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Fin de sexenio: AMLO atacó fideicomisos, pero los de las Fuerzas Armadas sumaron montos récord
Fin de sexenio: AMLO atacó fideicomisos, pero los de las Fuerzas Armadas sumaron montos récord
Foto: Graciela López Herrera/Cuartoscuro.
7 minutos de lectura

Fin de sexenio: AMLO atacó fideicomisos, pero los de las Fuerzas Armadas sumaron montos récord

Actualmente, las Fuerzas Armadas tienen una disponibilidad de 60 mmdp en 8 fideicomisos a su cargo, y administran 26 empresas estatales.
24 de septiembre, 2024
Por: Oscar Nogueda Romero
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El gobierno de Andrés Manuel López Obrador aumentó durante el sexenio en 1,545% los recursos destinados a los fideicomisos bajo control de las Fuerzas Armadas, pese al riesgo de opacidad y corrupción, y a que el mandatario criticó que otros organismos o el Poder Judicial usaran ese instrumento financiero. 

Informes y especialistas consultados por El Sabueso de Animal Político dan cuenta del incremento de recursos públicos para 26 empresas de participación estatal mayoritaria a cargo de las Fuerzas Armadas, con el aumento también récord de obras públicas que les asignó el gobierno. 

En el segundo trimestre de 2018, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) tuvo una disponibilidad de tres fideicomisos con un presupuesto de 3 mil 655 millones de pesos, a precios de 2024. Entonces la Marina no reportó tener algún fondo. 

Mientras que en el segundo trimestre de 2024, la Sedena sumó cinco fideicomisos con un presupuesto disponible de 57 mil 716 millones de pesos. En tanto, la Marina contó con tres fondos con una disponibilidad de 2 mil 440 millones de pesos. 

Los fideicomisos de la Sedena son: Fideicomiso a favor de los hijos del personal adscrito al Estado Mayor Presidencial; Fideicomiso de apoyo a deudos de militares fallecidos o a militares que hayan adquirido una inutilidad en primera categoría en actos del servicio considerado de alto riesgo; Fideicomiso público de administración y pago de equipo militar; Fideicomiso público de administración y pago para la contratación de servicios y obra pública, y Fideicomiso del Tren Maya.

Los fondos de la Marina son: Fideicomiso para el desarrollo del Istmo de Tehuantepec; Fideicomiso de administración y pago Semar; y Fideicomiso para el Fortalecimiento del Sistema Aeroportuario Semar, este último creado en marzo del 2024. 

Recientemente el presidente Andrés Manuel López Obrador envió una iniciativa a la Cámara de Diputados para reformar el artículo 18-A de la Ley Federal de Derechos (LFD), con el objetivo de que los ingresos por la emisión de visas de turistas extranjeros ya no solo lleguen a un fideicomiso enfocado en el Tren Maya.

La propuesta es eliminar dicho fideicomiso, para crear otro con el que esos fondos lleguen también al resto de empresas bajo control de la Sedena: Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, S.A. de C.V.; Aerolínea del Estado Mexicano, S.A. de C.V., y Grupo Aeroportuario, Ferroviario, de Servicios Auxiliares y Conexos, Olmeca-Maya-Mexica, S.A. de C.V. 

Como te contamos en esta nota, los fideicomisos son instrumentos financieros en los que instancias públicas o privadas ‘guardan fondos’ en una bolsa destinada a un fin específico, pero cuyos montos mientras no sean gastados también generan rendimientos.

La organización México Unido Contra la Delincuencia (MUCD) apuntó en un estudio que los fideicomisos que manejan las fuerzas armadas, conocidos como fideicomisos sin estructura orgánica, no están obligados a reportar a detalle la forma en la que usan los recursos que manejan, para la integración de la Cuenta Pública. 

“Sólo basta con que reporten el monto total al que asciende el fideicomiso, junto con los ingresos, egresos y rendimientos. Esta situación no solo impide obtener una imagen fidedigna del gasto público por parte de quien coordina el fideicomiso, sino que además resulta contraria a los principios de control, vigilancia, fiscalización y rendición de cuentas”, refirió. 

