El paquete de reformas presentado por el presidente Andrés Manuel López Obrador contempla 18 ajustes a la Constitución, también llamado Plan C, y algunos de estos se enfocan en garantizar derechos de los pueblos y comunidades indígenas, el derecho a la salud, e incluso becas para jóvenes.
Especialistas consultados por El Sabueso reconocen que entre los cambios positivos en materia de pueblos indígenas está que se admite que las comunidades tienen personalidad jurídica y patrimonios propios. Sin embargo, también critican que la iniciativa busca extender derechos ya previstos o garantizados en la legislación mexicana. Además de que la adición de un extracto al cuarto artículo de la Constitución, como propone la iniciativa del presidente, podría limitar el derecho a la protección de la salud.
Los especialistas también advierten de la falta de un plan de financiamiento para la reforma que busca integrar los programas sociales dentro de la Constitución, pese a las críticas que han recibido a lo largo del sexenio, como ocurre con el programa Jóvenes Construyendo el Futuro.
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A continuación te explicamos qué dice el también llamado Plan C en materia de salud, programas sociales y pueblos indígenas.
La modificación al artículo 2o. de la Constitución, que propone el Plan C, se enfoca en más de veinticinco millones de personas indígenas y afrodescendientes, de acuerdo a estadísticas del INEGI del 2022 y 2020.
Pese a que la Iniciativa de Reforma Constitucional es el resultado de un proceso de consulta indígena con 54 foros organizado por el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas desde inicios de sexenio, muchas de las propuestas de este proceso no fueron incluidas en el documento de reforma.
Por ejemplo, no se integró la petición de representación política ante los congresos locales y federales de personas indígenas; ni tampoco se incluyó la iniciativa que respaldaría el pleno control de las comunidades indígenas sobre sus tierras y recursos.
La organización Fundar y La Alianza por la Libre Determinación y Autonomía (ALDEA) critican que también se dejó de lado el reconocimiento de las diversas formas de autonomía en las comunidades en sus procesos de elección y justicia. Esto en el sentido de que existen muchas restricciones para postulaciones de candidatos indígenas que no están afiliados a ningún partido político, y que por ello no pueden competir para cargos locales y estatales.
Uno de los principales cambios positivos que sí incluye la reforma es el reconocimiento de estas poblaciones como sujetos de derecho público, en lugar de “entidades de interés público”, como sucede actualmente.
Con ello, se admite que las comunidades tienen personalidad jurídica y patrimonios propios. “Este reconocimiento en la Constitución es de los aspectos más novedosos de la iniciativa, ya que se les reconoce a las comunidades no como entidades que necesitan tutelaje del Estado, sino como sujetos que pueden realizar actos normativos; actos jurídicos; que pueden administrar recursos públicos”, explica Edmundo del Pozo, coordinador del programa Tierra y Territorio de la organización Fundar.
Los cambios también buscan fortalecer el tema de asignación y ejercicio directo de presupuestos por comunidades. Este cambio consiste en que el patrimonio propio de cada comunidad se nutra a través de la asignación recursos de manera directa, es decir, sin que pase primero a través de las autoridades municipales, confiando en la capacidad de administración propia de las comunidades en cuanto a sus recursos.
La iniciativa también busca el reconocimiento de la existencia patrimonio cultural material e inmaterial de los pueblos, como la promoción de las lenguas indígenas en espacios públicos. Además, se reconocería por primera vez en la Constitución el derecho a la propiedad intelectual colectiva, esto para garantizar la protección contra la explotación y plagio de los productos de comunidades indígenas y afromexicanas.
También se propone ampliar medidas para garantizar derechos sociales de los pueblos en los ámbitos de educación, salud, alimentación, vivienda, comunicación, internet, etc; y fortalecer la regulación del derecho a la consulta y al consentimiento previo, libre e informado, así como asegurar una distribución justa y equitativa de beneficios.
En la Constitución, el derecho de consulta sólo estaba previsto para la elaboración de planes del Estado, mientras que con la modificación del segundo artículo, se reconocería ante cualquier proyecto que afectara a comunidades indígenas, ya fuera por parte del gobierno o de particulares.
Por su parte, el derecho al consentimiento implicaría que el resultado de la consulta y la decisión de la comunidad sea vinculante para la autoridad.
