
La versión de que el Día Cero, en que la Ciudad de México se quedará sin agua en tan sólo meses, comenzó a circular en redes sociales e incluso medios de comunicación.
Consultada por El Sabueso, la especialista en educación ambiental por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Gabriela Jiménez Casas, nos mencionó que no se puede predecir con exactitud el día en que una ciudad o país se quedarán sin agua.
Pero eso no significa que la Ciudad de México no está padeciendo escasez. El sistema Cutzamala, que aporta 18% del agua potable de la ciudad, está a 38.5% de su capacidad, cuando el año pasado estuvo a 52.21%.
Tanto en la capital como en otras ciudad del mundo, hay un riesgo por el que se recomiendan precauciones de política pública.
El Día Cero, según la fundación The Social Water, se trata del momento en el que una ciudad, región o país se queda sin suficiente agua para satisfacer plenamente las necesidades básicas. El Instituto Mexicano de Tecnología del Agua lo define como la imposibilidad de abastecer agua a la población.
The Conversation, un medio de comunicación australiano de textos académicos e investigaciones, publicó en 2023 que entre 2016 y 2018 Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, experimentó la posibilidad del Día Cero. Esto, “debido a la insuficiencia de lluvias que causó sequía, más la ineficaz gobernanza del agua”.
Hubo restricciones porque Ciudad del Cabo estaba a punto de convertirse en la primera gran ciudad del mundo en quedarse sin agua. Por fortuna, llegaron las lluvias y los embalses, hasta a 20% de sus reservas, nunca alcanzaron el nivel crítico de 13.5%, con el que la red de abastecimiento se cerraría.
“Yo no puedo decirte ‘el 25 de julio a las doce del día se acabará el agua’. No tengo cómo calcularlo, yo no sé cuándo va a llover, si es que va a llover y en qué lugar”, explicó a El Sabueso Jiménez Casas, investigadora del Instituto de Ecología.
Entre los documentos que comenzaron a mencionarse sobre el 2028 como el año del Día Cero está una iniciativa presentada en el Congreso de la Ciudad de México que cita a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como fuente de la estimación, aunque no se remite a algún enlace o documento del organismo internacional.
Cuestionado al respecto en una conferencia en agosto de 2023, Roberto Constantino Toto, coordinador general de la Red de Investigación en Agua (AgUAM), respondió:
“En relación con el Día Cero, son estimaciones. Algunas estimaciones, dado que no cambiase ni el nivel de las lluvias, si todo se mantuviese para el Valle de México igual, colocan el día cero hacia 2028. Algunas otras estimaciones consideran que es posible que mejoren las condiciones meteorológicas, que se hagan esfuerzos en materia de infraestructura, por ejemplo, colocan un día cero eventualmente hacia el 2050”.
La cita de Roberto Constantino Toto fue descontextualizada en algunos medios de comunicación, aunque el propio académico de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) hizo énfasis en que lo importante era pensar en la mejor forma de utilizar el agua.
“Cualquiera que sea la estimación, me parece que lo que es pertinente es, en todo caso, establecer que si tenemos agua suficiente, no la usamos de la mejor manera”, mencionó.
El Cutzamala es un sistema hídrico de funcionamiento, infraestructura, almacenamiento, conducción, potabilización y distribución de agua potable para la población e industria que se extiende por las entidades de Michoacán, Estado de México y Ciudad de México.
Con base en el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex), provee de agua a 12 de 16 alcaldías: Álvaro Obregón, Azcapotzalco, Benito Juárez, Coyoacán, Cuajimalpa, Cuauhtémoc, Iztacalco, Iztapalapa, Magdalena Contreras, Miguel Hidalgo, Tlalpan y Venustiano Carranza. Se trata de la segunda fuente de abastecimiento más importante de la capital del país.
En total, puede almacenar 782.5 millones de metros cúbicos de agua, pero el más reciente reporte de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) muestra que al 14 de febrero tenía 301.6 millones de metros cúbicos, lo que representa apenas 38.5% de su capacidad.
Este es un porcentaje históricamente bajo, pues en la misma fecha de 2023 el almacenamiento de agua estaba en 52.21%. En cuanto a 2022 y 2021, se encontraban en 61.13% y 55.33%, respectivamente.
Esto se debe a la falta de lluvias y sequía por la que atraviesa México. Que depende de cuestiones meteorológicas, hidrológicas y agrícolas, pero también es consecuencia del cambio climático provocado por las actividades humanas.
