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¿Récords económicos? Son engañosos estos dichos de AMLO sobre inversión extranjera y reservas internacionales
¿Récords económicos? Son engañosos estos dichos de AMLO sobre inversión extranjera y reservas internacionales
FOTO: GALO CAÑAS/CUARTOSCURO.COM
7 minutos de lectura

¿Récords económicos? Son engañosos estos dichos de AMLO sobre inversión extranjera y reservas internacionales

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Engañoso
Frase: “Récord en reservas internacionales del Banco de México”; “Récord en inversión extranjera”; “Vamos a llegar al fin del sexenio sin devaluación del peso”; “no hay necesidad […] de endeudar al país”.
Autor: Andrés Manuel López Obrador, presidente de México
Lugar y fecha: 12 y 15 de agosto, Palacio Nacional
23 de agosto, 2024
Por: Frasua Esquerra

El presidente Andrés Manuel López Obrador usó dichos engañosos sobre distintas variables macroeconómicas, afirmando que tenemos “récord en inversión extranjera” y “récord en reservas internacionales”, además de decir que llegaría “al fin del sexenio sin devaluación del peso” y que “no hay necesidad […] de endeudar al país”. 

Según cifras actualizadas de la Secretaría de Economía (SE) el mayor monto de Inversión Extranjera Directa (IED) de las últimas cuatro administraciones se logró en el año 2013 y como porcentaje del PIB en 2001. 

Asimismo, aunque es cierto que en cifras hoy se tiene el acumulado de reservas internacionales más altas de los últimos veinte años, la realidad es que éstas no dependen del gobierno federal sino de la administración del Banco de México, que es un organismo autónomo.

Y aunque actualmente el peso mexicano se ha fortalecido frente al dólar con respecto a diciembre del 2018, registros del Banco de México demuestran que desde entonces a la fecha la moneda nacional ha experimentado tanto apreciaciones como depreciaciones.

Asimismo, es falso que no exista necesidad de endeudar al país, como afirma el mandatario, pues según estima la Secretaría de Hacienda, 2024 dejará una deuda adicional de 1.9 billones de pesos y un saldo total de 17 billones, equivalente a 50.2% del PIB, el mayor porcentaje de endeudamiento registrado en este siglo.

¿Récord en inversión extranjera directa? Engañoso

El gobierno de México publicó en su cuenta de X un gráfico con el que replica dichos del presidente y asegura que “en casi seis años” han acumulado “más de 185 mil millones de dólares de inversión extranjera directa”, lo cual califican como un “récord que refleja la fortaleza y confianza del mundo en el mercado mexicano”.

En el gráfico afirman además que este acumulado corresponde a una inversión 6.3% superior en comparación con el sexenio de Enrique Peña Nieto.

Pero el gobierno realiza sus comparaciones anuales y entre gobiernos con base en las cifras originalmente publicadas —es decir, preliminares— y no con base en las cifras actualizadas.

El Sabueso consultó a la Secretaría de Economía y su área de comunicación nos comentó que en 2013 el monto es superior debido a una inversión atípica que se registró por la venta del Grupo Modelo por un monto de 20 mil 100 millones de dólares.

Aunque también precisó que “lo correcto son los datos actualizados”, ya que ellos reflejan la inversión extranjera directa que efectivamente se ha realizado, y ya no responde solo a los datos preliminares.

Si comparamos los flujos actualizados de IED que reporta trimestralmente la Secretaría de Economía, encontramos que —en los últimos veinticinco años— 2013 ha sido el año con la mayor inversión extranjera directa de la historia, y no 2023.

 

Según los datos de la SE en 2013 —primer año de gobierno de Enrique Peña Nieto— se tuvieron flujos de IED de 48 mil 354 mil millones de dólares, una cifra equivalente al 3.6% del PIB de aquel año y no 35 mil 200, como se muestra en el gráfico del gobierno federal.