No obstante, de acuerdo al abogado especialista en derecho indígena Francisco López Bárcenas, el derecho a la consulta ante actos particulares está protegido por jurisprudencias emitidas por los Tribunales Colegiados; a la vez que este se encuentra reconocido en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Es decir, pese a no estar en la Constitución, es obligatorio de seguir para México al tratarse de derechos humanos.
Dentro de las modificaciones también se sustituye el término de usos y costumbres por el de sistemas normativos que, de acuerdo a la iniciativa, busca asentar un pluralismo jurídico bajo el que los pueblos indígenas puedan elegir, aplicar y desarrollar su propio sistema, siempre y cuando no contradiga a la Constitución.
Esto significa que se tendrían que tomar en cuenta a las autoridades comunitarias y sus sistemas a la hora de acceder a la justicia del Estado.
“Pero no significa que esa decisión sea vinculante, sólo se desea reforzar un canal de comunicación y coordinación entre los autoridades y comunidades”, aclara el jurista de Fundar.
También se fortalecen los derechos de las mujeres a la participación comunitaria, política y su acceso a la propiedad y posesión de tierras, así como el de los pueblos afromexicanos.
La iniciativa del Ejecutivo constitucionaliza el Programa Jóvenes Construyendo el Futuro (JCF)
En la adición de un segundo párrafo al artículo 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se reconoce el derecho de personas jóvenes de entre 18 y 29 años, que no estén estudiando o trabajando, a recibir o demandar medios económicos del Estado mexicano para su capacitación y subsistencia durante un año.
Basado en el programa JCF, los recursos otorgados a los jóvenes servirían para su capacitación en trabajos, cursos o talleres, y con ello mejorar la preparación de las personas para integrarlas a las actividades productivas y disminuir el desempleo en México de la población joven.
No obstante, expertos en derecho y economía han observado que puede no ser pertinente constitucionalizar los programas públicos del gobierno federal, en especial del instrumento público JCF.
Por ejemplo, el económista Jesuswaldo Martínez advirtió en el libro Análisis técnico de las 20 reformas constitucionales y legales presentadas por el presidente de la república que: “la información que se tiene sobre el programa JCF no es suficiente ni determinante como para suponer que representa la mejor solución de política pública para resolver la problemática”.
Durante los últimos años se han señalado una serie de deficiencias e irregularidades a partir de los reportes de fiscalización de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), entre ellas las de funcionarios públicos inscritos al Programa o el pago a beneficiarios difuntos.
Vale la pena recordar que en 2021 se calculó que sólo 3 de cada 10 jóvenes afiliados al programa conseguían empleo.
Este no sería el único programa social que se elevaría a rango constitucional, ya que en total hay cinco reformas dirigidas a esto, entre las cuales se incluye el programa de becas para estudiantes, el de pensión para personas con discapacidad, Sembrando Vida y la pensión de adultos mayores.
A diferencia del programa JCF, para las pensiones de adultos mayores, personas con discapacidad y becas para estudiantes, se reformarían los artículos 4 y 27 de la Constitución.
La iniciativa en materia de salud incorpora en la Constitución lo ya garantizado en la Ley General de Salud.
Se reforma el párrafo cuarto del artículo 4o. de la Constitución, adicionando un extracto que establece como obligación del Estado garantizar la atención médica integral, universal y gratuita, “incluyendo estudios médicos, intervenciones quirúrgicas y los medicamentos necesarios para garantizar este derecho”.
Sin embargo, esto ya está previsto y protegido en la Ley General de la Salud, que aplica a nivel federal. Específicamente, en el artículo 27 de esta ley se garantiza la atención médica integral, la cual abarca acciones preventivas, curativas, paliativas y de rehabilitación, junto con muchos otros servicios para garantizar un bienestar físico, mental y social.
“Esta reforma no agrega un derecho a la Constitución. Lejos de que beneficie o que pueda permear en la mejora de las políticas públicas, es peligroso que se enumeren en esta lo que conforman al derecho a la salud, se están excluyendo muchas cosas que ya están previstas ampliamente en otras leyes y reglamentos”, asegura el politólogo Luis Javier Cortés.
En cuanto a la atención universal y gratuita, se refiere a que la población que ya tiene seguridad social, y que puede atenderse en otros sistemas de salud por su condición de asalariados, pueden acceder al sistema de salud pública que brinda el Estado, a diferencia de las personas con trabajos informales, quienes no tienen alternativas para el acceso a la salud.
