
Para entender mejor
El cónclave, la elección papal de la Iglesia Católica, se llevará a cabo el próximo 7 de mayo con 133 cardenales de 71 países del mundo como candidatos. De acuerdo con el Vaticano, inicialmente se reunirían 135 aspirantes en la Capilla Sixtina, “53 cardenales europeos, 37 americanos , 23 asiáticos, 18 africanos y 4 oceánicos”, pero dos se ausentarán por cuestiones de salud y sólo uno de los restantes sustituirá a Jorge Mario Bergoglio, el papa Francisco, como pontífice.
Entre los posibles sucesores también hay dos mexicanos y algunos nombres ya suenan fuerte para convertirse en el nuevo papa. Aquí te contamos quiénes son.

Este cardenal italiano de 70 años se desempeña como el secretario de Estado del Vaticano desde agosto de 2013 y ha fungido como portavoz de la Sede Apostólica en varias ocasiones. Durante la administración del papa Francisco también formó parte de su Consejo de Cardenales, establecido para asesorar al papa.
El propio Vaticano destaca su especialidad en la situación geopolítica del continente asiático tanto en el fortalecimiento de las relaciones entre la Santa Sede y Vietnam como en la apertura del diálogo entre Israel y Palestina.
Por otro lado, este candidato también se ha posicionado en contra del matrimonio igualitario al considerarlo “una derrota para la humanidad”, cuando fue aprobado en Irlanda.

También nombrado cardenal por el papa Francisco, Tagle de 67 años se desempeña como prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos desde 2019, de acuerdo con el sitio oficial de Obras Misionales Pontificias. Tiene un doctorado en teología por la Universidad Católica de América en Washington y en 1997 fue nombrado miembro de la Comisión Teológica Internacional.
El filipino también es miembro de la Pontificia Comisión para la Familia y del Dicasterio para la pastoral de los migrantes e itinerantes y es conocido por criticar el lenguaje utilizado en contra grupos minoritarios.
“Sí, creo que incluso el lenguaje ya ha cambiado. Las palabras duras que se usaban antes para referirse a los homosexuales, a las personas divorciadas y separadas, a las madres solteras, eran bastante severas”, registró The Telegraph en 2015.

El nombre de Matteo Zuppi, de 70 años, también se encuentra entre los posibles sucesores del papa Francisco. De origen italiano, fue ordenado cardenal en 2015 y desde sus inicios se caracterizó por colaborar en actividades como escuelas populares en barrios romanos, iniciativas a favor de personas adultas mayores, migrantes, sin hogar, enfermos o con discapacidad, por mencionar algunos.
En junio de 2023 también fue nombrado juez del Tribunal Supremo del Estado del Vaticano y ha fungido en ese cargo desde el 1 de enero de 2024, de acuerdo con la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
En cuanto a temas como el aborto y la eutanasia, este cardenal, señala el portal College of Cardinals Report, no se ha posicionado a favor, pero tampoco ha rechazado por completo su práctica.

Originario de la República Democrática del Congo, el cardenal Ambongo Besungu estudió filosofía y enseñó teología en la Universidad Católica del Congo. Ha desempeñado cargos representativos en la orden de su nación, entre ellos como superior mayor y viceprovincial.
El papa Francisco lo ordenó cardenal en octubre de 2019, pero en junio de 2017, como vicepresidente de la Conferencia Episcopal Nacional del Congo (Cenco). La Santa Sede señala en su portal de prensa que “asumió un papel protagónico en la búsqueda de una solución pacífica a la crisis política en curso en la antigua colonia belga, ya debilitada por un conflicto que ha obligado a miles de personas a huir de la violencia y por el virus del ébola, que sigue cobrándose víctimas”.
En marzo de 2023 comenzó a formar parte del Consejo de Cardenales que asesoraban al pontífice argentino fallecido el pasado 21 de abril.
Entre los 133 cardenales que podrían convertirse en papa hay dos mexicanos: Carlos Aguiar Retes y José Francisco Robles.

A sus 75 años, Carlos Aguiar Retes, originario de Tepic, Nayarit, participará en el cónclave. Estudió teología en el Seminario Moctezuma y fue nombrado cardenal en 2016 por el papa Francisco, quien al siguiente año lo designó como Arzobispo Primado de México.
El cardenal estuvo a favor de las posturas del papa Francisco sobre el matrimonio igualitario. “Todos son hijos de Dios, todos son miembros de la familia, y si estamos luchando porque las familias estén unidas, pues independientemente de sus conductas, no dejan de ser hijos, y eso es lo que dijo el papa Francisco. Todos tienen derecho a su familia”, dijo a Reuters en 2020.
Aunque también se ha posicionado en contra de la despenalización del aborto, al calificarlo como “una salida falsa” en 2019, cuando la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) declaró inconstitucional la penalización del aborto en el país.

El arzobispo de Guadalajara, José Francisco Robles, será el segundo mexicano en participar en el cónclave. Este cardenal tiene 76 años y el Arzobispado de Guadalajara explica que estudió filosofía y teología.
A diferencia de su compatriota, fue Benedicto XVI quien lo nombró cardenal en noviembre de 2007 y cuatro años después este mismo papa lo nombró Arzobispo de Guadalajara.
La elección de 2025 sería el segundo cónclave del que formará parte, ya que también participó en las votaciones que eligieron al papa Francisco en 2013.

