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Mujeres en Guerrero: así se vive la violencia de género en la entidad
Mujeres en Guerrero: así se vive la violencia de género en la entidad
Cuartoscuro
5 minutos de lectura

Mujeres en Guerrero: así se vive la violencia de género en la entidad

La candidatura de un hombre acusado de violencia sexual podría incrementar la violencia contra las mujeres, alertan especialistas feministas.
13 de marzo, 2021
Por: Redacción Animal Político
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En Guerrero fueron asesinadas entre cuatro y cinco mujeres a la semana durante los últimos seis años. El estado se encuentra entre las 10 entidades con más casos de homicidio doloso en contra de mujeres por cada 100 mil habitantes femeninas, de acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo. En 2019 se ubicó en el quinto sitio y en 2020 en el séptimo. 

“Siempre estamos en las cifras más altas del país en cuanto a violencia de género pero eso, en vez de que ponga en alerta o preocupe a las autoridades y partidos, parece que lo asumen como una normalidad, como que se dicen a ellos mismos ‘así es aquí’”, comenta Petunia Malinalli, una integrante de la Colectiva Nacional Feminista Ningún Agresor en el Poder (Conafem) que ha decidido cambiarse el nombre por cuestión de seguridad.

En este momento, Morena tiene en vilo la candidatura a la gubernatura de Félix Salgado Macedonio, quien tiene acusaciones en su contra por abuso y violación. 

“Si se confirma la candidatura de este hombre (Félix Salgado) el mensaje que se le está mandado a las víctimas es que aún y cuando se atrevan a denunciar jamás tendrán acceso a la justicia porque no hubo tal frente a un hombre con influencias”, dice Viridiana Gutiérrez, del Observatorio Ciudadano de Violencia Contra las Mujeres (Obvio) de Guerrero.

Guerrero, dice la activista de la colectiva Conafem, es un estado donde todavía están arraigadas prácticas culturales muy machistas. 

“Aquí el perfil del macho guerrerense está muy presente”. Esa es una figura que, para ella, “representa muy bien” Félix Salgado Macedonio.

“Aunque él se ha reconocido a sí mismo como un luchador social, y por eso muchas personas, incluidas mujeres, lo apoyan, no lo es. Sus argumentos de estar apoyando al pueblo son similares a los que se usan en el Ejecutivo, pero parece que las mujeres no estamos en ese pueblo, parece que estamos por fuera”, lamenta Malinalli.

La violencia contra las mujeres en Guerrero se practica desde temprana edad. 

Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) señalan que en la entidad 43.8% de la población femenina sufrió violencia en la infancia y 38.6% fue violencia física. 

Además, la entidad es una donde más mujeres señalaron que su agresor repite “actos de violencia” en su contra de manera reiterada.

En el estado el número total de llamadas al 911 por violencia de género pasó de 5 mil 480 en 2019 a 6 mil 678 en 2020. Siendo la octava entidad en el país con más llamadas de ese tipo.

La cantidad de feminicidios registrados en 2018 en el estado gobernado por el priista Héctor Astudillo perfilaba a la entidad para ser una de las diez más mortíferas para las mujeres, pero en 2019 se reportó una caída del registro a la mitad de casos del año anterior.

Pero ese mismo año, el 2019, una auditoría realizada por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) confirmó que los datos de incidencia delictiva que aportan las fiscalías del país presentan múltiples fallas.

La auditoría señaló la existencia de subregistros, ocultamiento y reclasificación deliberada de ilícitos como feminicidio y extorsión. Sin embargo, los resultados del análisis que se hizo de cada estado fueron clasificados como información reservada hasta 2023.

Las cifras que maneja el Secretariado, que finalmente son las que le reporta la Fiscalía de Guerrero, “están alejadas de lo que sucede en la realidad”, dice Marina Reyna, presidenta de la Asociación Guerrero contra la Violencia hacia las Mujeres.

Malinalli asegura que para aquellas mujeres que están en la ciudad puede ser más fácil denunciar un acto de violencia de género, pero que en zonas como en la Montaña es doblemente difícil y esos casos pueden no quedar registrados.

En la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) de 2016, el INEGI reportó que Guerrero es la sexta entidad con mayor porcentaje de población de mujeres en comunidades rurales.

