17 viajes en lo que va del año, 25 días ausente de Sonora y ocho de ellos dedicados a actividades del partido Morena. Éstas son las cifras de los viajes que ha realizado en 2023 el gobernador sonorense Alfonso Durazo, al combinar su papel como mandatario estatal con el de presidente del Consejo Nacional morenista. Esto, mientras dicho partido realizó su proceso interno para definir a su candidata en 2024.
Las imágenes en sus redes sociales, comunicados y reportes periodísticos dan cuenta de esos traslados y actividades.
Durazo realizó viajes principalmente a la Ciudad de México. Su estancia más larga fue durante la realización de la encuesta final de Morena y el proceso de conteo, con tres días en total dedicados a la militancia de su partido, del 5 al 7 de septiembre.
Apenas un par de días después, se le observó de nuevo en la capital del país. El 10 de septiembre sostuvo una reunión con Claudia Sheinbaum y el resto de los gobernadores de su partido, previo a la sesión de Consejo Nacional de Morena que se llevó a cabo el mismo día.
El viernes pasado el partido Movimiento Ciudadano presentó una denuncia en la que reclamó que los gobernadores que asistieron a la entrega del bastón de mando a Claudia Sheinbaum le aclaren al INE su agenda y sus gastos de traslado, “a fin de que esta autoridad pueda advertir si dichas personas descuidaron sus labores públicas al viajar y asistir en días y horas hábiles a eventos proselitistas partidistas en la Ciudad de México el 07 de septiembre de 2023”.
De los 11 días que van del mes, Durazo ha estado fuera de su estado cinco días. El primer viaje fue al informe de gobierno, después a la realización de la encuesta de Morena, y posteriormente al Consejo Nacional.
Entre otros viajes partidistas, está la visita que realizó a Coahuila en mayo con el propósito de apoyar la campaña del entonces candidato a la gubernatura de ese estado, Armando Guadiana.
En calidad de gobernador, estuvo presente en la conferencia mañanera del presidente López Obrador del 20 de junio, y en el quinto informe de gobierno que se llevó a cabo en Campeche el pasado 1o de septiembre.
Además, en marzo se ausentó cinco veces, siendo el mes que más viajes realizó, incluyendo una gira por Toronto y Washington.
Durante ese mes también acudió a la celebración del aniversario de la Expropiación Petrolera con el presidente López Obrador, en el Zócalo capitalino; a una reunión con Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López en Oaxaca, al llamado Tianguis Turístico en la Ciudad de México junto a Claudia Sheinbaum, y a una reunión de energías renovables, otra vez con Sheinbaum.
Activistas se han manifestado en redes sociales por la ausencia del gobernador, señalando que dedica demasiado tiempo a eventos de su partido en lugar de estar presente y atender los temas urgentes estatales.
En el lapso analizado su estado ha registrado problemáticas como altos costos por la electricidad y cobros de la CFE, y violencia hacia colectivos de buscadoras.
El sábado 9 de septiembre, cerca de 5 mil ciudadanos de Hermosillo y miembros de la Unión de Usuarios se manifestaron en las calles de la capital del estado para protestar por los crecientes costos en los recibos de la luz.
Por otro lado, las madres del colectivo Las Madres Buscan fueron atacadas entre Hermosillo y Guaymas mientras realizaban sus actividades de búsqueda.
Cecilia Flores, fundadora del colectivo, denunció en sus redes sociales que un grupo armado disparó armas de fuego en su contra durante sus labores en una fosa clandestina, y pidió a los grupos criminales permitir a los familiares continuar con esta tarea “para poder dar sepultura digna” a sus seres queridos.
Otro caso importante en Sonora es el de la detención a finales del mes pasado de un hombre al que las autoridades locales acusan por el asesinato del procurador Abel Murrieta, aunque sus familiares acusan que la detención es arbitraria y que él es inocente.
El reino árabe ha ganado peso en la escena global y mantiene cierto equilibrio entre Moscú y Kyiv.
Los gobiernos de Estados Unidos y Rusia escogieron a Arabia Saudita como sede para las cruciales conversaciones con Rusia sobre la guerra en Ucrania.
Representantes de Washington y Moscú se reúnen este martes en Riad para tratar de sentar las bases de las conversaciones de paz, confirmaron el Departamento de Estado estadounidense y el Kremlin este lunes.
