
México es un país lleno de tradiciones y celebraciones como el Día de Muertos, festividad que representa la cultura e identidad nacional, honra a los ancestros y fortalece los lazos familiares. Uno de los elementos más representativos de esta fecha es la flor de cempasúchil, que se encarga de adornar los altares de los mexicanos. Pero hay otro cempasúchil de origen chino que pone en riesgo la semilla mexicana.
La flor de cempasúchil tiene su origen en Mesoamérica, entre México y Centroamérica. A las flores dobles y grandes se les llama hembras, mientras que a las simples y de menor tamaño se les conoce como machos.
El Catálogo Nacional de Variedades Vegetales del Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas (SNICS) registra 35 variedades de flor de cempasúchil en México de las 58 que existen en el mundo.
De acuerdo con el ingeniero agrónomo Gael Manceras, las variedades que se encuentran en México de manera natural son consideradas como criollas; sin embargo, no son las únicas que se comercializan en el país, pues existe una semilla de origen chino que es conocida como híbrida.
El uso de la semilla proveniente de China en la siembra de tierras mexicanas, según Gael Manceras, puede traer consecuencias relevantes, como el desplazamiento de las plantas originarias de México y pérdidas millonarias para los productores mexicanos.
“Poco a poco y año con año se han ido desplazando las variedades criollas de cempasúchil que se producen en México por las que son de origen chino”, menciona el ingeniero agrónomo.
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Las principales entidades productoras de cempasúchil son Aguascalientes, Chiapas, Campeche, Coahuila, Colima, Ciudad de México, Durango, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Estado de México, Morelos, Nayarit, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tamaulipas, Tlaxcala, Oaxaca, Veracruz, Yucatán y Zacatecas.
En 2023 se produjeron 2 millones 368,200 plantas y 21,355 toneladas de flor de cempasúchil, de acuerdo con las cifras nacionales del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP).
Las flores de cempasúchil, dependiendo de las variedades, tienen diversas tonalidades de colores y combinaciones, como amarillo fuerte o claro, rojo con amarillo y hasta con blanco, además de que hay dos presentaciones, en maceta o en manojo.
Eduardo Corella, ingeniero agrónomo, menciona que el cempasúchil que normalmente se utiliza en los altares de Día de Muertos es de la especie Tagetes erecta, la cual está compuesta por un tallo con hojas alargadas y una cabeza de color naranja o amarilla “globosa”, aunque otra de las especies que también se encuentra con frecuencia es la Tagetes patula.
Una de las problemáticas a las que se ha enfrentado el cempasúchil en los últimos años es que cada vez es más común encontrarse con flores de semillas que provienen de países como China, por ejemplo, la variedad conocida como Marigold.
El caso de la semilla que proviene de China es híbrida, lo cual significa, según Eduardo Corella, que se trata de una especie de mejoramiento genético que no tiene relación con lo transgénico.
Aunque la semilla de esta planta proviene de un país extranjero, que en este caso es China, Gregorio López, comerciante de la flor de cempasúchil desde hace 14 años, refiere en entrevista con El Sabueso que esta variedad es tan mexicana como las otras, pues aunque la semilla es importada, se siembra y germina en tierras mexicanas.
“No tenemos cempasúchil chino, más bien la semilla es la que proviene de China, pero pienso que una vez que se siembra y manos mexicanas son las que la trabajan, pues ya es mexicana”, detalla Gregorio López, productor de flor de cempasúchil desde hace 14 años.
Lucía González, comerciante de cempasúchil, comenta que ella prefiere las variedades criollas, porque aunque las otras sean similares a las que nacen de semillas mexicanas, carecen del aroma tan característico de la tradición mexicana.
Pese a que todas las variedades que se comercializan en México fueron germinadas en el suelo del país, la conocida como Marigold, cuya semilla proviene de China, tiene diferencias notables con las de origen criollo.
Para Gael Manceras, una de las principales diferencias es el tamaño de la flor, que suele ser más pequeña y llega a medir entre dos y tres centímetros, mientras que las de semilla criolla pueden ser de hasta cinco centímetros, además de que con todo y “pata” pueden alcanzar hasta dos metros de altura.
Uno de los puntos clave que destaca el ingeniero agrónomo es que la semilla de China al ser híbrida no se puede reproducir, es decir, no posee semillas para plantar, mientras que las criollas tienen semillas debajo de sus pétalos, las cuales se pueden sembrar para obtener una nueva planta, aunque no todas son fértiles y requiere de cuidados para su desarrollo.
“La manera en que los productores mexicanos consiguen su semilla criolla es separando una cantidad de plantas de su cosecha anual que no se va a vender, sino que únicamente se va a ocupar para sacarles sus semillas y tener que plantar el año siguiente”.