Jorge Cano, coordinador del programa de gasto público de México Evalúa, coincidió en que el principal riesgo con las Fuerzas Armadas controlando estos fideicomisos es la falta de transparencia y del seguimiento del gasto, por lo que subrayó la necesidad de normar el uso de estos recursos y tener un desglose detallado de su uso. 

“No existe evidencia de que los entes militares sean más eficientes que los civiles (en el manejo de recursos públicos). Al revisar la operación tanto del Tren Maya como del AIFA, hubo grandes sobrecostos, lo cual indica que los entes militares tampoco tienen una mejor planeación y gestión de recursos”, apuntó. 

En su último informe trimestral de 2023, Hacienda reportó que la Sedena era la segunda institución de México con mayor participación en el total de los montos de los fideicomisos sin estructura orgánica (14%), solo por detrás de la misma Secretaría de Hacienda (54.9%), de acuerdo con los datos recabados por MUCD. 

El presidente López Obrador criticó en varias conferencias durante su sexenio que otros organismos públicos usaran fideicomisos, e incluso logró su eliminación.

“Los que están defendiendo a los fideicomisos, pues están defendiendo a la corrupción, así de claro, porque estos fideicomisos no tenían ningún control; inclusive, la Auditoría Superior de la Federación lo ha expresado”, dijo el 13 de octubre de 2020.

En aquel entonces defendió la eliminación de 109 fideicomisos con un saldo equivalente a 68 mil millones de pesos, acusando presunta corrupción y malos manejos, entre ellos los fideicomisos del Fondo Nacional de Desastres (Fonden) y los del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

En el caso del Poder Judicial, la reforma del plan C aprobada ya por el Congreso determinó la extinción de sus fideicomisos, con los que han sido financiadas pensiones y apoyos médicos complementarios, además de obras de infraestructura.

“Sin duda el uso de los recursos públicos debe apegarse a la normatividad vigente y sobre todo deben beneficiar a la ciudadanía, pero resulta alarmante que las instituciones civiles pierdan recursos que son destinados a áreas como la educación, la ciencia, la tecnología, la salud y la construcción de obras públicas”, refirió MUCD.

“Esto debe ser motivo de preocupación porque las reglas que el propio presidente Andrés Manuel López Obrador quiere imponer para los fideicomisos no se aplican en aquellos en los que las FFAA participan. En el caso de los fideicomisos a cargo de las FFAA no desaparecieron, por el contrario, han incrementado sus capitales sin tener que rendir cuentas”, agregó.

Miles de millones bajo control militar y observaciones de auditoría

Al segundo trimestre de 2024, el Fideicomiso del Tren Maya tenía una disponibilidad de 8 mil 475 millones de pesos; el Fideicomiso de administración y pago de equipo militar contaba con 37 mil 578 millones de pesos, y el Fideicomiso de administración y pago para obra pública tenía una disponibilidad de 11 mil 584 millones de pesos, entre los fondos con mayores recursos. 

Mientras que el Fideicomiso de administración y pago Semar cuenta con una disponibilidad de 2 mil 364 millones de pesos y el Fideicomiso para el desarrollo del Istmo de Tehuantepec, a cargo de Semar, tenía una disponibilidad de 76 millones 709 mil pesos.

En contraste, los recursos de los cinco fideicomisos del ramo de Comunicaciones y Transportes acumularon una disponibilidad de 817 millones 269 mil pesos, en el mismo periodo,  98% menos que lo destinado a las FFAA.   

En esta nota te contamos que los fondos del Fideicomiso Público de Administración y Pago de Equipo Militar (FPAPEM) han sido ocupados para el aeropuerto de Santa Lucía, pero también a insumos que van desde vajillas hasta vestimenta para “policía militar”.

Este fideicomiso ha aumentado un 1,010% en términos reales si comparamos la bolsa disponible en el segundo trimestre de 2018 y el mismo periodo de 2024. 

“Se han aprobado 40 proyectos con cargos al Fideicomiso Público de Administración y Pago de Equipo Militar con un monto total de $8,205 mdp. Destaca la adquisición de 6,509 vehículos de lujo, que suma $8,132 mdp de gasto, siete veces más que el presupuesto autorizado para la Dirección General de Transportes Militares para el Ejercicio Fiscal 2023, que ascendía a $1,130 mdp”, refirió MUCD. 

