El presidente Andrés Manuel López Obrador usó dichos engañosos sobre distintas variables macroeconómicas, afirmando que tenemos “récord en inversión extranjera” y “récord en reservas internacionales”, además de decir que llegaría “al fin del sexenio sin devaluación del peso” y que “no hay necesidad […] de endeudar al país”.
Según cifras actualizadas de la Secretaría de Economía (SE) el mayor monto de Inversión Extranjera Directa (IED) de las últimas cuatro administraciones se logró en el año 2013 y como porcentaje del PIB en 2001.
Asimismo, aunque es cierto que en cifras hoy se tiene el acumulado de reservas internacionales más altas de los últimos veinte años, la realidad es que éstas no dependen del gobierno federal sino de la administración del Banco de México, que es un organismo autónomo.
Y aunque actualmente el peso mexicano se ha fortalecido frente al dólar con respecto a diciembre del 2018, registros del Banco de México demuestran que desde entonces a la fecha la moneda nacional ha experimentado tanto apreciaciones como depreciaciones.
Asimismo, es falso que no exista necesidad de endeudar al país, como afirma el mandatario, pues según estima la Secretaría de Hacienda, 2024 dejará una deuda adicional de 1.9 billones de pesos y un saldo total de 17 billones, equivalente a 50.2% del PIB, el mayor porcentaje de endeudamiento registrado en este siglo.
El gobierno de México publicó en su cuenta de X un gráfico con el que replica dichos del presidente y asegura que “en casi seis años” han acumulado “más de 185 mil millones de dólares de inversión extranjera directa”, lo cual califican como un “récord que refleja la fortaleza y confianza del mundo en el mercado mexicano”.
En el gráfico afirman además que este acumulado corresponde a una inversión 6.3% superior en comparación con el sexenio de Enrique Peña Nieto.
Pero el gobierno realiza sus comparaciones anuales y entre gobiernos con base en las cifras originalmente publicadas —es decir, preliminares— y no con base en las cifras actualizadas.
El Sabueso consultó a la Secretaría de Economía y su área de comunicación nos comentó que en 2013 el monto es superior debido a una inversión atípica que se registró por la venta del Grupo Modelo por un monto de 20 mil 100 millones de dólares.
Aunque también precisó que “lo correcto son los datos actualizados”, ya que ellos reflejan la inversión extranjera directa que efectivamente se ha realizado, y ya no responde solo a los datos preliminares.
Si comparamos los flujos actualizados de IED que reporta trimestralmente la Secretaría de Economía, encontramos que —en los últimos veinticinco años— 2013 ha sido el año con la mayor inversión extranjera directa de la historia, y no 2023.
Según los datos de la SE en 2013 —primer año de gobierno de Enrique Peña Nieto— se tuvieron flujos de IED de 48 mil 354 mil millones de dólares, una cifra equivalente al 3.6% del PIB de aquel año y no 35 mil 200, como se muestra en el gráfico del gobierno federal.
Como ya mencionamos, ese año se logró esa inversión histórica debido en buena medida gracias a una inversión “atípica” lograda por la venta del Grupo Modelo por 20 mil 100 millones de dólares.
Asimismo, otro récord de IED pero ahora con respecto al porcentaje del PIB se logró en el 2001 —primer año de gobierno de Vicente Fox— en el que se tuvieron flujos de 30 mil 057 millones de dólares corrientes, equivalentes al 3.8% del PIB.
Y pese a que el gobierno federal afirma que durante la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador se ha logrado una IED 6.3% superior a la registrada con Enrique Peña Nieto, los datos actualizados que registra la Secretaría de Economía demuestran que esta frase no se sostiene.
Mientras que en lo que va del gobierno de López Obrador se ha tenido una Inversión Extranjera Directa de 199 mil 993, durante los primeros 5 años y un semestre de la administración del expresidente Enrique Peña Nieto se tuvo una IED de 203 mil 502 millones de dólares, un monto 2% superior.
Y aunque la Secretaría de Economía asegura también que “México rompe récord de Inversión Extranjera Directa (#IED) con 31 mil 096 millones de dólares […] la cifra más alta reportada en el periodo desde que se tiene registro”, nuevamente comparan la inversión extranjera directa del primer semestre de 2024 con los datos preliminares de otros años, y no con las cifras actualizadas.