Como ya mencionamos, ese año se logró esa inversión histórica debido en buena medida gracias a una inversión “atípica” lograda por la venta del Grupo Modelo por 20 mil 100 millones de dólares.

Asimismo, otro récord de IED pero ahora con respecto al porcentaje del PIB se logró en el 2001 —primer año de gobierno de Vicente Fox— en el que se tuvieron flujos de 30 mil 057 millones de dólares corrientes, equivalentes al 3.8% del PIB.

Y pese a que el gobierno federal afirma que durante la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador se ha logrado una IED 6.3% superior a la registrada con Enrique Peña Nieto, los datos actualizados que registra la Secretaría de Economía demuestran que esta frase no se sostiene.

Mientras que en lo que va del gobierno de López Obrador se ha tenido una Inversión Extranjera Directa de 199 mil 993, durante los primeros 5 años y un semestre de la administración del expresidente Enrique Peña Nieto se tuvo una IED de 203 mil 502 millones de dólares, un monto 2% superior.

Y aunque la Secretaría de Economía asegura también que “México rompe récord de Inversión Extranjera Directa (#IED) con 31 mil 096 millones de dólares […] la cifra más alta reportada en el periodo desde que se tiene registro”, nuevamente comparan la inversión extranjera directa del primer semestre de 2024 con los datos preliminares de otros años, y no con las cifras actualizadas.

De acuerdo con sus propios datos actualizados, durante el primer semestre de 2013 se registró una IED de 31 mil 590.7 millones de dólares, un monto 494.7 millones de pesos superior al que se alcanzó en 2024.

¿Récord en reservas internacionales? Engañoso

El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo en su conferencia matutina que las reservas internacionales son las más altas que ha tenido el país. Esta afirmación también la hizo el gobierno federal en su cuenta de X, con una gráfica en la que se asevera que con AMLO las reservas internacionales están “en el nivel más alto de la historia”.

Y es verdad que las reservas internacionales alcanzan hoy, de acuerdo con datos del Banco de México, 221 mil millones de dólares (mmd) corrientes, el acumulado en dólares corrientes más alto de los últimos 25 años.

Pero el economista Víctor Gómez Ayala, director de Analítica de Datos del IMCO,  comentó que la acumulación de este saldo internacional no corresponde a un logro del gobierno federal o del presidente, sino a la gestión del Banco de México, que es un órgano autónomo.

Gómez Ayala señala que “el mérito de acumulación de reservas y de gestión de los rendimientos asociados a las reservas es exclusivo del Banco de México”, un órgano autónomo, sobre el que “no tiene ninguna injerencia el presidente […] él no tiene ningún mérito en esa cifra récord”. 

El investigador destaca que la razón por la que el Banco de México ha podido acumular ese nivel de reservas “es porque prácticamente desde 2017 desarrolló mecanismos de intervención en el mercado cambiario, en conjunto con la Secretaría de Hacienda, que no hacen uso de las reservas internacionales del Banco. Eso le ha permitido sortear diferentes episodios de riesgo sin necesidad de utilizar las reservas internacionales de manera directa, por eso es que vemos la acumulación contínua”.

¿Vamos a llegar al fin del sexenio sin devaluación del peso? Engañoso

El presidente López Obrador aseguró también que llegaríamos al fin del sexenio “sin devaluación del peso”. No obstante, su afirmación es engañosa. 

Aunque es verdad que actualmente el peso mexicano tiene un mayor valor frente al dólar estadounidense que el que tenía en diciembre del 2018, desde ese entonces a la fecha la moneda nacional ha experimentado tanto apreciaciones como depreciaciones en su tipo de cambio.

De acuerdo con datos del Banco de México al inicio del 2018 el tipo de cambio era de 20.2 pesos por dólar, mientras que en agosto de este año la moneda mexicana tiene un valor de 18.7 pesos por dólar. 