De acuerdo con la auditoría de desempeño 2019-0-07100-07-0069-2020 realizada al proyecto del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, la propia Sedena informó al órgano fiscalizador que en 2019 ejerció 21,422 millones de pesos en su construcción, “de los cuales, 16,719.6 mdp corresponden al Fideicomiso Público de Administración y Pago de Equipo Militar”.

El 78% del gasto de ese año habría salido del fideicomiso, aunque la ASF también refirió que no había claridad respecto a ese gasto, y “no se proporcionó evidencia que justificara dichas cifras”. 

Por otro lado, la auditoría de cumplimiento a inversiones físicas 2019-0-07100-22-0068-2020 muestra que la Sedena recibió “recursos adicionales” por 11,719 millones para el aeropuerto de Santa Lucía, los cuales “fueron transferidos al Fideicomiso Público de Administración y Pago de Equipo Militar”, sin que ese dinero se gastara en 2019.

“La SEDENA y la SEMAR son instituciones que constantemente niegan y reservan información con la justificación de que se trata de actividades relacionadas con la seguridad nacional”, alertó MUCD. 

Fuerzas armadas suman 26 empresas estatales

MUCD destacó que antes de 2020 no existían empresas de participación estatal mayoritaria a cargo de militares, pero entre 2020 y agosto de 2023 las Fuerzas Armadas manejaron 30 empresas. 

Informe MUCD_ El negocio de la militarización

Informe MUCD_ EL negocio de la militarización 2
Informe MUCD: El negocio de la militarización

 

En agosto de 2023, la Sedena fusionó las empresas Aeropuerto Internacional de Palenque, Señor Pakal, S.A. de C.V.;  Aeropuerto Internacional de Chetumal, Cuna del Mestizaje, S.A. de C.V.; Aeropuerto Internacional de Tulum, Zamá, S.A. de C.V.; y  Aerolínea del Estado Mexicano, S.A. de C.V., con el Grupo Aeroportuario, Ferroviario, de Servicios Auxiliares y Conexos, Olmeca-Maya-Mexica, S.A. de C.V.

De acuerdo con la Relación de las entidades paraestatales de la administración pública federal de agosto de 2024, las FFAA administran 26 empresas de participación estatal mayoritaria de 43 disponibles. 

En comparación, la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transporte (SICT) solo maneja la empresa Grupo Aeroportuario Turístico Mexicano, S.A. de C.V.

Captura de pantalla Relación de las entidades paraestatales de la administración pública federal
Captura de pantalla Relación de las entidades paraestatales de la administración pública federal

 

En su informe, MUCD destacó que las empresas Grupo Olmeca-Maya-Mexica, el Tren Maya, el AIFA y la Aerolínea del Estado Mexicano concentraron el 54.9% del presupuesto asignado a la Sedena en 2024. 

Pero no había existido rendición de cuentas sobre el dinero efectivamente invertido en las EPEM a cargo de las Fuerzas Armadas, o sobre las utilidades que generan dichas empresas. 

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Imagen BBC
Racionalidad vs. Superstición: ¿Por qué incluso las mentes más lógicas creen en lo absurdo?
7 minutos de lectura

La mente humana intenta asociar distintos eventos que le permitan anticiparse a la realidad, lo que deriva en supersticiones.

17 de septiembre, 2024
Por: BBC News Mundo
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Según he escuchado alguna vez, la actriz española Elsa Pataky llevaba calcetines de diferente color en una de sus primeras audiciones en Hollywood.

Con las prisas se puso los primeros que encontró por casa. La audición le fue genial. En el siguiente casting, volvió a su costumbre habitual de lucir calcetines emparejados, y la prueba le salió fatal. A partir de ese momento, Elsa Pataky siempre lleva calcetines de distinto color en sus audiciones.

Le dan buena suerte.

No dispongo de pruebas de la veracidad de esta anécdota, pero es un excelente modelo de cómo se forja y se consolida una superstición en nuestra mente. Confío en que Elsa Pataky no se moleste por utilizarla como ejemplo. Toquemos madera.

