Para entender mejor
Aun cuando en sus conferencias de prensa la Presidencia de la República Claudia Sheinbaum ha presumido una baja en delitos y homicidios, el primer mes de este nuevo gobierno ha estado marcado por abusos de las Fuerzas Armadas, alta letalidad en enfrentamientos de civiles con el Ejército, dos periodistas asesinados, la extensión de la ola de violencia que aqueja a Sinaloa desde hace más de 50 días.
Incluso, en el caso de los homicidios dolosos se ha registrado un incremento respecto a los registrados a octubre de 2023.
Según datos preliminares del reporte diario de homicidios dolosos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, hasta el 31 de octubre de 2024 – sumaron 2 mil 293 homicidios dolosos, cifra superior a lo registrado en el mismo mes de 2023. Aún falta comparar los datos oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, que se darán a conocer el 20 de noviembre próximo.
Expertos en seguridad consideran que el actual gobierno ha mostrado, hasta ahora, una continuidad en la estrategia de la administración anterior.
“Este primer mes lo primero que llama la atención es esta línea de continuidad de una estrategia donde se tiende a minimizar el problema. Si bien se reconoce que hay un problema de seguridad, en cuanto se empiezan a colocar observaciones críticas, hay una actitud defensiva”, consideró Humberto Guerrero, experto en seguridad de Fundar.
En El Sabueso revisamos los resultados de este primer mes y te presentamos los eventos en seguridad más relevantes y los resultados con información preliminar con corte al 30 de octubre de 2024.
Para entender mejor: Permiso para matar: más de 1,500 víctimas asesinadas o desaparecidas por fuerzas de seguridad en tres sexenios
El inicio del actual sexenio quedó marcado por el asesinato de seis migrantes originarios de Perú, Egipto y Honduras en la carretera Villa Comaltitlán-Huixtla, Chiapas a manos del Ejército en el primer día del nuevo gobierno.
Según el reporte oficial, las personas migrantes viajaban en una camioneta que era seguida por otras unidades similares a la que usan los grupos criminales en la zona, por lo que los agentes los confundieron con presuntos delincuentes.
Además, se reportó que el conductor no obedeció la orden de detenerse, y dos agentes aseguraron que escucharon detonaciones, por lo que abrieron fuego contra la unidad.
Ante estos hechos, tanto la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) como la Fiscalía General de la República (FGR) iniciaron investigaciones a los agentes que dispararon y a los mandos militares.
Diez días después, en un mismo fin de semana se reportaron dos agresiones de elementos del Ejército y la Guardia Nacional en Nuevo Laredo, Tamaulipas, que cobraron la vida de tres civiles.
En un primer evento, la noche del viernes 11 de octubre Yuricie Rivera Elizalde, enfermera del IMSS de 46 años de edad, murió luego de que militares dispararon contra el vehículo mientras circulaba acompañada de su esposo y su hijo.
Al día siguiente, en medio de una persecución entre agentes de la Guardia Nacional, militares y civiles armados, el auto de Lidia Galván quedó atrapado entre una patrulla y el vehículo de los presuntos delincuentes. Los agentes abrieron fuego y dispararon contra su nieta, Lidia Iris Fuentes Galván, de 8 años.
En el mismo evento, falleció Diego Alfredo, de 18 años, joven que se encontraba en la cajuela del otro vehículo involucrado en el incidente y quien también fue alcanzado por los disparos de los elementos de seguridad.
Ante ambos casos, Claudia Sheinbaum informó que la FGR realizaba las investigaciones correspondientes. Sin embargo, las familias de las víctimas reprocharon que hasta ahora la presidenta no se haya acercado con ellos o enviado sus condolencias.
“Seguimos esperando las condolencias de la presidenta de México, de la doctora Claudia Sheinbaum. Seguimos esperando que escuche a las víctimas, que les dé un espacio. No sé si en su visita a Tamaulipas, a Nuevo Laredo, o allá en Palacio Nacional. Pero ella debería abrirle un espacio en su agenda a las víctimas y no lo ha hecho”, lamentó en entrevista Raymundo Ramos, presidente del Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo.
Además, cuestionó que la atención a las víctimas tras el ataque ha sido insuficiente, pues sólo se les ha ofrecido atención psicológica a distancia, a la par de que la FGR no ha incluido a los familiares en las investigaciones.
Pero los abusos de las Fuerzas Armadas no pararon. El pasado 24 de octubre se dio a conocer otro evento en Sinaloa, en el marco de las acciones para tratar de contener la violencia en la entidad. En un video se observa a elementos del Ejército y la Guardia Nacional detener a una persona, de nombre Alexis, a la que también amenazaron con matar.