Sin embargo, entre marzo y mayo del 2020 —debido a una combinación de factores como el impacto de la pandemia de COVID-19 y a una fuerte caída en los precios del petróleo— la moneda mexicana se depreció significativamente, llegando hasta los 25.1 pesos por dólar el 23 de marzo de ese año.

Luego de una lenta recuperación y tras ubicarse por debajo de los 17 pesos por dólar entre marzo y mayo de este año, el peso mexicano cotizó en 18.7 pesos por dólar al 15 de agosto.

De acuerdo con las Expectativas Mensuales del Tipo de Cambio del Banco de México, en octubre —mes en el que termina el gobierno de López Obrador y comienza el de Claudia Sheinbaum— el tipo de cambio se ubicará, como media, en los 18.58 pesos por dólar, con rango máximo de 20.08 y mínimo de 17.73. 

Asimismo, se estima que el peso siga perdiendo valor frente al dólar y que para julio del próximo año el tipo de cambio llegue —como media— a los 18.92 pesos por dólar, con un valor previsto máximo de 20.80 y mínimo de 17.50.

¿No hay necesidad de endeudar al país? Falso

López Obrador afirmó que “no hay necesidad […] de endeudar al país”. Sin embargo, dicha afirmación es falsa.

Como te contamos en esta nota, Hacienda estimó recientemente que 2024 terminará con una deuda equivalente a 5.9% del PIB, un porcentaje 0.5% superior a lo aprobado en sus Criterios Generales de Política Económica 2024

Este nuevo monto hará que el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP) —la deuda interna total acumulada— cierre 2024 por arriba de los 17 bdp, cuando el año pasado se esperaba que el SHRFSP fuera de 16.78 bdp.

Al cierre del 2024, según estima Hacienda, México tendrá nuevamente una deuda interna total récord equivalente a 50.2% del PIB. Un nivel que solo se había alcanzado en lo que va de este siglo en 2020, año en el que la deuda aumentó debido a las condiciones económicas generadas por la pandemia del Covid-19.

Hacienda también prevé un endeudamiento de 1 bdp para 2025, lo que hará que la deuda total llegue a 18.1 bdp (50.2% del PIB). Asimismo, la presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, aseguró que el presupuesto para el próximo año considera un déficit del 3% del PIB.

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Imagen BBC
¿Los niños perciben el tiempo de manera diferente? Entérate de la razón
10 minutos de lectura

Mientras crecen los niños van adquiriendo la concepción del tiempo, pero mientras lo hacen su percepción del mismo es muy distinta a la de los adultos.

11 de septiembre, 2024
Por: BBC News Mundo
0
La percepción del tiempo por parte de los niños es un tema poco estudiado. Aprender a ver cómo pasa el tiempo podría ser fundamental para tener una experiencia de vida mucho más feliz.

En mi casa nos vemos siempre absorbidos por el debate de cuándo el tiempo va más rápido o más despacio.

“Es más corto en el carro”, grita mi hijo.

“Nunca”, contesta mi hija

Pero también hay consensos: los dos están de acuerdo en que los días después de Navidad y sus cumpleaños son especialmente lentos debido a la idea de que deben esperar otros 365 días para celebrar ambas fechas.

Para ellos un año es un espacio de tiempo muy largo.

Es un sentimiento que yo recuerdo bien: las vacaciones de mitad de año llenas de meterse en el agua, caminar por el pasto recién cortado, la ropa secándose al sol.

En momentos así, el tiempo realmente parece moverse más lento.

Teresa McCormack, profesora de psicología en la Universidad de Belfast en Irlanda del Norte, cree que la relación niños y el tiempo es un campo poco estudiado.

Su trabajo ha probado que hay algo fundamentalmente diferente sobre cómo los niños procesan el tiempo, especialmente con el tema del reloj interno, que funciona a una velocidad distinta que a la de los adultos.

Pero en esto hay más preguntas que respuestas.

