

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, presumió ante empresarios en Nuevo León que con un crecimiento económico del 5% en los últimos seis años, el país es la doceava economía del mundo, y que hoy se tienen 200 mil empleos formales más que en febrero del año pasado. Sin embargo, estos datos son engañosos.
“Incrementamos la posición de México en la economía mundial… Hoy somos la doceava economía del mundo”, mencionó la mandataria.
El crecimiento real acumulado del Producto Interno Bruto (PIB) en los últimos seis años fue de 4.77%, equivalente a un promedio anual del 0.79%, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Dicho promedio está muy por debajo del 4% de crecimiento económico anual prometido por el presidente Andrés Manuel López Obrador (2018-2024) al comienzo de su administración.
Para saber más: Sheinbaum presume “muy buenos” resultados macroeconómicos, pero el PIB y el empleo formal han ido a la baja
Y si bien tuvo que encarar la pandemia de COVID, también lo hicieron el resto de los países y, según datos del Fondo Monetario Internacional, entre 2019 y 2024 México tuvo uno de los peores desempeños económicos en América Latina, creciendo apenas por arriba de naciones como Venezuela, Haití y Argentina, que además han atravesado severas crisis políticas y económicas en los últimos años.
En contraste, en este mismo periodo países como Belice, Panamá, Guatemala, Costa Rica y Nicaragua registraron crecimientos del PIB superiores al 18%.

Por otro lado, aunque la presidenta sostiene que México es actualmente la duodécima economía mundial, datos del FMI lo ubican en la posición 13.
Además, el organismo proyecta que en 2025 el PIB de México será superado nuevamente por Australia y España —países a los que México aventajó en 2023 y 2024—, con lo que regresaría al puesto 15, el mismo que ocupó entre 2016 y 2021.

Sheinbaum mencionó también que los puestos de trabajo registrados ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) “siguen siendo históricos”. La mandataria señaló que hoy se tienen “200 mil empleos más que hace un año en el mes de febrero y se mantiene en crecimiento cada mes”.
Pero de acuerdo con datos del IMSS, de febrero de 2024 a febrero de 2025 se registró un aumento de 141 mil 121 en los puestos de trabajo, una cifra 29% inferior a la presumida por la presidenta.
Mientras que en febrero de 2024 el IMSS registró un total de 22 millones 289 mil 810 puestos de empleo formal, en febrero de 2025 reportó 22 millones 430 mil 931 empleos formales.
Por otra parte, este crecimiento anual de febrero a febrero presumido por la presidenta es el tercero más bajo de los últimos 20 años. Los otros dos periodos —enmarcados por la crisis inmobiliaria del 2008 y la crisis del Covid-19— presentaron pérdidas de 369 mil y 676 mil empleos formales, respectivamente.

Y aunque, como mencionó la presidenta, es cierto que la tasa de informalidad laboral ha disminuido en los últimos años, ésta sigue representando el mayor porcentaje de empleabilidad en México.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el 54.5% de la población continúa trabajando en la informalidad, lo que significa que carecen de prestaciones y seguridad social.
Finalmente, la mandataria presumió que la remuneración mensual promedio es de 18 mil 835 pesos mensuales. Sin embargo, omitió mencionar que esta cifra sólo se refiere al 45.5% de la población que cuenta con un empleo formal y no a la percepción media del trabajador mexicano.
De acuerdo con la ENOE, que reporta el salario de trabajadores formales como informales, la percepción media de los 59.5 millones de trabajadores en México es de 6 mil 260 pesos mensuales, una cifra que representa apenas una tercera parte de los 18 mil 835 pesos mensuales que presumió la presidenta.
Según esta encuesta, mientras los trabajadores formales reciben en promedio 8 mil 100 pesos mensuales, los trabajadores informales perciben solamente 4 mil 730 pesos.
Organizaciones como Acción Ciudadana Frente a la Pobreza han reportado que es inadecuado reportar el salario mensual promedio debido a que su utilización “crea una percepción equivocada”.
En el informe La raíz de la pobreza permanece, la organización destaca que usar el promedio es inadecuado, ya que “los salarios e ingresos altos elevan el promedio de manera desproporcionada”, y “los análisis rigurosos usan la mediana del salario, que realmente es el punto medio”.
En septiembre de 2024 Acción Ciudadana Frente a la Pobreza reportó que mientras el salario promedio de los trabajadores formales era de 17 mil 548, la mediana era de 11 mil 591 pesos mensuales, una diferencia de 5 mil 957 pesos, casi un tercio menos.
“Usar salario promedio en el análisis puede llevar a grandes errores en las conclusiones y en la toma de decisiones”, concluyó la organización.