Según la Conagua, del 31 de enero al 15 de febrero de 2024, debido a las lluvias recientes, las sequías extrema y excepcional disminuyeron ligeramente. A nivel nacional, el área con estas condiciones pasó de ocupar 28.98% del país a 28.43%.
Y si bien el Cutzamala está a 38.5% de su capacidad, también es importante mencionar que la principal fuente de abastecimiento de la Ciudad de México son los pozos, es decir, infraestructuras de las cuales se extrae agua de los mantos acuíferos subterráneos.
Según la página Agua En tu Colonia, los pozos abastecen con mil 140 millones de litros diarios, equivalentes a 50% del consumo total, y el Cutzamala el 18% del agua potable.
Además hay otras fuentes como el sistema Lerma, el agua de los tanques que abastecen Chalmita, el acueducto Chiconautla, los manantiales y la planta de bombeo La Caldera.

Ante los bajos niveles de almacenamiento de agua en el sistema Cutzamala, la Conagua, el Sacmex y la Comisión del Agua del Estado de México (Caem) determinaron, entre otras medidas, reducir el suministro al Valle de México, a fin de garantizar la disponibilidad del agua a mediano plazo. Aunque ninguna de estas autoridades ha hablado del Día Cero en la Ciudad de México.
La primera reducción fue el 14 de junio de 2022, pasando de 14.8 metros cúbicos por segundo a 14.1 metros cúbicos por segundo. La segunda reducción fue el 15 de agosto de 2022, pasando de 14.8 metros cúbicos por segundo a 13.2 metros cúbicos por segundo. La tercera reducción ocurrió el 17 de octubre, de 13.2 a 12.2.
“De manera colegiada la Conagua, CAEM y Sacmex han tomado la determinación de reducir a 9.2 metros cúbicos por segundo, en un acto de responsabilidad para evitar llegar al nivel mínimo de operación”, explicó la directora del Organismo de Cuenca Aguas del Valle de México, Citlalli Peraza Camacho, en la conferencia de prensa del 10 de noviembre de 2023.
Si bien el Día Cero es una posibilidad como lo refieren fundaciones, institutos y especialistas, la reducción en el suministro de agua en la Ciudad de México es real y el sistema Cutzamala está a niveles históricamente bajos de su capacidad, sin que eso signifique que ya hay una fecha definida para que la capital no sea capaz de abastecer a la población este recurso para las necesidades básicas.


El número de adolescentes involucrados en el tráfico de drogas se ha cuadruplicado en ocho años, según datos del gobierno.
Advertencia: Este artículo contiene detalles explícitos de violencia.
Un grupo de niños vio el cuerpo de Adel camino a la escuela, justo cuando sus padres se dirigían a la comisaría para denunciar su desaparición.
Se reducía a una silueta grotesca y carbonizada, reclinada, con una rodilla en alto, como si estuviera tumbado, en una de las playas cercanas de Marsella.
Tenía 15 años cuando murió de una forma que aquí es habitual: un disparo en la cabeza, su delgado cuerpo rociado con gasolina y prendido fuego.
Alguien incluso filmó la escena en la playa, en la última de una escalofriante serie de asesinatos a tiros vinculados a la rápida evolución del narcotráfico en esta ciudad portuaria, cada vez más alimentado por las redes sociales y ahora marcado por actos de violencia aparentemente aleatorios y el creciente papel de los menores, a menudo obligados a participar en la venta de drogas.
“Ahora es un caos “, afirmó un pandillero escuálido, levantándose la camisa en un parque cercano para mostrarnos un torso marcado por las cicatrices de al menos cuatro balazos como resultado de un intento de asesinato por parte de una banda rival.
El Ministerio de Justicia francés estima que el número de adolescentes involucrados en tráfico de drogas se ha más que cuadruplicado en los últimos ocho años.
“He estado en una pandilla desde los 15 años. Pero todo ha cambiado ahora. Los códigos, las reglas… ya no hay reglas. Nadie respeta nada hoy en día. Los jefes empiezan… a usar a los jóvenes. Les pagan miserias. Y terminan matando a otros sin ningún motivo aparente. Reina la anarquía en toda la ciudad”, aseguró el hombre, ahora de veintipocos años, quien nos pidió que usáramos su apodo, El Inmortal.
Policías, abogados, políticos y organizadores comunitarios en Marsella hablan de una psicosis -un estado de trauma o pánico colectivo- que se apodera de partes de la ciudad, mientras debaten si contraatacar con una acción policial cada vez más contundente o con nuevos intentos para abordar la arraigada pobreza.
