El 72.9% de los asesinatos en 2024 se cometió con armas de fuego, la mayor proporción en una década respecto al total de homicidios dolosos.
Según los datos del Secretariado Ejecutivo, esta proporción es 14.4 puntos porcentuales mayor a la de las víctimas fallecidas por disparos de armas en comparación con 2015 -respecto del total de muertes-, lo que a decir de especialistas muestra cómo hay un aumento en el acceso a armamento y de la violencia ligada al crimen organizado.
Durante el sexenio de López Obrador, en específico, aumentaron 2 puntos porcentuales las muertes por ataques con arma de fuego respecto al total de asesinatos, al pasar de 70.9% en 2018 a 72.9% de las más de 30 mil muertes registradas el año pasado.
“Se pueden estar reduciendo los homicidios dolosos, pero la intensidad de esa violencia va en aumento. Y de lo que te puede hablar es de una violencia mucho más estructural, vinculada a estas disputas territoriales entre grupos del crimen organizado”, comentó Humerto Guerrero, experto en seguridad de la organización Fundar.
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En ese contexto, y con mayor énfasis a partir del inicio del gobierno de Donald Trump, la presidenta Sheinbaum ha insistido en presionar a Estados Unidos para que colabore en el control del tráfico de armas hacia México.
Apenas el pasado viernes, Sheinbaum anticipó que ante la amenaza de Trump de declarar a los cárteles como organizaciones terroristas, México ampliaría la demanda contra fabricantes de armas de Estados Unidos, para señalarlas por complicidad con grupos terroristas.
Según un análisis de El Colegio de México (Colmex), se estima que anualmente ingresan de forma ilegal al país entre 200 mil y 873 mil armas cada año, mientras que las autoridades reportaron en promedio el decomiso de apenas un 8.64% de esa cifra.
En 2024, la entidad en que los homicidios con arma de fuego representaron la mayor proporción de casos fue Colima, donde 9 de cada 10 asesinatos se cometieron en esa modalidad (91.8%).
Colima es además desde 2022 la entidad en el país con la tasa más alta de homicidios por cada 100 mil habitantes. Durante tres años se ha mantenido por encima de 100 casos.
“Esto debe constituir un foco rojo para las autoridades y ver lo que está pasando con la manera en la que se ejerce el control de la circulación de armas, sobre todo si tienes estos números tan grandes”, comentó Gerardo Álvarez, investigador del área de Incidencia Política de México Unido Contra la Delincuencia (MUCD).
Después aparece Nuevo León, con 84.9% de los asesinatos cometidos con armas de fuego; Michoacán, con 84.6; Guanajuato, con 84.4%; Morelos, con 82.8%; Oaxaca, con 82.7%; Sinaloa con 80.7% y Campeche con 80.6%.
En contraste, hay entidades como Yucatán (13.6%), Baja California Sur (18.8%), Coahuila (31.5%) y Durango (39.1%) donde la proporción de homicidios dolosos con armas de fuego representa menos de la mitad del total de los casos de asesinatos.
Apenas en enero pasado, el gobierno de Sheinbaum lanzó un programa de desarme voluntario llamado “Sí al desarme, sí a la paz”, con el propósito de reducir la violencia relacionada con el uso de armas de fuego, así como sensibilizar a la población sobre el riesgo de poseer este tipo de armas en los hogares.
Sin embargo, expertos consultados por El Sabueso cuestionaron la eficacia de este tipo de acciones en zonas con violencia armada creciente.
“Este tipo de programas de desarme (con una remuneración) económica, por lo general, suelen funcionar en contextos donde la violencia ha sido desactivada y tienes elementos que pertenecieron a grupos armados ya desmovilizados. Pero donde ya no tienen necesidad, o ya no forman parte de un conflicto que se está dando, entonces el incentivo económico puede funcionar”, comentó Guerrero.
En tanto, Álvarez destacó que la cantidad de armas que se han recuperado en años anteriores en programas similares organizados por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) no se comparan con la cantidad de armas que ingresa al país.
“Estamos hablando de cifras bastante marginales tomando en cuenta el tamaño de la problemática. En 2022 se habla de que la Sedena reportó alrededor de un poco más de 6 mil armas de fuego. Y en 2023, 5 mil 500 más o menos. Y estás hablando de que se reporta que cruzan la frontera unas 600 o 700 diarias. Entonces, en realidad no estás teniendo el impacto”, aseguró el también integrante de la Red Binacional “Desarmando el miedo”.
Desde 2001, el colectivo artístico chileno Casagrande ha lanzado lluvias de poemas sobre ciudades como Santiago, Madrid, Guernica, Londres y Dubrovnik transformando memorias dolorosas en momentos de belleza reflexión.
