
Para entender mejor
Los atlas de riesgos constituyen un marco de referencia para la elaboración de políticas públicas, programas y estrategias de prevención y gestión de peligros como sismos, inundaciones, explosiones, derrames químicos y fallas geológicas. Sin embargo, especialistas coinciden en que se requiere capacitación, difusión y actualización para que su uso evite pérdidas humanas y materiales ante un fenómeno natural.
En México, el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) ha sido uno de los promotores del Atlas Nacional de Riesgos para tomar decisiones basadas en evidencia. Sin embargo, voces expertas señalan su actualización como una de las principales limitaciones.
“Hasta que no tengamos atlas específicos y dinámicos será difícil que logremos cubrir las necesidades de reducción de riesgos”, expresa en entrevista Naxhelli Ruiz Rivera, investigadora del Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Ruiz Rivera y Carlos Miguel Valdés González, investigador en el Instituto de Geofísica de la UNAM, coinciden en que desde hace varios años especialistas han puesto sobre la mesa cómo hacer que estos instrumentos cartográficos tengan un papel relevante en la toma de decisiones.
Para el doctor en Geofísica por la Universidad de Wisconsin-Madison, de Estados Unidos, la capacitación y difusión son clave. “Las acciones que podrían mejorar es la capacitación para que en los diferentes niveles de gobierno, la gente que sea responsable, principalmente de Protección Civil o los tomadores de decisiones, o incluso las propias personas puedan entrar al Atlas y darse cuenta de cuáles son los fenómenos que de alguna forma les pueden afectar”, explica en entrevista.

Los atlas de riesgos son instrumentos que sirven como base de conocimientos del territorio y de los peligros que pueden afectar a la población y a la infraestructura. Integran información sobre fenómenos naturales a los que está expuesta una comunidad y su entorno.
Son herramientas para hacer una mejor planeación del desarrollo y la toma de decisiones para la reducción de riesgos de desastres, según Lucrecia Torres Palomino, quien participó en la 2º Convención Nacional de Protección Civil.
Los atlas de riesgos se realizan a escala nacional, regional, estatal y municipal. “Nacional sí hay, cada uno de los 32 estados tiene su atlas estatal y ahorita hay 629 municipios que tienen atlas. Deberían tener, pero no todos tienen”, señala Naxhelli Ruiz Rivera, doctora en Estudios del Desarrollo por la University of East Anglia, de Reino Unido.
De acuerdo con el Artículo 2 de la Ley General de Protección Civil, el Atlas Nacional de Riesgos es un “sistema integral de información sobre los agentes perturbadores y daños esperados, resultado de un análisis espacial y temporal sobre la interacción entre los peligros, la vulnerabilidad y el grado de exposición de los agentes afectables”.
Si bien estas cartografías determinan zonas de riesgo, muchas veces no tienen contenido prospectivo ante los escenarios de riesgo. Simplemente deben ser tomados en consideración por las autoridades competentes, para la autorización o no de cualquier tipo de construcciones, obras de infraestructura o asentamientos humanos.
“Le pedimos muchas cosas a los atlas de riesgos que no necesariamente están diseñados para responder. Los mapas te pueden dar información de las amenazas y de las vulnerabilidades, pero no necesariamente te hablan de alguna acción que tú tengas que hacer como tomador de decisiones”, advierte la doctora Ruiz Rivera.
La Ley General de Protección Civil establece que se realice y se mantenga actualizado el Atlas Nacional de Riesgos, así como los correspondientes a las entidades federativas y municipios.
“Por la naturaleza dinámica del riesgo, deberá mantenerse como un instrumento de actualización permanente”, menciona el artículo 19.
Los especialistas consultados por El Sabueso coinciden en la importancia que cobran los atlas de riesgos municipales por ser el primer nivel de gobierno y de contacto con la población. Pero señalan su falta de actualización por diferentes motivos, entre los cuales están los presupuestales.
