Para entender mejor
Al no alcanzar los votos necesarios en el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), quedó sin efecto uno de los principales recursos en contra de la reforma judicial ya aprobada por el Congreso y publicada en el Diario Oficial de la Federación.
Así que sigue en curso el proceso electoral para elegir en 2025 por voto popular a personas juzgadoras en todo el país, aunque la oposición y especialistas alerten sobre los riesgos de que este método puede afectar la independencia del Poder Judicial de la Federación, colocando a perfiles afines al partido Morena, sin la preparación adecuada o que en su campaña tengan financiamiento irregular.
En El Sabueso preparamos esta guía para explicarte qué puestos se votarán, las fechas clave y cuáles son algunos de los principales lineamientos sobre las campañas:
Para la primera elección de personas juzgadoras, el 1 de junio de 2025, se estableció que la ciudadanía vote para renovar 881 cargos a nivel nacional:
Las candidaturas previstas en la elección judicial serán más que el número de vacantes en cada cargo, considerando a las y los aspirantes que postulen los Comités de Evaluación.
Sin embargo, se prevén alrededor de 5 mil 379 candidaturas: 81 de ministras y ministros, 45 de magistrados del TDJ, 18 de la Sala Superior del TEPJF y 135 de las Salas Regionales, 2 mil 784 magistraturas de circuito y 2 mil 316 candidaturas para ocupar las vacantes en los juzgados de distrito.
Además, las actuales personas juzgadoras en funciones tienen derecho a participar en la elección judicial federal sin que sea necesario someterse al proceso de evaluación.
Así que, si así lo quieren, su candidatura será incorporada de manera directa, salvo la de 828 potenciales aspirantes que declinaron (ocho ministras y ministros; 333 juezas y jueces y 487 magistradas y magistrados).
En el caso de la Ciudad de México, se elegirán 104 magistradas y magistrados de tribunales de circuito y 64 jueces y juezas, además de votar por ministros de la Corte, magistrados electorales y del Tribunal de Disciplina Judicial.
Es la entidad que tendrá más candidatas y candidatos, por lo que especialistas cuestionan si la gente podrá emitir un voto informado sobre los perfiles que aparezcan en las boletas.
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En segundo lugar se ubica el Estado de México, donde la gente podrá elegir con voto popular a 26 magistradas y magistrados, y 28 juezas y jueces de distrito.
En el estado de Sonora, en tanto, se votará para elegir 16 magistradas y magistrados, y 17 juezas y jueces. Y en Yucatán, por ejemplo, los votos definirán 6 cargos de magistradas y magistrados, y 6 de jueces y juezas.
Además, hay casos de personas juzgadoras que ya han renunciado a sus puestos en el Poder Judicial, y en la reforma no se explica cómo se van a cubrir esos puestos.
El 13 de noviembre, Michoacán se convirtió en la primera entidad en promulgar y publicar la reforma judicial local para elegir personas juzgadoras el primer domingo de junio de 2025, con lo cual se homologa el mandato Constitucional Federal.
Para saber más: Michoacán se convierte en el primer estado en promulgar la reforma al Poder Judicial local
En 2027, se elegirá la mitad restante de magistrados y jueces federales, así como cinco magistraturas de la Sala Superior del TEPJF.
La renovación de la totalidad de cargos de elección de los Poderes Judiciales estatales podrá coincidir con la elección de 2025 y deberá concluir a más tardar en la elección federal ordinaria del año 2027, según establecen los artículos transitorios de la reforma.
Las magistradas y magistrados de la Sala Superior del TEPJF que estén actualmente en funciones permanecerán en su encargo hasta el año 2027, pero no podrán ser elegibles para un nuevo periodo.
El artículo 96 de la reforma menciona que se elegirá de manera libre y secreta a juezas y jueces de Distrito, que durarán en su encargo nueve años y podrán reelegirse también por voto popular.
Su cargo les da autoridad para resolver juicios de amparo en conflictos civiles, penales, administrativos y laborales. Los juzgados en que laboran son órganos jurisdiccionales de primera instancia.
También se elegirá a magistradas y magistrados, quienes son competentes para conocer juicios de amparo directo contra sentencias definitivas, y recursos de revisión contra resoluciones de jueces de distrito. Ejercen su función en Tribunales Colegiados de Circuito, órganos de segunda instancia.
Se les llama “colegiados” porque en ellos tres magistradas y magistrados votan cada caso, a diferencia de los juzgados, donde solo una persona decide.