“Hay un ambiente de miedo. Es evidente que los narcotraficantes dominan y ganan terreno cada día”, declaró una abogada local, que pidió permanecer en el anonimato por temor a represalias contra ella o su familia.
“El Estado de derecho está ahora subordinado a las bandas. Hasta que no tengamos un Estado fuerte de nuevo, debemos tomar precauciones”, puntualizó, sobre su reciente decisión de dejar de representar a las víctimas de la violencia de las bandas.
“Ya no hay reglas”
Durante el verano, varias ciudades francesas impusieron toques de queda nocturnos a los adolescentes tras una oleada de violencia relacionada con el narcotráfico.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, mantuvo conversaciones el jueves para intentar responder a la crisis.
“Hay tanta competencia en el narcotráfico que la gente está dispuesta a todo”, aseveró el organizador comunitario Mohamed Benmeddour.
Y agregó: “Tenemos chicos de 13 o 14 años que vienen como vigías o traficantes. Los jóvenes ven cadáveres, oyen hablar de ellos, todos los días. Y ya no tienen miedo de matar ni de que los maten”.
El detonante de la actual psicosis en Marsella fue el asesinato, el mes pasado, de Mehdi Kessaci, un policía en prácticas de 20 años sin vínculos con el narcotráfico.
Se cree que su muerte pretendía ser una advertencia para su hermano, un destacado activista antipandillas de 22 años y aspirante a político llamado Amine Kessaci.
Bajo estrecha protección policial, Kessaci habló con la BBC sobre la muerte de Mehdi y la culpa que siente.
“¿Debería haber obligado a mi familia a irse de Marsella? La lucha de mi vida será esta lucha contra la culpa”, lamentó.
Amine Kessaci saltó a la fama en Francia en 2020 tras el asesinato de su hermano mayor, un pandillero llamado Brahim.
“Llevamos años con esta psicosis. Sabíamos que nuestras vidas pendían de un solo hilo. Pero todo cambió desde el covid-19. Los agresores son cada vez más jóvenes. Las víctimas son cada vez más jóvenes”, afirmó.
“Mi hermano pequeño fue una víctima inocente. Hubo una época en que los verdaderos matones tenían un código moral. No se mata de día. No delante de todos. No se queman cadáveres. Primero se amenaza con un tiro en la pierna. Hoy en día, todas estas reglas han desaparecido”.
Ante los actuales niveles de violencia sin precedentes, la policía francesa está respondiendo con lo que denominan “bombardeos” de seguridad en zonas de alta criminalidad de Marsella.
Aunque una banda, la DZ Mafia, parece dominar el negocio, opera una especie de sistema de franquicias con una red fragmentada de pequeños distribuidores, a menudo compuestos por adolescentes e inmigrantes indocumentados, que se enfrentan violentamente por territorio.
Según una estimación, hasta 20.000 personas podrían estar involucradas en el negocio de la droga en la ciudad.
El año pasado, las autoridades confiscaron a las bandas 42 millones de euros (unos US$49 millones) en bienes de origen delictivo.
Videos compartidos en redes sociales muestran habitualmente a miembros de las pandillas armados con rifles automáticos disparándose entre sí en las diversas cités de Marsella: barrios pobres caracterizados por edificios de gran altura y una gran concentración de viviendas sociales.
En una fría tarde de la semana pasada acompañamos a un grupo de policías antidisturbios armados en una de sus misiones habituales de “bombardeo”.
Los agentes se dirigieron a toda velocidad a un bloque de pisos en ruinas en sus furgonetas, mientras un joven pandillero que vigilaba la entrada huía a pie. Divididos en dos grupos, los policías corrieron por ambos lados del edificio intentando atrapar a los traficantes en las escaleras.
“El objetivo es desmantelar los puntos de venta de droga. Hemos clausurado más de 40… y hemos encerrado a mucha gente”, explicó Sébastien Lautard, jefe de la policía regional.
“Denle la vuelta”, ordenó un agente bruscamente, mientras su equipo acorralaba a un joven de 18 años contra una puerta.
En un sucio sótano cercano, la policía encontró docenas de viales y pequeñas bolsas de plástico utilizadas para distribuir cocaína.
Más tarde, un policía explicó que el joven detenido pedía ser arrestado, alegando que había llegado a Marsella desde otra ciudad y que ahora estaba retenido contra su voluntad y obligado a trabajar para una banda de narcotraficantes.
Los agentes se lo llevaron en una furgoneta.
