
Después de la explosión de una pipa de gas LP en el Puente de la Concordia, en Iztapalapa, en redes sociales ha surgido la duda sobre qué hacer en caso de ser alcanzado por el fuego en un incendio.
El doctor Joel Bucio Rodríguez, médico especialista en urgencias médico-quirúrgicas, explica a El Sabueso cuáles son las principales recomendaciones a seguir en caso de ser alcanzado por las llamas, tanto para la persona con quemaduras como para las personas que pueden auxiliar en los momentos antes de que lleguen los paramédicos u otros servicios de emergencia.
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De acuerdo con la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil, un incendio es “un fuego no controlado de grandes proporciones, el cual puede presentarse de manera instantánea o gradual, pudiendo provocar daños materiales, pérdida de vidas humanas y afectación al ambiente”.
En caso de un incendio, ya sea en interiores o exteriores, es importante llamar al número 911 para recibir la ayuda de servicios de emergencia como los bomberos, paramédicos y Protección Civil. Pero, ¿qué hacer mientras arriban estos servicios? Aquí te compartimos algunos aspectos a tener en cuenta.
La Cruz Roja Mexicana explica que hay tres tipos de quemaduras: primer, segundo y tercer grado. Esta lesión traumática en la piel es causada por el contacto con calor extremo, productos químicos, radiación o electricidad.
El doctor Bucio explica que atender a una persona que se está quemando puede ser muy complejo porque las medidas inmediatas dependen del lugar y de la causa del incendio.
Aun así, señala que hay una serie de pasos básicos que quienes están cerca pueden aplicar antes de que lleguen los servicios de emergencia. Estos se pueden dividir en cuatro aspectos principales, aunque en la práctica pueden ocurrir simultáneamente.
Primero, se debe detener el proceso de la quemadura, es decir, detener el fuego. Para ello, la persona en llamas debe quedarse quieta, tirarse al suelo y rodar. Y si es posible, taparse la cara con las manos para no quemarse esas partes.
El especialista explica que cuando una persona entra en contacto con el fuego, suele correr de manera instintiva debido a la descarga de adrenalina que liberan las glándulas suprarrenales, encargadas de producir hormonas como el cortisol. Esta reacción forma parte de la activación del sistema nervioso simpático —la red de nervios que ayuda al cuerpo a activar la respuesta de “lucha o huida”.
Sin embargo, el correr genera más oxígeno y eso evita que el fuego se apague. Si alguien más ve a una persona en el suelo en llamas, debe cubrirla con algún trapo o tela para disminuir el oxígeno y sofocar el fuego. Solo hay que tener cuidado de no usar telas sintéticas o de nylon y de cubrir con la tela, no abanicar a la persona ni echarle aire. También, como último recurso, se puede echar agua para apagar el fuego.

Segundo, una vez que se apagó el fuego la quemadura debe enfriarse. Para esto se tiene que aplicar mucha agua en temperatura ambiente, no muy fría ni helada. Si hay agua purificada es mejor, sino, con el agua que se tenga disponible por lo menos por cinco minutos. Si hay quemaduras en los ojos, también se deben lavar con mucha agua.
Tercero, prevenir la hipotermia al mismo tiempo que se enfría la quemadura, ya que hay un choque de temperaturas entre la zona quemada y el agua. Para esto se debe de quitar la ropa y accesorios, ya que la piel se empieza a inflamar y estos pueden causar un especie de torniquete.
Después de quitar la ropa hay que cubrir con una manta o tela seca y, si se puede, llevar a la persona a algún lugar cubierto. Es importante mencionar que si hay trozos de tela que estén pegados a la piel no hay que retirarlos, y si se forman ampollas no se deben de romper.
La Clínica Mayo recomienda para las quemaduras graves: verificar si la persona quemada respira. Si es necesario, comienza con la respiración de rescate si sabes cómo hacerla y elevar la zona quemada por encima de la altura del corazón, en la medida de lo posible.
Cuarto, proteger las zonas quemadas. En este paso, que igual puede suceder a la par del tercero, se pueden colocar gasas o vendas limpias en las zonas que están quemadas. No se debe aplicar en la piel ninguna otra sustancia, como pomadas, harina o sábila. Al mismo tiempo se recomienda que la persona que está ayudando use cubrebocas.
De acuerdo con Protección Civil de la Ciudad de México, si hay un incendio en tu casa y no puedes salir, debes hacer lo siguiente:
Cierra todas las puertas que puedas de la habitación donde te encuentres y coloca trapos húmedos en las rendijas para evitar la entrada de humo. Llama al 911 lo antes posible y, mientras esperas ayuda, cúbrete nariz y boca con un paño —de preferencia mojado— y desplázate arrastrándote por el piso. Si no es posible bajar, sube a la azotea y deja la puerta abierta para evitar que el humo se acumule en las escaleras.
