Lograr el próximo año la autosuficiencia energética que promete el presidente Andrés Manuel López Obrador requeriría aumentar de forma considerable la extracción de petróleo y aumentar en más de un 30% la operación de las refinerías en las que se producen combustibles.
Hasta ahora, México solo produce una tercera parte de la gasolina que se consume en el país. El resto se compra en el extranjero.
Según expertos consultados por Animal Político, para lograr la autosuficiencia requeriríamos producir, al menos, 2.5 millones de barriles diarios (mdbd), pero desde hace tres años la producción petrolera se ha mantenido por debajo de los 1.8 (mdbd).
La meta planteada por el gobierno es menor a los 2.5 mdbd; se fijó en 2 mdbd como promesa para limitar los efectos del cambio climático. Pero aunque se alcanzara la cifra, especialistas señalan que se seguiría quedando corta para cubrir toda la demanda energética, que no solo es de gasolina, sino también de otros petrolíferos, como diésel y turbosina.
Además, hay que considerar la capacidad de refinación del país: con todo y las mejoras anunciadas por el gobierno en instalaciones y la activación de Dos Bocas, seguiría siendo insuficiente de aquí a 2024 para transformar y aprovechar en el país todo el petróleo que se extrae.
Los especialistas apuntan a que la apuesta debería ser por la seguridad energética, más que por la autosuficiencia, y con inversión directa en la generación de energías limpias.
Sin embargo, con una producción de crudo que no crece al ritmo estimado, un ingreso petrolero destinado al gasto corriente y el compromiso de no elevar la producción del petróleo para proteger el medio ambiente, el objetivo de la autosuficiencia energética, aunado a la promesa de dejar de importar gasolina en el 2024, luce muy poco plausible.
“El tipo de crudo no es igual en el país, no todo el crudo es homogéneo, tiene diferentes densidades, tiene diferente acidez, y nuestras refinerías no están en condiciones de refinar todo nuestro crudo”, refirió el doctor en Economía Jesús Carrillo.
“La autosuficiencia me parece que es una cuestión retórica, de política. Pero, en términos económicos, energéticos, técnicos, no tiene suficiente sustento”.
La generación de energéticos necesarios para el desarrollo del país, agregó el director de Economía Sostenible del IMCO, también requiere de servicios y tecnología que muchas veces “vienen de fuera”.
“Parecería que nos podemos aislar de los mercados internacionales, pero simplemente con que Pemex produzca más no nos aislamos, ni de los mercados ni de los choques de la volatilidad externa. Porque los materiales, la tecnología, los servicios pues están mezclados en el comercio internacional también”.
Esta opinión coincide con la del ingeniero Ramsés Pech, analista y asesor de la industria energética y socio en Caraiva y Asociados, quien ha señalado que “hemos colocado el mote a esta actividad extractiva de ‘soberanía energética’, cuando en la realidad no existe, debido a que toda la tecnología usada para este fin proviene de otros mercados fuera de México”.
De acuerdo a datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), “seguimos exportando 900 mil barriles diarios, en promedio” y “en México se usó a Pemex como la caja chica y esto continúa, debido a que, por cada peso que le dan de presupuesto, regresa entre 2 a 2.5 pesos de ingresos al erario”, indicó Pech.
Otro punto a destacar es que la “autosuficiencia energética”, como ya se refirió, no solo es de gasolina. México también tiene el gas natural como su principal energético para producir electricidad, y el 70% es importado.
México produjo en 2022, de acuerdo con la Secretaría de Energía (Sener), un total de 1.8 millones de barriles de petróleo diariamente.
De esta cantidad se exportaron en 2022 un total de 952 mil barriles de petróleo al día, es decir, aproximadamente un 53% de la producción.
Esto significa que solo el 47% de los barriles de petróleo que se quedan en el país se destinaron a la fabricación de combustibles.
De esta cantidad se produjeron un total de 271 mil barriles de gasolina, es decir, un 31.9% del total refinado, mientras que el resto corresponde a otros petrolíferos.
Por otro lado, en el mismo año se importaron 548 mil barriles de gasolina.
Actualmente en México, de acuerdo con Caraiva y Asociados, con base en datos de la Sener y de Pemex, el Sistema Nacional de Refinación se encuentra operando en un 50%, cuando para lograr la autosuficiencia debe operar “por arriba del 80%”.
Asimismo, afirma el analista Ramsés Pech, “deberíamos de estar enviando casi 1.6 millones de barriles diarios a las siete refinerías que estarían trabajando en nuestro país”, alrededor del doble del total de barriles que se destinan a refinación.
Esto, más 900 mil barriles destinados a exportación, para lograr la autosuficiencia en el 2024. “Deberíamos de estar produciendo en México 2.5 millones de barriles diarios. Cuando usted revisa el plan de Pemex, esos 2.5 se van a lograr hasta el año 2027”, dice Pech.