Sus ojos estudian atentamente el cielo con expectativa.
Esta vez, sin embargo, no observan con una sensación de miedo, ansiedad ni urgencia, sino con intriga y emoción.
Y su entusiasmo queda bien recompensado. Un helicóptero que sobrevuela en lo alto lanza una gran nube de cientos de miles de coloridas papeletas que se esparcen en el aire y caen revoloteando lentamente sobre la muchedumbre.
Hay gritos de asombro, muchos saltan para agarrar las esquivas papeletas, otros alzan a sus niños para alcanzarlas o esperan a que caigan al suelo para recoger todas las que puedan y ver qué contienen.
Son poemas. 100, para ser exactos -50 escritos por poetas contemporáneos chilenos y 50 por poetas de la localidad donde sucede el evento- impresos en 100.000 tarjetas del tamaño de un marcador de libro.
Esta lluvia de versos, en lugar de explosivos, transforma los dolorosos recuerdos del pasado en un momento de belleza y reflexión y convierte el espacio público en un ambiente de arte y literatura.
Ese es el propósito del colectivo artístico chileno Casagrande, que ya lleva más de dos décadas realizando estos eventos en diferentes ciudades del mundo, cuyas poblaciones civiles han sido víctimas de bombardeos aéreos.
El más reciente sucedió este miércoles 14 de mayo, en Rotterdam, para coincidir con el 85 aniversario del bombardeo nazi que devastó esa ciudad de Países Bajos.
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Casagrande está conformado por tres artistas chilenos: Julio Carrasco, Joaquín Prieto y Cristóbal Bianchi, todos nacidos en 1973, el año en que Chile sufrió el cruento golpe militar contra el gobierno democrático de Salvador Allende.
Surgieron como un colectivo cultural en torno a una revista que hacía arte interpretativo en espacios públicos, un género conocido como performance.
En 2001, decidieron aprovechar la apertura al público del Palacio de la Moneda, en la capital de Santiago -la sede presidencial que fue bombardeada por las fuerzas militares el 11 de septiembre de 1973- para “hacer un nuevo bombardeo, pero esta vez con poemas de poetas chilenos de nuestra generación”, expresó Joaquín Prieto a BBC News Mundo.
“Fue toda una experiencia liberadora”, relató. “Fue un momento en que volvíamos a reconocer un espacio simbólico, como el Palacio de la Moneda bombardeado, en una nueva instancia, en una nueva imagen, viendo caer estos poemas”.
La reacción fue tan grande que decidieron reproducir el proyecto en otras ciudades con la idea de lanzar poemas sobre los lugares que han sido bombardeados en el pasado sin ser objetivo militar.
Eso los llevó a Dubrovnik, Guernica, Varsovia, Berlín, Londres, Milán y Madrid. El más reciente evento lo realizaron este miércoles en Róterdam, la segunda ciudad de Países Bajos.
El 14 de mayo de 1940, a la 1:27 de la tarde (hora local), la Alemania nazi inició un bombardeo sobre Rotterdam que devastó la ciudad. La mayoría de los edificios históricos quedaron aplastados, salvo la catedral de San Lorenzo.
Contrario a la reconstrucción de otros cascos antiguos europeos tras los conflictos bélicos, Rotterdam se erigió de cero, con diseños de vanguardia y posteriormente la creación de la gran esplanada Binnenrotte, seleccionada por los artistas para su bombardeo poético.
“Es un lugar bien emblemático porque se volvió a reconstruir la ciudad con una arquitectura moderna, con las casas cubo y el edificio lápiz, pero al mismo tiempo está la catedral, como un recuerdo de lo que quedó en pie”, señaló el artista Prieto.
El lanzamiento de los poemas se realizó el mismo día del indiscriminado bombardeo alemán hace exactamente 85 años, sin embargo, es la única vez que los artistas de Casagrande hacen coincidir las fechas de sus eventos.
“Queremos que los bombardeos de poemas se inscriban también en la historia con otra fecha en la que las ciudades recibieron, no bombas, sino poemas”.
El colectivo chileno trabajó en esta ocasión en coordinación con el festival de poesía de Róterdam Poetry International que inicia la celebración de su 25.ª edición.
“Ellos han sido clave. Nos invitaron y comisionaron para hacer esto”, explicó Prieto.
El proyecto está armado con varios elementos. Como en ocasiones anteriores, Casagrande seleccionó poemas de 50 poetas chilenos de diferentes ciudades “avalados por sus publicaciones”.
Esta vez, la contribución local vino de otros 50 poetas neerlandeses escogidos por Poetry International, que también se encargó de hacer las traducciones correspondientes del y al español.