De acuerdo con el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, por ejemplo, solo existe un ministerio público especializado en la atención a casos de violencia de género para los 19 municipios que conforman la región de la Montaña, y está ubicada en Tlapa. 

“La falta de personal es generalizada, pues no existen médicas legistas, psicólogas ni peritos intérpretes a los que puedan acceder de manera inmediata, por lo que la gran mayoría de mujeres prefieren no denunciar y si lo hacen, asumen un alto riesgo de que queden impunes”, señala el Centro Tlachinollan.

Los datos públicos del Secretariado no permiten saber con exactitud cuáles son los municipios con más casos de violencia contra la mujer. En 2019 Acapulco fue el municipio con mayor cantidad de casos de feminicidio con 7 de los 18 reportados. Para 2020 ningún municipio de Guerrero aparece entre los 100 con mayor número de feminicidios.

El  Monitor de Violencia de Género y Feminicidio de la Asociación Guerrerense Contra la Violencia hacia las Mujeres (AGCVIM) reportó que los municipios con mayor índice de feminicidios son: Acapulco, Chilpancingo, Chilapa, Iguala, Zihuatanejo, Ometepec, Tlapa, Taxco, Coyuca y Eduardo Neri. 

El estado de Guerrero ha recibido dos alertas de género. La primera se declaró en junio de 2017 para ocho municipios considerados los de mayor incidencia en feminicidios: Acapulco, Ayutla, Chilpancingo, Coyuca de Catalán, Iguala, José Azueta, Ometepec y Tlapa.

La segunda alerta, señala Causa en Común, fue declarada en junio de 2020. La Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim) “la decretó por agravio comparado, debido a la situación de discriminación contra las mujeres y la falta de acceso a servicios especializados de salud, que incluyen la interrupción legal del embarazo”.

La lucha feminista contra el “macho guerrerense”

“Hemos agotado ya todas las instancias porque el señor actualmente tiene seis impugnaciones frente al Tribunal Electoral entonces esperamos que alguna de ellas proceda. No sé qué más podamos hacer si sabemos que el señor es amigo del presidente”, lamenta la integrante de la Colectiva Nacional Feminista Ningún Agresor en el Poder, en relación a Salgado Macedonio.

Rafael Cruz, ‎Coordinador Jurídico  de la organización ‎Strategia Electoral, recuerda que el artículo 38 constitucional indica que “se suspenden los derechos de la ciudadanía, entre ellos el de acceder a un cargo de elección -ser votado-, por auto de formal prisión, durante la extinción de una pena corporal, o por sentencia que imponga esa suspensión”.

Entonces, finaliza Cruz, lo cierto es que debe existir sentencia condenatoria. La cual aún no tiene Félix Salgado Macedonio, quien se perfila como “el favorito” en las encuestas para contender por la gubernatura de Guerrero el próximo 1 de junio, abanderado por Morena.

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Imagen BBC
Bárbara Hernández, la Sirena de Hielo chilena que nada en aguas glaciales y ostenta el récord del nado más largo en la Antártida
14 minutos de lectura

Su éxito es un giro inesperado para quien de niña era blanco de burlas por su condición social y nunca se sentía lo suficientemente bien en la piscina.

03 de junio, 2025
Por: BBC News Mundo
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Me acuerdo que me sacaron del agua los buzos de rescate, y luego, cuando me suben en la en la camilla al buque, veo la bandera de Chile gigante, toda la dotación esperándome y escucho de ‘The Eye of the Tiger’, la canción de (la película) Rocky.

“Me acuerdo de haber estado muriéndome, literal, y también con mucha risa, una emoción muy difícil de describir”.

La mujer a quien le dio ese ataque de risa cuando estaba al borde de la muerte es Bárbara Hernández.

Acababa de ser sacada de aguas antárticas. Su temperatura corporal había descendido a unos peligrosos 25°C. Estaba en las garras de una hipotermia severa.

“Sentir que tiritaba, el estómago frío, la espalda, las piernas, los brazos, es súper incómodo.

“Soy una persona muy controladora. Controlo mucho mis pensamientos, mi cuerpo, mi equipo, lo que hay que hacer, el propósito, qué sé yo.

“Pero esa etapa es la más vulnerable porque no tengo nada que hacer. Tengo que entregarme a esa sensación incómoda y, con fe, creer que va a pasar”.