“Es extraño que no sepamos todavía cuándo es el momento en que los niños pueden hacer una distinción entre pasado y futuro, dado el hecho de que eso estructura la forma en que pensamos cuando somos adultos”, señala la académica.

Ella explica que a pesar de que no tenemos claro cuándo los niños entienden la sensación de estar en una línea del tiempo, sabemos que desde etapas tempranas del crecimiento, los niños entienden eventos rutinarios como las horas de comer y la de ir a acostarse.

Niña dibuja un reloj
Getty Images
La capacidad de vincular la duración con la velocidad con la que pasa el tiempo se desarrolla en la parte tardía de la infancia.

Pero McCormack aclara que esto no es lo mismo que la sensación lineal del tiempo que tenemos los adultos.

A diferencia de los niños, los adultos tienen la capacidad de pensar en puntos en el tiempo de forma independiente de cuando va a ocurrir un evento, basando su conocimiento en el sistema del calendario y la hora convencional.

La forma de llamar al tiempo

La semántica también juega un papel fundamental.

“Le toma tiempo a los niños ser competentes a la hora de usar el lenguaje temporal, como usar términos como antes, después, mañana o ayer”, explica McCormack.

Ella señala que nuestra compresión de las partes del tiempo también están basadas en cuándo se le pregunta a las personas sobre esos juicios temporales.

“¿Estás haciendo la pregunta sobre eventos que están pasando o que pasaron antes?”, cuestiona la académica.

Y añade: “Por ejemplo, el tiempo entre que mi hijo nació hasta que dejó la casa ahora parece que fue en un abrir y cerrar de ojos, pero durante el tiempo en el que había que lidiar con la crianza del niño, un solo día podía durar la eternidad”.

Estudios han encontrado que juzgar la duración y la velocidad del paso del tiempo se desarolla de forma separada en los humanos.

Los niños menores de seis años pueden percibir que tan rápido pasa una hora de clase, por ejemplo, pero su juzgamiento tiene que ver más con su estado emocional que con la propia duración de la clase.

Esos dos elementos se juntan en una etapa más tardía, cuando los niños comprenden la relación entre velocidad y duración.

Entonces ahi comienza a ser un tema de memoria.

Muchas investigaciones se enfocan en cómo nuestra experiencia del paso del tiempo depende en la manera en que nuestro cerebro acumula las memorias y captura las experiencias.

Esto es algo que ha fascinado a Zoltán Nádasdy, profesor de psicología en la Universidad Eötvös Loránd de Budapest.

Joven sostiene la mano de un anciano.
Getty Images
No se sabe con exactitud cuándo los niños tienen un concepto claro del tiempo lineal como lo tienen los adultos.

Como estudiante universitario, Nádasdy convenció a sus compañeros de llevar a cabo una investigación sobre cómo perciben el tiempo los niños y los adultos.

Él quería comprender porque el tiempo parecía dilatarse cuando había un accidente, por ejemplo. El experimento fue simple: le mostraron tanto a niños, como a adultos dos videos, cada uno de un minuto de duración, y les preguntaron cuál le parecía el más largo y cuál el más corto.

Tres décadas después, Nádasdy y su equipo decidieron repetir el experimento. Dos videos, uno de un enfrentamiento lleno de acción entre policías y ladrones y otro en el que no parecía pasar donde había gente navegando sobre un río.

El resultado fue igual.

“Para los niños entre cuatro y cinco años, el video lleno de acción les pareció más largo que el otro que era aburrido. Para la mayoría de los adultos, fue todo lo contrario”, explicó el académico.

Ellos usaron gestos con las manos para comprender si los participantes percibían el tiempo como algo horizontal, algo que fue evidente en los tres grupos investigados.

Lo que el experimento mostró, señala Nádasdy, es que en ausencia de un órgano sensorial para predecir el tiempo, los humanos usamos otras aproximaciones.

“Nuestra experiencia sensorial explícita sobre el tiempo siempre es indirecta, lo que significa que necesitamos alcanzar algo que pensamos se correlaciona con el tiempo”, explica.

