¿Cómo era la entrega de pensión a adultos mayores en sexenios previos? ¿A qué edad recibían los apoyos con el gobierno de Peña Nieto? ¿Cómo han cambiado los montos y edades de asignación en las últimas dos décadas?
El anuncio del presidente Andrés Manuel López Obrador el fin de semana pasado respecto a que aumentarán los montos de apoyo y se entregará la pensión desde los 65 años y no desde los 68, como fue desde el inicio de su gobierno, generó cuestionamientos en redes sociales.
Cibernautas criticaron al presidente y al partido político que lo abandera, asegurando que fueron ellos mismos quienes elevaron la edad a partir de la cual las personas pueden acceder al apoyo gubernamental, y ahora se reducirá ese rango para beneficiar a más gente, cuando se acercan las elecciones.
Un primer punto, al revisar los datos, es que si bien en el sexenio de Enrique Peña Nieto se dio la pensión a adultos mayores desde 65 años, se estableció la limitante de no entregarla a personas jubiladas o pensionadas que ya recibieran una pensión mayor a $1,092 mensuales, restricción que no existe desde el inicio del gobierno de López Obrador.
Y además, el monto entregado el sexenio anterior es la mitad de lo actual, en términos reales.
Cuando López Obrador gobernó la Ciudad de México estableció apoyos para adultos mayores, entregados por medio de tarjetas. En un inicio, no era para todos ellos. Sin embargo, en 2003 se aprobó que fueran entregados a todos los adultos mayores capitalinos, es decir, que fuera un apoyo “universal” en la Ciudad, a partir de los 70 años.
A nivel federal, en ese mismo año 2003, durante la administración del panista Vicente Fox se lanzó el programa “Atención a Adultos Mayores”, que establecía que el apoyo solo sería para personas mayores de 60 años que vivieran en localidades rurales, de alta marginación y “en el umbral de la pobreza alimentaria”.
En ese momento el gobierno federal brindaba 700 pesos mensuales, lo que hoy equivale a 1 mil 446 pesos.
Un año después, en 2004, el proyecto cambió para dar un apoyo alimentario de 2 mil 100 pesos anuales (que equivalen a 345 pesos mensuales en 2021), y que podrían ser entregados en cualquier mes del año.
La segunda administración presidencial panista, la de Felipe Calderón, retomó el programa de apoyos alimentarios bajo el nombre “Programa de Atención a los Adultos Mayores de 70 años y más en zonas rurales” en 2007.
A lo largo del sexenio, el programa tuvo diferentes cambios como el nombre que se quedó solo en “70 y más”. La cobertura se amplió de localidades rurales con 2,500 a 30 mil habitantes. Y en 2009 se incluyó que los familiares representantes de los beneficiarios recibieran un apoyo por el concepto de “marcha”, al fallecer el adulto mayor.
En el último año de la presidencia de Calderón, el “70 y más” agregó otra limitante para aquellos que buscaban acceder al programa. Si los adultos mayores ya estaban jubilados o recibían una pensión, ya no eran candidatos a recibir el monto.
El gobierno calderonista destinó 500 pesos mensuales que eran entregados en efectivo y de manera bimestral. El monto en la actualidad representaría entre 700 y 877 pesos al mes. Según esta ficha de CONEVAL, para 2013 la población atendida era de unas 3 millones de personas.
En el sexenio del priista Enrique Peña Nieto, el plan de apoyo a adultos mayores se modificó en nombre, monto, formato de entrega del dinero y edad límite de los beneficiarios.
El proyecto “Pensión para Adultos Mayores” contemplaba que los mayores de 65 años podían acceder a 580 pesos mensuales, entre 648 y 716 pesos actuales, entregados bimestralmente a través de una tarjeta electrónica.
Pero aunque en su momento en esa administración se dijo que sería “universal”, aquellos que ya recibieran una jubilación o pensión igual o mayor a 1 mil 92 pesos serían rechazados al momento de hacer la solicitud.
En 2013, el gobierno proyectó que unos 4 millones 600 mil adultos mayores se beneficiarían con esta pensión. Para 2017-2018, CONEVAL refirió que la población atendida eran 5 millones 123,553 adultos mayores.
La administración de López Obrador comenzó en 2019 con la aplicación del programa “Pensión para el bienestar de las personas adultas mayores”.
Los principales cambios fueron que las pensiones también se entregarían incluso a adultos mayores jubilados o pensionados, aunque serían para mayores de 68 años, a excepción de las personas indígenas, ya que en su caso se seguiría respetando la edad de 65.