Así, si no se contempla en esta reforma la elaboración de un plan de financiamiento para el sistema de salud pública, el Estado no podrá garantizar ni otorgar un acceso digno e integral a los servicios de salud para la población.
De ‘Babygirl’ a ‘Gladiator II’ y ‘Cónclave’: te contamos cuáles son las 20 mejores películas de 2024 según nuestros expertos.
¿Cuáles son las mejores películas de 2024? Los críticos de cine de la BBC, Nicholas Barber (NB) y Caryn James (CJ), eligen lo más destacado del año, incluido un thriller erótico con un giro inesperado, un drama papal íntimo y el regreso de una epopeya de espadas y sandalias.
Los números que aparecen en la lista no representan un ranking, sino que pretenden aportar claridad.
Sydney Sweeney (también productora del filme) protagoniza esta maravillosa y espeluznante película de terror sobre una monja novicia estadounidense que descubre que no todo es lo que parece en un convento italiano.
Inmaculada podría fácilmente haber sido una película de serie B de mala calidad sobre la explotación de las monjas, pero es superior en muchos sentidos, desde el atrevido comentario sobre el trato que los hombres dan a las mujeres, hasta una cinematografía que recuerda al arte religioso del Renacimiento.
Sin embargo, lo más sorprendente de la película es su voluntad de llevar las cosas a extremos asombrosos. Hay innumerables momentos en los que la estás viendo y piensas: “No… no van a llegar a ese punto… no lo harían…”. Y luego lo hacen. (NB)
Mira:
Las reacciones a esta película fueron casi tan polarizadas como el país dividido que retrata, una señal inequívoca de que Alex Garland tocó una fibra sensible con su visión de un futuro cercano en Estados Unidos sumido en una guerra civil bajo un presidente fascista.
Kirsten Dunst está en el centro de la película, como una fotoperiodista que, junto con sus colegas (interpretados por Wagner Moura, Cailee Spaeny y Stephen McKinley Henderson), se arriesga mucho para presenciar y reportar lo que sucede a su alrededor.
Garland hace que esa acción sea visceral y explosiva, desde armas y tanques en las calles de Washington DC hasta violentos encuentros uno a uno en el campo supuestamente tranquilo.
Pero el aspecto más desgarrador de la película es la precisión y la convicción con que posiciona la ficción a un paso del mundo real que nos rodea.
Algunos espectadores se quejaron de que Garland no planteara un conflicto político más directo, pero para mí la película es lo suficientemente escalofriante en su visión demasiado creíble de un futuro desgarrado por la guerra. (CJ)
El personaje de Kristen Stewart tiene una vida miserable al comienzo de Love Lies Bleeding, como suele ocurrir con los personajes de Stewart.
Regenta un gimnasio sórdido en un pueblo pequeño, evita a su padre gánster (Ed Harris) e intenta en vano persuadir a su hermana (Jena Malone) para que ponga fin a su matrimonio abusivo.
Pero todo cambia cuando una vagabunda carismática interpretada por Katy O’Brian hace una parada en su camino a un concurso de fisicoculturismo en Las Vegas.
Saltan chispas y los fuegos artificiales de sexo sudoroso, violencia impactante y locura total siguen explotando.
Amor, mentiras y sangre, un elegante filme noir de humor negro lésbico de Rose Glass, la directora británica que debutó en los largometrajes con la aclamada película de terror Saint Maud (Salvando almas), es el thriller policial independiente más divertido e imaginativo desde Good Time (2017), que casualmente tenía como protagonista al coprotagonista de Stewart en Crepúsculo, Robert Pattinson. (NB)
Las películas de Alice Rohrwacher, como la fabulosa Lazzaro felice (Feliz como Lázaro) de 2018, están teñidas de realismo mágico.
La quimera, ambientada en la Toscana en la década de 1980, es una de sus mejores películas, ya que camina por la delgada línea entre el realismo de rica textura y los sueños.
Josh O’Connor da vida a Arthur, un inglés que trabaja con una banda de ladrones de tumbas italianos locales para encontrar artefactos antiguos en tumbas etruscas para venderlos en el mercado negro.
De aspecto sórdido y triste, Arthur se tambalea por haber perdido a su amor, Beniamina. Como dice un personaje, está buscando en el subsuelo “una puerta al más allá” y, a veces, parece encontrarla.
Rohrwacher tiene un ojo para encontrar la belleza en las ruinas, ya sea la gran casa destartalada donde vive la madre de Beniamina (Isabella Rossellini) o el propio Arthur.