De acuerdo con sus propios datos actualizados, durante el primer semestre de 2013 se registró una IED de 31 mil 590.7 millones de dólares, un monto 494.7 millones de pesos superior al que se alcanzó en 2024.
El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo en su conferencia matutina que las reservas internacionales son las más altas que ha tenido el país. Esta afirmación también la hizo el gobierno federal en su cuenta de X, con una gráfica en la que se asevera que con AMLO las reservas internacionales están “en el nivel más alto de la historia”.
Y es verdad que las reservas internacionales alcanzan hoy, de acuerdo con datos del Banco de México, 221 mil millones de dólares (mmd) corrientes, el acumulado en dólares corrientes más alto de los últimos 25 años.
Pero el economista Víctor Gómez Ayala, director de Analítica de Datos del IMCO, comentó que la acumulación de este saldo internacional no corresponde a un logro del gobierno federal o del presidente, sino a la gestión del Banco de México, que es un órgano autónomo.
Gómez Ayala señala que “el mérito de acumulación de reservas y de gestión de los rendimientos asociados a las reservas es exclusivo del Banco de México”, un órgano autónomo, sobre el que “no tiene ninguna injerencia el presidente […] él no tiene ningún mérito en esa cifra récord”.
El investigador destaca que la razón por la que el Banco de México ha podido acumular ese nivel de reservas “es porque prácticamente desde 2017 desarrolló mecanismos de intervención en el mercado cambiario, en conjunto con la Secretaría de Hacienda, que no hacen uso de las reservas internacionales del Banco. Eso le ha permitido sortear diferentes episodios de riesgo sin necesidad de utilizar las reservas internacionales de manera directa, por eso es que vemos la acumulación contínua”.
El presidente López Obrador aseguró también que llegaríamos al fin del sexenio “sin devaluación del peso”. No obstante, su afirmación es engañosa.
Aunque es verdad que actualmente el peso mexicano tiene un mayor valor frente al dólar estadounidense que el que tenía en diciembre del 2018, desde ese entonces a la fecha la moneda nacional ha experimentado tanto apreciaciones como depreciaciones en su tipo de cambio.
De acuerdo con datos del Banco de México al inicio del 2018 el tipo de cambio era de 20.2 pesos por dólar, mientras que en agosto de este año la moneda mexicana tiene un valor de 18.7 pesos por dólar.
Sin embargo, entre marzo y mayo del 2020 —debido a una combinación de factores como el impacto de la pandemia de COVID-19 y a una fuerte caída en los precios del petróleo— la moneda mexicana se depreció significativamente, llegando hasta los 25.1 pesos por dólar el 23 de marzo de ese año.
Luego de una lenta recuperación y tras ubicarse por debajo de los 17 pesos por dólar entre marzo y mayo de este año, el peso mexicano cotizó en 18.7 pesos por dólar al 15 de agosto.
De acuerdo con las Expectativas Mensuales del Tipo de Cambio del Banco de México, en octubre —mes en el que termina el gobierno de López Obrador y comienza el de Claudia Sheinbaum— el tipo de cambio se ubicará, como media, en los 18.58 pesos por dólar, con rango máximo de 20.08 y mínimo de 17.73.
Asimismo, se estima que el peso siga perdiendo valor frente al dólar y que para julio del próximo año el tipo de cambio llegue —como media— a los 18.92 pesos por dólar, con un valor previsto máximo de 20.80 y mínimo de 17.50.
López Obrador afirmó que “no hay necesidad […] de endeudar al país”. Sin embargo, dicha afirmación es falsa.
Como te contamos en esta nota, Hacienda estimó recientemente que 2024 terminará con una deuda equivalente a 5.9% del PIB, un porcentaje 0.5% superior a lo aprobado en sus Criterios Generales de Política Económica 2024.
Este nuevo monto hará que el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP) —la deuda interna total acumulada— cierre 2024 por arriba de los 17 bdp, cuando el año pasado se esperaba que el SHRFSP fuera de 16.78 bdp.