Carlos Miguel Valdés González señala como una limitación que los gobiernos municipales duran tres años.
“Es en realidad un tiempo muy corto; si cambian las autoridades, cambian los titulares de Protección Civil y se comienza de nuevo con un proceso en donde tienen que entender qué es lo que sucede en un municipio y qué es lo que es prioridad y después vienen estas emergencias”, agrega.
“Los atlas de riesgo, especialmente los municipales, resultan limitados respecto a la complejidad de los fenómenos físicos y sociales que se presentan en los territorios. En el caso de las zonas urbanas, se dan procesos en gran escala y con un dinamismo tal, que difícilmente quedan plasmados en un atlas de riesgos”, concuerda Ruiz Rivera.
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Los atlas de riesgos eran impresos, pero el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) creó una herramienta que permite plasmar mucha información de manera digital, combinarla y actualizarla, recuerda Carlos Miguel Valdés González.
“Todas las dependencias del Gobierno Federal tenían que proporcionar su información para plasmarla en el atlas y que pudiera utilizarse. Y una decisión que a mí me parece fundamental fue que estuviera abierto completamente al público”, comenta Valdés González.
De hecho, el Artículo 83 de la Ley General de Protección Civil establece que “el Gobierno Federal, con la participación de las entidades federativas, promoverá la creación de las bases que permitan la identificación y registro en los Atlas Nacional, de las entidades federativas y Municipales de Riesgos”.
La estructura de los atlas de riesgos está diseñada como una plataforma informática apoyada en sistemas de información geográfica y bases de datos. Por ejemplo: mapas de peligros por fenómenos naturales, mapas de susceptibilidad, inventario de bienes expuestos, inventario de vulnerabilidades y mapas y escenarios de riesgos.
En el caso del Atlas Nacional de Riesgos se consideraron los fenómenos naturales que pueden afectar una zona; el peligro asociado con los fenómenos identificados; los bienes expuestos y los diferentes niveles de vulnerabilidad considerando los recursos técnicos y humanos.
Otro aspecto a considerar fueron los usuarios del Atlas Nacional de Riesgos, que de manera práctica se clasifican en tres: funcionarios de protección civil, población en general y especialistas.
El Sistema Nacional de Información sobre Riesgos integra todos los mapas del Atlas Nacional de Riesgos, clasificados según el tema para su visualización y análisis. A través de http://www.atlasnacionalderiesgos.gob.mx/ se pueden hacer búsquedas por entidad o municipio y la ubicación de los refugios temporales, de acuerdo con la ubicación geográfica del usuario.
A su vez, las entidades deben promover que el Atlas Nacional de Riesgos sea de fácil acceso a la población. De ahí la importancia de la difusión.
“Hablar más del tema para que la sociedad esté más enterada y pueda, de alguna manera, saber qué es lo que contienen estos instrumentos y, si por alguna razón vive en un municipio que no tiene, pues que lo exija porque la información sobre riesgos te puede salvar incluso la vida”, concluye Naxhelli Ruiz Rivera.


Los esfuerzos para controlar el incendio continúan mientras los residentes esperan noticias de sus seres queridos desaparecidos.
“Cuando te acercas, el calor sube y se siente, y el humo es muy denso”, dice el estudiante Thomas Liu.
Él es una de las muchas personas que acudieron al lugar del letal incendio que arrasó gran parte del complejo de ocho edificios de viviendas Wang Fuk Court, en el distrito de Tai Po en Hong Kong.
Al menos 65 personas han muerto y hay cientos de desaparecidos en el devastador incendio que comenzó el miércoles, y se espera que esta cifra aumente.
Aún se desconoce la causa, pero tres ejecutivos de una constructora fueron arrestados bajo sospecha de homicidio involuntario relacionado con materiales inflamables, como mallas y láminas de plástico, que pudieron haber permitido la rápida propagación del fuego.
“Es un desastre”, dice Thomas sobre el incendio, y agrega que vio cómo se llevaban un cuerpo.