No solo pasó la sensación sino que ese día, el 5 de febrero de 2023, batió un récord mundial por nadar la distancia más larga de la historia en esas aguas heladas: 2,5 kilómetros.

El año anterior había establecido otro récord Guiness en Cabo de Hornos, en el temido Paso Drake, el tramo de mar que separa América del Sur de la Antártida. La primera milla náutica la nadó en 15 minutos, 03 segundos, con lo cual obtuvo un Récord Guinness por velocidad, y siguió nadando, hasta completar 3 millas (5,5 km), la máxima distancia jamás nadada en ese lugar.

Súmale a eso muchas medallas y copas en campeonatos mundiales en aguas gélidas, además de logros por ser “la primera” en varios retos; por si fuera poco, tiene un magíster en Psicología.

La suya es una experiencia única… ¿qué se siente?

Bárbara en vestido de baño y un gorro, en una playa de Antártica con rocas y pingüinos.
Cortesía de Bárbara Hernández. Foto: Shawn Heinrich
Bárbara con los pingüinos, a los que extraña, si los deja de ver mucho tiempo.

En su país natal, Chile, Bárbara Hernández es conocida cariñosamente como la Sirena de Hielo.

Se especializa en aguas extremadamente frías. Nada, a menudo, rodeada de glaciares, y siempre sin un traje de neopreno o grasa para aislar su cuerpo.

La temperatura del agua puede ser tan baja como 2°C, e, increíblemente, ella puede permanecer ahí durante 45 minutos.

La gente suele suponer que Bárbara creció junto al mar, pero no. Su comienzo fue muy urbano.

La semilla

Cuando era niña su familia no podía darse el lujo de ir a menudo a la playa.

“Íbamos una o dos veces al año con mucho esfuerzo, tal vez dos días.

“Me acuerdo estar todo el día metida en el agua, y sentir que de verdad era la sirenita de Disney, pero en una versión mucho más latina y morena”.

Sus padres notaron su pasión por el agua, así que la sirenita latina comenzó a tomar clases de natación a los 6 años, de las que no siempre salía feliz.

“Chile sigue siendo un país súper clasista. Y 30 años atrás, se notaban mucho las diferencias socioeconómicas”.

Llegar a los clubes privados en el taxi que su padre conducía y usar trajes de baño de segunda mano “hacía que te miraran feo”.

“Es súper triste saludar y que nadie te conteste.

“Y fue un momento difícil también porque nunca fui lo suficientemente rápida en las competiciones para ser seleccionada para el equipo nacional”.

Puede que no haya sido material para la selección nacional, pero Bárbara tiene una determinación férrea: no iba a dejar la natación.

Desde los 9 años empezó a entrenar con Gabriel Torres.

Entre los dos pensaron que tal vez se estaba enfrentando a retos desatinados, y consideraron otros tipos de competencias.

Vista del río Valdivia, Chile
Getty Images
El río Valdivia es famoso por su belleza natural, con numerosas islas y una rica biodiversidad.

“Empecé a hacer aguas abiertas los 17 años.

“Fue la primera vez que tuve la oportunidad de ir al sur de Chile, a Valdivia, y la primera vez que vi ríos limpios, pues la única imagen que tenía era la del río Mapocho (que cruza por Santiago de Chile), que en ese tiempo traía mucha basura y era muy café.

“Pensar que podía nadar en un río en el que había cisnes, lobos de mar, y árboles y pasto en las orillas era una locura”.

De hecho, toda la idea era un poco loca.

“No teníamos referentes femeninos de la natación de aguas abiertas”.

“Hubo un nadador que en los 80s nadó el English Channel que era el Tiburón Contreras, pero no había niñas nadando en el mar o mujeres haciendo grandes cruces.

“De hecho, no sabíamos siquiera si era posible, o si me iba a morir ahí en medio del río”.

El intento fue toda una revelación.

“Me di cuenta de que no necesitaba necesariamente ser la más rápida, sino la más perseverante, la que mejor se adaptara a las condiciones a la lluvia, el viento, el oleaje.

“Ahí empezó una semilla. Me pregunté si efectivamente yo podría llegar a ser esa primera chilena, si podría llegar a inspirar a más niñas o mujeres a entrar al mar, a conectar, a aprender”.

