Tras el cierre del registro de aspirantes el pasado domingo 24 de noviembre, más de 49 mil personas se registraron para buscar una candidatura a alguno de los casi 900 cargos en el Poder Judicial de la Federación que se elegirán en 2025, de los cuales, 54.9% se registró a través del Poder Legislativo.
El 37.3% de los participantes se inscribió a través de la plataforma habilitada por la Presidencia y sólo 7.7% lo hizo ante el Poder Judicial, el único proceso de evaluación que implica un examen de conocimientos.
A más tardar en esos 20 días, el Poder Legislativo tendrá que revisar 27 mil 146 expedientes, el Ejecutivo 18 mil 447 y el Judicial 3 mil 805 perfiles.
En esta primera revisión se determinará si los aspirantes son elegibles para alguno de los cargos en juego en la elección de junio de 2025.
Máximo el 15 de diciembre, los comités harán público el listado de las personas que cumplieron con los criterios solicitados y pasarán a la siguiente etapa, de evaluación de idoneidad.
El Comité de Evaluación de cada Poder de la Unión está integrado por cinco personas, y cuentan con equipos de apoyo quienes deberán revisar los documentos de cada postulante (incluidas cinco cartas de recomendación por cada persona).
Además, la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (LGIPE) prevé que estos comités pueden solicitar ayuda a alguna institución pública, para la evaluación de las candidaturas.
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En El Sabueso te explicamos en qué consiste la revisión de estos perfiles para definir su elegibilidad y en qué consisten las siguientes etapas del proceso:
Hasta el 24 de noviembre, los comités de evaluación recibieron un total de 49 mil 398 solicitudes para las elecciones judiciales de 2025, distribuidas de esta manera:
Expedientes recibidos | |
Ejecutivo | 18,447 |
Legislativo | 27,146 |
Judicial | 3,805 |
Total | 49,398 |
En una primera etapa, los comités realizarán una evaluación de elegibilidad. Este proceso inició el 25 de noviembre y terminará el 14 de diciembre.
Esto quiere decir que, en 20 días, los poderes Ejecutivo y Legislativo deberán validar que los candidatos hayan cumplido con el criterio de elegibilidad. En su convocatoria, el Comité del Poder Judicial detalla que la aprobación de las listas de elegibilidad se dará a más tardar el 6 de diciembre próximo. Es decir, que contemplan hacer la revisión de perfiles en sólo 12 días.
En el caso del comité de evaluación del Poder Ejecutivo, deberá revisar un promedio de 922 candidaturas por día, mientras que el Legislativo mil 357 y el Judicial 317 perfiles por día.
Como mencionamos anteriormente, cada comité cuenta con un equipo para ello: el de Presidencia y del Poder Judicial tienen una Secretaría Técnica, mientras que el comité del Legislativo dispone de asesores para apoyar esa tarea. Además, la ley prevé que puedan solicitar ayuda de instituciones públicas para cualquier tarea durante el proceso.
La evaluación de elegibilidad consiste en validar que los aspirantes cumplan con los requisitos y la documentación requerida en cada convocatoria, con base en lo que plantea la Constitución.
De acuerdo con los artículos 95 y 96 constitucionales, estos son los documentos que revisará cada comité en esta etapa:
-Que cada aspirante tenga título profesional de licenciado o licenciada en derecho expedido legalmente.
-Promedio general de calificación de cuando menos ocho puntos o su equivalente, y de nueve puntos o su equivalente en las materias relacionadas con el cargo al que se postula.
-Práctica profesional de cuando menos cinco años en el ejercicio de la actividad jurídica para aspirantes a ministros de la Corte, magistrados del Tribunal de Disciplina Judicial (TDJ), o de las Salas Superior o Regionales del TEPJF, y de tres años para quienes buscan ser magistrados de circuito.
-Haber residido en el país durante los dos años anteriores al día de la publicación de la convocatoria.