Además, aumentaron los montos, entregando el doble de dinero.
La entrega del apoyo se da mediante una tarjeta bancaria y, en caso de no tener una, los representantes de los beneficiarios pueden acudir a las oficinas de las delegaciones de los Programas de Desarrollo para que se les haga entrega del efectivo.
Durante los últimos 3 años el monto que se les ha entregado a los adultos mayores ha ido en aumento; sin embargo, al analizar el valor de dicho dinero en valores actuales este ha ido disminuyendo ligeramente.
Por ejemplo, en 2019 se entregaron 1 mil 275 pesos, lo que representa 1 mil 371 pesos actuales, considerando la inflación. Para 2020 el monto fue de 1 mil 310 pesos; es decir, 1 mil 359 para 2021. Y en este año se están entregando 1 mil 350 pesos.
El reporte público de los beneficiarios del programa Pensión para el bienestar de las personas adultas mayores, actualizado en diciembre de 2020, indica que entre mayo y junio del año pasado, 7 millones 702 mil 889 personas adultas mayores reciben un apoyo de 2 mil 620 pesos bimestrales.
Según dijo el mandatario federal el domingo pasado, al pasar de 68 a 65 años la edad para recibir la pensión, se estaría beneficiando a otros 10.3 millones de adultos mayores.
Además, detalló, desde julio habrá un incremento del 15% en el monto otorgado.
“En enero de 2022, 2023 y 2024 el aumento será del 20 por ciento anual más inflación hasta llegar a seis mil pesos bimestrales”, dijo.
En 2012, cuando era candidato a la presidencia, López Obrador criticó a Peña Nieto por plantear que se diera la pensión a personas desde los 65 años.
“Él, así, sin decir de dónde va a salir el dinero, se atreve a plantear que va a entregar el apoyo desde los 65 años, lo que implica, no he hecho la cuenta, pero debe ser un presupuesto de más de 80 mil millones de pesos. ¿De dónde los va a sacar? No ha explicado”, refirió entonces.
Ahora, 9 años después, ya como mandatario dijo que los recursos para dar más dinero y a más adultos mayores saldrán de las medidas de austeridad.
“Estos recursos saldrán del presupuesto público sin aumentar la deuda ni los impuestos y sin gasolinazos. Es, básicamente, lo obtenido por ahorros de la austeridad republicana juarista”.
Mientras las manifestaciones contra medidas migratorias de Donald Trump crecen, en Paramount, donde el 36% de los vecinos nació en otro país, reivindican el rol de estos en la comunidad.
“¿Van para la guerra, con todas esas armas?”, interpela un hombre a los miembros de la Guardia Nacional que lo observan impasibles, fusiles en mano, desde el otro lado de la verja.
Estamos en Paramount, una localidad del sur de los Ángeles en la que el sábado se registraron enfrentamientos entre agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) y un grupo de manifestantes que habían llegado tras correrse la voz de que se estaban llevando a cabo redadas de deportación en la zona.
Disturbios como aquel llevaron al presidente Donald Trump a intervenir, tras dos días de protestas aisladas por las operaciones migratorias, ordenando el envío de 2.000 uniformados como los que tenemos enfrente para ayudar a “restaurar la ley y el orden” en la metrópolis californiana.
“Es una maniobra que solo escalará la tensión”, advirtió el gobernador de California, el demócrata Gavin Newsom, adelantándose a lo que un día después se registraría en el centro de Los Ángeles, con cientos de manifestantes bloqueando accesos, agentes tratando de dispersarlos con gas lacrimógeno y granadas aturdidoras, y quema de vehículos.
“Ustedes están haciendo su trabajo, pero nosotros no somos el enemigo”, grita el hombre apostado en la valla ante los soldados a horas de que se den esas escenas de caos.
Puede que su voz destaque entre la decena de personas que se ha congregado este domingo para hacerle saber a la Guardia Nacional que su presencia no es bienvenida.
Pero su sentir es ampliamente compartido en este municipio de unos 51.000 habitantes en los que uno de cada ocho es de origen latino y el 36% nació en otro país, según datos del censo.
“Aquí solo hay gente trabajadora, porque este barrio lo levantaron los inmigrantes”, reivindica, mientras otro vecino ondea la bandera mexicana, dos jóvenes alzan unas pancartas en repudio a ICE y varios coches tocan la bocina al pasar.
Como cada fin de semana, tres de esos inmigrantes que contribuyeron a que Paramount sea el municipio que es se reúnen al otro lado de la calle para charlar de las novedades familiares y de la actualidad.