“Mucha gente nos envió mensajes de WhatsApp o nos llamó diciendo que todavía tenían familiares dentro o que no los encontraban”, le dijo a BBC China Mui Siu-fung, concejal del distrito de Tai Po.
Más de mil personas se vieron obligadas a evacuar la urbanización a medida que las llamas se propagaban.
Algunas se dirigieron a centros habilitados como albergues. La policía también trasladó a personas de edificios cercanos.
El incendio se estaba apagando gradualmente, pero las autoridades indicaron que desconocían cuándo se extinguiría por completo.
Se veían llamas saliendo de algunos apartamentos mientras muchas personas observaban en silencio.
Una mujer comentó que sus amigos viven dentro del edificio y que estaba esperando saber si habían logrado salir.
Harry Cheung, quien ha vivido en el edificio dos del complejo Wang Fuk Court durante más de 40 años, le dijo a Reuters que escuchó “un ruido muy fuerte” y vio cómo se desataba un incendio en un edificio cercano.
“Regresé inmediatamente a empacar mis cosas”, dijo el residente de 66 años.
“Ni siquiera sé cómo me siento ahora mismo. Solo estoy pensando dónde voy a dormir esta noche porque probablemente no podré volver a casa”.
Una mujer de unos 60 años, de apellido Kam y residente en la urbanización adyacente Kwong Fuk, le dijo al South China Morning Post (SCMP) que varios de sus amigos que vivían en el complejo Wang Fuk Court habían sido localizados, pero no todos.
Kam señaló que una de sus amigas suele dormir la siesta a diario y es posible que estuviera durmiendo cuando se declaró el incendio a las 14:51 hora local. Agregó que las hijas de la mujer aún no han podido contactarla.
Otro residente, Jason Kong, de 65 años, declaró a Reuters que un vecino lo llamó y le dijo que seguía atrapado dentro de uno de los edificios.
“Estoy devastado. Hay tantos vecinos y amigos. Ya no sé qué está pasando. Mira, todos los departamentos están en llamas. No sé qué hacer. Espero que el gobierno pueda ayudar a instalarnos después de esto”.
Una anciana que vive en uno de los bloques afectados le dijo a la BBC que no estaba en su casa cuando se declaró el incendio, pero que estaba preocupada por su departamento porque no estaba asegurado.
“Estoy muy disgustada porque ahora no tengo un hogar al que ir”, dijo.
Aunque se desconoce la causa del incendio que devastó los edificios de gran altura, la policía afirma que se encontró una malla metálica y láminas de plástico en el exterior de los edificios. Se cree que ninguno de estos materiales es resistente al fuego.
También se encontró poliestireno en las ventanas del edificio. Estos materiales podrían haber acelerado la propagación del fuego, según la policía.
Algunas personas expresaron su indignación por la magnitud del incendio y criticaron la respuesta.
“Cuando hay un incendio forestal, despliegan helicópteros y lanzan bombas de agua, pero ¿por qué no se despliegan aquí y cómo pueden dejar los edificios en llamas?”, preguntó la señoira Poon, otra residente de Wang Fuk Court, de unos 60 años.
“La comunidad está muy cerca de la estación de bomberos y pensamos que el incendio se podría extinguir pronto, pero ahora se ha propagado. Estoy muy decepcionada”, le dijo al SCMP.
Poon dijo que no había recibido instrucciones del gobierno sobre dónde buscar ayuda.
La BBC habló con algunos residentes de Tai Po que habían llevado suministros a las víctimas y a los residentes afectados, incluyendo docenas de mantas y compresas térmicas.
El jefe ejecutivo de Hong Kong, John Lee, afirmó que las dependencias gubernamentales estaban ayudando a los residentes afectados por el incendio.
Cuando se le preguntó a los residentes su opinión sobre lo ocurrido, afirmaron que “el gobierno es incompetente” y que estaban “profundamente desconsolados”.
“No queremos ver más víctimas”, dijo uno.
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