-No haber sido secretario de Estado, Fiscal General de la República, senador, diputado federal, ni titular del Poder Ejecutivo de alguna entidad federativa, durante el año previo al día de la publicación de la convocatoria.
-Presentar un ensayo de tres cuartillas donde justifiquen los motivos de su postulación.
-Cinco cartas de referencia de sus vecinos, colegas o personas que respalden su idoneidad para desempeñar el cargo.
“Simplemente es revisar que se cumpla con los requisitos mínimos constitucionales para cada uno de los puesto (…) Entonces, con esas bases ahora sí los comités calificarán la idoneidad y ya el fondo lo van a estudiar después del 15 de diciembre. Respecto del grupo, van a tener que depurar”, dijo Eliud Tapia, experto en derecho, a El Sabueso de Animal Político.
Además, cada comité contempla particularidades en la revisión de estos documentos:
-Poder Ejecutivo: Durante la evaluación de elegibilidad verificará que las personas aspirantes cumplan formalmente con los requisitos y la documentación solicitada en el registro. Además, contempla que a quienes no cumplan los requisitos, hayan entregado documentación incompleta, incorrecta o falsa, se les dará de baja del proceso.
-Poder Legislativo: Revisará el cumplimiento de los requisitos constitucionales y legales a través de los documentos que presentaron en su registro.
La convocatoria pone especial énfasis en la validación de las cartas de referencia, y explica que podrán hacer verificaciones. Para ello, contarán con información de contacto y copia de identificación de las personas que las realizaron.
-Poder Judicial: Contempla la posibilidad de verificar la información presentada por las personas que se postularon.
Además, explica que la verificación de la información podrá realizarse aún en la siguiente etapa, de evaluación de idoneidad y hasta antes de la publicación de las listas de personas mejor evaluadas, prevista para el 28 de enero de 2025.
“Si se detecta alguna omisión, falsedad o irregularidad, procederá a su descalificación. Las causas de descalificación incluyen cualquier conducta que se traduzca en deshonestidad académica y profesional durante las evaluaciones”, señala la convocatoria.
También advierte que se descalificará a la persona participante en cualquier momento del proceso si no cumple con alguno de los requisitos de la convocatoria.
Tras esta primera revisión formal, a más tardar el 15 de diciembre se publicarán los listados con las personas elegibles. Quienes no estén de acuerdo con el resultado, podrán impugnar la decisión ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación o la Suprema Corte.
Aunque no se precisa el tiempo exacto, las impugnaciones tendrán que resolverse antes del 31 de enero de 2025, para permitir que los involucrados puedan participar en la segunda evaluación.
Esta segunda evaluación es de idoneidad, en la que se busca seleccionar los perfiles más aptos para los cargos a los que aspira cada postulante. Se desarrollará entre el 15 de diciembre y el 31 de enero de 2025.
En esta etapa, los comités realizarán una evaluación con detalle de los perfiles que se postularon y podrán verificar con mayor atención las cartas de recomendación y el ensayo presentado por los participantes.
Además, el comité de cada poder estableció en sus convocatorias distintos procesos para completar su evaluación de idoneidad.
Poder Ejecutivo
Para determinar la idoneidad de los postulantes la evaluación se realizará por cargo. El Comité de Evaluación considerará “su probidad y honestidad; sus antecedentes personales; su historial académico; su experiencia profesional y curricular; y el ensayo presentado”.
Después de este proceso, se seleccionará a las personas aspirantes que el comité considere idóneas y las convocará a una entrevista pública y oral en la que se verificarán sus conocimientos y aptitudes para ocupar los cargos. Éstas podrán realizarse por el pleno, comisiones o integrantes del Comité.
Poder Legislativo
La convocatoria del Poder Legislativo considera dos fases para evaluar la idoneidad de los participantes. La primera consiste en calificar el conocimiento técnico, mérito académico y profesional, así como la honestidad y buena fama.
