Al menos 100 mentiras, frases engañosas o sin sustento en cinco años de gobierno, es el registro que tiene hasta ahora El Sabueso de Animal Político al verificar dichos del presidente Andrés Manuel López Obrador, ya sea en su conferencia mañanera, en informes u otros eventos o pronunciamientos.
Las mentiras han ido desde mostrar un video de un Jaguar en Brasil, asegurando falsamente que era parte de la fauna protegida en las inmediaciones del Tren Maya, hasta negar que hubiera subido la pobreza extrema durante su gobierno, aunque hay datos oficiales que indican lo contrario.
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También ha sido recurrente la narrativa de desinformación sobre órganos autónomos, el sueldo de sus integrantes y su supuesta falta de acción durante gobiernos anteriores; además, ha desinformado sobre la violencia contra las mujeres, como cuando negó que hubiera un incremento de casos durante la emergencia sanitaria de 2020, pese a que los datos demostraron lo contrario.
Respecto a la pandemia, entre sus dichos falsos estuvo el de que México era uno de los países con menos casos de COVID-19, y con menos muertes en el continente americano.
Tan solo en sus discursos de informes de gobierno y spots para promocionarlos, al contrastar en 11 notas de fact-checking sus frases con datos oficiales y otros indicadores nacionales e internacionales, se ubicaron por lo menos 47 frases que contrastan con la realidad o hacen comparaciones engañosas.
Sobre temas de salud, economía, energía y seguridad, entre otros. En este informe de 2019, por ejemplo, hizo afirmaciones falsas sobre producción petrolera e inversión extranjera, y habló de apoyos entregados por el Instituto para Devolver al Pueblo Robado, cuando en ese momento ni siquiera existía ese organismo.
Ya en diciembre de 2020, en otro de sus informes, dijo falsamente que se había eliminado el fuero para que un presidente pudiera ser juzgado “como cualquier otro mexicano”, cuando en realidad no es así. En realidad, para enjuiciar a un ex presidente primero habría que acusarlo ante el Senado, y luego esa instancia tendría que votar si acepta dicho proceso.
Otro dicho falso de López Obrador en ese informe, y que ha replicado en otros momentos en su conferencia mañanera, es que con su administración “no se han violado los derechos humanos de migrantes”, cuando la evidencia muestra que elementos de la Guardia Nacional y el INME sí han incurrido en esas agresiones.
En 2021, destacaron los dichos falsos del mandatario respecto a que “las acusaciones de que estamos militarizando al país carecen de toda lógica”, el de que con su gobierno “hay transparencia plena”, o el de que el precio del gas solo había subido “un poco por encima de la inflación”.
El año pasado, el presidente insistió en el dicho falso de que en el pasado “no se consideraba como energía limpia y renovable la producida en las plantas hidroeléctricas”, además de lanzar frases engañosas como “continuamos cuidando el medio ambiente”, mientras su administración había reducido los recursos para adaptación y efectos de la crisis climática, y en tanto aumentó los destinados a los proyectos relacionados con los hidrocarburos. Como la refinería de Dos Bocas.
Ya en 2023, el presidente desinformó en los spots del Quinto Informe de Gobierno sobre la cantidad actual de beneficiarios de Jóvenes Construyendo el Futuro, y además afirmó sin sustento que 60% habían conseguido empleo, o refiriendo que “prácticamente no hay desempleo” en el país.
Aquí puedes leer la primera y segunda entregas de verificación sobre el Quinto informe.
En sus conferencias matutinas, el presidente de México insiste en acusar a la prensa de desinformar y manipular, y para eso incluso creó una sección llamada Quién es Quién en las Mentiras. Sin embargo, El Sabueso también ha detectado desinformación en ese espacio:
Otros análisis sobre la conferencia matutina del presidente, como este elaborado por Artículo 19, refirió que al hacer solicitudes de información sobre 34 declaraciones de López Obrador entre 2019 y 2022, solo dos fueron respaldadas con información pública.
Por otro lado, en dos casos se empleó información de manera engañosa y en 20 dichos ni la Oficina de Presidencia de la República (OPR) ni otras instituciones de la Administración Pública Federal presentaron datos que permitieran comprobar la veracidad o falsedad de los dichos del presidente.
Desde hace 8 años Animal Político puso en marcha el proyecto de verificación de El Sabueso para contribuir al debate público. El Sabueso tiene una metodología de siete pasos que se inspiran en los procesos de dos de los sitios líderes en este ámbito: Politifact, en Estados Unidos, y Chequeado, en Argentina.
Dicha metodología es pública, al igual que nuestra política de correcciones, y puedes saber cómo la aplicamos en este video:
El Sabueso es un único medio de Fact-Checking en México que se ha adherido al Código de Principios de transparencia y objetividad de la Red Internacional de Verificación de Datos (International Fact-Checking Network, IFCN) del Instituto Poynter.
