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Jabón anticáncer: el proyecto en desarrollo para tratar el cáncer de piel
Jabón anticáncer: el proyecto en desarrollo para tratar el cáncer de piel
3 minutos de lectura
Jabón anticáncer: el proyecto en desarrollo para tratar el cáncer de piel
La idea del estudiante Heman Bekele ganó el Reto 3M Jóvenes Científicos en Estados Unidos, pero aún falta desarrollar el producto y comprobar su efectividad.
17 de noviembre, 2023
Por: Regina López Puerta
@admanimal 
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“Curando el cáncer, una barra de jabón a la vez”, es el lema de Heman Bekele de 14 años, que acaba de ganar el Reto 3M Jóvenes Científicos en Estados Unidos gracias a su idea de crear una barra de jabón para curar el cáncer. Bekele se volvió viral en redes sociales como X, antes Twitter, debido a su triunfo y a su peculiar creación.

Aunque sí es un logro importante, esto no quiere decir que pronto vayamos a ver en el supermercado estas barras de jabón anticáncer, pues aún  es un prototipo y no se ha comprobado si en verdad funcionan. 

Además, el producto de Bekele no está pensado para combatir todos los tipos de cáncer, sólo el cáncer de piel y por lo tanto su nombre es “Skin Cancer Treating Soap (SCTS)”, es decir: jabón para tratar el cáncer de piel. 

Inmunoterapia para tratar el cáncer

Tras ganar el concurso con su propuesta en un video corto, una científica de la empresa 3M, Deborah Isabelle, decidió mentorear al joven para desarrollar el prototipo del producto.  La idea es que el jabón tenga un compuesto para revivir las células dendríticas. Este tipo de células son las que pelean contra el cáncer y es un método que actualmente se utiliza como inmunoterapia para  tratar la enfermedad, según explica la Unidad de Investigación en Diferenciación Celular y Cáncer de la UNAM.

Pero hasta el momento estudios científicos –como este realizado en España– demuestran que métodos como la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia son más efectivos que la inmunoterapia. 

Un estudio realizado por Rosalva Rangel Corona, científica del departamento de biotecnología de la UNAM, encontró que la desventaja de este tratamiento es que “parece ser que las células cancerosas de origen diverso, son excepcionalmente expertas en desmontar la respuesta inmune. En consecuencia, es probable que la terapia más eficaz será aquella en la cual se activen múltiples mecanismos del sistema inmunológico”.

De acuerdo con la organización Cancer Research UK, las células dendríticas pueden ayudar al sistema inmune a reconocer y a atacar las células anormales. Para crear esta vacuna, los científicos cultivan células dendríticas junto a células cancerígenas, y luego la vacuna estimula al sistema inmunológico para atacar el cáncer.

Heman Bekele declaró al Washington Post que su idea es simplemente hacer más accesibles los tratamientos a las personas, pues los tratamientos actuales pueden llegar a ser muy caros. Su plan a futuro es terminar el desarrollo del jabón anticáncer y buscar la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), para que sea accesible al público.

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Así es como la ciencia ficción imaginaba a los extraterrestres antes de la televisión
8 minutos de lectura
Así es como la ciencia ficción imaginaba a los extraterrestres antes de la televisión
La idea del estudiante Heman Bekele ganó el Reto 3M Jóvenes Científicos en Estados Unidos, pero aún falta desarrollar el producto y comprobar su efectividad.
26 de noviembre, 2023
Por: BBC News Mundo
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En octubre de 1961, Betty y Barney Hill se sentaron con un profesor de astronomía en su casa de New Hampshire e hicieron una afirmación extraordinaria.

La pareja –una trabajadora social y un empleado del servicio postal– contó que mientras conducía por una una carretera a través de las montañas, habían sido secuestrados por extraterrestres.

Los Hill explicaron que luego habían sido sometidos a una serie de exámenes invasivos y “con sondas” por parte de unos extraños seres a bordo de una nave espacial estilo platillo volante.

Las afirmaciones cautivaron la imaginación del público y se les atribuye ampliamente el mérito de haber dado pie a todo el género de las abducciones extraterrestres: fue la primera historia de este tipo que se publicó y dio lugar a muchas historias similares.

Pero también contribuyó a otra revolución: una que ocurrió en Hollywood.

En el relato de los Hill, las criaturas que describían tenían cabezas de gran tamaño con cráneos grandes, ojos muy abiertos, piel grisácea, narices pequeñas y bocas en forma de hendiduras.

La pareja había inventado el arquetipo de película de ciencia ficción extraterrestre, con una estética que recuerda a bebés humanos distorsionados y espeluznantes.