Para ello, el Comité estableció una escala de puntaje, donde los participantes con al menos un 80% de calificación pasarán a la siguiente etapa.
La segunda fase será con una entrevista con al menos dos integrantes del Comité. En esta etapa, se considerará la paridad de género y a qué especialidad se postula la persona. Después de estas fases, el Comité integrará las listas de las personas que participarán en la insaculación y quienes resulten sorteados deberán ser aprobados por ambas cámaras del Congreso.
Poder Judicial
La evaluación de idoneidad del comité del Poder Judicial contempla cuatro aspectos: la evaluación curricular, de honestidad y buena fama, técnica mediante un examen de conocimientos. Y para los aspirantes a la Corte, el Tribunal de Disciplina Judicial y el TEPJF se realizarán entrevistas públicas.
La evaluación curricular representará el 40% de la calificación total y se realizará con base en un tabulador en que se establece el puntaje a asignar por aspectos como años de experiencia, grado de estudios o publicaciones académicas. Para esta primera calificación, 40% se basará en la experiencia profesional, 40% en la formación académica y 20% en la actividad académica.
Por otro lado, se realizará una evaluación técnica mediante un examen de conocimientos con enfoque en la resolución de problemas jurídicos complejos, a partir de propuestas de la Escuela Federal de Formación Judicial y diversas instituciones y centros de investigación.
Para los aspirantes a jueces de distrito y magistrados de circuito, el examen representará el 60% de su calificación. Mientras que para quienes buscan una candidatura a la Corte, el TDJ y el TEPJF, representará 40%.
Para estos últimos, el 20% restante de la calificación resultará de la realización de entrevistas públicas, con cuestionamientos relacionados con las funciones de la especialidad y cargo al que aspiran. Estas se realizarán entre el 15 y el 23 de enero de 2025 de forma presencial o a distancia.
El comité de evaluación presumirá honestidad y buena fama de los aspirantes, salvo prueba de lo contrario. Para ello, habilitará un apartado en el sitio de internet donde se publiquen los listados de legibilidad para que cualquier persona pueda aportar evidencia que demuestre que alguno de los aspirantes en esas listas no cuenta con estas características.
El Comité analizará las pruebas y en caso de acreditar la falta de honestidad, la persona elegible será declarada no idónea.
El resultado de estas evaluaciones se usará para designar a 10 personas por cada cargo de ministra o ministro de la Corte, el Tribunal de Disciplina Judicial y el TEPJF; así como las seis mejores evaluaciones para cargos de jueces de distrito y magistrados de circuito.
Finalmente el 29 de enero, se realizará una insaculación para ajustar la lista de personas mejor evaluadas al número de postulaciones. En este caso, se contempla hasta 3 candidaturas para los cargos de ministro de la Suprema Corte, magistrado del Tribunal de Disciplina Judicial, de la sala Superior o las salas regionales del TEPJF; mientras que son hasta dos por posición al frente de los juzgados de distrito, magistraturas de circuito y de apelación.
Estos listados se someterán a la aprobación del Pleno de la Suprema Corte.
Con información de Óscar Nogueda
Ya está en Netflix la última adaptación al cine de la famosa novela mexicana. Una obra que supo identificar elementos centrales de la vida y la idiosincrasia de los mexicanos. Acá te explicamos por qué Pedro Páramo terminó siendo tan ilustrativa de este país inabordable.
Y está luego porque, si bien es una de las tres o cuatro novelas insignes mexicanas, Pedro Páramo no entra en los moldes y códigos usuales de la literatura: es compleja, ambiciosa, enigmática, intensa. Y por eso, muy mexicana.
Ahora la novela, precursora del llamado “boom latinoamericano” y descrita por Jorge Luis Borges como “una de las mejores de las literaturas de lengua hispánica, y aun de la literatura”, llegó al cine.
Es la cuarta vez que se intenta una adaptación cinematográfica de la novela. Se hizo en 1966, 1978, 1981. Y la nueva es, probablemente, la más ambiciosa.