Tendencia predictiva

Una de las principales motivaciones de la mente humana es la necesidad de encontrar asociaciones entre distintos eventos que le permitan anticiparse a la realidad.

La selección natural ha favorecido la búsqueda de relaciones causa-efecto para descubrir las reglas del mundo y así promover la supervivencia y la reproducción.

Somos buscadores compulsivos de conexiones, arqueólogos de la regularidad, futurólogos intuitivos. Nuestro sistema cognitivo tiene alergia a la ambigüedad y a la incertidumbre. La asociación de eventos es el antídoto para esta “reacción alérgica mental”.

Las supersticiones son el lado oscuro de esa tendencia predictiva tan útil para la supervivencia: asocian eventos que, en realidad, no están relacionados de ninguna forma. ¿Qué tendrá que ver el color de los calcetines con las dotes actorales de Elsa Pataky?.

La tendencia humana a predecir el mundo inventa estas conexiones. Al fin y al cabo, el aprendizaje de asociaciones es la piedra angular de nuestra adquisición de comportamientos.

Con las supersticiones, esos mecanismos asociativos se pasan de largo, pecan por exceso.

Qué dice la ciencia

El primer acercamiento científico a la conducta supersticiosa la realizó en 1948 el psicólogo B. F. Skinner mediante un famoso estudio con palomas.

Skinner programó que la dispensación de comida ocurriera de manera automática cada quince segundos. Hicieran lo que hicieran, las palomas recibirían alimento con esa cadencia.

Transcurrido un tiempo, el científico norteamericano comprobó que la mayoría de las aves (seis de ocho, en concreto) habían desarrollado sus propios rituales supersticiosos para conseguir la comida.

Vaquita de San Antonio.
Getty Images
La superstición determina conexiones ficticias entre distintos eventos.

Una paloma daba vueltas sobre sí misma, otras movían la cabeza de un lado a otro y otra picoteaba el suelo.

Este fenómeno se denomina “condicionamiento adventicio” para diferenciarlo del aprendizaje por “condicionamiento operante”, cuando el animal aprende en función de las consecuencias positivas o negativas realmente causadas por su comportamiento.

Con humanos se han encontrado resultados muy similares mediante tareas en las que se instauran conexiones ficticias entre eventos.

De hecho, hay todo un campo de estudio en Psicología dedicado a las ilusiones de causalidad, que incluso se han relacionado con la proliferación de pseudomedicinas alternativas, como la homeopatía o el reiki, o las creencias paranormales.

El “sesgo de confirmación”

Cuando ya hemos creado una conexión causal entre eventos, uno de los mecanismos que fomenta su mantenimiento es el llamado “sesgo de confirmación”, que forma parte de nuestra caja de herramientas cognitivas.

Tendemos a prestar más atención a aquellos sucesos que confirman nuestras creencias que a los que las contradicen: “Siempre que lavo el coche, llueve”; “el repartidor de Amazon siempre llega cuando no estoy en casa”.

Trébol de la suerte.
Getty Images
Determinados objetos pueden convertirse en amuletos de la suerte para los supersticiosos.

Olvidamos con facilidad las numerosas veces que no se cumplieron tales predicciones. Y, al mismo tiempo, recordamos vivamente el momento en que ocurrieron esos incómodos eventos debido al impacto emocional que generan.

Otro mecanismo que favorece el mantenimiento de las supersticiones se basa en lo que los psicólogos denominan “profecía autocumplida”. Es decir, la propia creencia en una predicción puede hacer que se convierta en realidad a través de nuestras acciones.

Así, si obligamos a Elsa Pataky a llevar calcetines del mismo color para su siguiente audición, probablemente se pondrá muy nerviosa al no disponer de su amuleto y su rendimiento se verá seriamente afectado.

La actriz llegará a la conclusión de que se confirma su profecía, aunque haya sido ella misma quien se ha ocupado de ratificarla.

Nuestras supersticiones nos esclavizan: si las ignoramos, la ansiedad hará que rindamos peor. Que se lo digan a los deportistas, acumuladores compulsivos de manías, rituales y supersticiones.