Los ejemplares que nacen de semillas nativas tienen un color más intenso, los pétalos ya sean naranja, amarillos o rojos tienen un color muy fuerte, y los de origen chino presentan un tono más opaco.
Las variedades de semilla china se suelen comercializar en macetas, a diferencia de la mayoría de las criollas que se suele vender en mayor medida por manojos.
El aroma con tonos amargos y dulces es algo que caracteriza a las plantas nativas, pero del cual carecen las nacidas de una semilla importada. También la planta de semilla híbrida suele tener menos tiempo de vida.
El Sabueso visitó cinco puntos de venta de la planta de cempasúchil y detectó que hay diferencias en los precios; por ejemplo, las plantas de semilla importada se venden entre 15 y 30 pesos mexicanos, pero las nativas se encuentran entre 50 y 150 pesos.
En cuestión de la siembra también hay diferencias importantes entre las semillas, pues el especialista Gael Manceras detalla que las híbridas de China son una variedad que requiere menos agua y florece en menos tiempo a diferencia de alguna variedad criolla.
“Para los productores y viveristas puede ser una opción atractiva, pero sembrar esta semilla es a costa de desplazar y consecuentemente llegar incluso al punto de desaparecer algunas de las variedades nativas de México”, puntualiza Gael Manceras.
Pese a lo anterior, Gael Manceras revela que no todas las personas distinguen las diferencias entre ambas plantas, pues muchas veces se guían más por su estética o por que tenga un buen tamaño, por lo que considera que la planta de origen chino realmente está ocupando un lugar en los altares mexicanos.
El especialista Gael Manceras detalla que a nivel nacional se destinan 3,000 hectáreas de tierra para cempasúchil, para un aproximado de 16 millones de macetas y hasta 1 millón 800,000 manojos.
Sin embargo, del total de plantas que se obtienen, más del 50 % provienen de semillas importadas, lo que significa que el costo en el que los productores y comerciantes de esta planta pueden venderla es mucho menor al de una planta de semilla criolla.
Por hectárea se pueden llegar a sembrar hasta 9.9 toneladas de flor de cempasúchil, por lo que el ingeniero agrónomo calcula que anualmente se deben de obtener poco menos de 30,000 toneladas.
“Por hectárea se producen 9.9 toneladas de la flor en promedio, entonces en México producimos casi los 30,000 toneladas y al nivel del productor todas esas toneladas representan más de 90 millones de pesos; y ya cuando hablamos de distribución y hasta que llega al consumidor se convierte en aproximadamente en unos 350 millones de pesos. Pero qué va a pasar cuando se desplace la semilla criolla en su totalidad, las pérdidas van a ser millonarias, porque van a tener que vender el producto mucho más barato al tratarse de una planta que vive menos y carece de algunas características propias de la planta nativa”, advierte el especialista.
Detalla que no solamente se traduce en una pérdida económica, pues a largo plazo se puede transformar en una pérdida cultural porque los productores pueden perder los ánimos de seguir con la siembra del cempasúchil al ya no percibir ganancias significativas. De ese modo, podrían considerar sembrar algo más, con lo que la producción anual disminuiría, así como la tradición de colocar esta planta en los altares mexicanos.

Es esa zona gris entre el sueño y la vigilia, cuando nos quedamos somnolientos en un estado semiconsciente, experimentando vívidas imágenes y sonidos mentales.
La canción de los Beatles, “Yesterday”, fue escrita en lo que los psicólogos llaman “estado hipnagógico”. Es esa zona gris entre el sueño y la vigilia, cuando nos quedamos somnolientos en un estado semiconsciente, experimentando vívidas imágenes y sonidos mentales.
Al despertar una mañana a principios de 1965, Paul McCartney percibió una larga y compleja melodía sonando en su cabeza. Saltó de la cama, se sentó al piano y empezó a tocar la melodía.
Rápidamente encontró los acordes que acompañaban a la melodía y creó algunas frases de acompañamiento (como las llaman los compositores, antes de escribir la letra propiamente dicha) que encajaban con la música.
Le costaba creer que un sonido tan hermoso pudiera surgir espontáneamente, McCartney sospechó que estaba plagiando inconscientemente otra composición.
“Durante aproximadamente un mes fui a ver a gente del mundo de la música y les pregunté si la habían escuchado antes… Pensé que si nadie la reclamaba después de unas semanas, podría quedármela”, recordó. Pero resultó ser original.
Muchos grandes descubrimientos e inventos han surgido durante el estado hipnagógico.
El físico Niels Bohr ganó el Premio Nobel porque estando semiconsciente soñó que veía el núcleo del átomo, con los electrones girando a su alrededor, al igual que el sistema solar con el sol y los planetas, y así “descubrió” la estructura del átomo.