La produjo Netflix. La dirigió Rodrigo Prieto, un reputado cinematógrafo mexicano. La escribió Mateo Gil, un laureado guionista español. Y ha generado, como era de esperarse, críticas y elogios enérgicos, porque el reto es mayúsculo, casi inabordable.
Este es un libro colosal de solo 132 páginas. Propone un abordaje profundo, amplio y trascendental de México. Lo hace con innovaciones conceptuales, narrativas y visuales.
Y es tan emblemático porque expuso facetas de la mexicanidad que quizá hoy parecen obvias, pero que en los años 50 se estaban empezando a identificar, y hoy siguen vigentes.
Rulfo, en parte por su condición de huérfano, de víctima de guerras civiles, de curioso viajero, supo no solo identificar, sino mágicamente exponer cinco de las facetas de México que acá recogemos de manera breve.
Como le muestran al mundo cada 1 y 2 de noviembre, los mexicanos tienen una íntima relación con la muerte: la acogen, la honran, la tienen en cuenta.
Y Pedro Páramo es, sobre todo, una novela de fantasmas.
La premisa de la novela es más o menos esta: el joven Juan Preciado viaja al pueblo de Comala tras la muerte de su madre en busca de su padre, Pedro Páramo, un cacique y patriarca en tiempos de guerra civil que sufre una pena de amor.
Preciado, alucinado y confundido, se encuentra con personajes que, como el pueblo, parecen estar en tránsito hacia la muerte.
Juan Villoro, un escritor mexicano, explicó en una conferencia de 2016 sobre el tema en el Colegio Nacional mexicano: “Los fantasmas de Rulfo no son para dar miedo, sino fantasmas en pena, ánimas que están tratando de llegar al más allá, y no llegan (…) Los fantasmas de Rulfo, al ser pobres, son fantasmas de verdad”.
Preciado busca a su padre, pero en el camino se da cuenta que está en el mismo tránsito que los personajes que se topa.
“Ha atravesado —elabora Villoro— el río de la inmoralidad y pasa la historia buscando un segundo río que le conceda la muerte, la muerte como bendición (…) Los personajes esperan no solo una muerte física, sino también una muerte que los redima moralmente”.
Una muerte, pues, entendida a la mexicana.
Pedro Páramo es, también, una novela sobre la realidad social de un país.
Julia Santibáñez, escritora y gestora cultural, explica: “Rulfo sufrió las consecuencias de la guerra y fue víctima de la economía que surgió de las guerras (…) La pobreza, la exclusión y la violencia no son solo temas que le importan, sino que vivió y que están en la novela de manera tentacular, en cada página”.
Los padres del escritor murieron cuando él tenía menos de 10 años en plena Guerra Cristera por las reformas liberales de una revolución que recién terminaba. Rulfo se crio en orfanatos, no fue a la universidad y trabajó en la burocracia del Estado y fundaciones, cargos que le permitieron viajar y ver el país de primer mano.
Volvemos con Villoro: “Rulfo plantea una historia de aquellos que han sido expulsados de la historia de los hechos. Son tan pobres, están tan desposeídos, que ni siquiera tienen derecho a que nada les suceda: no tienen propiedad, destino propio ni historia”.
Esta es una novela sobre los excluidos. Una obra sobre un país de pobres. Una realidad social que en 70 años ha cambiado, pero que en muchos sentidos sigue igual: hoy, uno de cada tres mexicanos es pobre y la desigualdad está entre las cinco más agudas del mundo.
La novela, según Villoro, “nos hace preguntarnos cuántos mexicanos están en la condición de expulsados de la historia”.
Hay expresiones de los personajes de Pedro Páramo que, aunque sea inventadas por Rulfo, parecen sacadas de la calle en cualquier rincón de México.