Al cierre del 2024, según estima Hacienda, México tendrá nuevamente una deuda interna total récord equivalente a 50.2% del PIB. Un nivel que solo se había alcanzado en lo que va de este siglo en 2020, año en el que la deuda aumentó debido a las condiciones económicas generadas por la pandemia del Covid-19.
Hacienda también prevé un endeudamiento de 1 bdp para 2025, lo que hará que la deuda total llegue a 18.1 bdp (50.2% del PIB). Asimismo, la presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, aseguró que el presupuesto para el próximo año considera un déficit del 3% del PIB.
En 2016 se creyó que Trump sería un problema para México y el resultado fue casi opuesto. Ahora llega un Trump más ambicioso y en México gobierna una mujer. Una coyuntura desafiante para dos países que se necesitan.
México es quizás el país más afectado en el mundo por lo que ocurre en Estados Unidos.
Las razones son de toda índole: por la frontera de 3.000 kilómetros que comparten, porque es su mayor socio comercial, porque millones de familias tienen miembros en ambos países.
Pero si es el más afectado por razones estructurales, también lo es por razones coyunturales.
Donald Trump fue elegido este martes como nuevo presidente de Estados Unidos en parte gracias a su agenda agresiva hacia México, la cual incluye altos aranceles a las importaciones desde ese país y la deportación de mexicanos indocumentados que estén en territorio estadounidense.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, quiso calmar los ánimos en su conferencia de prensa del miércoles: “No hay motivo ninguno de preocupación (…) México siempre será un país independiente y soberano. Va a haber buena relación. No competimos entre nosotros, nos complementamos (…) Hay mucha unidad y mucha fortaleza de la economía mexicana”.
Sin embargo, las señales de alarma están prendidas.
“Para Sheinbaum va a ser un desafío enorme”, dice Juan Gabriel Tokatlián, doctor en relaciones internacionales. “Si esta política de desalojar migrantes es llevada a cabo y si hace un proteccionismo a ultranza concentrado en Estados Unidos, va a ser una situación muy complicada para México”.
Estos son los cuatro ámbitos sobre los cuales va a girar la compleja relación entre México y Estados Unidos durante los próximos 4 años.
El miércoles, el peso mexicano registró su peor marca en dos años, de casi 21 pesos por dólar, debido a la victoria de Trump.
Aunque la devaluación es una tendencia normal en países emergentes tras las elecciones en la primera economía del mundo y fue en principio una caída menos drástica de lo esperado, los inversionistas extranjeros creen que las restricciones comerciales prometidas por Trump pueden afectar el desempeño de la economía mexicana.
Por varias razones.
Las remesas que los mexicanos en Estados Unidos envían cada mes a sus familiares son uno de los pilares de la economía de consumo de este país: están, según cifras oficiales, entre el segundo y tercer mayor ingreso después del turismo y las ventas del petróleo.
Esa fuente de ingresos se puede ver afectada por las deportaciones y los aranceles de Trump.
En campaña, el republicano también dijo que piensa imponer aranceles del 25% a las importaciones de México si el país no detiene el tráfico ilegal de migrantes.
También aseguró que va a sancionar el transbordo de productos chinos a través de México e imponer una tarifa de 500% a los automóviles producidos por empresas chinas en México.
Según el centro de estudios Capital Economics, un arancel del 10% a los productos importados de México significaría una reducción del 1.5% del PIB mexicano.
Durante el primer gobierno de Trump, entre 2017 y 2021, la guerra comercial con China benefició a México, ya que empresas que producían allá acercaron sus fábricas a EE.UU. radicándolas en el país latinoamericano.
Gracias a esto, el año pasado México se convirtió en el mayor importador a Estados Unidos del mundo, entre otras razones porque goza de un Tratado de Libre Comercio que facilita la importación de productos de un país a otro.
El TLCAN, asimismo firmado con Canadá, tendrá que ser ratificado en 2026 por los tres países.
Aunque en 2020 Trump accedió a firmarlo, lo más probable es que ahora lo use como mecanismo de negociación frente a dos de sus grandes obsesiones: la batalla comercial con China y la migración.
“La pregunta es qué tipo de proteccionismo quiere Trump: si es concentrado en Estados Unidos, sin contemplar a Canadá y México, o si lo hace con ellos pero evitando la triangulación con China”, explica Tokatlián.