La diáspora libanesa en América Latina echó raíces en la región desde hace casi 150 años. Desde entonces se convirtió en una de las comunidades más prósperas.
“Ser libanés no es una nacionalidad, es un oficio”, dice un poema del escritor libanés Roda Fawaz.
Su verso transmite un sentimiento que comparten millones de personas originarias de esa nación de Medio Oriente, o descendientes de migrantes que lo hicieron a lo largo de los últimos 150 años, y que se establecieron en muchos países del mundo.
América Latina fue un destino de una buena parte de ellos. Notablemente en Brasil, con entre 8 y 10 millones de brasileños-libaneses. Pero también en el resto de los países, desde México hasta Argentina, se calcula que hay unos cuatro millones más repartidos en la región.
Entre ellos hay nombres que han logrado un lugar destacado en el mundo de los negocios, la política o la cultura. Los empresarios son tal vez los más conocidos, con apellidos como Slim (México), Jafet y Ghosh (Brasil), Char (Colombia), Menem (Argentina) o Saieh (Chile).
Y con fama internacional, Shakira o Salma Hayek o el actor Ricardo Darín dan muestra de lo lejos que han llegado las artistas de origen libanés.
La diáspora en América Latina casi triplica los 5 millones de habitantes de Líbano, país que actualmente atraviesa una crisis por la guerra entre el grupo armado Hezbolá asentado en territorio libanés y las fuerzas de Israel.
Pero el éxito de esta comunidad en América Latina no fue automático. Fue a base de lo que el historiador mexicano de origen libanés Carlos Martínez Assad llama “una migración solidaria” que los llevó a establecerse en diversos países de la región.
“Algunos estuvieron primero en Venezuela o Colombia y luego se vinieron a México. Y al revés, gente que estuvo en México terminó en otro país de América Latina. O a Estados Unidos y viceversa, primero llegaron allá y se vienen a México. Es un fenómeno de establecimiento de redes”, explica el investigador, autor de una basta colección de libros y publicaciones sobre la migración libanesa.
Pero lo que caracterizó a esta comunidad, y que los llevó a fijarse en el imaginario social, fue el comercio. Encontraron las formas y los medios para llevar productos a muchos puntos de los países que adoptaron y así establecer sus bases en la industrialización y modernización de América Latina.
El país que hoy es Líbano fue durante tres siglos (1516-1918) parte del Imperio Otomano, que dominó extensas porciones de Medio Oriente, el norte de África y la península de los Balcanes en el este de Europa.
Fue en el siglo XIX cuando la región del Monte Líbano comenzó a experimentar una época convulsa, en buena medida por la disputa por el poder político, económico y religioso entre los cristianos maronitas y los musulmanes drusos.
Los maronitas vieron cómo a partir de la década de 1840 empezó a haber escasez de alimentos y oportunidades, dice Martínez Assad. Y con el estallido de una guerra con los drusos, vinieron las primeras oleadas de emigración a partir de 1860.
“Hubo 60 años de gran inestabilidad en la región”, explica el historiador. Muchos de los maronitas se dirigieron a Europa, Asia, Oceanía y África. Pero otros también apuntaron al pujante continente americano.
La Primera Guerra Mundial, en la que el Imperio Otomano hizo alianza con las Potencias Centrales, generó una nueva oleada de emigrantes. “Los turcos reclutan a jóvenes, sin importar su religión, los agarran de la calle. Por eso mucha gente, para proteger a los hijos, los sigue enviando a otros países, como los de América”,
Eso explica en buena medida por qué la migración libanesa a América se caracterizó por la llegada de gente joven.
Se sabe que en un inicio muchos libaneses fueron llevados desde Europa a los países de la región latinoamericana con intermedio de agentes. Muchos tenían intención de llegar a EE.UU., pero fueron engañados y llevados a países como Brasil, Venezuela, Cuba o México.
Otros vieron en los países de América Latina un lugar con oportunidades.
El hecho de que los libaneses que emigraban de su país fueran cristianos, de la rama de los maronitas que practican un ritual cercano al católico, facilitó en buena medida su adaptación y aceptación cultural en los países de la región, explica Martínez Assad.
“Va a permitir el contacto mucho más amplio, incluso favorece los matrimonios, algo que no sucedió con otras comunidades, como los judíos o los asiáticos”, señala.
El territorio libanés otomano también tuvo una fuerte relación con Francia. Durante la conflictiva década de 1860, las fuerzas francesas defendieron a los maronitas y tras la Primera Guerra Mundial el territorio libanés fue un protectorado francés. Eso explica que culturalmente hubo mucho intercambio entre ambas partes.
Por ello, considera Martínez Assad, la francofilia de los libaneses les ayudó a la adaptación a otras lenguas romances, como el español y el portugués de los países de América Latina.
Ya desembarcados en América, se produjo un “fenómeno de establecimiento de redes” de libaneses que les permitió extenderse más allá de los principales puertos y ciudades.