“Y en psicología esto se llama heurística. Entonces, para los niños, ¿qué pueden alcanzar? Pues lo más que puedan hablar sobre ello”.

Esa aproximación tiende a cambiar una vez el niño entra al colegio, un lugar donde debe aprender sobre los conceptos de simultaneidad y tiempo absoluto.

“No nos da la sensación de tiempo, pero reemplaza esos heurísticos con otro. Cuando vas al colegio tienes que cumplir con un horario. Tu día está totalmente controlado”, añade Nádasdy

Niña se mide en una pared
Getty Images
A medida que los niños van creciendo, comprenden los conceptos del paso del tiempo en duración e intensidad.

Pero entonces McCormack añade dos factores adicionales que están en juego cuando hablamos del concepto del tiempo de los niños.

“Uno, es que su proceso de control no es el mismo que el de los adultos”, anota la académica.

“Ellos pueden ser más impacientes y puede resultarle más difícil esperar. También puede estar relacionado con su proceso de atención. Entre más atención le pongas al paso de un periodo de tiempo, más lento te va a parecer”, indica.

De acuerdo a una investigación hecha por Sylvie Droit-Volet, profesora de psicología de la Universidad Clermont Auvergne en Francia y John Wearden, profesor emérito de psicología en la Universidad de Keele en Reino Unido, lo mismo aplica para los adultos.

Ellos descubrieron que la experiencia del paso del tiempo de una persona en la vida diaria no fluctua con la edad, pero sí con su estado emocional.

Para ponerlo simple: si estás feliz, el tiempo pasa rápido. Si estás triste, el tiempo se arrastra lentamente.

Un ejemplo de esto se vio en la cuarentena durante la pandemia del covid-19, donde investigadores encontraron evidencia de que el paso lento del tiempo estaba asociado con estar más estresado, tener menos cosas para hacer y envejecer.

También es posible inducir el efecto viendo una película: las películas aterradoras pueden hacer que el tiempo parezca más largo, por ejemplo, al igual que mirar imágenes que nos repugnan.

Otras investigaciones han demostrado que las experiencias desagradables, como un viaje en un tren lleno de gente en la hora más congestionada, también parecen durar más que un viaje más tranquilo.

El cuerpo y el tiempo

A medida que envejecemos se produce un grado de deterioro físico que también podría afectar a nuestro juicio sobre el tiempo, señala Adrian Bejan, profesor de ingeniería mecánica en la Universidad de Duke en Durham, Carolina del Norte.

Bejan ha intentado explicar el enigma de nuestra percepción del tiempo por medio de una teoría que desarrolló en 1996 sobre la “física de la vida” que se ha conocido como “ley constructiva”.

“La mayor fuente de información que llega a nuestro cerebro es la visión, desde la retina hasta el cerebro”, señala Bejan.

El académico explica que a través del nervio óptico, el cerebro recibe instantáneas, como los fotogramas de una película. El cerebro se desarrolla en la infancia y está acostumbrado a recibir muchas de estas “capturas de pantalla”.

Niños escribe en un papel con un reloj al lado.
Getty Images
Al entrar en el colegio los niños van comprendiendo el concepto del tiempo debido a que están en un entorno controlado por los horarios.

“En la edad adulta, el cuerpo es mucho más grande. La distancia entre la retina y el cerebro se ha duplicado en tamaño, las vías de transmisión se han vuelto más complejas y tienen más ramificaciones. Y además, con la edad, experimentamos una degradación”, destaca.

Esto, agrega, significa que la velocidad a la que recibimos “imágenes mentales” de los estímulos de nuestros órganos sensoriales disminuye con la edad.

Y concluye que esto crea la sensación de tiempo comprimido en nuestras mentes, ya que recibimos menos imágenes mentales en una unidad de tiempo de reloj como adultos en comparación con cuando éramos niños.