La temática de la poesía es variada y la única limitación es la longitud, pues los versos tienen que caber en un lado de un marcapáginas de 7 cm x 22 cm, y por el otro viene la traducción.
“Este año le hicimos un guiño a Gabriela Mistral [la premio Nobel de Literatura chilena] que recibió el galardón hace 80 años en 1945”, contó Prieto.
Los marcapáginas también vienen con un diseño especial que también se repite en la publicidad que se hace a través de las redes sociales y los medios locales y nacionales, además de en pancartas en sitios públicos.
El objetivo es que por lo menos asistan mil personas para que no quede un solo marcapáginas en el suelo. “Es algo bien importante”, dice Joaquín Prieto, “no sólo en términos de obtener los permisos sino también para darle sentido al proyecto”.
Pero en ninguno de los eventos han tenido problema con eso, ya que han contado con una asistencia de público entusiasta.
“Las reacciones son maravillosas, en primer lugar porque llega como una sorpresa”, dice Joaquín Prieto del evento que suele empezar cerca del crepúsculo y dura aproximadamente una hora.
Un helicóptero, en el que van Cristóbal Bianchi y Julio Carrasco con media tonelada de poemas, sobrevuela el lugar donde se congrega la multitud mirando al cielo.
Joaquín está en tierra, comunicado con sus colegas para indicarles por dónde mejor arrojar los marcapáginas con los poemas expertos.
De pronto se ve una nube que se expande y los marcadores de libro van cayendo lentamente sobre su eje, revoloteando y brillando con luces que se apuntan a la nube.
“Lo que me motiva es que al estar abajo veo esa sensación, esos gritos, esos aplausos cuando cae la nube”, describe Prieto. “La gente empieza a comportarse en verdad como niños”.
Saltan para agarrar los primeros poemas, alzan a sus hijos para que los alcancen, otros niños corren tras los poemas que flotan más lejos. Algunos sacuden los árboles para soltar los versos que han quedado atrapados. Incluso hay unos que abren los paraguas al revés para atrapar la mayor cantidad.
Cuando los empiezan a leer se dan cuenta de que hay muchos distintos y se dan a la tarea de coleccionar todos los que puedan. “Cuando por algún motivo tienen uno repetido, entonces lo intercambian con otra persona”.
Así, un lugar que en una época fue devastado por un bombardeo militar es transformado en lugar de paz, de intercambio cultural, de conexión y de reflexión.
A pesar de que el despliegue dura sólo una hora, el éxito del evento depende de una cuidadosa y larga preparación.
Joaquín Prieto señala irónicamente que es casi como preparar un operativo militar. “En un proyecto en general nos demoramos como tres años en realizarlo”, dice.
Deben entrar en contacto con las municipalidades e instituciones culturales locales. Además de comisionar y seleccionar los poemas, diseñar los marcapáginas, crear una estrategia de publicidad, está todo el análisis logístico.
Se estudian los espacios que se van a utilizar, se adquiere la autorización para usar drones de observación y luego para sobrevolar con el helicóptero, y deben adherirse a los estándares de seguridad. “En algunas ciudades han llegado a ser 12 permisos los que se requieren”, comentó Prieto.
Fuera de eso, el tema meteorológico es fundamental.
“Nuestro gran enemigo es el viento, cuando cambia”, reconoce el artista de Casagrande. “Pero ya tenemos experiencia y siempre hemos hecho que la mayoría de los poemas caigan donde está la gente”.
El grupo ahora trabaja con climatólogos que les entrega los pronósticos del tiempo, las temperaturas y el viento.
En la mira de Casagrande están las ciudades que representan las situaciones más dramáticas donde se lanzaron bombas sin ser un objetivo militar. Específicamente Dresde, Hiroshima y Nagasaki.
“Esos son lugares que nos interesaría hacerlos en el futuro”, afirmó Joaquín Prieto.
Sin embargo, son casos delicados, ya sea por el debate histórico que continúa sobre los autores, motivos y efectos de esos bombardeos, o por la manera en que esas ciudades prefieren conmemorar esos hechos.
“Hay una manera como conmemoran esto en Japón, que es con una ceremonia en silencio”, explica. “Es posible que tengan que digerir el proyecto más, cuál es el sentido, etc”.
Pero un miembro de Casagrande ya estuvo en Japón y siguen las conversaciones.
“Es un proyecto-arte. Lo importante aquí es la realización y las lecturas se lo dan las propias personas y los que les interesa darle la vuelta a lo que ha sucedido”, concluyó.
Las imágenes del Colectivo Casagrande y Poetry International tienen derechos reservados
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