La trama sigue avanzando, con peligros, crímenes y fugas de la policía, pero la película está marcada por la actuación conmovedora, discreta pero carismática de O’Connor y la elegante visión de Rohrwacher, filmada lujosamente por la gran directora de fotografía Helene Louvart. (CJ)
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Mi amigo robot es una película de dibujos animados como ninguna otra. Es una producción franco-española y, sin embargo, es un homenaje cariñoso a la vitalidad de la Nueva York de los años 80.
Está animada en un estilo de libro ilustrado en 2D y, sin embargo, está repleta de pequeños detalles.
No tiene diálogos y, sin embargo, está salpicada de ingenio y sabiduría.
Trata sobre un perro y un robot y, sin embargo, es una exploración profundamente humana de la soledad y el compañerismo.
Adaptada de la novela gráfica de Sara Varón y dirigida por Pablo Berger, esta joya que estuvo nominada al Oscar cuenta la encantadora historia de dos amigos que encuentran una alegría reconfortante en la compañía del otro, y luego tienen que descubrir si pueden aprender a vivir separados. (NB)
Pocos dramas sobre inmigrantes son tan conmovedores, humanos y llenos de suspenso como este, sobre el peligroso viaje de un chico de 16 años que abandona Senegal en busca de una vida mejor.
Matteo Garrone (Gomorra) ganó el premio a mejor director en el Festival de Cine de Venecia de 2023 por la película, y su estrella no profesional, Seydou Sarr, ganó el premio a mejor actor joven por su papel del ficticio Seydou, un chico apacible decidido a llegar a Italia junto con su primo, Moussa.
Cada etapa del viaje de los chicos presenta un peligro diferente. Se embarcan a través del Sahara con un grupo de otros inmigrantes y, cuando muere una mujer, Seydou la ve planear por el aire, como si la realidad fuera demasiado para asimilar.
En Libia, es encarcelado y torturado. En las etapas finales, debe pilotar un barco lleno de inmigrantes hacia Italia, lo que da a la película su título, Io Capitano (Yo, Capitán).
Con relativamente pocas palabras, Garrone y Sarr crean una película elocuente y penetrantemente real sobre una persona, cuya historia resuena con la situación de millones de personas en todo el mundo. (CJ)
No necesariamente pensarías que alguien que se gana la vida limpiando baños públicos ha encontrado el secreto de la felicidad, pero Días perfectos, de Wim Wenders, es un buen ejemplo de ello.
Película en japonés del guionista y director alemán, este hipnótico estudio de personajes sigue a Hirayama (Kōji Yakusho) por Tokio mientras lleva a cabo sus tareas de limpieza, riega sus plantas, lee novelas, escucha música rock estadounidense y toma fotografías de árboles, todo ello con la misma serena diligencia y orgullo.
Hay indicios aquí y allá de cómo ha cambiado la vida de Hirayama y de cómo podría cambiar en el futuro, pero el núcleo de la película es una meditación de tipo documental sobre la serenidad de una existencia reducida a lo esencial.
Además, los propios baños públicos están tan bien diseñados que “Días perfectos” bien podría convertirlos en atracciones turísticas. (NB)
La secuela de Ridley Scott de su aventura de espadas y sandalias que ganó el Oscar en 2000 es sumamente entretenida, desde el dinámico (y subestimado) papel protagónico de Paul Mescal como Lucius, un gladiador y heredero secreto del trono del Imperio Romano, hasta la acción implacable y fascinante en el Coliseo, donde los antagonistas de los gladiadores incluyen tiburones, babuinos y rinocerontes.
Mescal ancla la película y nos permite ver la ira y la sensibilidad de Lucius. Fuera del Coliseo, Denzel Washington se excede como el magnate vestido de túnica y adornado con joyas que compra a Lucius y lo agrega a su grupo de luchadores.
Pedro Pascal aparece como un general romano, y Joseph Quinn y Fred Hechinger agregan una nota espeluznante como los emperadores gemelos libertinos que se sientan en el lugar que le corresponde a Lucius.
Colorida y maravillosamente excesiva, Gladiador II es todo lo que podrías desear de una película para pasar el rato, y una prueba de que cuando Scott está en su mejor momento, puede crear un gran espectáculo como nadie más. (CJ)
Babygirl está protagonizada por Nicole Kidman como la poderosa jefa de una empresa de robótica valorada en millones de dólares, junto a Harris Dickinson como un joven y arrogante pasante.