“Por si acaso”

Las supersticiones son absurdas, pero generalmente fáciles de cumplir.

Se mantienen gracias al “por si acaso” y al “¿y si fuera cierto?”. Tocar madera, no pasar por debajo de una escalera, no brindar con agua, cruzar los dedos: todos son actos muy fáciles de realizar, muy baratos.

Herradura.
Getty Images
El físico Niels Bohr tenía colgada una herradura en la pared de su despacho para la buena suerte.

El físico Niels Bohr (1885-1962) tenía colgada una herradura en la pared de su despacho. Cuando le preguntaron cómo era posible que una de las mentes más analíticas de su tiempo creyera en amuletos, Bohr respondió: “No creo en ellos, pero me han dicho que dan suerte incluso a los que no creen en ellos”.

Tampoco cuesta tanto, ¿no? La conducta supersticiosa lo tendría más difícil si tuviéramos que realizar cien flexiones para acumular suerte antes de un examen. Somos tontos, pero no tanto como para ganarle a la pereza.

El vínculo con la cultura

A menudo, las supersticiones se implantan en el acervo de las tradiciones y costumbres de una sociedad. Nos permiten identificarnos con los valores de nuestra cultura, a través de hábitos y rituales compartidos.

Resulta sencillo imaginar que la superstición de Elsa Pataky se extendiera entre la población y que la gente llevara calcetines desparejados en el examen de conducir o en sus citas de Tinder.

Muchas supersticiones culturales tienen raíces centenarias o incluso milenarias, lo que dificulta mucho rastrear sus orígenes.

Parece que tocar madera proviene de las antiguas creencias celtas sobre las almas que habitaban los árboles.

Por su parte, los gatos negros se asociaban a las brujas durante la Edad Media, aunque en Escocia es símbolo de buena suerte. Una bonita demostración de la arbitrariedad de las supersticiones, por cierto.

El número trece tiene muy mala prensa. Según la compañía Otis, en torno al 85 % de sus ascensores instalados en edificios más de doce plantas omiten el botón con el número trece.

Parece que el origen está relacionado con Judas Iscariote, el comensal número trece en la Última Cena del cristianismo. El miedo al Viernes 13 combina esta superstición numérica con el recuerdo de la celebración del Viernes Santo, día fatídico en el que fue crucificado Jesucristo.

De la lógica a la intuición

Somos seres racionales… pero de los que toman raciones en los bares, tal y como declama la banda Siniestro Total en una de sus canciones. Nuestra racionalidad natural no es lógica sino bio-lógica o psico-lógica.

La evolución nos ha dotado de un arsenal de atajos cognitivos para procesar grandes cantidades de información y tomar decisiones rápidas (generalmente exitosas) con los datos parciales y ambiguos que recibimos del medio.

Un gato negra y una escalera.
Getty Images
Los gatos negros o pasar por debajo de una escalara pueden ser sinónimo de mala suerte para los supersticiosos.

En cambio, el ejercicio del pensamiento lógico y razonado requiere de la fatigosa tarea de disciplinar nuestra mente para prevenir las falacias y sesgos del pensamiento humano.

Ambos sistemas de pensamiento habitan en nosotros sin aparente conflicto.

Por un lado, un sistema intuitivo y automático que está guiado por reglas de andar por casa y que puede derivar en sesgos y falacias del pensamiento.

Por el otro lado, un sistema analítico y reflexivo pero más lento y más costoso, que en las condiciones adecuadas puede comportarse de manera racional y lógica.

Por eso, incluso en las mentes más racionales y analíticas pueden residir creencias irracionales y supersticiones absurdas. Que se lo digan a Niels Bohr, con su herradura de la suerte.

Cuando nos quitamos la bata del científico o la toga del juez, nuestra mente es tan crédula como la de nuestros antepasados prehistóricos. Cruzaremos los dedos para que la razón no nos abandone del todo.

*Pedro Raúl Montoro Martínez es profesor titular del Departamento de Psicología Básica I de la UNED – Universidad Nacional de Educación a Distancia, en Madrid.

Línea gris.
BBC

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