Si estás en tu casa pero sí puedes salir, primero, si el fuego apenas comienza y tienes un extintor, úsalo. Nunca intentes apagar con agua un incendio provocado por aparatos eléctricos o por aceite porque puedes electrocutarte o avivar las llamas. En esos casos sofócalo con sal, bicarbonato o tapando la sartén.
Si el fuego crece y no es controlable, aléjate, cierra las puertas, baja por las escaleras —nunca uses el elevador— y llama de inmediato al 911. No regreses al interior por ningún objeto.
Si estás al aire libre y se desata un incendio, lo primero que debes hacer es apartarte lo más rápido que puedas en dirección contraria al viento, para evitar inhalar humo, y marcar al 911 para reportar el fuego. Trata de alejarte de sustancias u objetos inflamables, como la gasolina.

Los fiscales y los organismos antidrogas de Estados Unidos acusaron al exgobernante de haber convertido su país en un “narcoestado” para enriquecerse y mantenerse en el poder. El indulto de Trump podría ocurrir a días de las elecciones en Honduras.
El expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, condenado a 45 años de cárcel por narcotráfico en EE.UU., podría quedar en libertad.
¿El motivo? El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este viernes que indultará al exmandatario, por considerar que “ha sido tratado con mucha dureza e injusticia”, según escribió en su red social Truth Social.
El momento elegido para concederle el perdón presidencial al político centroamericano, declarado culpable en junio de 2024 por un tribunal de Nueva York, resulta llamativo.
En primer lugar, el anuncio se produjo a menos de 48 horas de que los hondureños acudan a las urnas para elegir al sucesor de la izquierdista Xiomara Castro, una circunstancia que Trump no desaprovechó. Así, el republicano también expresó su respaldo a Nasry “Tito” Asfura, candidato del derechista Partido Nacional y sucesor de Hernández.
Además, el hecho de que Trump indulte a un político acusado de traficar cerca de 500 toneladas de cocaína a EE.UU. sorprende teniendo en cuenta que en las últimas semanas Washington ha enviado a parte de su armada hacia las costas del Caribe para frenar el tráfico de drogas hacia su territorio y ha hundido a una veintena de presuntas narcolanchas, matando a más de 80 personas.
Los fiscales que sentaron a Hernández en el banquillo lo acusaron de convertir a Honduras en un “narcoestado” y de haberse lucrado en el proceso, imputaciones que el político calificó de “calumnias”.
Antes de convertirse en el primer exjefe de Estado condenado por narcotráfico en EE.UU. desde el panameño Manuel Noriega en 1992, Hernández ya había roto otros récords. En 2014 se convirtió en el presidente más joven del país centroamericano desde 1980 y, en 2017, en el primero en ser reelegido en décadas.
La historia del político conocido en su país por las siglas JOH empezó el 28 de octubre de 1968 en la ciudad de Gracias, departamento de Lempira, donde creció como el número 15 de 17 hermanos.
Tras completar sus estudios en el Liceo Militar del Norte, en San Pedro Sula, estudió derecho en la Universidad Nacional de Honduras.
En la universidad inició su andadura política, desempeñándose como presidente de su asociación estudiantil entre 1988 y 1989.
Luego de graduarse entró a la primera secretaría del Congreso como asistente de su hermano Marcos Augusto, quien ya era diputado y allí comenzó a tejer contactos en el todopoderoso Partido Nacional.
Al culminar unos estudios de administración pública en la Universidad Estatal de Nueva York (EE.UU.), se presentó como candidato a diputado por el departamento de Lempira, cargo que ejerció durante cuatro períodos legislativos desde 1998.
En 2010 alcanzó la presidencia del Congreso durante la administración de Porfirio Lobo e impulsó una agenda de seguridad y mano dura contra el crimen organizado que le ganó respaldo de sectores conservadores y empresariales.
En 2012 ganó las elecciones internas del Partido Nacional y un año después se impuso en los comicios presidenciales.
“Soy Juan Orlando Hernández y vengo de las tierras del indómito Cacique Lempira; con apoyo del pueblo soy el presidente de Honduras”, dijo durante su juramentación el 27 de enero de 2014.
Durante sus campañas y actos proselitistas evocaba con frecuencia ese vínculo con el líder indígena.
Hernández llegó a la presidencia prometiendo “hacer lo que tenga que hacer para recuperar la paz y la tranquilidad de mi pueblo”, el cual padecía los embates de la violencia vinculada con el narcotráfico.
El crimen organizado infiltró distintas instituciones y disparó la tasa de homicidios hasta convertir a Honduras en el país más violento del mundo en la década pasada, según cifras de Naciones Unidas.
La disposición de Hernández a extraditar a sospechosos de narcotráfico a EE.UU. y algunas reformas en los cuerpos de seguridad fueron presentadas como muestras de su voluntad adecentar el país.