Los astrónomos han detectado señales de que nacen cada vez menos estrellas. Podría ser parte de un declive gradual del Universo y de todo lo que contiene. Pero ¿por qué? ¿Y cuánto deberíamos preocuparnos?
En las últimas dos décadas los astrónomos han ido notando pistas de que el cosmos tal vez ha pasado su mejor momento.
Una de esas señales es que menos estrellas han ido naciendo.
Ahora, eso no significa que el universo se está quedando sin estrellas. Hay estimaciones de que hay por lo menos un septimillón de ellas -eso es un número seguido de 24 ceros.
Pero los astrónomos creen que la producción de nuevas estrellas se está reduciendo.
El consenso científico actual es que el universo tiene una edad de 13.800 millones de años.
Las primeras estrellas se formaron poco después de que el Big Bang apareciera.
De hecho, el año anterior, el telescopio espacial James Webb halló un trío de estrellas en nuestra galaxia, la Vía Láctea, que se cree tienen una edad cercana a los 13.000 millones de años.
Las estrellas son esencialmente bolas gigantes de gas caliente que comenzaron su vida de la misma forma.
Ellas se forman en nubes enormes de polvo cósmico conocidas como nebulosas. La gravedad junta los gases, que eventualmente se calienta y se convierte en una estrella bebé, o como se le conoce, protoestrella.
A medida que el corazón de la estrella se calienta a millones de grados centígrados, los átomos de hidrógeno que están contenidos allí comienzan a agitarse para formar helio a través de un proceso llamado fusión nuclear. Esta reacción emite luz y calor y la estrella ahora está en una fase estable de “secuencia principal”.
Los astrónomos estiman que las estrellas en secuencia principal, incluido nuestro propio Sol, son aproximadamente el 90% de todas las estrellas del universo. El rango varía entre una décima parte hasta 200 veces la masa de nuestro Sol.
Eventualmente esas estrellas consumen su combustible y pueden tomar diferentes caminos en su manera de morir.
Estrellas con masas pequeñas como nuestro Sol entran en un proceso de desvanecimiento que puede durar miles de millones de años.
Para estrellas “hermanas” más grandes, con al menos ocho veces el tamaño del Sol, su final es más dramático: ellas se destruyen en una gran explosión conocida como supernova.
En 2013, un equipo internacional de astrónomos dedicados a estudiar las tendencias en la formación de estrellas afirmó que de todas las estrellas que iban a nacer en la historia del Universo, el 95% ya lo había hecho.
“Vivimos en un universo dominado por estrellas viejas”, dijo en ese momento el autor del estudio, David Sobral, en un artículo publicado en la revista Subaru Telescope.
En la línea del tiempo del universo, parece que su momento de mayor producción de estrellas ocurrió hace unos 10.000 millones de años, en un período conocido como el “Mediodía Cósmico”.
“Las galaxias convierten el gas en estrellas y lo están haciendo a una tasa decreciente”, explica el profesor Douglas Scott, cosmólogo de la Universidad de British Columbia en Canadá.
Scott es el coautor de un informe, que aún no se ha publicado, en el que se analiza información de los telescopios de la Agencia Espacial Europea, Euclides y Herschel.
Él y su equipo de investigadores espaciales fueron capaces de estudiar de forma simultánea cerca de 2,6 millones de galaxias, lo que fue posible gracias al mapa 3D del universo creado por la misión Euclides.
Los astrónomos estaban particularmente iuteresados en el calor que emiten las estrellas. Las galaxias con mayor tasa de formación de estrellas tienden a tener un polvo cósmico más caliente a medida que contienen estrellas más grandes y calientes.
El equipo halló que las temperaturas de las galaxias han ido disminuyendo en los últimos mil millones de años.
“Ya se nos pasó el momento de mayor formación de estrellas, y habrá cada vez menos formación de nuevas estrellas en el universo”, agrega Scott.
Es verdad que la muerte de las viejas estrellas puede llevar a la formación de nuevas usando el mismo material, pero no es tan simple.
Asumamos que tenemos una pila de materiales de construcción y la usamos para hacer una casa. Si queremos construir uno nuevo, podemos reciclar cosas de una casa vieja, pero no todo será útil.
“Eso significa que solo podemos hacer una casa más pequeña. Cada vez que hagamos una demolición, habrá menos materiales que sean útiles hasta que no se pueda construir nada”, señala Scott.
Eso es lo que pasa con las estrellas.
“Cada generación de estrellas tienen menos combustible para gastar y eventualmente no habrá suficiente combustible para hacer una estrella”, añade.
Y concluye: “Ya sabemos que las estrellas menos masivas son más comunes que las estrellas masivas en el universo”.
Los científicos han teorizado durante mucho tiempo que el universo llegará a su fin algún día. Simplemente no pueden estar seguros de cómo ni cuándo.
Una de las teorías más aceptadas actualmente es la muerte térmica.
También conocida como la “Gran Helada”, predice que a medida que el universo continúa expandiéndose, la energía se dispersará hasta que finalmente se enfríe demasiado para sustentar la vida. Las estrellas se alejan cada vez más, se quedan sin combustible y no se forman nuevas.
“La cantidad de energía disponible en el universo es finita”, explica Scott.
Pero antes de que mires con melancolía el cielo, la desaparición de las estrellas tomaría una cantidad astronómica de tiempo.
Scott estima que seguirán apareciendo nuevas estrellas durante los próximos 10 a 100 mil millones de años, mucho después de que nuestro Sol probablemente haya desaparecido.
En cuanto a la “Gran Helada”, podría tardar aún más: a principios de este año, astrónomos de la Universidad Radboud de los Países Bajos estimaron que el final llegaría en aproximadamente un quinvigintillón de años, es decir, un uno seguido de 78 ceros.
Hay tiempo de sobra, entonces, para apreciar las estrellas la próxima vez que haya una noche despejada.
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