“Esto no es El Dorado. Tenemos muchos jóvenes reclutados en redes sociales. Vienen a Marsella pensando que ganarán dinero fácil. Les prometen 200 euros (US$233) al día. Pero a menudo terminan en miseria, violencia y, a veces, la muerte”, declaró el fiscal jefe de la ciudad, Nicolas Bessone.
En su oficina, cerca del antiguo puerto de la ciudad, Bessone describió una industria que alcanza un estimado de 7.000 millones de euros a nivel nacional (unos US$8.200 millones) y se caracteriza por dos novedades: un creciente énfasis en el reclutamiento, la venta y la entrega a domicilio en línea; y un número cada vez mayor de adolescentes obligados a participar en el negocio.
“Ahora vemos cómo los traficantes esclavizan a estos pequeños soldados. Crean deudas ficticias para que trabajen gratis. Los torturan si roban 20 euros para comprar un sándwich. Es ultraviolencia. La edad promedio de los agresores y las víctimas es cada vez menor”, afirmó Bessone.
Instó a la población local a no sucumbir a la psicosis, sino a “reaccionar, a rebelarse”.
La abogada, que nos pidió que ocultáramos su identidad, describió un caso que ella había llevado.
“Un joven, que se negaba rotundamente a formar parte de una red, fue recogido después de la escuela, obligado a participar en el tráfico de drogas, violado, amenazado y su familia también fue amenazada. Se utilizan todos los medios para crear una fuerza laboral”, declaró.
En TikTok decenas de vídeos con música anuncian la venta de drogas en las cités de Marsella “de 10:00 a medianoche”, cada producto con su propio emoji: cocaína, hachís y marihuana.
Otros anuncios buscan reclutar nuevos miembros de bandas con mensajes como “se busca trabajador”, “250€ para vigilantes”, “500€ para transportar drogas”.
Para algunos políticos locales, la solución a los problemas de Marsella es el estado de emergencia y normas de inmigración mucho más estrictas.
“Hay que restaurar la autoridad. Necesitamos acabar con la cultura de la permisividad en nuestro país. Necesitamos dar más libertad y más poder a la policía y al poder judicial”, sentencia Franck Alissio, diputado local del partido populista de extrema derecha Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés) y posible candidato a la alcaldía.
Aunque la antigua ciudad mediterránea de Marsella ha sido conocida durante siglos por su numerosa comunidad inmigrante, Alissio argumenta que “hoy en día, el problema es que ya no somos capaces de integrarnos económicamente ni asimilarnos. Hay demasiada inmigración. El problema es la cantidad (de inmigrantes). Y, de hecho, los narcotraficantes, los traficantes, los vigilantes, los líderes de estas mafias, son casi todos inmigrantes o extranjeros con doble nacionalidad”.
Es una afirmación controvertida y difícil de verificar en un país que se esfuerza por evitar incluir ese tipo de detalles en las cifras oficiales.
Alissio sostiene que los sucesivos gobiernos invirtieron miles de millones de euros en los barrios más pobres de Marsella sin ningún resultado. Culpa a los padres y a las escuelas por permitir que los niños se involucren en el narcotráfico, pero añade que su objetivo era “resolver el problema, no hacer sociología”.
Los partidos de extrema derecha han gozado durante mucho tiempo de un fuerte apoyo en el sur de Francia, pero no tanto en la diversa ciudad de Marsella. Críticos de RN, como la abogada cuya identidad hemos ocultado, acusaron al partido de “explotar la miseria y el miedo” y de culpar erróneamente a los inmigrantes de una “gangrena” generalizada en todas las comunidades de Francia.
Philippe Pujol, escritor local y experto en el narcotráfico en Marsella, también recibió protección policial tras el asesinato de Mehdi Kessaci el mes pasado.
“No estoy seguro de que haya una buena razón para este terror. Pero… el terror se está extendiendo. Prefiero tener miedo y ser precavido que correr riesgos innecesarios”, declaró.
Pero refutó las peticiones de una acción policial más contundente, argumentando que solo aliviaba los síntomas de una sociedad en crisis, en lugar de abordar las causas del problema.
Al describir la pobreza arraigada como un “monstruo”, Pujol pintó una imagen de una sociedad radicalizada por décadas de abandono.
“El monstruo es una mezcla de clientelismo, corrupción y decisiones políticas y económicas tomadas en contra del interés público”, opinó Pujol.
“Estos chicos pueden ser unos imbéciles cuando están en grupo, pero cuando estás a solas con ellos, siguen siendo niños, con sueños, que no quieren esta violencia”, aseguró.
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