
Hace un año y ocho meses el presidente Andrés Manuel López Obrador inauguró la Refinería Olmeca en Dos Bocas, Tabasco, y desde entonces ya incumplieron en cinco ocasiones el plazo que marcaron para que ya produzca gasolina.
La promesa más reciente es que esto ocurriría el 28 de febrero, que ya estaría “a toda su capacidad”, dijo el presidente. Pero esto no ocurrió. Pemex no informó por ninguna vía sobre el inicio de producción, y el mandatario federal ni siquiera mencionó a la refinería en sus conferencias matutinas del 28 y el 29 de febrero.
Además el proyecto emblema del presidente López Obrador, que prometió que permitiría a México ser autosuficiente y bajar el precio de los combustibles, arrancará operaciones con una disminución en sus expectativas de producción.
Desde el inicio de la administración y hasta octubre de 2023 la promesa fue que Dos Bocas produciría 340 mil barriles diarios de petróleo, pero en enero de este año se anunció que en 2024 producirá 243 mil al día. Una disminución de 29%.
El megaproyecto que tuvo un sobrecosto de 8 mil millones de dólares —más del doble de lo proyectado por el gobierno— hoy ya ni siquiera tiene una fecha precisa de inicio, tan solo la promesa de Octavio Romero Oropeza, director de Pemex, de que “en las próximas semanas la refinería Olmeca iniciará operaciones”.
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En julio del 2022 el presidente López Obrador y Rocío Nahle afirmaron que en diciembre de ese año la refinería produciría su primer barril.
“Sí, el compromiso con el presidente es tratar de que en diciembre podamos meter el primer barril, que la integración pueda quedar, tenemos mucha confianza de que todos los equipos son nuevos, son de seguridad, se hicieron con base en la ingería, con cálculos exactos, pues no tengamos los problemas”, dijo Nahle en aquella ocasión.
Sin embargo, dicha fecha prevista tuvo su primer retraso en diciembre de ese mismo año, cuando el mandatario afirmó en X (antes Twitter) que la refinería se encontraba en fase de integración y prueba, pero que el primero de julio del 2023 entraría en operaciones.
“Visité la refinería Olmeca en Dos Bocas construida en tiempo récord mundial. Está en fase de integración y prueba; el 1° de julio comenzará a procesar 170 mil barriles diarios de petróleo crudo y el 15 de septiembre el doble”.
“En conjunto, equivale a 280 mil barriles diarios solo de gasolina y diésel. Avanzamos hacia la soberanía energética”, dijo el presidente hace ya más de un año.
Un mes después, en enero del 2023, la entonces Secretaría de Energía ratificaría lo dicho por el presidente.
“El 1 de julio (inicia operaciones), ya lo anunció el Presidente y ya lo anunciamos nosotros, vamos muy bien, es una gran, gran obra”, indicó Nahle a las afueras de Palacio Nacional después de sostener una reunión privada con el presidente López Obrador.
Sin embargo, pese que hasta marzo ese era el plan, a mediados del año pasado el presidente indicó que aún tenían previsto iniciar ese año, pero en una primera etapa y con 80 mil barriles y no 340 mil, como se prometió.
“Pues en una primera etapa como 80 mil, sí, este año; yo pienso que para principios del año próximo ya va a estar procesando 340 mil barriles de crudo”, mencionó el mandatario.
De nueva cuenta no sucedió así, y una tercera fecha de arranque llegó en octubre del 2023.
El director de Pemex afirmó en su comparecencia en la Cámara de Diputados que la producción iniciaría en noviembre de ese año.
“Se contempla que para el cierre de este año la refinería produzca en el mes de noviembre 24 mil barriles diarios de diésel ultra bajo azufre y para el mes de diciembre 36 mil barriles de diésel y 44 mil barriles diarios de gasolina”.
Romero Oropeza indicó además que “en el arranque del próximo año ya van a estar en operación los dos trenes de la refinería, que tiene una capacidad de 340 mil barriles de petróleo”.
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Pero el 2024 llegó y la refinería aún no había iniciado operaciones.
A principios de este año Romero Oropeza dió una cuarta fecha de inicio en Palacio Nacional y afirmó que el 31 de enero la refinería entraría en producción.
“Dos Bocas, que ya a partir del 31 de enero y en febrero va a entrar en producción”, prometió en aquella ocasión.
Además proyectó una imagen en la que se prevé que la producción de crudo sea de 243 mil barriles diarios en 2024 y de 320 mil en los dos años siguientes, cifras por debajo de lo que se prometió al inicio de la administración.
Y tres semanas más tarde, el presidente López Obrador daría una quinta fecha: el 28 de febrero.
“Ya empieza a producir a toda su capacidad el 28 de febrero; para los que estaban muy desesperados. Y, también, que se conozca cuánto tiempo lleva construir una refinería”, dijo.