Además se votará a 9 ministras y ministros que integrarán la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que como tercera instancia es el máximo tribunal de justicia del país.
Y con la reforma de Morena se creó un Tribunal de Disciplina Judicial (TDJ), cuyas 5 magistradas y magistrados revisarán los casos en que haya acusaciones por una actuación irregular de integrantes del Poder Judicial federal.
La elección de los cargos del Poder Judicial será realizada por el Instituto Nacional Electoral (INE) y los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLE). Para esto, debe difundir los perfiles de las candidaturas durante las campañas, garantizar accesos equitativos en los tiempos oficiales de radio y televisión, y organizar debates.
También debe efectuar los cómputos de la elección, publicar los resultados y entregar las constancias de mayoría a las candidaturas que obtengan el mayor número de votos, asignando los cargos alternadamente entre mujeres y hombres.
También declarará la validez de la elección y enviará sus resultados a la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación o al Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación para el caso de magistraturas electorales.
Esas instancias resolverán las impugnaciones antes de que el Senado de la República instale el primer periodo ordinario de sesiones del año de la elección que corresponda, fecha en que las personas aspirantes electas tomarán protesta de su encargo ante dicho órgano legislativo.
El INE calculó que requerirá 13 mil millones de pesos para organizar las elecciones judiciales en 2025, aunque la presidente Claudia Sheinbaum pide revisar las cifras y que se gaste menos dinero público.
La reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación (DOF) menciona que para las campañas de 60 días a todos los cargos de elección estará prohibido el financiamiento público o privado, así como la contratación de espacios en radio y televisión o de cualquier otro medio de comunicación para promocionar candidatas y candidatos.
Los partidos políticos y las personas servidoras públicas tampoco podrán realizar actos de proselitismo ni posicionarse a favor o en contra de candidatura alguna. No habrá precampañas, según los lineamientos.
Durante el tiempo que comprendan las campañas electorales, las personas candidatas podrán difundir su trayectoria profesional, méritos y visiones acerca de la función jurisdiccional y la impartición de justicia, así como propuestas de mejora o cualquier otra manifestación amparada bajo el derecho al ejercicio de la libertad de expresión, siempre que no excedan o contravengan los parámetros constitucionales y legales aplicables.
La difusión de propaganda electoral sólo será impresa en papel, la cual deberá ser reciclable, fabricada con materiales biodegradables que no contengan sustancias tóxicas o nocivas para la salud o el medio ambiente, atendiendo el periodo legal de las campañas. Deberá suspenderse o retirarse tres días antes de la jornada electoral.
Por otro lado, la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, también publicada en el DOF, permite a las personas candidatas participar durante el periodo de campañas en entrevistas noticiosas y debates organizados gratuitamente por el sector público, privado o social.
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Friedrich Merz, líder de la CDU, vencedora de las elecciones, representa un giro conservador en la línea de su partido y, mientras que sus defensores consideran que servirá de revulsivo ante la crisis que atraviesa Alemania, sus críticos temen que podría abrir la puerta a que la ultraderecha entre al poder.
Sus partidarios aseguran que es el antídoto que Alemania necesita ante la crisis de confianza en Europa, y una mayoría de alemanes lo respaldaron este domingo para ser el próximo canciller.
El democristiano Friedrich Merz ha logrado que su partido, la conservadora CDU, vuelva a ser la fuerza más votada en Alemania en las elecciones celebradas este domingo, según las proyecciones de resultados que lo sitúan con entorno a un 30 % de los votos.
Alejado del Bundestag durante años para dedicarse a las finanzas y amasar una fortuna, Merz regresó a la política después de que su gran rival en el partido, la excanciller Angela Merkel se retirara de la política.
Merz lidera la Unión Demócrata Cristiana desde el pasado septiembre, y ni sus propuestas ni su estilo podrían estar más alejados de los de la mujer que gobernó Alemania durante 16 años.
El líder democristiano ha prometido bajar los impuestos y recortar el gasto social para relanzar la estancada economía alemana.
Pero también mano dura contra la inmigración ilegal, un mantra del que la ultraderecha de Alternativa por Alemania (AfD, según sus siglas en alemán), segunda fuerza política del país tras obtener su mejor resultado histórico.
A finales de enero Merz ya se valió de los votos de la extrema derecha para intentar endurecer las normas migratorias, lo que reveló hasta dónde estaba dispuesto a arriesgar el nuevo líder de la CDU rompiendo los tabúes que hasta ahora habían dominado la política alemana.