El primer glaciar de Bárbara Hernández

La natación en aguas abiertas era una posibilidad atractiva, pero desafiante, pues puede ser peligrosa y necesita una preparación rigurosa.

La hipotermia es una amenaza muy real, y puede ser fatal.

Tanto Bárbara como su entrenador buscaron información en países donde tenían más experiencia con la cultura de agua fría, para prepararse.

Y en 2014 fue invitada a nadar en Argentina, en un lago cerca del glaciar Perito Moreno.

“Fue la primera vez que vi nevar, y estaba al lado de ese tremendo glaciar.

“Era como un festival de natación de invierno. Conocí nadadores de todas partes del mundo, y yo era la más anónima de todo el grupo.

“Pensar nadar ahí y con ellos, me daban mucho miedo. No sabía si era posible, si mi cuerpo se iba a adaptar”.

Pero cuando entró al agua…

“Me di cuenta de que era muy fuerte y que me adaptaba, y pude terminar primera ese circuito”.

Primera de todos, hombres y mujeres, en su primer nado en un glaciar.

“Cuando terminé, miré el glaciar… asombroso, la nieve, las piedras, el no sentir los pies, las manos…”.

Bárbara nadando: toma bajo el agua.
Cortesía de Bárbara Hernández. Foto: Ulises Yañez @zvcarias
Bárbara le ha venido respondiendo con su nado a quienes han dudado que una mujer latina puede lograr lo que se propone.

Bárbara tenía poco más de 20 años y, a diferencia de muchos en ese deporte, no tenía respaldo financiero. Y es una actividad muy costosa.

Pero a esas alturas no había vuelta atrás: la había invadido la pasión.

Empezó a tocar todas las puertas y, aunque le costó, al final encontró un patrocinador.

“Al principio nadie me conocía, entonces le escribí a muchas de las marcas que ahora me auspician. Les contaba que había un mundial en Siberia en 2016, que tal vez podía traerme un podio.

“Y tuve la fortuna de conocer un gran y querido empresario en Chile, en la Patagonia, y él financió mi primer viaje”.

Siete mares

Entre el montón de sueños que siempre ha tenido Bárbara Hernández, uno era completar el reto de los Siete Mares.

Es natación de maratón, sin ayuda durante horas y horas, a lo largo de siete de los tramos de agua más difíciles del mundo, en los que enfrentas fuertes corrientes, mares agitados, medusas y tiburones.

Hay muchas reglas, entre ellas que los nadadores sólo pueden usar traje de baño estándar, gorro, gafas protectoras y tapones para los oídos, y está prohibido el contacto físico con el bote de apoyo, aunque su tripulación puede arrojar al agua comida y bebidas.

Solo 34 personas en todo el mundo lo han logrado hasta ahora, pero ninguno de esos detalles la iban a desanimar.

En 2018 superó el primer desafío cuando cruzó a nado el Estrecho de Gibraltar; un año después, cruzó el Canal de Catalina y el Canal de la Mancha, donde cumplió su sueño de convertirse en la primera chilena en hacerlo.

En 2021, tras la pandemia, el reto fue el canal de Molokai, un tramo de agua que separa las islas hawaianas Molokai y O’Ahu.

Son 42 kilómetros a través de un canal en medio del Océano Pacífico, de aguas profundas (701 metros), con corrientes extraordinariamente fuertes y abundante vida marina.

La travesía es larga, usualmente de más de 15 horas, por lo que a menudo se nada en la oscuridad.

Bárbara tomando mate
Cortesía de Bárbara Hernández. Foto: Ulises Yañez @zvcarias
Bárbara siempre ha tendido y sigue teniendo sueños por hacer realidad.

“Amo nadar de noche. Me voy muy hacia dentro, a mis pensamientos, a reconocer qué es lo que me da miedo. Aprendí a ponerle nombre al miedo.

“Cuando estoy en el mar creo que lo que me da miedo es fallarle a la gente que ha creído en mí. Eso me angustiaba mucho y tuve que trabajarlo”.

También hay profunda belleza al nadar de noche.

“Hemos nadado con bioluminiscencias con las noctilucas (Noctiluca scintillans, chispa de mar).