Tan pronto como lo ve, tiene la sensación de que podría satisfacerla de maneras que su amado esposo (Antonio Banderas) no puede, y comienza un juego altamente arriesgado —y atrevido— de dominación y sumisión.
Esta podría ser fácilmente la premisa de un thriller erótico brillante de los años 80 o 90 , y por momentos parece que Babygirl es exactamente eso, con sus hermosas estrellas, ropa de diseñador y escenarios glamorosos.
Pero la guionista y directora Halina Reijn (Bodies Bodies Bodies) tiene demasiada simpatía por sus personajes como para tratarlos como los seductores depredadores y las víctimas desventuradas que podrían haber estado en una película así hace unas décadas.
En vez, son individuos imperfectos con vidas desordenadas y deseos conflictivos, lo que hace que su relación sea aún más intrigante e impredecible. (NB)
Como lo suele hacer, Mike Leigh nos demuestra que una película no tiene por qué ser grande o bulliciosa para ser espectacular.
Veintiocho años después de Secretos y mentiras, el director se reúne con Marianne Jean-Baptiste, que interpreta a Pansy, tan deprimida y convencida de que el mundo está en su contra que arremete contra todos, desde los desconocidos hasta los que más la quieren.
Es una interpretación asombrosa, feroz y enfadada, pero llena de empatía y comprensión.
Sin sentimentalismos ni súplicas especiales por Pansy, Leigh y Jean-Baptiste generan una enorme simpatía por esta mujer cuya amargura y comportamiento duro provienen de una profunda infelicidad que le resulta inexplicable.
El reparto secundario, especialmente Michele Austin como la hermana de Pansy, crea una familia preocupada por ella pero desconcertada sobre qué hacer.
Una vez más, Leigh demuestra ser un maestro a la hora de sumergirnos en la realidad de las vidas cotidianas en una película que, a pesar de su espinosa heroína, a veces está salpicada de ingenio y siempre impregnada de calidez. (CJ)
El primer largometraje de Payal Kapadia fue un documental que se estrenó en 2021, pero era prácticamente una desconocida (al menos para mí) hasta este año, cuando el estreno de su primer drama la catapultó a las filas de los directores jóvenes más interesantes del mundo.
All We Imagine as Light está protagonizada por Kani Kusruti, Divya Prabha y Chhaya Kadam, tres mujeres indias de diferentes generaciones que trabajan en el mismo hospital de Bombay y que comparten una especie de dolor: una es viuda y pronto será desalojada de su hogar conyugal, otra vive a miles de kilómetros de un marido al que apenas conoce y otra está enamorada de un hombre con el que sus padres nunca la dejarán casarse.
Mientras las mujeres reflexionan sobre la cuestión de si quedarse en Bombay o regresar a sus pueblos de origen, esta película conmovedora y poética rinde homenaje a la magia onírica de pasear por una ciudad bulliciosa de noche.
Desdibujando los límites entre ficción y documental, es tan íntimo y evocador que te hace sentir como si estuvieras paseando por la ciudad tú también, al lado de algunos queridos amigos. (NB)
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No hay nada como Emilia Pérez.
Artísticamente atrevido, delirantemente disparatado y entretenido, el drama musical de Jacques Audiard es tan extravagante que no debería funcionar, pero las partes encajan con tal ingenio y energía cinética que lo hacen.
Karla Sofía Gascón interpreta a un capo criminal mexicano, Manitas, que transiciona y se convierte en Emilia con la ayuda de su abogada (Zoe Saldaña). Emilia se hace pasar por una prima lejana para estar cerca de su propia esposa (Selena Gomez) y sus hijos, y se convierte en una filántropa, hasta que el impulso criminal la alcanza.
La película está llena de canto y baile, con números musicales junto a escenas de acción violenta. Sin embargo, debajo de esa superficie enérgica, los personajes evolucionan y se vuelven desgarradores al final; Saldaña y Gómez destacan.
En un panorama lleno de superhéroes y secuelas, por maravillosas que sean algunas de ellas, esta película destaca por su originalidad, ya que Audiard maneja una llamativa mezcla de géneros en una película audaz y conmovedora. (CJ)
Durante demasiado tiempo, los vampiros en la pantalla han sido sexys (True Blood, Crepúsculo) o tontos (Hotel Transylvania, Renfield), pero la imponente nueva versión de Robert Eggers del clásico mudo de FW Murnau los lleva de vuelta a sus antiguas raíces en el folclore europeo, al mismo tiempo que le da un giro moderno a los temas de la novela original de Drácula, de Bram Stoker.