Pero aunque Merz no lograra finalmente cambiar la ley, su maniobra supuso un terremoto en la campaña electoral que precipitó el colapso del gobierno del socialista Olaf Scholz a finales del año pasado.
Sin embargo, el vencedor de los comicios de este domingo ha dicho, en repetidas ocasiones, que no pactará con AfD para formar gobierno, y que importantes cuestiones ideológicas alejan a ambas formaciones como, por ejemplo, la cercanía a Rusia de los ultras.
Merz ha hecho hincapié en su defensa de Ucrania. “No somos neutrales”, dijo en uno de los últimos debates antes de los comicios, donde reafirmó que “también por eso haré todo lo posible por que la AfD no entre en el gobierno”.
Descartada la AfD, ahora la pregunta es con quién formará gobierno.
Merz dijo este domingo en la noche que la líder de AfD, Alice Weidel, no quiere solucionar los problemas de Alemania porque “están felices de que los problemas vayan cada vez a peor”.
Entonces, ¿con quién puede gobernar? Los socialdemócratas son la elección obvia, aunque deberán encontrar puntos de acuerdo en economía y migración.
Si Merz necesita a los Verdes, deberá superar la animosidad entre ambos partidos. En las últimas semanas Merz criticó al líder de los Verdes, Robert Habeck, mientras que Markus Söder, dirigente de los democristianos del estado de Baviera, descartó cualquier pacto con los ambientalistas, cuarta fuerza en el Parlamento.
“Un gobierno sin los Verdes sería un mejor gobierno”, dijo Söder, mientras que Merz también prefiere un único socio en lugar de dos.
Alto (mide 1.98 m), delgado, siempre con traje impecable y gafas, Merz ofrece una imagen tranquila, convencional, de hombre de negocios dispuesto a ejercer el poder.
En un país donde los políticos no suelen hacer alarde de riqueza y donde la ostentación se mira con recelo, Merz, que tiene licencia de piloto, protagonizó en 2022 una anécdota que revela que no es un político conservador al uso.
Invitado a la boda del también político Christian Lindner en la isla de Sylt, en el norte de Alemania, Merz se presentó en el casamiento pilotando su propio avión, un Diamond DA62, lo que levantó numerosas críticas.
En lugar de amilanarse, el hoy líder de la CDU se defendió asegurando que cualquier vehículo oficial gastaba más combustible que su “pequeño avión”.
Puede que su actitud refleje un cambio en la política alemana, que hasta hace no tanto consideraba a Merz como una figura del pasado.
Su camino hasta la cancillería no ha sido fácil.
Merz nació en la ciudad alemana de Brilon en 1955, en el seno de una familia católica conservadora.
Su padre fue juez de la localidad, al igual que lo es su esposa Charlotte, con quien lleva casado 40 años.
Sintió una inclinación política desde muy joven, ya que se afilió a la CDU cuando aún estaba en la escuela.
Pese a su educación conservadora, Merz ha ofrecido en el pasado pinceladas de una juventud más rebelde de lo que se habría podido suponer.
En una entrevista concedida hace 25 años al diario alemán Tagesspiegel, Merz contó que hacía carreras en moto por las calles, que pasaba el rato con sus amigos junto a un puesto de papas fritas y que se dedicaba a jugar a las cartas al fondo de la clase.
En una fiesta de adolescentes de la que habló, un grupo de alumnos acabó orinando en el acuario de la escuela, según la revista Der Spiegel.
Pero existe cierto escepticismo sobre si el Merz adolescente fue realmente un gamberro o si se trata de una forma de suavizar su imagen.
Personas que lo conocen y han tratado de cerca contaron a la corresponsal en Berlín de la BBC, Jessica Parker, que le gusta salir a tomarse una cerveza y que puede ser divertido, aunque pocos pudieron ofrecerle una anécdota que lo ilustrara.
Tras la escuela, Merz hizo el servicio militar antes de estudiar Derecho y casarse con su compañera Charlotte Gass en 1981.
La pareja tiene tres hijos.
Trabajó como abogado durante unos años, pero siempre estuvo interesado en la política, y en 1989, a los 33 años, fue elegido diputado al Parlamento Europeo.
“Los dos éramos bastante jóvenes y podríamos decir que poco contaminados”, aseguró Dagmar Roth-Behrendt, que se convirtió en eurodiputada al mismo tiempo por el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), de centro-izquierda.
El joven Merz le parecía serio, fiable, honesto y educado.