Aunque el reporte oficial aseguró que supuestamente Alexis transportaba a hombres armados, quienes habrían disparado contra los agentes, en la grabación se aprecia que ocho militares dispararon contra el vehículo y lo hicieron chocar.
Los agentes siguieron disparando hasta dejar el vehículo inmóvil y al acercarse se dieron cuenta que Alexis seguía vivo. En el audio de la grabación se escucha que uno de los militares gritó: “¡Mátalo, mátalo!”.
Días después de su detención acusado de ser un presunto generador de violencia, la defensa de Alexis mostró lo ocurrido, y un juez ordenó no vincularlo a proceso y liberarlo.
Tras la detención de Ismael Zambada, “El Mayo”, en julio pasado, desde el pasado 9 septiembre se desató una ola de violencia que las autoridades atribuyen a un enfrentamiento entre grupos criminales rivales en Sinaloa.
Ello desató bloqueos carreteros, incendios de vehículos y balaceras que han causado 324 asesinatos, según datos de la Fiscalía Estatal, y 211 personas desaparecidas, la mitad de ellos son niñas, niños y jóvenes.
En su segundo día al frente del gobierno, Claudia Sheinbaum fue cuestionada por la situación de seguridad en la entidad, a lo que respondió que aún no contaba con un diagnóstico.
Mientras que en los siguientes días, ordenó el envío de 300 militares más a la entidad, aunque la presidenta ha minimizado la situación a la par que ha reiterado su apoyo al gobernador de la entidad, el morenista Rubén Rocha.
Pero los enfrentamientos no han cesado e incluso se han extendido por la entidad desde la capital, Culiacán, a municipios vecinos. Apenas este fin de semana, en Mazatlán se registraron balaceras.
A la par, en el primer mes del gobierno de Claudia Sheinbaum se registraron dos enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas y civiles que sumaron 33 muertes. Con ello, a falta de dos meses para concluir el año, en 2024 sumaron 254 presuntos agresores fallecidos en enfrentamientos con el Ejército, la mayor cifra desde 2014.
En otro evento como parte de las acciones para frenar la violencia en Sinaloa, se reportó un operativo que derivó en la detención de Edwin Antonio, alias “El Max”, presunto generador de violencia relacionado con Zambada. Además de la aprehensión, se informó de la muerte de 19 civiles armados en un presunto enfrentamiento con elementos del Ejército.
A estas muertes se sumaron al menos 14 fallecimientos más reportados por la Sedena tras un enfrentamiento entre presuntos criminales y policías municipales en el municipio de Tecpan, Guerrero.
El especialista de Fundar Humberto Guerrero advirtió que las autoridades federales han tratado de hacer ver casos como los de estas entidades como hechos aislados, y no como parte de un contexto de inseguridad generalizada que se vive en el país.
A la par, consideró Javier Oliva Posada, se observa un escalamiento en la violencia de parte de los grupos criminales. Por ejemplo, el conflicto que suma más de 50 días en Sinaloa, o el estallamiento de dos coches bomba en Guanajuato ocurrido el pasado 24 de octubre.
“Yo veo con mucha preocupación el escalamiento de poder hacer este hallar dos coches bomba. El nivel de los enfrentamientos, la explosión de dos coches bomba, no es posible atribuirlo al Gobierno que está arrancando, sino como consecuencia de la inercia criminal. Lo que buscan (los grupos criminales) en este caso es ampliar sus redes de influencia y de control”, explicó.
La noche del 29 de octubre se registró además el asesinato del primer periodista en el sexenio de Sheinbaum. Se trató de Mauricio Cruz Solís, de 25 años de edad, del medio digital Minuto x Minuto, en Uruapan, Michoacán.
El joven había entrevistado al alcalde de Uruapan apenas unos minutos antes de que se cometiera el crimen.
Al día siguiente se registró el asesinato de la periodista de espectáculos Patricia Ramírez, conocida como Paty Bunbury, quien trabajaba en el Periódico Hechos Pensamiento En Acción. La mujer de 39 años fue atacada en un establecimiento de comida la tarde del miércoles 30 de octubre en la capital de Colima.
Sobre el tema, la presidenta aseguró que se reactivará un grupo de atención a casos de violencia contra periodistas, mismo que se reactivará y prometió trabajar para que no haya impunidad.
Si bien aún es muy pronto para evaluar la estrategia de seguridad de la presidenta Sheinbaum, los expertos consultados por El Sabueso señalaron que ante esta alza en la letalidad de las acciones de las Fuerzas Armadas es importante replantear la militarización de la estrategia de seguridad.
Además, llamaron a fortalecer las instituciones locales y estatales de seguridad y justicia. Ello para acelerar los efectos de la atención a la crisis de inseguridad que vive el país.