Las investigaciones han demostrado que el estado hipnagógico es un punto óptimo para la creatividad. Por ejemplo, en un estudio de 2021, los participantes en estado hipnagógico tenían tres veces más probabilidades de descubrir la “regla oculta” que podía resolver un problema matemático.
Los psicólogos asocian la creatividad con cualidades como la apertura a la experiencia y la flexibilidad cognitiva.
Otros han sugerido que la creatividad surge de la coordinación entre la red de control cognitivo del cerebro (que se encarga de la planificación y la resolución de problemas) y la red neuronal por defecto (que se asocia con la ensoñación y la divagación mental).
Sin embargo, en mi opinión, una de las teorías más importantes sobre la creatividad es una de las más antiguas, propuesta por el psicólogo británico Frederic Myers en 1881. Según Myers, las ideas y las percepciones surgen como una repentina “oleada” de una mente subliminal.
Para Myers, nuestra mente consciente es solo un pequeño segmento de nuestra mente, que incluye no solo lo que Sigmund Freud llamó el inconsciente, sino también niveles de conciencia más amplios y elevados. Las ideas pueden gestarse inconscientemente durante mucho tiempo antes de emerger a la conciencia.
Por eso, a menudo sentimos que las ideas provienen de más allá de la mente, como si nos hubieran sido regaladas. Pueden provenir de más allá de nuestra mente consciente.
El estado hipnagógico es tan creativo porque, mientras oscilamos entre el sueño y la vigilia, la mente consciente apenas está activa.
Durante un breve período, nuestros límites mentales son permeables y existe la posibilidad de que percepciones e ideas creativas fluyan desde la mente subliminal.
En un sentido más general, esta es la razón por la que la creatividad suele asociarse con la relajación y la ociosidad. Cuando nos relajamos, nuestra mente consciente suele estar menos activa. A menudo, cuando estamos ocupados, nuestra mente se llena de pensamientos que parlotean, impidiendo que fluyan las ideas creativas.
Esta también es la razón por la que la meditación está fuertemente asociada con la creatividad.
Las investigaciones demuestran que la meditación promueve cualidades creativas generales, como la apertura a la experiencia y la flexibilidad cognitiva.
Pero quizás más importante aún, la meditación aquieta y suaviza la mente consciente, de modo que somos más responsables de recibir inspiración de fuera de ella.
Como señalo en mi libro “El Salto”, esta es la razón por la que existe una fuerte conexión entre el despertar espiritual y la creatividad.
Las investigaciones han descubierto que alrededor del 80% de las personas han experimentado el estado hipnagógico, y que aproximadamente una cuarta parte de la población lo experimenta con regularidad. Es ligeramente más común en mujeres que en hombres.
Es más probable que ocurra al inicio del sueño, pero también puede ocurrir al despertar o durante el día si nos entra sueño y perdemos la consciencia normal.
¿Podemos usar el estado hipnagógico para potenciar nuestra creatividad? Ciertamente es posible permanecer en él, como probablemente sepas de las noches de los domingos.
Sin embargo, una de las dificultades es captar las ideas que surgen. En la somnolencia, puede que no sintamos el impulso de recordarlas. Es tentador decirnos antes de volver a dormirnos: “Esta idea es tan buena que se me quedará grabada”. Pero cuando nos despertamos un rato después, la idea se ha ido.
No obstante, mediante el entrenamiento mental, no hay razón por la que no podamos adquirir el hábito de registrar nuestras ideas hipnagógicas.
Lo mejor es tener un bolígrafo y papel en la mesita de noche. O, para una variante más moderna, tener el teléfono junto a la cama con la aplicación de grabación abierta.
De hecho, esta es una práctica que Paul McCartney siempre ha seguido. Incluso se entrenó para escribir en la oscuridad con este fin.
También podemos usar la técnica de la “siesta consciente” para generar ideas. Siempre que el gran inventor Thomas Edison se quedaba atascado en una solución o una idea nueva, se dejaba llevar por la inconsciencia mientras sostenía una bola de metal.
Al quedarse dormido, la bola caía al suelo y lo despertaba, momento en el que a menudo descubría que había surgido una nueva perspectiva.
En términos más generales, deberíamos usar la inactividad como una forma de cultivar la creatividad.
No pienses que la siesta o el relax son una pérdida de tiempo. Lejos de ser improductivos, pueden conducir a las ideas y percepciones más inspiradoras.
*El texto original fue publicado en inglés en The Conversation. Puedes leerlo aquí.
**Steve Taylor es profesor de Psicología de la Universidad de Leeds Beckett (Reino Unido) y es autor de varios libros sobre psicología y espiritualidad.
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