Apostados en sus vehículos de trabajo, la conversación de Juan, Rogelio y Héctor se centra este domingo en cómo en ese mismo lugar, en el parqueo de la tienda Home Depot, fue donde la víspera se encendieron las tensiones entre manifestantes y agentes federales.
“Se ve que se habían surgido informaciones de que estaban haciendo redadas justo aquí”, explica Juan, mexicano de 63 años que llegó desde Jalisco a Estados Unidos cuando tenía 17.
“Y eso trajo a gente que, en la confusión, terminó armando disturbios”, explica.
En un mensaje enviado a la BBC, el Departamento de Seguridad Nacional negó que ICE hubiera realizado operaciones en la zona el sábado.
Aunque informó que en las llevadas a cabo en Los Ángeles en la última semana detuvieron a 118 indocumentados, el golpe migratorio más duro contra esta ciudad considerada “santuario” desde que Trump llegara al poder con la promesa de llevar a cabo “la mayor deportación de la historia del país”.
Sea como fuere, los tres amigos dicen estar tranquilos — “no tenemos ningún problema, tenemos todos los papeles en regla”–, aunque reconocen que son muchos los vecinos indocumentados que viven el contexto con miedo.
“Es por eso que hoy no ves a nadie aquí”, sigue Juan, quien aun así prefirió no dar su apellido. “Generalmente, aunque más entre semana, puedes ver aquí 20 o 30 camionetas de jornaleros a la espera de que los contraten”, explica.
Uno de los pocos que este domingo llegó a ofrecerse para trabajar es Pedro, quien pidió ser identificado con seudónimo.
“Techos, reparación, pintura”, se lee en el cartel que ha pegado en el parabrisas de su vieja pick-up azul, aparcada discretamente en una esquina.
“La vida aquí es muy cara y mi pensión no alcanza”, dice este salvadoreño que lleva cinco décadas en EE.UU. y que con sus 70 años bien cumplidos está en edad de jubilarse.
“Por eso tengo que venir a rebuscarme cada día”, cuenta.
Lo hace con la tranquilidad que le da el haber regularizado su situación migratoria en el año 2000, pero sin poder evitar la angustia que le genera ver a sus vecinos sufrir.
“Esto no va a acabar aquí. Las redadas van a seguir. Se está volviendo invivible con este presidente”, dice, y añade que está valorando volverse a El Salvador.
Algunos de los vecinos buscaron consuelo y acompañamiento ante la adversidad en la iglesia cristiana a la que acuden cada domingo, Chapel of Change, situado a apenas unos metros del Home Depot y del escenario de los enfrentamientos.
Unas 200 personas, la mayoría familias de origen hispano, escuchan con atención el sermón en el que los llaman a abrazarse a la fe.
“Aquí buscamos unidad y rezamos por todos”, le dice a BBC Mundo Irene Ramírez, una de las pastoras de la iglesia, que describe a la comunidad como “vibrante, unida y orientada a la familia”.
El pastor principal de la iglesia, Bryan Worth, lo suscribe.
“Con los años Paramount se ha vuelto un municipio muy vibrante”, le explica a la BBC.
“En los 80 Paramount solía ser una de las peores ciudades pequeñas de la nación, pero los líderes cívicos, del sector educativo y los que estamos al frente de las iglesias se aliaron para transformar la comunidad, para que estuviera más unida, fuera más pacífica en general”, subraya.
“Nunca pensé que las escenas que echaban en la tele íbamos a tenerlas aquí”, se lamenta Dora Sanchez, quien ayuda en las labores de la iglesia.
“Todo es muy impactante”, añade, sin imaginarse lo que aún estaba por llegar.
A medida que las horas avanzan, la tensión este domingo sigue escalando, las escenas volviéndose más caóticas en las calles del centro de Los Ángeles y la fricción entre el gobierno federal y el estatal profundizándose.
Ante el llamado de Newsom para que retire a la Guardia Nacional de las calles y las duras críticas de gobernadores demócratas que subrayan que la medida es “un alarmante abuso de poder”, Trump se mantiene firme en su postura.
“Turbas violentas e insurrectas acosan y atacan a nuestros agentes federales para intentar detener nuestras operaciones de deportación. Pero estos disturbios ilegales solo refuerzan nuestra determinación”, la explicó en su red social TruthSocial.
“Se restablecerá el orden, los inmigrantes indocumentados serán expulsados y Los Ángeles será libre”.
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