“La Federación tiene las capacidades, pero nos vamos a tardar más tiempo, si no incorporamos decididamente a estas áreas de la administración de la justicia y por supuesto de la atención y prevención del delito a nivel local. Eso no se ha visto en las primeras medidas de seguridad que ha tomado el gobierno. Se han mencionado, pero no se han visto”, indicó Oliva.
Finalmente, recomendaron dar mayor atención a las víctimas de la violencia y tener mayor acercamiento con ellas y mejorar la atención desde la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
“Necesitamos un diálogo entre la sociedad civil y el gobierno federal. Y ese gobierno federal incluiría a la FGR, a las Fuerzas Armadas, las comisiones de Derechos Humanos del Senado y de la Cámara de Diputados. Mientras no haya un diálogo de alto nivel con la sociedad civil van a seguir haciendo los gobernantes lo que quieran y van a seguir justificando los excesos de las Fuerzas Armadas”, urgió Raymundo Ramos.
Ya está en Netflix la última adaptación al cine de la famosa novela mexicana. Una obra que supo identificar elementos centrales de la vida y la idiosincrasia de los mexicanos. Acá te explicamos por qué Pedro Páramo terminó siendo tan ilustrativa de este país inabordable.
Y está luego porque, si bien es una de las tres o cuatro novelas insignes mexicanas, Pedro Páramo no entra en los moldes y códigos usuales de la literatura: es compleja, ambiciosa, enigmática, intensa. Y por eso, muy mexicana.
Ahora la novela, precursora del llamado “boom latinoamericano” y descrita por Jorge Luis Borges como “una de las mejores de las literaturas de lengua hispánica, y aun de la literatura”, llegó al cine.
Es la cuarta vez que se intenta una adaptación cinematográfica de la novela. Se hizo en 1966, 1978, 1981. Y la nueva es, probablemente, la más ambiciosa.
La produjo Netflix. La dirigió Rodrigo Prieto, un reputado cinematógrafo mexicano. La escribió Mateo Gil, un laureado guionista español. Y ha generado, como era de esperarse, críticas y elogios enérgicos, porque el reto es mayúsculo, casi inabordable.
Este es un libro colosal de solo 132 páginas. Propone un abordaje profundo, amplio y trascendental de México. Lo hace con innovaciones conceptuales, narrativas y visuales.
Y es tan emblemático porque expuso facetas de la mexicanidad que quizá hoy parecen obvias, pero que en los años 50 se estaban empezando a identificar, y hoy siguen vigentes.
Rulfo, en parte por su condición de huérfano, de víctima de guerras civiles, de curioso viajero, supo no solo identificar, sino mágicamente exponer cinco de las facetas de México que acá recogemos de manera breve.
Como le muestran al mundo cada 1 y 2 de noviembre, los mexicanos tienen una íntima relación con la muerte: la acogen, la honran, la tienen en cuenta.
Y Pedro Páramo es, sobre todo, una novela de fantasmas.
La premisa de la novela es más o menos esta: el joven Juan Preciado viaja al pueblo de Comala tras la muerte de su madre en busca de su padre, Pedro Páramo, un cacique y patriarca en tiempos de guerra civil que sufre una pena de amor.
Preciado, alucinado y confundido, se encuentra con personajes que, como el pueblo, parecen estar en tránsito hacia la muerte.
Juan Villoro, un escritor mexicano, explicó en una conferencia de 2016 sobre el tema en el Colegio Nacional mexicano: “Los fantasmas de Rulfo no son para dar miedo, sino fantasmas en pena, ánimas que están tratando de llegar al más allá, y no llegan (…) Los fantasmas de Rulfo, al ser pobres, son fantasmas de verdad”.
Preciado busca a su padre, pero en el camino se da cuenta que está en el mismo tránsito que los personajes que se topa.
“Ha atravesado —elabora Villoro— el río de la inmoralidad y pasa la historia buscando un segundo río que le conceda la muerte, la muerte como bendición (…) Los personajes esperan no solo una muerte física, sino también una muerte que los redima moralmente”.
Una muerte, pues, entendida a la mexicana.
Pedro Páramo es, también, una novela sobre la realidad social de un país.
Julia Santibáñez, escritora y gestora cultural, explica: “Rulfo sufrió las consecuencias de la guerra y fue víctima de la economía que surgió de las guerras (…) La pobreza, la exclusión y la violencia no son solo temas que le importan, sino que vivió y que están en la novela de manera tentacular, en cada página”.
Los padres del escritor murieron cuando él tenía menos de 10 años en plena Guerra Cristera por las reformas liberales de una revolución que recién terminaba. Rulfo se crio en orfanatos, no fue a la universidad y trabajó en la burocracia del Estado y fundaciones, cargos que le permitieron viajar y ver el país de primer mano.