Los estudios sobre los cambios neurodegenerativos relacionados con la edad sugieren que bien puede haber una asociación entre el deterioro del nervio óptico y una disminución en la velocidad a la que se procesa la información y la capacidad de la memoria de trabajo.

Una cuestión de mecánica

Pero es necesario realizar más investigaciones para comprender esto por completo.

Lo que ves que con tus ojos también puede ser importante. La percepción del tiempo puede verse afectada por las propiedades de lo que se observa: el tamaño de la escena, lo fácil que es recordarla y lo desordenada que está.

Un estudio reciente realizado por psicólogos de la Universidad George Mason en Fairfax, Virginia, descubrió que los dos primeros factores dilatan el tiempo, mientras que el desorden y lo recargada que está una escena lo contraen.

El corazón también envía una señal interoceptiva (lo que permite saber dónde está el cuerpo en el espacio) importante al cerebro sobre el paso del tiempo: nuestra percepción de cuánto dura un acontecimiento cambia con el ritmo de los latidos del corazón.

Si esto realmente desempeña un papel importante en nuestra percepción del tiempo, tal vez no sea casualidad que nuestra frecuencia cardíaca tienda a disminuir con la edad.

Nuestra frecuencia cardíaca tiende a alcanzar un pico en los meses posteriores al nacimiento, antes de disminuir lentamente a medida que envejecemos.

A muchos de nosotros nos sucede otra cosa a medida que envejecemos: se instala una rutina menos fluida y más inflexible.

Las investigaciones han demostrado que cuanto mayor es la presión del tiempo, el aburrimiento y la rutina en la vida de una persona, así como cuanto más orientada hacia el futuro está una persona en comparación con vivir en el momento, más rápido experimenta el tiempo.

Como era de esperar, lo que estamos haciendo en el presente es primordial para nuestra comprensión del tiempo, sin importar nuestra edad.

A medida que aumenta nuestra carga de trabajo mental, por ejemplo, tendemos a experimentar un acortamiento del tiempo, ya que subestimamos la duración de una tarea cuanto más exigente es.

Pensemos en un campamento de vacaciones de dos semanas lleno de diversión: puede que eso sea más memorable que todo el año escolar.

Niña al lado de un reloj de sol
Getty Images
La intensidad de lo que viven los niños también tiene que ver con el concepto del tiempo que van adquiriendo mientras crecen.

Nádasdy explica que es muy probable que esos recuerdos del campamento de vacaciones ocupen una porción mucho mayor del tejido cerebral, debido a la gran cantidad de aventuras que tuvieron lugar durante ese breve período.

“Es posible que los juicios de las personas sobre lo que realmente ocurrió durante un período de tiempo determinado reflejen en parte su memoria por la cantidad de cosas nuevas que recuerdan que sucedieron”, señala McCormack.

“Por ejemplo, si eres un adulto mayor, es posible que no hayas experimentado muchos cambios importantes en tu vida en los últimos 10 años”.

Entonces, indica el académico, cuando los haya, se quedarán en tu memoria tanto como ese campamento de verano.

Teniendo esto en cuenta, ¿es posible que los adultos ralenticen el tiempo y recuerden esos sencillos días de la infancia?

Algunas investigaciones sugieren que el ejercicio físico puede ayudar a ralentizar nuestra percepción del tiempo, por lo que simplemente ser más activo podría ayudar (aunque esforzarnos demasiado podría tener el efecto contrario, ya que la fatiga física puede acortar nuestra percepción del tiempo).

Bejan también tiene otras ideas que requieren menos esfuerzo. “Ve más despacio, oblígate a hacer cosas nuevas para salir de la rutina”, anota.

“Date el gusto de sorprenderte. Haz cosas inusuales. ¿Has oído un buen chiste? ¡Cuéntamelo! ¿Tienes una idea nueva? Haz algo. Crea algo. Di algo”, concluye.

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