Nosferatu es una pieza de época cuidadosamente investigada, ambientada en Alemania a principios del siglo XIX. Bill Skarsgård interpreta al no-muerto Conde Orlok y, por una vez, tenemos el placer de ver a un vampiro que no es un encantador libertino ni un solitario malhumorado, sino una fuerza demoníaca genuinamente extraña y monstruosa.
Aun así, el melodrama gótico de Eggers no trata realmente sobre el conde, por sorprendente que sea, sino sobre Thomas Hutter (Nicholas Hoult) y su esposa, Ellen (Lily-Rose Depp), una pareja potencialmente feliz que se ve amenazada tanto por sus inseguridades sobre la clase y el sexo como por el chupasangre de Transilvania que se ha mudado a la destartalada mansión al final de la calle. (NB)
Cónclave es una de esas cosas raras: una película comercial fascinante que también está llena de arte, elevada por la meticulosa dirección de Edward Berger y la interpretación poderosamente sutil de Ralph Fiennes como un cardenal que dirige la elección de un nuevo papa.
Berger, cuya Sin novedad en el frente ganó el Oscar a la mejor película internacional en 2022, le da a la película el impulso de un gran thriller político al seguir las manipulaciones, los trucos sucios y los tratos de los cardenales.
La fotografía es impresionante, con tomas bellamente compuestas llenas de los ricos colores de las túnicas de los cardenales y la grandiosidad del entorno del Vaticano.
El cardenal Lawrence (Fiennes) es todo calma superficial, pero vemos cómo se angustia mientras cuestiona su propia fe.
Y hay actuaciones deslumbrantes y muy bien logradas de Stanley Tucci, que añade un toque divertido como aspirante al puesto más alto, John Lithgow como un cardenal de alto rango con escándalos que ocultar, e Isabella Rossellini como una monja que a menudo se queda en segundo plano y finalmente elige su momento para decir algunas palabras hirientes.
Como las mejores películas de Hollywood, Cónclave es inteligente, sofisticada y muy agradable de ver. (CJ)
Ganadora de la Palma de Oro de este año (el máximo galardón del Festival de Cine de Cannes), Anora cuenta la alocada y vertiginosa historia de Ani (Mikey Madison), una joven ruso-americana que baila en un club de striptease de Manhattan.
A cambio de una elevada suma de dinero, acepta tener relaciones sexuales con Vanya (Mark Eydelshteyn), el hijo cabeza hueca de un oligarca ruso, y pronto empieza a creer que podrían tener un futuro juntos.
Los padres de Vanya no están de acuerdo.
Madison y Sean Baker, guionista y director de la película, han creado un personaje con tanto brío que salta de la pantalla, y sus absurdas desventuras son emocionantes y divertidas.
Pero Baker siempre mantiene las cosas arraigadas en la realidad terrenal de la vida estadounidense contemporánea, tal como lo hizo en películas anteriores como Tangerine y The Florida Project.
Por delirantemente entretenida que sea, Anora es un relato auténtico de personas que están en dificultades económicas. (NB)
Ignoren el confuso título. Esta película iraní es una de las más potentes y oportunas del año.
En el centro de la película hay una familia que encarna el conflicto político y generacional que sacude a ese país.
Iman, el severo padre, es investigador del Tribunal Revolucionario Islámico de Teherán, su esposa es dócil y obediente, y sus dos hijas adultas jóvenes forman parte del movimiento de protesta de las mujeres en las calles.
El director Mohammad Rasoulof incluye algunas imágenes reales de las protestas de 2022, pero la película es un drama tenso y lleno de suspenso, no un panfleto.
Cuando Iman pierde su arma y acusa a su familia de robársela, la verdadera dureza de su personalidad y la profundidad de la resistencia de la hija a él y al patriarcado del país convierten la historia en un thriller desgarrador.
Rasoulof filmó la película en secreto, huyó de Irán y de una sentencia de prisión para presentarla en Cannes y ahora vive exiliado en Alemania.