Por parte de Estados Unidos participan el secretario de Estado, Marco Rubio, el asesor de seguridad nacional, Mike Waltz, y el enviado especial para Oriente Medio, Steve Witkoff.
Rusia envió a la capital saudí al ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, y a Yuri Ushakov, asesor de política exterior del presidente Vladimir Putin.
El encuentro ha generado preocupación en Ucrania y entre sus aliados europeos, que no participarán.
El gobierno de Arabia Saudita ha expresado su intención de implicarse activamente en las conversaciones de paz, no solo como país anfitrión sino con un rol más activo de mediador.
La elección de Arabia Saudita como sede del encuentro subraya hasta qué punto ha avanzado el reino en el plano diplomático en los últimos años desde que estuvo punto de convertirse en un estado paria tras el asesinato del periodista saudita Jamal Khashoggi en 2018.
Las sombras que se proyectaban sobre el país y su líder de facto, el príncipe heredero Mohammed bin Salman, parecen haberse disipado, aunque ocasionalmente se siguen planteando preocupaciones en foros internacionales sobre el historial de derechos humanos de Arabia Saudita.
En muchos frentes -y en particular en las industrias del entretenimiento y el deporte- el reino wahabita ha dedicado enormes cantidades de dinero a tratar de convertirse en un actor importante en el escenario global.
En el plano diplomático, el liderazgo saudita también ha logrado avances: durante los años de Biden, el reino redujo su dependencia de Estados Unidos como principal aliado internacional.
Los sauditas dejaron claro que perseguirían en primer lugar lo que perciben como sus intereses: entablar relaciones más estrechas con países considerados los mayores rivales de Estados Unidos, como Rusia y China.
Por otro lado, hay que destacar la posición que hasta el momento ha mantenido Arabia Saudita en el conflicto entre Rusia y Ucrania.
Riad ha preservado históricamente sus relaciones tanto con Moscú como con Kyiv, en un intento de equilibrar sus intereses geopolíticos y económicos.
En el ámbito energético, Arabia Saudita ha colaborado estrechamente con Rusia en el marco de la OPEP+, coordinando políticas de producción de petróleo para estabilizar los mercados globales.
Sin embargo, también ha mostrado apoyo a la integridad territorial de Ucrania en foros internacionales y ha participado en iniciativas humanitarias para mitigar el impacto del conflicto en la población ucraniana.
Esta dualidad en su política exterior refleja, según expertos, la estrategia saudita de posicionarse como un mediador neutral, capaz de facilitar el diálogo entre las partes en conflicto.
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha sido bien recibido por los sauditas.
Su primera visita al extranjero en su primer mandato fue a Arabia Saudita, y la naturaleza transaccional de su política exterior se ve como más propicia para el actual liderazgo saudita.
Arabia Saudita es clave en el conflicto palestino-israelí por su influencia en el mundo árabe y musulmán, y su posible normalización de relaciones con Israel, lo que podría redefinir el equilibrio geopolítico en la región.
Uno de los posibles logros que Trump querría anotar en su historial sería un acuerdo de paz entre los sauditas e Israel, que sería la culminación de los Acuerdos de Abraham que inició en su primer mandato.
La guerra en Gaza, sin embargo, se ha interpuesto en el camino y puede aumentar el precio que Arabia Saudita exija por un acuerdo de paz.
Los sauditas expresaron su contundente rechazo al plan de Trump para Gaza: expulsar a todos los palestinos y reconstruirla como un complejo turístico.
Esto ha impulsado al reino a tratar de elaborar un plan alternativo viable con otros estados árabes, que permitiría que los habitantes de Gaza permanecieran en su territorio mientras se reconstruye el enclave.
Arabia Saudita ha reiterado que no establecerá relaciones diplomáticas formales con Israel sin una solución que considere justa al conflicto palestino, insistiendo en la necesidad de un Estado palestino independiente.
El actual planteamiento de la administración Trump parece entrar en contradicción con esto, tanto en su política hacia Gaza como hacia la Cisjordania ocupada.
La forma en que se resuelva este asunto será clave para la dinámica de la evolución de la relación entre Arabia Saudita y Estados Unidos.
En todo caso, está claro que los sauditas no tienen intención de renunciar a su ambición de convertirse en un actor esencial de la diplomacia global.
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