Un concepto sencillo, nacido en la isla del Mediterráneo, puede cambiar cómo ves lo cotidiano.
“En Sicilia tenemos una palabra mágica con un sabor propio: Futtitini“, cuenta el actor italiano Giusepppe Capodicasa en un video de BBC Reel.
“No es una mala palabra, es una bendición”, declara.
Recordemos que en Sicilia se habla italiano como en el resto de Italia, pero suena distinto porque detrás hay siglos de historia trenzada en la lengua.
Antes de que el italiano se adoptara como la voz común del país, los sicilianos ya hablaban el siciliano, una lengua romance marcada por las sucesivas conquistas y dominaciones de la isla: griegos, árabes, normandos, españoles… cada uno dejó alguna huella en el acento y en las palabras.
Cuando el italiano estándar empezó a imponerse en el siglo XIX, no borró esa base, sino que se mezcló con ella.
Por eso, aunque alguien como Capodicasa, quien se identifica “100% siciliano”, habla italiano, se notan tonos, giros y palabras que vienen de esa mezcla antigua.
Futtitinni es una de esas palabras.
Una que, según Capodicasa, encierra “una filosofía de vida, una forma de concebir nuestra existencia”.
“Futtitinni… cuán hermoso suena”, dice el filósofo siciliano Pietro Briguglio, pronunciando la palabra gustosamente.
“Cuando la dices, descargas un peso que tenías y quedas ligero”.
El término está muy presente en el lenguage común pues “se presta a ser usado en muchas situaciones”, afirma Briguglio.
Podría entenderse como “no te preocupes demasiado”, “déjalo pasar”, y su sentido se mueve entre “no te amargues”, “no te enredes” -o el mexicano “no te claves”, el colombiano “no te compliques”, el caribeño “no te calientes la cabeza” o el sureño “no te hagas drama”.
Pero según Capodicasa, “es más matizado, más elegante”.
La raíz de futtitinni es el verbo siciliano futtíri, que no es particularmente elegante: es una manera vulgar de decir “copular”.
Proviene del latín futūere, que en español evolucionó como ‘follar’, esa forma coloquial para hablar de las relaciones sexuales que aún se escucha en España.
En siciliano, así como ocurrió en muchas lenguas romances con verbos de origen sexual, futtíri se ha amplió a significados figurados como engañar, fastidiar, robar o tomarse libertades, dependiendo del contexto.
De ahí que futtitinni tenga un matiz entre despreocupado y un poco irreverente, algo así como “que te importe un carajo”, pero con ese tono siciliano que lo vuelve más filosófico que agresivo.
Y es que no se trata de que nada importa, ni de eludir problemas o responsabilidades, ni siquiera de resignación.
“Futtitinni no es superficialidad”, aclara Capodicasa. “Es la capacidad de atravesar las situaciones de la vida con conciencia y ligereza”.
En ocasiones, llama a desprenderse de lo inmutable y seguir viviendo plenamente, como explica el sitio web Entendiendo a Italia.
En esos casos, sirve para para consolar un amigo ante una decepción, para sobrellevar un revés económico, o simplemente para poner en perspectiva un incidente cotidiano.
Es además una herramienta existencial, que sirve para separar lo esencial de lo superfluo, para no cargar con cada contrariedad, y priorizar lo que de verdad importa.
Futtitinni encierra una modo de enfrentar la adversidad con ligereza, dignidad e incluso humor… un sentido que los sicilianos tienen muy desarrollado.
Como notó el político y escritor romano Cicerón, ya en el siglo I a. C., los sicilianos eran “una raza inteligente, pero desconfiada y dotada de un maravilloso sentido del humor”.
“Por terrible que sea una situación, los sicilianos siempre tienen un comentario ingenioso que hacer al respecto”, añadió.
Esa cualidad los ha acompañado a lo largo de sus 3.000 años de historia, a menudo difíciles de sobrellevar.
Solo adoptando una actitud reflexiva, observa Il Italoamericano, pudieron superar la constante tentación de convertirse en figuras trágicas.
Esa actitud se expresa en esa exhortación que los sicilianos usan cuando las cosas se vuelven demasiado abrumadoras: futtitinni.
Y, aunque la palabra existe en dialecto siciliano desde hace generaciones, en los últimos años ha tenido un resurgir notable.
Competiciones de memes, camisetas con la inscripción “Futtitinni“, artículos y blogs que rescatan su significado como “pedagogía de lo esencial”.
Futtitini “no es superficialidad, sino el arte del discernimiento”, señala Francesco Mazzarella en la revista Paese.
Aclara que ese arte del discernimiento es el “que distingue entre lo urgente y lo ruidoso, entre lo que nos edifica y lo que nos consume”.
Explica que cuando un siciliano dice futtitinni, a menudo está diciendo:
“No dejes entrar en tu corazón aquello que no merece habitar allí”.
“No le des poder a quien quiere quitarte el aliento”.
Para Mazzarella, el tradicional término no sólo no ha perdido relevancia sino que, en esta época en la que todo exige atención, y “cada opinión se convierte en guerra, cada imperfección en fracaso (…), futtitinni se ha convertido en revolución”.
Invita a practicar “el buen desapego”, a despreocuparse por lo periferal y centrarse en lo realmente importante.
“¿Tu pareja te dejó?… quizás no era la ideal. ¿Perdiste tu trabajo?… tómatelo como un nuevo comienzo”, ejemplifica Capodicasa.
“Hay quienes hacen yoga, meditación, respiran con el diafragma. Hay quienes van a India a encontrarse a sí mismos”, dice Capodicasa.
“En Sicilia hacemos todo esto con una sola palabra.
“Se dice que un viejo sabio, mientras explicaba las leyes de la filosofía siciliana a un joven discípulo, en cierto momento se detuvo, lo miró a los ojos y le dijo:
“Hijo, si no puedes cambiar lo que te hace sufrir, entonces futtitinni“.
Quizás ese sabio, al pronunciar la palabra, hizo el gesto típico que suele acompañarla para enfatizar: levantando la mano de abajo hacia arriba, como arrojando las preocupaciones al aire.
La intención es distender, dejar de enfocarse en lo negativo.
“La vida te estresa… tómatela con calma.
“Atascado en el tráfico… Paciencia”…
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