Asimismo, invitó a visitar la refinadora, “me gustaría que fueran y que la vieran, o sea, a ustedes les invito, a ustedes les invito el 28”.
Pero ese plazo ya se cumplió y ahora el inicio de la producción no tiene una fecha precisa.
El 27 de febrero el director de Pemex retrasó de nuevo la fecha en un mensaje que dio a propósito de los resultados de Pemex al cuatro trimestre.
“En las próximas semanas”, dijo Oropeza, “la refinería Olmeca iniciará operaciones, incrementando la capacidad de refinación en el país y con ello también la oferta de combustibles y petroquímicos”.
El Sabueso se puso en contacto con Petróleos Mexicanos y la Secretaría de Energía para conocer su comentarios, pero hasta el momento en el que se redacta este texto no obtuvimos respuesta.
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Los nuevos lineamientos de seguridad muestran el interés de Washington por frenar la inmigración ilegal, contener el avance del narcotráfico y mejorar la relación con sus aliados ideológicos y sus socios comerciales.
Tanto el reciente bloqueo “total y completo” de todos los buques petroleros sancionados que entren y salgan de Venezuela como el inusual rescate financiero a Argentina de octubre son muestras de la relevancia que América Latina tiene para Donald Trump.
La nueva Estrategia de Seguridad Nacional reafirma la decisión de Estados Unidos de ampliar la presencia militar y su influencia en la región. Publicado por la Casa Blanca el 4 de diciembre, el documento plasma la visión del mundo de la actual gestión.
“Mi gobierno ha actuado con una urgencia y velocidad históricas para restaurar la fuerza estadounidense en el país y en el exterior“, dice la carta firmada por el mandatario que antecede el documento de 29 páginas.
Según los nuevos lineamientos de seguridad, Trump mira a América Latina decidido a frenar la inmigración ilegal, contener el avance del narcotráfico y mejorar la relación con sus aliados ideológicos y sus socios comerciales.
Para hacerlo, propone volver a la política exterior del presidente James Monroe de “América para los Americanos”, con la que EE.UU. declaraba en 1823 su intención de resguardar a la región del avance de las potencias ajenas al continente.
“Tras años de abandono, Estados Unidos reafirmará y aplicará la doctrina Monroe para restaurar la preeminencia estadounidense en el hemisferio occidental”, dice el nuevo documento que llama a este enfoque “corolario Trump a la doctrina Monroe”.
Este enfoque se ganó el apodo de la “doctrina Donroe”, que surge de la combinación entre Donald y Monroe. El término apareció en enero en la portada del New York Post y rápidamente fue adoptado por analistas estadounidenses y medios internacionales.
Entonces, ¿estamos ante una nueva doctrina de Monroe en la región? ¿Cuáles son las preocupaciones e intereses de Trump en América Latina? ¿Cómo hará para ampliar su influencia en el continente?
Para que Estados Unidos consolide su poder global, Trump entiende que primero debe reafirmar su influencia en la región.
“Estados Unidos debe ser preeminente en el hemisferio occidental como condición para nuestra seguridad y prosperidad, una condición que nos permite afirmarnos con confianza donde y cuando lo necesitemos en la región”, dice el documento.
Para Will Freeman, investigador de Estudios Latinoamericanos del influyente centro de estudios estadounidense Council on Foreign Relations, Trump busca dar un “nuevo giro a una vieja idea”.
“Es una especie de justificación ideológica para la intervención de Estados Unidos o para la mano dura en la región, la cual se centra explícitamente en la inmigración”, dijo Freeman a BBC Mundo.
“Pero el documento también menciona los cárteles de la droga y las incursiones extranjeras hostiles, lo que suena a la Doctrina Monroe en su versión original”, agrega.
La idea de una estrategia inspirada en la antigua doctrina Monroe no es nueva. Ya en 1904 el presidente Theodore Roosevelt (1901-1909) estableció su propio “corolario Roosevelt” a esa doctrina del Siglo XIX.
En aquel momento, Roosvelt sostenía que Estados Unidos debía intervenir en los países de la región si no estaban siendo capaces de cumplir con sus compromisos financieros o con el cuidado de sus democracias, según explica Freeman.
En cualquier caso, lo que sabemos hasta el momento sobre el llamado “corolario Trump” es bastante vago. Por eso, el analista recomienda no tomarlo como un plan estratégico sino como una declaración de principios.
“Trump no sigue una política exterior tan consistente como para llamarla doctrina. Tampoco hace ninguna declaración que nos ayude a entender cómo se relacionan las medidas que está tomando con sus objetivos más ambiciosos”, dice.
