizando uno de los bagres encontrados, ya que creen que se trata de una especie nueva para la ciencia.
Su principal característica es que tiene rayas negras por todo el cuerpo. Anaguano comenta que esperan publicar un segundo artículo, coescrito por los pescadores de Kaputna, este año.
Sentadas en Kaputna al atardecer, bajo un cielo estrellado, le preguntamos a Narankas qué significaba para él ver su nombre en el artículo publicado. Se le llenan los ojos de lágrimas.
“Me siento orgulloso”, explicó sonriendo.
Pero el impacto ha sido aún más profundo. Después de esta experiencia, en agosto de 2025, el joven de 34 años regresó a la escuela secundaria. En un año y medio espera graduarse y luego estudiar biología para seguir desvelando los secretos del río Santiago, cuya historia de descubrimientos científicos apenas comienza.
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