Santibáñez explica que Rulfo “puso el centro de gravedad en el lenguaje y creó un lenguaje que se parece al del campo, pero que no es estrictamente igual y podríamos morir pensando que es el lenguaje del campo”.
Y esa, según Villoro, fue la clave de la gran innovación lingüística de la novela, porque “toma elementos del habla popular, pero lo recrea de tal manera que el habla popular se convierte en algo más auténtico que lo que dicen los campesinos (…) Es algo incluso más auténtico que el mundo de los hechos”.
Qué puede parecer más mexicano, así no lo sean del todo, que adjetivos como “desconchinflado”, o arcaísmos como “si consintiera en mí”, o frases involuntariamente poéticas como “tú que tienes los oídos muchachos”, o enunciados redundantes como “esto prueba lo que te demuestra”.
Los mexicanos tienen expresiones, dialectos, formas que revelan parte de su idiosincrasia: van desde expresiones simples como “a poco” y “qué crees” hasta construcciones complejas como “de tocho morocho” y “nos cayó el chahuistle”.
Y Rulfo, más que hacer el ejercicio periodístico de reportar las expresiones más mexicanas, creó otras tan originales, tan mundanas, tan cercanas, que parecen sacadas de la boca de cualquier habitante de este país.
La vida de Rulfo estuvo, no precisamente por razones felices, en constante movimiento: cuando joven vivió en varias partes del diverso estado de Jalisco, pasó tiempo en Guadalajara y Ciudad de México y, ya adulto, recorrió el país como parte de sus labores como burócrata, investigador y fotógrafo aficionado.
Gracias al movimiento conoció las regiones de México, un país que tiene todo tipo de ecosistemas, pero que en su mayoría se conoce como un espacio seco, árido, caliente e inhóspito.
Dice Villoro que Comala, el pueblo donde trascurre la novela, remite el comal, esa plancha de barro sobre la cual los mexicanos han cocinado sus alimentos durante siglos, porque se trata de un lugar caliente y seco.
Famosa es esta frase de uno de los personajes: “Dicen que en Comala los que se mueren y se van al infierno regresan a Comala por su cobija”.
“Es un paisaje filtrado, indeciso, intermedio, inseguro; lo que ves está tamizado; hay nieblas, polvo, tolvaneras, humo, oscuridad, sombras que tienen eco”, explica Villoro.
Pero además de esta recreación precisa del espacio mexicano, Rulfo también hizo un análisis político sobre la tierra, que tras la revolución habría de ser distribuida equitativamente, pero la promesa se rompió.
“El reparto que hubo a consecuencia de la revolución fue terrible, porque se supone que se repartió para responder a las exigencias revolucionarias, pero luego se supo que eran arenales, tierras no cultivables como son las tierras de Comala”, señala Santibáñez.
Pedro Páramo es, también, un perfil crítico del hombre mexicano.
Un quinto elemento del retrato que hace Rulfo de México tiene que ver con la figura del patriarca en una sociedad machista: Pedro Páramo, el cacique en Comala, es padre de niños que no reconoce, revolucionario que traiciona la revolución y tirano que asesina a sus adversarios impunemente.
“No es que Rulfo tuviera una preocupación por el machismo o una mentalidad feminista, sino que identificó algo central de la personalidad del mexicano”, dice Santibáñez.
Alrededor del 40% de las familias mexicanas, según datos oficiales, carecen de una figura paterna. Eso ocurre hoy, pero viene de décadas atrás.
“Pedro Páramo es la figura del padre tiránico de la familia mexicana”, dice Villoro.
Y lo es por varias razones: porque abandona a sus hijos, porque administra el poder de manera arbitraria y traicionera y porque lleva el desamor de Susana San Juan de manera arrogante y arbitraria.
Una faceta que, en general, sigue vigente en la cultura mexicana, según Santibáñez: “Pedro Páramo bien le podría cantar a Susana una canción de Luis Miguel diciendo ‘tengo todo excepto a ti’”.
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