“En México, como en el 2030, si es que las seis refinerías empiezan a operar a partir del 2024 por arriba del 80%, en forma continua, más las refinería Olmeca, más que nos manden el producto en Deer Park, más la reconfiguración de La Cangrejera, de la petroquímica, entonces sí podremos ser autosuficientes, pero mientras no suceda todo lo que le acabo de decir, nunca lo vamos a poder llegar a hacer”.
De acuerdo con estos cálculos, la autosuficiencia en gasolinas podría lograrse en un periodo de entre “cinco a siete años, a un ritmo de dejar de importar entre el 6% a 7% en forma anualizada, y que proviene de lo observado del 2021 a 2022”, indica Pech.
Mientras tanto, la autosuficiencia en la producción de diésel se logrará en un periodo de entre “siete a nueve años, a un ritmo de dejar de importar entre el 3% a 4% en forma anualizada, y que proviene de lo observado del 2021 a 2022”, indica el analista.
En los últimos tres años, Pemex se ha quedado por debajo de sus metas de producción; sin embargo, proyecta pasar a 1.95 mdbd en 2023, para finalmente superar la barrera de los 2 millones en 2024.
Estas predicciones implican que la producción crezca un 7.2% de 2022 a 2023. Esto, en comparación con el 1.6% de crecimiento en la producción de 2021 a 2022, y con el 2.99% del 2020 (año de pandemia) al 2021.
En cuanto a refinación, Pemex también tiene expectativas positivas con vistas a “la construcción de plantas coquizadoras en las refinerías de Tula y Salina Cruz para reducir la producción de combustóleo y generar combustibles más eficientes como la gasolina y el diésel”.
“El combustóleo es un producto residual que no es un combustible amigable para el medio ambiente porque produce mayor cantidad de contaminantes comparado con la gasolina que se puede utilizar en motores para pasajeros y el combustóleo no se puede utilizar para eso”, indicó Ramses Pech en entrevista con Animal Político.
Asimismo, se tienen expectativas con los proyectos de rehabilitación del Sistema Nacional de Refinación (SNR) y a la construcción de la Refinería Olmeca, “con tecnología más moderna y eficiente”.
De acuerdo con Pemex, a la capacidad de proceso del SNR se sumará la de la Refinería Olmeca, lo que permitirá alcanzar niveles de proceso de crudo por arriba de los mil 300 millones de barriles a partir de 2024; con esta cifra, aunada a la capacidad de Deer Park, se alcanzarían hasta mil 655 mbd.
Esto implicaría que en dos años debería duplicarse la producción de petrolíferos en el país.
Sin embargo, incluso el mismo Plan de Negocios de Pemex 2023-2027 se indica que el documento “contiene proyecciones a futuro, las cuales implican riesgos e incertidumbre, por lo que los resultados reales pueden diferir de aquellos proyectados, como consecuencia de distintos factores exógenos a Petróleos Mexicanos”.
No solo la importación de gasolina y diésel representa un problema a la hora de pretender lograr la autosuficiencia energética.
También el gas natural es necesario para generar electricidad; un recurso que cada año reduce su producción y aumenta su importación, sobre todo gracias a los bajos precios que esta mezcla presenta en Estados Unidos.
México genera más o menos el 60% de su electricidad con gas natural y más o menos el 70% del gas natural que se consume en México se importa. Asimismo, de acuerdo con el IMCO, “la producción nacional de gas natural se ha reducido de forma continua desde 2010”.
“A mí me parece buena idea que importemos gas porque es el más barato del mundo. Entonces, yo no veo la razón por la que queramos necesariamente dejar de importar”, señaló Jesús Carrillo.
“Lo que realmente queremos es, en mi opinión, energía limpia, la más limpia que se pueda, confiable y a los precios más accesibles. Y eso no creo que se logre con autosuficiencia, de entrada porque la producción de combustible en México es más costosa”.
Finalmente, en este mismo sentido, el ingeniero Ramsés Pech indicó que “ser autosuficiente no refiere a tener una soberanía, debe ser una misión de cómo aprovechar y mutar a nuevas fuentes de energía”.
El presidente Noboa nombró a Sariha Moya como vicepresidenta encargada de Ecuador tras la suspensión de Abad por 150 días.
A solo tres meses de las elecciones en las que el presidente de Ecuador buscará renovar su mandato, el gobierno de Daniel Noboa desplazó a la vicepresidenta, Verónica Abad, de su cargo.
La decisión llega después de que el Ministerio de Trabajo suspendiera de manera temporal a Abad, que además es embajadora de la paz de Ecuador ante Israel, por haberse demorado en un trámite diplomático.
Para los abogados constitucionalistas consultados, la decisión es “absoluta y abiertamente inconstitucional” debido a la legitimidad de origen del cargo de vicepresidente que es el voto directo de una mayoría de ecuatorianos.