“En Líbano hay algo que se le da mucha importancia al pasado fenicio, que aunque fue hace miles de años, queda en el inconsciente la idea de ser mercaderes. De tirarse al mar para la aventura y vivir de lo que se produce”, dice el historiador.
Los libaneses se dedicaban, en general, al comercio y la agricultura en Líbano.
Pero es esa primera actividad la que empiezan a desarrollar en América Latina. Quienes no eran comerciantes en el pasado, entienden que en países como Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador, México o Venezuela hay necesidad de establecer cadenas de distribución.
Y así es que muchos “se dan a la tarea de irse a muchos poblados”.
En Brasil se dio uno de los primeros fenómenos de los llamados “mascates” que caracterizarían a los libaneses en el continente: eran vendedores ambulantes que cargaban a cuestas una enorme caja con productos novedosos, muchos traídos del exterior, que iban vendiendo por las calles y las plazas.
Una figura que se replicó en otros países rápidamente y que llevó a los libaneses a adquirir ese perfil social de comerciantes de todo tipo de productos y novedades.
Si bien ser cristianos y adaptarse al idioma les permitió ir echando raíces en los países de la región. también enfrentaron algunas resistencias. En Sudamérica, en particular, los empezaron a llamar “turcos”, en ocasiones con un dejo despectivo, por su acento al hablar español y el hecho mismo de que vinieran del imperio dominado por Turquía.
Pero de hecho, la migración libanesa también se fundió con la de los sirios (vecinos de Líbano) que llegaron a América para probar suerte, lo que los llevó a ser puestos socialmente en el mismo grupo migrante aunque en estricto sentido fueran de origen diferente.
Aunque Martínez Assad destaca que no todas las familias de origen libanés que hoy viven en América Latina son adineradas, fueron un grupo social que tuvo cierta prosperidad a lo largo del siglo XX.
Muchos comerciantes pasaron de ser vendedores ambulantes a establecer locales comerciales. Las redes para mover mercancías ya no solo se limitaron a un nivel local o regional, sino que comenzaron a establecer agencias de importación.
Las segundas y terceras generaciones de libaneses en América Latina también tuvieron mayor acceso a la educación universitaria, lo que fue clave para las familias.
Los Slim en México, los Char en Colombia, o la Jafet en Brasil, pero también otras cuantas familias en otros países de la región, pusieron las bases de lo que hoy son grandes empresas e industrias desde la década de 1920.
Y con los negocios también abrieron la puerta de la política, desde su acceso a puestos locales hasta los nacionales. En Brasil, el país con la mayor población de origen libanés, Michel Temer es un político de origen libanés que llegó a ser presidente (2016-2018). Pero también cientos de políticos de esa comunidad han pasado por el Congreso.
Ecuador también tuvo al presidente Abdalá Bucaram (1996-1997), México a Plutarco Elías Calles (1924-1928) y Argentina a Carlos Menem (1989-1999). Dos altos funcionarios venezolanos son Tarek William Saab y Tareck El Aissami, que tienen origen sirio-libanés.
Shakira y Salma Hayek son dos de las artistas latinoamericanas que más lejos han llegado en la música y el cine, respectivamente.
También crearon fundaciones, hospitales y su comida se empezó a conocer mediante restaurantes en las principales ciudades de América Latina.
El poder político y económico, sin embargo, también ha atraído escándalos de corrupción. En México, dos miembros de la comunidad, de las familias Nacif y Kuri, estuvieron involucrados en casos de pederastia. Situaciones individuales que terminan por salpicar a toda la comunidad.
Para Martínez Assad, la prosperidad de la comunidad vino a consecuencia de la dedicación al trabajo de las primeras generaciones.
“Algo que se exalta mucho es el trabajo y yo creo que es cierto. Yo procedo de una familia que mis tíos se levantaban a las 5 am para arreglar su negocio. Pasaban todo el día la tienda. Y en la noche seguían arreglando los negocios del día siguiente”, señala.
En la actualidad, los constantes conflictos sociales y militares en Líbano en las últimas dos décadas -en especial la lucha del grupo armado chiita Hezbolá con Israel- ha sido vista con preocupación por la comunidad libanesa.
Sin embargo, Martínez Assad percibe cierta distancia, cuando menos en la comunidad mexicana cristiana maronita.
“No hay migración de vuelta ni mucho conocimiento de lo que ocurre en Líbano. La política es muy compleja de entenderla. El gobierno está conformado por grupos religiosos, de 18 religiones que hay en Líbano”, señala
Situaciones como el conflicto actual con Israel, que ha emprendido incursiones contra Hezbolá en el sur de Líbano, sin embargo, no dejan de ser “muy lamentables” para los libaneses que tienen que ver desde lejos el conflicto en el país que para sus ancestros fue su hogar y que les da identidad a miles de kilómetros de distancia.
Como escribía Fawaz: “Ser libanés es dejar Líbano pero Líbano no te abandona jamás. Ser libanés es tener un país que nunca he vivido pero es el mío”.
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