“Es muy especial porque te da la sensación de estar soñando. Al mover los brazos, se ven luces alrededor tuyo…

“Y nadar con delfines, escucharlos, verlos, saber que están ahí, es algo realmente muy, muy especial.

“Se acercan mucho -pueden estar a menos de un metro tuyo-, y lo más difícil es seguir nadando pues te dan ganas de quedarte con ellos jugando”.

Suena idílico… nadar de noche, en agua luminosa, con delfines… y de pronto…

“Toqué algo que asumí que era una medusa porque me ardía, pero demasiado: un dolor que llega al hueso. Me acuerdo de haberme dicho: ‘Bárbara, ¿qué te pasa? No es tu primera medusa”.

Pero sí era su primera carabela portuguesa, una criatura particularmente venenosa.

Carabela portuguesa flotando en el mar
Getty Images
La carabela portuguesa es un carnívoro que, con sus tentáculos venenosos, atrapa y paraliza a su presa.

“Me dolió tanto que me puse como a llorar.

“En la siguiente hidratación, pedí un antialérgico y ibuprofeno, pero me seguía ardiendo. Después me asusté porque no podía mover la pierna.

“Seguí, nadando más lento; para mí no era una opción salirme del agua. Y pudimos terminar el cruce.

“Fue muy impresionante poder terminar, muy bonito. Tengo los mejores recuerdos de Hawái. Nadar en un agua tibia turquesa maravillosa -en general estoy acostumbrada a salir con hipotermia-. Era como un sueño”.

No obstante, la carabela portuguesa había hecho estragos.

Tardó seis meses eliminar la toxina de su cuerpo, su pierna siguió entumecida y sufría espasmos por la noche.

Pero Bárbara Hernández insistió en continuar con el desafío, así que en julio de 2022 completó el Canal del Norte, el quinto del reto.

Y luego, se les ocurrió un nuevo plan: ir a Antártida a intentar batir un récord mundial.

Agonía y éxtasis

Bárbara Hernández no sólo ama la Antártida sino que además quiere crear conciencia sobre el impacto del cambio climático, por ello el intento de récord.

El anterior, establecido en 2015, era de 2,25 kilómetros.

Para batirlo, tenía que nadar 2,5 kilómetros en temperaturas del agua de alrededor de 2°C.

Se dice fácil pero el riesgo de hipotermia es grave.

Tu cuerpo pierde calor más rápido de lo que puede ganarlo. A medida que las extremidades se enfrían, el cuerpo comienza a apagarse lentamente.

Pierdes la capacidad de pensar con claridad. La siguiente etapa puede ser respiratoria. Y, por último, la insuficiencia cardíaca.

Puede haber signos reveladores, por eso, cuando Bárbara está nadando, hay alguien en el bote encargado de tomar la decisión de sacarla: su ahora esposo Jorge Villalobos.

La Armada de Chile se involucró en el proceso de planificación porque tiene mucha experiencia de trabajar en la Antártida.

Tras años de investigación y ensoñación, en febrero de 2023 partieron.

Navegaron 20 días hasta llegar a su destino y, una vez ahí, tuvieron que esperar a que hubiera las condiciones adecuadas para realizar la proeza.

“Eso era crucial. No queríamos mucho viento, ni ballenas, ni focas leopardo, y tampoco pingüinos, porque eso significaba que las focas podían estar cazando”.

Esas focas, de hecho, habían sido sujeto de la planeación previa.

Foca leopardo en gesto agresivo
Getty Images
Las focas leopardo se comen todo lo que les cabe en la boca, y los pingüinos emperador suelen ser sus principales presas. El único depredador natural que tienen es la orca.

“Hubo hasta reuniones con biólogos marinos para definir el color de mi traje de baño, pues por ejemplo el naranja podía llamarles mucho la atención.

“Las focas leopardo son peligrosas, por eso es tan importante monitorearlas.

“No es que se alimenten de humanos pero identifican sus presas a través del gusto, entonces como que te prueban un poquito y cuando se dan cuenta de que es sangre humana, no les gusta y te dejan ahí.

“Pero, claro, para entonces, uno ya perdió una mano, un brazo o un pie”.

Bárbara cuenta que cuando la tripulación y su equipo discutían lo que podría pasarle, ella se iba a otra parte.

“Hablaban de muchas cosas que te ponen nerviosa”.