El otro gran eje de la relación bilateral va a ser la migración.
Trump prometió deportar un millón de migrantes indocumentados al año y dijo que va a reanudar la construcción del muro fronterizo entre los dos países.
Ambas promesas son difíciles de cumplir, según expertos, porque son costosas y pueden afectar a la economía estadounidense, que en parte depende de la mano de obra migrante.
Sin embargo, con que solo una parte de la “deportación masiva” prometida se realice ya hay razones para la preocupación en México.
Se estima que 5 millones mexicanos están en Estados Unidos en situación irregular.
“México va a insistir en el diálogo y va a informar lo que ya está haciendo”, dice Yanerit Morgan, una diplomática y académica mexicana.
Para evitar los aranceles, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador accedió a detener migrantes y logró reducir el flujo de personas que ingresaba a Estados Unidos.
“Sheinbaum va a seguir con esa política, pero va a tener que fortalecer mucho la red consultar en Estados Unidos, no solo por las deportaciones, sino por el trato a los mexicanos allá”, dice Morgan.
La nueva mandataria mexicana ha insistido en que la migración transnacional debe ser atendida a través de soluciones sociales en los países de origen, una iniciativa que en principio no aparece en el manual trumpista.
A la ecuación se añade el complejo tema del tráfico ilegal de drogas.
Más de 80.000 personas murieron en Estados Unidos el año pasado por cuenta del fentanilo, un potente opioide que se produce y trafica desde México.
Trump prometió que va a bombardear los laboratorios de fentanilo en México, bloquear los puertos mexicanos que transporten sus precursores y designar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas.
Ninguna de estas iniciativas ha sido comentada por Sheinbaum, pero al menos en principio suenan como medidas que en México tocarían la sensible fibra de la injerencia.
En julio, la relación bilateral entró en crisis debido a la detención en Estados Unidos del capo mexicano Ismael “El Mayo” Zambada. La operación no fue notificada al gobierno mexicano y eso generó disgusto en el Palacio Nacional.
Aunque los dos gobiernos tendrán mandatarios nuevos cuando Trump se juramente en enero, el tema inevitablemente va a ser abordado con este antecedente y bajo la preocupación histórica mexicana, aunque marcada en este gobierno, de proteger su soberanía.
Todo lo anterior va a depender de la relación que entablen los jefes de Estado, quienes, en principio, son muy destinos: él, conservador y capitalista, ganó en parte gracias a su rechazo de lo que llama “feminismo radical”; ella, de izquierda y crítica del neoliberalismo, tiene una profunda preocupación por la causa feminista.
En los dos años y medio que AMLO y Trump coincidieron se estableció una relación cordial, pragmática, proclive a la negociación, que dejó a muchos sorprendidos por sus diferencias ideológicas.
AMLO llegó a escribir un libro titulado “Oye, Trump” en el que explicaba la importancia de los migrantes para Estados Unidos y proponía medidas no policiales para atender la migración.
Los expertos esperan que Sheinbaum mantenga el pragmatismo de su antecesor. Antes de las elecciones ella dijo en que va a trabajar con quien quiera que ganase.
“Sheinbaum tiene suficiente carácter como para tener un diálogo interesante, importante, horizontal con él. Ella llegó con un fuerte apoyo popular y eso es algo que Trump no puede negar”, dice Morgan.
La relación bilateral ha pasado por todo tipo de coyunturas difíciles. En 2016 se creyó que Trump sería un problema para México y el resultado fue casi opuesto. Ahora llega un Trump distinto, quizá más ambicioso, y en México gobierna la primer mujer presidenta, una “progresista” y “ambientalista”, que goza de un notable apoyo popular. Se viene, en todo caso, otra coyuntura desafiante.
Haz clic aquí para leer más historias de BBC News Mundo.
Suscríbete aquí a nuestro nuevo newsletter para recibir cada viernes una selección de nuestro mejor contenido de la semana.
También puedes seguirnos en YouTube, Instagram, TikTok, X, Facebook y en nuestro nuevo canal de WhatsApp, donde encontrarás noticias de última hora y nuestro mejor contenido.
Y recuerda que puedes recibir notificaciones en nuestra app. Descarga la última versión y actívalas.