Para Trump, los países de América Latina son el origen de muchos de los problemas que enfrenta Estados Unidos, pero a la vez pueden ser la clave para resolverlos.
El documento presenta a la “migración ilegal y desestabilizadora” como uno de los principales problemas que tienen origen en Latinoamérica, ya que la mitad de los inmigrantes que viven en Estados Unidos proviene de la región, principalmente de México.
“Es la parte del mundo que más le interesa para sus objetivos de política interna”, dice Freeman.
A su vez, menciona el peligro de los cárteles de drogas, teniendo en cuenta que casi toda la cocaína que se consume en Estados Unidos proviene de tres países de la región: Colombia, Perú y Bolivia.
En ese sentido, para Bernabé Malacalza, autor del libro “Las cruzadas del siglo XXI”, que trata sobre la relación entre Estados Unidos y China, la nueva arquitectura de seguridad nacional se sostiene en que Estados Unidos considera a la región como “parte de su frontera de seguridad interna”.
“América Latina pasó a ser prioritaria para Estados Unidos. Adquirió un lugar que antes no había tenido y que se explica en que la seguridad hemisférica ganó protagonismo”, dice el profesor de la Universidad Torcuato Di Tella.
El documento menciona además la necesidad de limitar incursiones extranjeras hostiles, en una clara referencia a China, aunque no la menciona.
En materia comercial, Trump busca mejorar sus acuerdos con sus socios en la región bajo la impronta del America First (Estados Unidos primero). El documento plantea el uso de “aranceles y acuerdos comerciales recíprocos como herramientas poderosas”, algo que el gobierno de Trump ya ha puesto en práctica con numerosos países de la región, con resultados mixtos.
En el caso de México, la Casa Blanca sabe que las empresas estadounidenses también se ven afectadas por las disputas comerciales.
“Por eso, Trump busca consolidar acuerdos orientados al nearshoring (estrategia de una empresa para transferir parte de su producción a países cercanos), porque entiende que la región es parte de la reconfiguración de las cadenas de valor”, señala Malacalza.
Trump no solo quiere que las empresas estadounidenses crezcan, sino que los países aliados fortalezcan sus economías nacionales para, de este modo, intensificar las relaciones comerciales.
Según el documento, “un hemisferio occidental económicamente más fuerte y sofisticado se convierte en un mercado cada vez más atractivo para el comercio y la inversión estadounidenses”.
“Los países de la región tienen un impacto desproporcionado en estos asuntos internos que a Trump le importan mucho, y que también le interesan a su base política”, resume Freeman.
El mastodóntico portaaviones USS Gerald Ford, en el Caribe desde noviembre, no solo presiona al gobierno de Venezuela, sino que también refleja los nuevos lineamientos de seguridad de Estados Unidos.
Según el documento, la Casa Blanca busca desplegar una “presencia (militar) más adecuada” y “despliegues específicos” para controlar las fronteras terrestres y las rutas marítimas.
Estados Unidos habilita incluso “el uso de fuerza letal para reemplazar la fallida estrategia basada únicamente en la aplicación de la ley de las últimas décadas”, menciona el documento.
“La fuerza es el mejor elemento disuasorio”, agrega la Casa Blanca, en lo que es una política exterior deja abierta la opción de la represalia.
Este gobierno ha dicho que busca recuperar la idea de “paz por medio de la fuerza” (Peace Through Strength), el antiguo lema del presidente Ronald Reagan que se basa en confiar en el poder militar como garante de estabilidad.
Para Malacalza, la política de seguridad hacia América Latina “no configura una arquitectura regional o hemisférica, sino que busca que los países se alineen a Estados Unidos y, en última instancia, a Trump”.
Por otro lado, Estados Unidos ofrece una serie de recompensas para sus aliados.
“Recompensaremos y alentaremos a los gobiernos, partidos políticos y movimientos de la región que se alineen ampliamente con nuestros principios y estrategia”, señala la nueva estrategia.
La política de Estados Unidos debería, según el documento, enfocarse en apoyar a líderes y aliados regionales “capaces de promover una estabilidad razonable en la región”, que ayuden a frenar la migración ilegal y a neutralizar a los cárteles.
Esta política de recompensas se vio en octubre cuando Trump anunció el rescate de 20 mil millones de dólares para Argentina o cuando, al mes siguiente, se firmaron acuerdos con este último país, Ecuador, El Salvador y Guatemala para reducir los aranceles a las exportaciones.
En cualquier caso, para los analistas consultados por BBC Mundo, la bautizada “doctrina Donroe” entiende a la región principalmente como un lugar de amenazas más que de oportunidades.
“Les preocupa mucho más prevenir que las amenazas peligrosas de América Latina lleguen a Estados Unidos, según dirán ellos, que aprovechar las oportunidades que ofrece la región“, sintetiza Freeman.
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