Sin embargo, las sospechas de sus nexos con los carteles estallaron cuando en 2018 uno de sus hermanos, el exdiputado Juan Antonio “Tony” Hernández, fue detenido en Miami (EE.UU.) por agentes federales y acusado de traficar con narcóticos.
“No he sido, no soy ni seré amigo de ninguno de estos delincuentes, y continuaré mi lucha hasta el último día de mi gobierno, cueste lo que cueste”, aseguró en el Congreso en 2021, tras la condena a cadena perpetua de su hermano y el incremento de los indicios en su contra.
Y si lo anterior no fuera suficiente, las acusaciones de que fondos del Seguro Social fueron desviados desataron protestas masivas en el país, en las cuales se exigió su renuncia.
Su decisión de no renovarle el mandato a la Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (MACCIH), una instancia creada en acuerdo con la Organización de Estados Americanos (OEA) para combatir la corrupción, dañó a un más su imagen.
No obstante, lo anterior no impidió al político buscar un segundo mandato consecutivo, pesa a que la Constitución hondureña prohíbe la reelección inmediata. Precisamente los deseos de Manuel Zelaya, su gran rival, por reelegirse fueron la justificación para deponerlo en 2009.
Un cuestionado fallo de la Corte Suprema le permitió competir en sus comicios, que la OEA pidió repetir por considerar que las irregularidades que los rodearon “hacían imposible determinar con la necesaria certeza al ganador”.
El anuncio de su reelección desató una nueva ola de protestas que fue duramente reprimida por las autoridades y dejó al menos 23 muertos, según la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
La solicitud fue ignorada y Hernández siguió en el poder hasta 2022.
En febrero de 2022, apenas días después de abandonar la presidencia, el exmandatario fue detenido y a las semanas fue extraditado a EE.UU. para enfrentar cargos de narcotráfico.
“Pavimentó una autopista de cocaína hacia EE.UU., protegido por ametralladoras”, afirmaron los fiscales que lo procesaron.
Atrás quedaban los días en que Washington lo consideraba como un aliado confiable en la lucha contra las drogas, al que entregó más de US$ 50 millones en asistencia y ayuda militar. Incluso, en 2019, Trump llegó agradecerle su cooperación.
Aunque Trump y los aliados de Hernández consideran que el exgobernante fue tratado injustamente por el gobierno del demócrata Joe Biden, lo cierto es que las investigaciones en su contra se iniciaron durante la primera administración del republicano.
Durante sus averiguaciones, los fiscales estadounidenses descubrieron que Hernández estaba vinculado con narcotraficantes al menos desde 2004, mucho antes de convertirse en presidente, y que facilitó el contrabando de unas 500 toneladas de cocaína a EE.UU.
Con la ayuda de registros telefónicos y testimonios de criminales arrepentidos, los investigadores concluyeron que los narcotraficantes le pagaron millones de dólares en sobornos para permitir el contrabando de cocaína desde Colombia y Venezuela “con virtual impunidad”.
Los fiscales señalaron que la alianza de Hernández con los carteles no solo tenía “el fin de enriquecerse”, sino que también perseguía “mantenerse en el poder (…) de forma corrupta”.
Según la acusación en su contra, el político empleó el dinero que obtuvo de los narcotraficantes para luego sobornar a funcionarios y manipular a su favor las dos elecciones presidenciales en las que compitió.
Hernández, por su parte, ha negado estos señalamientos y ha afirmado que fue “acusado errónea e injustamente”.
No obstante, las pruebas y testimonios expuestos en el tribunal que lo procesó lo contradijeron.
“Le vamos a meter la droga a los gringos en sus narices”, le dijo el exmandatario al narco Geovanny Fuentes Ramírez, aseguró uno de los testigos que declaró en su juicio.
Otro procesado, el exalcalde Alexander Ardón, aseveró que entregó millones de dólares tanto a Hernández como al expresidente Lobo para asegurarse rutas sin obstáculos para mover las drogas.
Ardón calculó que con la ayuda de las autoridades hondureñas movió sin problemas unas 250 toneladas de cocaína, en sociedad con Tony Hernández, el hermano del exmandatario, y de Joaquín “El Chapo” Guzmán, líder del cartel de Sinaloa, ambos condenados a cadena perpetua en EE.UU.
En junio de 2024, el juez Kevin Castel no solo condenó al expresidente a permanecer casi medio siglo en prisión, sino que le impuso una multa de US$ 8 millones.
Pero Hernández no solo tiene problemas judiciales en Estados Unidos. En Honduras, apenas fue extraditado, la justicia de ese país le confiscó 33 bienes inmuebles, ocho empresas y 16 vehículos, informó el Ministerio Público.
Ahora resta por saber cuándo se materializarán el indulto y la excarcelación del expresidente y si volverá a Honduras para retomar su carrera política.
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