Junto con un puñado de historias similares que surgieron casi al mismo tiempo, los seres extraterrestres cabezones fueron rápidamente adoptados por programas de televisión y películas, según Wade Roush, periodista de ciencia y tecnología y autor del libro Extraterrestrials.

“Y la representación estándar de los extraterrestres en ese momento se convirtió en el hombrecito gris”, dice.

“Entonces, cuando llegó Steven Spielberg e hizo las que probablemente sean las dos películas más influyentes sobre extraterrestres: Encuentros Cercanos del Tercer Tipo (1977) y ET, el extraterrestre (1982), esos extraterrestres y esas películas terminaron siendo básicamente variaciones de la imagen del hombrecito verde o gris de los años 1950 y 1960.”

Pero, ¿cómo eran las representaciones de extraterrestres antes de esta sintonización colectiva del imaginario público? ¿Y qué ha influido en la forma en que los vemos?

Mucho antes, los extraterrestres de la primera ciencia ficción eran considerablemente más fantásticos: pulpos espeluznantes, enjambres inteligentes de criaturas insectos y reptiles monstruosos.

Un cambio radical en las formas de extraterrestres

En 1887, el autor de ciencia ficción Joseph Henri Honoré Boex puso la pluma sobre el papel en su oficina de Bruselas e imaginó Les Xipéhuz.

El libro está ambientado en la Tierra, mil años antes de que se fundaran las antiguas ciudades mesopotámicas de Nínive y Babilonia, y comienza con un encuentro onírico en un claro del bosque. Una tribu nómada busca un lugar para descansar una noche, pero se topa con “Les Xipéhuz”, traducido como “Las Formas”.

Una ilustración de Las Formas
Las Formas, de Les Xipéhuz (publicado en 1888), son organismos complejos con un lenguaje complejo e incluso un sistema educativo propio. Imagen: Emmanuel Lafont

Las extrañas criaturas geométricas parecían “conos transparentes azulados” con la punta hacia arriba. Cada uno tenía aproximadamente la mitad del tamaño de un humano, con algunas marcas a rayas y “una estrella deslumbrante cerca de su base como el sol al mediodía”.

Las criaturas están consideradas entre los primeros extraterrestres no humanoides de la ciencia ficción, dentro de una historia con moraleja que muestra cuán devastador puede ser el primer contacto con un “otro” desconocido.

Después de muchas batallas (alerta de spoiler), queda claro que no hay lugar para la diplomacia. Incluso cómo se comunican las Formas, trazando símbolos en el cuerpo de cada uno utilizando los rayos de sus estrellas, es extraña. Al final son exterminadas.

Da la casualidad de que el momento de esta historia no es casualidad.

Un comienzo aburrido

La humanidad lleva miles de años contemplando la posibilidad de que haya vida en otros planetas.

Después de una observación intensa de los cielos que abarcó toda su carrera, alrededor del año 450 a. C., el antiguo filósofo griego Anaxágoras sugirió tentativamente que la Luna podría no ser un dios, como se creía ampliamente, sino una roca como la Tierra.

De hecho, supuso, incluso podría contener vida.

Una ilustración de los hombres verdes de Thark
Los hombres verdes de Thark, de la novela Una princesa de Marte (1912), tienen seis extremidades y apariencia de reptil. Imagen: Emmanuel Lafont.

Anaxágoras fue inmediatamente condenado a muerte por su insubordinación, pero persistió la idea de que podría haber otros cuerpos celestes como nuestro propio planeta.

Décadas más tarde, el filósofo Demócrito llegó a una conclusión similar tras teorizar que la materia del Universo podría estar formada por pequeñas partículas llamadas átomos. “Y eso llevó a la especulación de que, si había un número infinito de átomos, entonces tal vez hubiera un número infinito de otros planetas”, dice Roush.

Pero aunque la especulación sobre la vida en otros mundos es antigua, los extraterrestres de estas primeras reflexiones no eran como las creaciones imaginativas que se encuentran hoy en los libros y en la televisión.

“Cuando la gente pensaba en los extraterrestres, me temo que asumieron que si había extraterrestres, se parecerían a nosotros. Que los animales inteligentes y sensibles serían básicamente humanos”, dice Roush.

Ilustración artística de El creador de estrellas
El Creador de Estrellas, del libro con el mismo nombre de 1937, es una estrella consciente como un dios que creó el universo. Imagen: Emmanuel Lafont.

Después de todo, en aquel momento, ¿qué más se podía esperar?