Incluso gracioso, una cualidad que ahora le parece menos evidente: “Supongo que la cantidad de golpes sufridos con el tiempo le habrán endurecido un poco”.
Pero, ¿se le veía al principio de su carrera como un canciller en potencia?
“Probablemente habría dicho que no, de ninguna manera”, dijo Roth-Behrendt a Jessica Parker.
Sin embargo, todo el mundo lo veía como alguien muy ambicioso y Merz no tardó en pasar de la política de la UE al Parlamento nacional alemán, el Bundestag, en 1994.
Ascendió en las filas de la CDU, donde era considerado un valor en alza en la facción tradicionalista más a la derecha del partido.
“Es un orador espléndido y un pensador profundo”, asegura Klaus-Peter Willsch, diputado de la CDU en el Bundestag y que lo conoce desde hace más de 30 años.
“Un luchador”, afirma Willsch, como demuestra el hecho de que Merz haya protagonizado tres intentos de liderar su partido.
Sus dos primeros fracasos, en 2018 y enero de 2021, podrían leerse también como una señal de su dificultad para ganarse a las bases.
Pero fue a principios de los años noventa que sus ambiciones se descarrilaron por primera vez, cuando perdió frente a Angela Merkel en una lucha por el poder del partido.
Entre Merkel, la discreta química cuántica del antiguo Este comunista, y Merz, el abogado abiertamente seguro del Oeste, nunca hubo mucha coincidencia.
Merz minimiza este amargo episodio en una breve entrada autobiográfica en el sitio web de la CDU, en la que afirma que en 2009 decidió abandonar el Parlamento para “dejar espacio a la reflexión”.
Sus años de reflexión consistieron en forjarse una carrera en las finanzas y el derecho empresarial, convirtiéndose en directivo de varias empresas internacionales y, según se dice, en millonario.
Entre otros, Merz llegó a dirigir la filial alemana de BlackRock, el mayor fondo de inversión del mundo.
Tuvo que pasar más de una década antes de que regresara al Parlamento, donde ha intentado desde entonces romper la doctrina más centrista de Merkel en el conservadurismo de la CDU.
Merz criticó en numerosas ocasiones las políticas de Merkel, en particular, su decisión de acoger a un millón de refugiados en 2015.
Aquel año, ante las oleadas de personas que huían de la guerra en Siria e Irak y llegaban en precarias embarcaciones a las costas europeas, la canciller pronunció su famoso “wir schaffen das“, “podemos hacerlo”.
Merz planteó sus dudas sobre la capacidad de integrar a esta cantidad de refugiados, un asunto que ha sido capital durante la campaña electoral, donde ha propuesto que Alemania pueda rechazar en su frontera a solicitantes de asilo procedentes de otros países de la Unión Europea.
Esta ruptura política se escenificó a finales del mes pasado, cuando Merz impulsó una proposición de ley sobre el endurecimiento de las normas de inmigración, apoyándose en los votos de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD).
Insistió en que no hubo colaboración directa con la AfD, pero su maniobra provocó protestas masivas en el país, y ha sido condenada en dos ocasiones por la propia Merkel.
Sus detractores dicen que fue una táctica electoral imperdonable que solo beneficiará a la AfD, pero sus partidarios insisten en que Merz está, de hecho, tratando astutamente de captar el voto de la extrema derecha.
No es la primera vez, sin embargo, que se arriesga a distanciarse de los sectores más moderados del electorado. En los años 90, Merz votó en contra de un proyecto de ley que incluía castigar la violación dentro del matrimonio.
Según explicó después, el entonces diputado consideraba que la violación conyugal ya era un delito, y a lo que se oponía era a otras cuestiones del proyecto de ley.
Las encuestas sugieren que no es especialmente popular entre los jóvenes y las mujeres, pero Klaus-Peter Willsch cree que la imagen que dan de él los medios de comunicación alemanes es injusta.
“Lo he visto varias veces en mi circunscripción”, señaló a la corresponsal de la BBC en Berlín. “Las mujeres se acercan y dicen que es un buen tipo”.
Charlotte Merz, su esposa, también ha salido en su defensa, declarando al diario Westfalenpost: “Lo que algunos escriben sobre la imagen que mi marido tiene de las mujeres es sencillamente falso”.
Según ella, su matrimonio ha sido de apoyo mutuo: “Ambos nos ocupábamos del trabajo del otro y nos repartíamos el cuidado de los niños de forma que fuera compatible con nuestras obligaciones profesionales”.
*Con reportería de la corresponsal de la BBC en Berlín, Jessica Parker.
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