Pero lo que importa es la acción en pantalla, y ese es un drama íntimo e intenso que captura el impacto brutal que la política puede tener en los individuos. (CJ)
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El éxito de Coralie Fargeat, que cruza géneros, comienza como una sátira elegante y brillante del mundo del espectáculo en el mismo barrio que Sunset Boulevard: su heroína es una exsuperestrella ganadora del Oscar (Demi Moore) a quien el odioso productor (Dennis Quaid) de su programa de televisión diurno considera que ya pasó su mejor momento.
La película luego se transforma en un drama surrealista de ciencia ficción en la línea de Doctor Jekyll y Mr. Hyde, ya que la exestrella paga para que la clonen, para que su doble “más joven y mejor” (Margaret Qualley) pueda hacerse cargo del programa.
Y después de eso, La sustancia se transforma en una película de monstruos viscosos para su final exageradamente asqueroso.
El comentario sobre las tendencias sexistas y de discriminación por edad de Hollywood no es exactamente sutil, pero, bueno, la sutileza no es el punto.
Fargeat demuestra que si tienes algo que decir y lo dices con suficiente fuerza, una película de presupuesto relativamente bajo puede hacer que la gente la vea y discuta sobre ella después. (NB)
Steve McQueen amplía su ya formidable repertorio en esta conmovedora película que nos sumerge en la vida de una madre soltera y su hijo durante el bombardeo de Londres durante la Segunda Guerra Mundial.
Saoirse Ronan interpreta a Rita, una obrera en una fábrica que vive con su padre (Paul Weller) y George, de 9 años (Elliott Heffernan).
Aunque McQueen es conocido por películas más crudas, como Hunger y 12 años de esclavitud, aquí combina a la perfección el entorno de la guerra con la aventura, el comentario social y el cálido sentimiento familiar.
Cuando George huye para evitar que lo envíen a un lugar seguro en el campo, su viaje adquiere tintes de Oliver Twist. La película aborda el racismo que rodea a la familia, incluida la forma en que el padre de George, un inmigrante africano, fue arrestado y deportado injustamente.
Los actores son naturales incluso en las circunstancias más extraordinarias, liderados por Ronan, que nos permite ver el intenso amor de Rita por su hijo desde el principio.
La valentía cinematográfica de McQueen crea una sensación feroz de estar en medio de un bombardeo, pero en última instancia, esta conmovedora historia de guerra trata sobre la familia con toda su emoción y angustia. (CJ)
Tras dos décadas de ilustre carrera como actor, que incluye películas como Zombieland, The Social Network o Sasquatch Sunset (otro punto culminante de 2024), Jesse Eisenberg demuestra que tiene tanto talento detrás de la cámara como delante de ella.
Su segunda película como guionista y director gira en torno a dos primos, David y Benji, interpretados por Eisenberg y Kieran Culkin.
David es cuidadoso y cauteloso, mientras que Benji es un extrovertido exasperantemente egoísta, pero en un intento de reconstruir la relación que tuvieron cuando eran niños en Nueva York, los primos realizan una visita guiada a los lugares del Holocausto en Polonia.
Lo que resulta tan destacable de “Un dolor real” es que trata su tema aleccionador con respeto y sensibilidad, y, sin embargo, está llena de risas de principio a fin.
La clave es que la comedia siempre parece espontánea, porque parece surgir de forma natural de las personalidades de los primos.
Eisenberg ha conseguido hacer una película sincera, perspicaz y profundamente conmovedora, que además es la más divertida del año. (NB)
Walter Salles (Diarios de motocicleta) hace del drama político algo personal en esta elocuente película brasileña, basada en la historia real de la familia Paiva.
En Río de Janeiro, en los años 70, Rubens Paiva, un excongresista liberal y activista que se opone a la dictadura militar del país, se convierte en uno de los muchos desaparecidos cuando la policía se lo lleva y nunca más lo vuelven a ver.
Durante los años y décadas siguientes, su esposa, Eunice, y sus cinco hijos viven con las consecuencias.
Fernanda Torres ofrece una actuación de notable fuerza discreta, capturando la voluntad de hierro de Eunice mientras lucha por mantener a su familia y descubrir el destino de su esposo.
Salles nos hace sentir la tensión y el miedo del secuestro y de los días posteriores, pero pocas películas crean una representación tan singular de los efectos a largo plazo de tales tragedias en quienes quedan atrás.
Aún estoy aquí revela con elegancia el dolor duradero y la forma en que los actos políticos y sus repercusiones pueden detener vidas en seco, mientras esta familia aprende a mirar hacia adelante sin perder de vista el pasado. (CJ)
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