Roush explica que nadie había contemplado realmente de dónde venían los humanos o cómo nos relacionamos con otras especies, por lo que no había mucho margen para imaginar seres racionales más allá de nosotros mismos.

“Eso se ve reflejado hasta cierto punto incluso en la simbología y la mitología religiosas”, dice. Desde la antigua deidad egipcia Hathor hasta la diosa romana Minerva, la mayoría de las entidades religiosas tenían al menos algunas características humanas.

Pero todo esto cambió en 1859, cuando un libro de color verde con letras doradas apareció por primera vez en los estantes de los intelectuales de todo el mundo.

Se trataba de El origen de las especies mediante la selección natural, de Charles Darwin, y su impacto en la ciencia ficción fue tan grande como su influencia en la biología.

“Entonces creo que nuestra imaginación sobre la forma que podrían adoptar los extraterrestres comenzó a variar mucho más”, dice Roush.

Una colección peculiar de animales

Iliustración artística de extraterrestres
En Primeros Hombres en la Luna (1901), los selenitas son criaturas erguidas de cuatro extremidades y que se parecen bastante a los insectos de la Tierra. Imagen: Emmanuel Lafont.

Primero fueron las criaturas geométricas de Les Xipéhuz. Pero pronto fueron seguidas por una diversidad de extrañas formas de vida que rivalizaban con las de la propia Tierra.

Cuando se publicó La guerra de los mundos en 1898, los extraterrestres comenzaban a volverse verdaderamente monstruosos.

En esta novela, H G Wells presentó a los lectores a los marcianos, criaturas que consisten en una cabeza gigante sin cuerpo con una boca en forma de pico rodeada de tentáculos. Se reproducían asexualmente y sobrevivían con una dieta de sangre humana fresca que extraían con pipetas y luego se inyectaban en sus cuerpos.

“Son un poco como insectos, son un poco como pulpos, un poco como cangrejos. Y así, a partir del siglo XIX, se obtienen extraterrestres muy espeluznantes, con forma no humana. Porque la gente finalmente se dio cuenta de que la evolución es una cosa que [en otras partes del universo] podría tomar direcciones muy diferentes a las de nuestro planeta”, dice Roush.

Una ilustración artística de Tweel, un extraterrestre
En Una Odisea Marciana (1934), el extraterrestrre Tweel es casi como un flamingo que tiene su cerebro en el cuerpo y es amigo de los humanos. Imagen: Emmanuel Lafont.

Durante las décadas siguientes, esta colección de extraterrestres de ciencia ficción continuó floreciendo en la literatura.

Estaban los selenitas, parecidos a insectos, de Los primeros hombres en la luna (1901), el Tweel, similar a un flamenco en Una odisea marciana (1934) con una especie de extraño tronco con pico; e incluso una estrella inteligente desconcertantemente deslumbrante en Star Maker ( 1937).

Nuestras ideas sobre los extraterrestres se transformaron nuevamente con el ascenso de Hollywood en el siglo XX, lo que llevó a la pantalla a extraterrestres que eran inquietantemente parecidos a los humanos.

“Creo que la razón principal de esto es que es más fácil simplemente ponerle un disfraz a un humano que crear una representación evolutivamente muy distante; es mucho más fácil poner a un hombre con un traje alienígena y hacer que camine por ahí sobre sus dos piernas y sus dos brazos que imaginar una especie de mitad calamar, mitad insecto”, dice Roush.

Y así, con la inspiración de personas como los Hills, los extraterrestres que caminaban sobre dos piernas y ocupaban un valle misterioso entre la humanidad y lo “otro”, se convirtieron en el estándar.

“Incluso en series como Star Trek, casi todos los extraterrestres son humanoides, y es claramente por razones presupuestarias”, dice Roush.

Sin embargo, en las últimas décadas, las nuevas tecnologías han transformado lo que es posible.

Con las imágenes generadas por computadora a partir de procesadores cada vez más potentes (y ahora con la llegada de la inteligencia artificial), Roush cree que las cosas han comenzado a volverse extrañas nuevamente.

Un ejemplo es la película Arrival, en la que la Tierra es visitada por extraterrestres espaciales ultrasensibles con siete patas: los heptápodos.

“Con estos increíbles apéndices que pueden arrojar tinta para comunicarse, son realmente bastante diferentes”, dice. “Podemos simplemente inventar monstruos y extraterrestres en 3D que tal vez nunca existan físicamente”.

Quién sabe qué será lo próximo que sueñe la ciencia ficción: podría incluso ser más extraño que lo que realmente encontramos en otros planetas.

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BBC

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