Volvemos con Villoro: “Rulfo plantea una historia de aquellos que han sido expulsados de la historia de los hechos. Son tan pobres, están tan desposeídos, que ni siquiera tienen derecho a que nada les suceda: no tienen propiedad, destino propio ni historia”.
Esta es una novela sobre los excluidos. Una obra sobre un país de pobres. Una realidad social que en 70 años ha cambiado, pero que en muchos sentidos sigue igual: hoy, uno de cada tres mexicanos es pobre y la desigualdad está entre las cinco más agudas del mundo.
La novela, según Villoro, “nos hace preguntarnos cuántos mexicanos están en la condición de expulsados de la historia”.
Hay expresiones de los personajes de Pedro Páramo que, aunque sea inventadas por Rulfo, parecen sacadas de la calle en cualquier rincón de México.
Santibáñez explica que Rulfo “puso el centro de gravedad en el lenguaje y creó un lenguaje que se parece al del campo, pero que no es estrictamente igual y podríamos morir pensando que es el lenguaje del campo”.
Y esa, según Villoro, fue la clave de la gran innovación lingüística de la novela, porque “toma elementos del habla popular, pero lo recrea de tal manera que el habla popular se convierte en algo más auténtico que lo que dicen los campesinos (…) Es algo incluso más auténtico que el mundo de los hechos”.
Qué puede parecer más mexicano, así no lo sean del todo, que adjetivos como “desconchinflado”, o arcaísmos como “si consintiera en mí”, o frases involuntariamente poéticas como “tú que tienes los oídos muchachos”, o enunciados redundantes como “esto prueba lo que te demuestra”.
Los mexicanos tienen expresiones, dialectos, formas que revelan parte de su idiosincrasia: van desde expresiones simples como “a poco” y “qué crees” hasta construcciones complejas como “de tocho morocho” y “nos cayó el chahuistle”.
Y Rulfo, más que hacer el ejercicio periodístico de reportar las expresiones más mexicanas, creó otras tan originales, tan mundanas, tan cercanas, que parecen sacadas de la boca de cualquier habitante de este país.
La vida de Rulfo estuvo, no precisamente por razones felices, en constante movimiento: cuando joven vivió en varias partes del diverso estado de Jalisco, pasó tiempo en Guadalajara y Ciudad de México y, ya adulto, recorrió el país como parte de sus labores como burócrata, investigador y fotógrafo aficionado.
Gracias al movimiento conoció las regiones de México, un país que tiene todo tipo de ecosistemas, pero que en su mayoría se conoce como un espacio seco, árido, caliente e inhóspito.
Dice Villoro que Comala, el pueblo donde trascurre la novela, remite el comal, esa plancha de barro sobre la cual los mexicanos han cocinado sus alimentos durante siglos, porque se trata de un lugar caliente y seco.
Famosa es esta frase de uno de los personajes: “Dicen que en Comala los que se mueren y se van al infierno regresan a Comala por su cobija”.
“Es un paisaje filtrado, indeciso, intermedio, inseguro; lo que ves está tamizado; hay nieblas, polvo, tolvaneras, humo, oscuridad, sombras que tienen eco”, explica Villoro.
Pero además de esta recreación precisa del espacio mexicano, Rulfo también hizo un análisis político sobre la tierra, que tras la revolución habría de ser distribuida equitativamente, pero la promesa se rompió.
“El reparto que hubo a consecuencia de la revolución fue terrible, porque se supone que se repartió para responder a las exigencias revolucionarias, pero luego se supo que eran arenales, tierras no cultivables como son las tierras de Comala”, señala Santibáñez.
Pedro Páramo es, también, un perfil crítico del hombre mexicano.
Un quinto elemento del retrato que hace Rulfo de México tiene que ver con la figura del patriarca en una sociedad machista: Pedro Páramo, el cacique en Comala, es padre de niños que no reconoce, revolucionario que traiciona la revolución y tirano que asesina a sus adversarios impunemente.
“No es que Rulfo tuviera una preocupación por el machismo o una mentalidad feminista, sino que identificó algo central de la personalidad del mexicano”, dice Santibáñez.
Alrededor del 40% de las familias mexicanas, según datos oficiales, carecen de una figura paterna. Eso ocurre hoy, pero viene de décadas atrás.
“Pedro Páramo es la figura del padre tiránico de la familia mexicana”, dice Villoro.
Y lo es por varias razones: porque abandona a sus hijos, porque administra el poder de manera arbitraria y traicionera y porque lleva el desamor de Susana San Juan de manera arrogante y arbitraria.
Una faceta que, en general, sigue vigente en la cultura mexicana, según Santibáñez: “Pedro Páramo bien le podría cantar a Susana una canción de Luis Miguel diciendo ‘tengo todo excepto a ti’”.
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