“Es llamativo que, a través de un sumario administrativo, una funcionaria designada por el presidente –que es la ministra de Trabajo– sancione a otra funcionaria que fue elegida a través del voto popular”, le dice a BBC Mundo Sebastián López, doctor en Derecho por la Universidad Andina Simón Bolívar, Quito.
La cartera de Trabajo anunció el sábado que suspendía a la vicepresidenta por 150 días por “abandono de trabajo” al no haberse presentado en la embajada de Ecuador en Turquía el 1 de septiembre como estaba dispuesto, sino el 9 de ese mes.
En su lugar, el presidente designó este lunes a Sariha Moya como vicepresidenta encargada de Ecuador. Moya, que en campaña había sido pensada para ocupar el cargo de ministra de Economía y Finanzas, estaba al frente de la secretaría de Planificación.
Para los analistas, la decisión del presidente de nombrar a una nueva “vicepresidenta encargada” para reemplazar a Abad debe ser leída en clave electoral.
Esto sería, dicen, porque Noboa, que buscará renovar su mandato en febrero, no quiere que Abad asuma en su lugar cuando él tenga que dimitir para empezar su campaña.
Abad asegura que en el último año Noboa no ha hecho otra cosa que inhabilitarla por varias vías para que no asuma la presidencia durante la campaña, tal como dispone la Constitución de Ecuador.
“Denuncio que [el presidente Noboa] ha vuelto a ejecutar una grosera violación a la Constitución y a las leyes ecuatorianas con un sumario administrativo no aplicable a funcionarios electos en urnas”, expresó Abad en un video difundido en sus redes oficiales este domingo.
Si bien el gobierno argumentó que esta decisión responde al cumplimiento del artículo 150 de la Constitución, que establece las normas para la renuncia del presidente o vicepresidente, los motivos parecen más políticos que institucionales.
La desconfianza de Noboa hacia Abad quedó expuesta a finales de 2023, cuando el presidente la nombró embajadora por la paz en Israel en un intento de mantenerla fuera del país y limitar su influencia en Ecuador.
“Es cuestionable que a través de un sumario administrativo se pretenda minar la legitimidad de una autoridad electa a través del voto popular directo”, dice el especialista en derecho Sebastián López.
En aquel momento, Abad señaló que su nombramiento como diplomática al mismo tiempo que debía ejercer el puesto de vicepresidenta no era más que una estrategia de Noboa para “alejarla” del poder.
Abad ha declarado que Noboa la ha presionado en más de una oportunidad para que renuncie a su cargo, mientras que desde el entorno de Noboa aseguran que no confían en ella para la posible sucesión temporal de la presidencia durante la campaña electoral.
Abad debía presentarse ante la embajada de su país en Turquía, país al que fue trasladada por razones de seguridad en medio del incremento de las tensiones por el conflicto de Israel en Gaza en Medio Oriente.
En ese contexto es que el Ministerio de Trabajo la sanciona por no presentarse en la fecha requerida.
“El presidente Noboa y sus ministros han preparado organizadamente la ruptura del orden constitucional y el evidente golpe de Estado que se prepara para el 6 de enero de 2025”, declaró Abad en un video que difundió en redes sociales.
Abad indicó en más de una oportunidad que se sentía perseguida y que había recibido presiones para renunciar, por eso pidió a la Asamblea que revise la resolución del Ministerio de Trabajo.
“La reciente suspensión de mi cargo como vicepresidenta es un claro reflejo de un gobierno que se ha desviado de su propósito, que ha optado por el camino de la represión y el miedo, en lugar de la transparencia y el respeto a la voluntad popular”, señaló.
Para los especialistas en derecho, la decisión del gobierno abre un camino incierto en la política ecuatoriana que podría definirse en los próximos días.
Entre las posibilidades la vicepresidenta tiene la opción de cuestionar constitucionalmente, a través de una “acción de protección”, la decisión adoptada por el Ministerio de Trabajo.
“Pero me parece que los tiempos no le van a ser suficientes, a pesar de que tiene un mecanismo de impugnación”, dice el doctor en Derecho por la Universidad Andina Simón Bolívar.
Para el especialista, el recurso puede ser inefectivo porque hasta que finalmente se concrete la medida habrán pasado los 150 días de sanción y deberán presentarse a una nueva elección.
La vicepresidenta desplazada apunta a responsabilizar al Estado en el plano internacional. Es decir, un cuestionamiento ante el sistema interamericano de protección de los derechos humanos, algo que ya tiene antecedentes.
“Ecuador tendrá una responsabilidad y una condena internacional, pero muy poco de esto le importa al presidente actual”, opina el especialista.
“Lo que más me preocupa como profesor de Derecho Constitucional es cómo se ha trastocado el sentido constitucional y cómo se ha abusado de la institucionalidad”.
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