“Mi mamá tiene una frase muy linda: no hay que tenerle miedo al miedo, y durante toda mi vida ha significado cosas distintas; a veces significa saber que tu miedo existe, pero que no puede condicionar tu vida”.

Finalmente, se abrió una ventana de oportunidad.

Bárbara se montó a un bote con Jorge, una de sus mejores amigas y el equipo médico, y de ahí saltó al agua.

Momento en el que Bárbara salta a las gélidas aguas desde una balsa de hule donde están otras 6 personas
Cortesía de Bárbara Hernández. Foto: Felipe Molina
“Tenía tanta adrenalina que no recuerdo cómo fue entrar al agua. Lo más doloroso fue la cantidad de tiempo que permanecí en el agua: nadar 45 minutos a 2 °C”.

En algún momento, cuenta, se preocupó pues sentía “el corazón y el estómago frío”, pero se concentró en “nadar, y también tuve momentos muy conectada con el lugar donde estaba, el color del agua, tan transparente y tan salada”.

“Me acuerdo que pensé en el pan calentito con mantequilla que nos daban en el buque, en mis papás, mucho en mis perros… en que era una oportunidad de mostrar Antártica, entonces tenía que hacerlo bien y pelear hasta el final”.

De repente, “escuché los gritos y me asusté”, pero eran gritos de júbilo pues había batido el récord.

Fue entonces que la llevaron al buque donde escuchó la canción del film “Rocky” y le dio ataque de risa.

Pero “la temperatura de mi cuerpo bajó a menos de 25°. La mayoría de las personas se desmayan cuando su temperatura baja a 30°”.

Estaba en riesgo de sufrir un paro cardíaco.

El proceso de recuperación es largo: los médicos tienen que subir la temperatura lentamente, 1° por hora.

“Creo que esa parte fue la más dolorosa para mí”, pero luego estaba feliz: “¡súper emocionante!”… hasta que se dio cuenta de cuán afectada estaba su pareja.

“Jorge terminó muy mal. Estaba muy asustado porque nunca me había visto con tanta hipotermia. Y, ahí me di cuenta de que en verdad me podría haber muerto”.

La pareja el día de su boda, sobre la nieve y metida en la laguna
Cortesía de Bárbara Hernández. Foto: Ulises Yañez @zvcarias
Bárbara y Jorge se casaron en la laguna en la que ella entrena y donde él le propuso matrimonio.

A estas alturas, quizás te estarás preguntando, ¿por qué lo hace?

“Es una forma distinta de abrazar la vida.

“No es que ande buscando la muerte, ni desafiarla, ni nada de esas cosas raras.

“Creo que es un propósito muy bonito, y que siendo mujer, chilena y latina es un orgullo mostrar con ejemplos que realmente estamos preparadas para grandes cosas”.

Vestida de sirena

Uno pensaría que tras batir ese récord mundial y ganar numerosas medallas, Bárbara Hernández se tomaría un descanso, pero estaría equivocado.

¿Recuerdas el reto de los Siete Mares?

Le faltaban dos, y tenía fuertes motivos para querer terminarlo: le había prometido a Jorge que se casarían cuando lo completara.

Así que en marzo de 2023, cruzó el Estrecho de Cook, en Nueva Zelanda, y en junio de 2024, el Estrecho de Tsugaru, en Japón, y se convirtió en la primera sudamericana de la historia en lograr tal hazaña.

En septiembre de ese año, se casó en la Laguna del Inca, “en plena cordillera de Los Andes, en las aguas más turquesas y más frías que se puedan imaginar… es un lugar hermoso”.

“Mi vestido fue hecho por Ximena Olavarría, una diseñadora chilena. Tenía más de 3.000 cristales, bordado a mano, y yo parecía una sirena: la sirena de hielo”.

Como habían hecho en otras aguas gélidas, se metieron a la laguna: “Fue súper emocionante”.

Bárbara continúa soñando.

Quiero volver a la Antártica. Echo de menos los pingüinos. No sé si quiero ir a ver a las focas leopardo tan de cerca, pero sí a las ballenas.

“Cuando pasa mucho tiempo sin ir a los glaciares, sueño con ellos. Es como un llamado, como que una parte mía se queda allá, entonces tengo que volver”.

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BBC

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